Los mentideros. Puntos de encuentro social y atalayas de información


Doktorarbeit / Dissertation, 2017

609 Seiten, Note: Sobresaliente "cum laude"


Leseprobe


Índice

AGRADECIMIENTOS

ABREVIATURAS Y SIGLAS DE USO MÁS FRECUENTE

RESUMEN (ABSTRACT)

CAPÍTULO 1.- INTRODUCCIÓN
1.1. Elección del tema y grado de innovación que se pretende (justificación)
1.2. Metodología
1.3. Fuentes
1.3.1. Fuentes directas
1.3.2. Fuentes indirectas
1.4. Objetivos
1.5. Contexto base
1.5.1. Barroco español (siglo xvii)
1.5.1.1. Características históricas
1.5.1.2. Crisis económica
1.5.1.3. Crisis política
1.5.1.4. Sociedad
1.5.1.5. Cultura de la escritopesia
1.5.2. Periodicomanía siglodorista: Medios y modos de información en la corte de los Austrias
1.5.2.1. Libelos u hojas de opinión y propaganda
1.5.2.2. Canards
1.5.2.3. Avisos
1.5.2.4. Cartas
1.5.2.5. Relaciones de sucesos u hojas de noticias
1.5.2.6. Gacetas
1.5.2.7. El rumor y la conversación al aire libre

CAPÍTULO 2.- MENTIDEROS Y CULTURA POPULAR
2.1. Definición de «mentidero»: Sinopsis de la nominación
2.2. Etimología y semántica del término
2.3. Las huellas del tiempo: Mentideros como arquetipo
2.3.1. Mentideros prehistóricos
2.3.2. Mentideros en la antigua Grecia
2.3.3. Mentideros en la antigua Roma
2.3.4. Mentideros en Al-Andalus
2.3.5. Mentideros en el siglo XIV
2.3.6. Mentideros como imagen de una nueva sociedad

CAPÍTULO 3 - MENTIDEROS EN EL SIGLO DE ORO
3.1. El origen histórico-teórico de los mentideros
3.2. Mentideros oficiales en la Villa y Corte
3.2.1. Mentidero de las losas de palacio
3.2.1.1. El progenitor de la Guía de litigantes y pretendientes
3.2.2. Mentidero de representantes, el rincón favorito de los genios áulicos
3.2.2.1. El mentidero del Star System siglodorista
3.2.3. Mentidero de la puerta de Guadalajara
3.2.3.1. Mentidero de información económica
3.2.3.2. Mentidero de escribanos y premáticas
3.2.4. Mentidero de las gradas de San Felipe y sus aledaños
3.2.4.1. Mentidero de las covachuelas
3.2.4.2. Mentidero de información heterogénea
3.2.4.2.1. Mentidero de voceadores invidentes y su producción informativa:El Correo de los Ciegos
3.2.4.2.2. Mentidero de libreros
3.2.4.2.3. Mentidero de estamperos
3.2.4.2.4. Mentidero revolucionario de artistas y pintores
3.2.4.2.5. Mentidero femenino: cenáculo de ninfas de mancebía, gaceteras y vendedoras ambulantes de libros
3.2.4.2.6. Mentidero de entremetidos
3.2.4.2.7. Mentidero mágico y esotérico
3.2.4.2.8. Mentidero festivo, de juegos galantes y de chicoleos
3.2.4.2.9. Mentidero de abogados y letrados: La eclosión de los pregones
3.2.4.2.10. Mentidero de carreras de postas
3.2.4.2.11. Mentidero de soldados y retórica soldadesca de la noticia
3.2.4.2.12. Mentidero político
3.2.4.2.13. Mentidero de soplones
3.2.4.2.14. Mentidero de sucesos oscuros y de cronistas policiales
3.2.4.2.14.1. Razones de un crimen a sangre fría: Un caso con numerosos sospechosos y un solo brazo ejecutor
3.2.4.2.14.2. Escrituralidad como prueba del asesinato del conde de Villamediana: Proyección y tratamiento criminalísticos
3.2.4.2.14.3. «Mentidero de Madrid», testimonio periodístico de una época..
3.3. Otros mentideros de carácter no oficial en la metrópoli
3.3.1. Mentidero de varones ilustres
3.3.2. Mentidero de Maravillas
3.3.3. Plaza de Santa Cruz
3.3.4. Plaza de Herradores
3.3.5. La fuente de la Mariblanca, testigo de una época
3.3.6. Mentidero de las Damas y Primavera
3.3.7. Plazas de la Cebada, de los Carros y de la Paja
3.3.8. Mentidero de Carabanchel Bajo
3.3.9. El estanque central del Retiro, sus rías y sus lindes
3.3.10. Mentidero de la iglesia de Jesús
3.3.11. Iglesia de San Salvador

CAPÍTULO 4 - MENTIDEROS REGIONALES
4.1. Otros mentideros esparcidos por el territorio patrio
4.2. Mentideros castellano-manchegos
4.2.1. Beaterio de doña Brianda (Guadalajara)
4.2.2. Plaza de Zocodover (Toledo)
4.2.3. Claustro de la catedral de Toledo
4.3. Mentideros castellano-leoneses
4.3.1. Bolo de la Paciencia (Palencia)
4.3.2. Mentidero de San Andrés (Soria)
4.3.3. Fragua de Serón de Nágima (Soria)
4.3.4. Los hilandorios leoneses
4.3.5. Fuentes de San Esteban (Burgos)
4.3.6. Plaza de Santa Teresa (Ávila)
4.3.7. Crucero de Arenas (Ávila)
4.3.8. La cruz del Mentidero en Arenas de San Pedro (Ávila)
4.3.9. Soportales del mentidero de la calle de Lope Tablada (Sepúlveda)
4.4. Mentideros cántabros
4.4.1. Guantería de Santander (Cantabria)
4.5. Mentideros vascos
4.5.1. Plaza del Mentirón (Vitoria)
4.5.2. Puertos marítimos: El caso del puerto de Bilbao
4.6. Mentideros aragoneses
4.6.1. Mentidero de Sallent (Huesca)
4.6.2. Mentidero del barrio del Coso (Zaragoza)
4.7. Mentideros asturianos
4.7.1. Mentidero de Cimadevilla (Oviedo)
4.8. Mentideros navarros
4.8.1. Cruz del Mentidero en Pamplona
4.9. Mentideros gallegos
4.9.1. El Parrote y la playa de la Pescadería (La Coruña)
4.9.2. Calle Real (La Coruña)
4.10. Mentideros andaluces
4.10.1. Calle Ancha en Cádiz
4.10.2. Plaza de San Antonio (Cádiz), el golfo de las damas
4.10.3. Plaza del Mentidero en Cádiz
4.10.4. Placeta del Mentidero en Granada
4.10.5. Mentidero de Arjona (Jaén)
4.10.6. Gradas catedralicias en Sevilla
4.10.7. Plaza de San Francisco (Sevilla)
4.11. Mentideros catalanes
4.11.1. Mentideros en Barcelona
4.12. Mentideros de la Comunidad Valenciana
4.12.1. Mentideros de la plaza de Santa Catalina y la lonja de Valencia
4.13. Mentideros canarios
4.13.1. Mentidero de Santa Cruz en Las Palmas de Gran Canaria

CAPÍTULO 5 - MENTIDEROS EXTRANJEROS
5.1. Mentideros allende las fronteras
5.1.1. Mentideros ingleses
5.1.1.1. Mentideros de la catedral de San Pablo y de la Royal Exchange
5.1.1.2. Fleet Street (en Londres)
5.1.2. Mentideros de noticieros franceses
5.1.3. Mentideros italianos
5.1.3.1. Mentidero de la Ciudad Eterna
5.1.3.2. El bugiale
5.1.3.3. Bancos de Roma
5.1.3.4. La estatua de Pasquino
5.1.4. Mentideros hispanoamericanos
5.1.4.1. Las estaciones de trenes: El caso de Lobos (Argentina)
5.1.4.2. Mentidero de Tegucigalpa en Honduras
5.1.4.3. Mentidero intelectual de San Blas

CAPÍTULO 6 - LOS MENTIDEROS HOY
6.1. Mentideros y periodismo
6.2. Clasificación actual de los mentideros: Nuestra propuesta particular
6.3. La importancia de los mentideros digitales en la actualidad

CAPÍTULO 7 - INTERNET, EL CÉLEBRE MENTIDERO DEL SIGLO XXI
7.1. La cara oculta de internet como mentidero emergente
7.2. Periodismo de mentidero: Nuevas formas de comunicación en red
7.2.1. Periodismo móvil
7.2.1.1. La producción instantánea del mobile journalist (MoJo), reportero móvil (ReMo) y del solo journalist (SoJo)
7.2.2. Periodismo de mashups
7.2.3. Periodismo de datos, una rama fundamental del periodismo mashup
7.2.3.1. Del periodista de precisión (desktop journalist) al editor de datos (data delivery editor)
7.2.4. Fact checking o verificación de datos
7.2.5. Creación de encuestas y sondeos
7.2.6. Periodismo de fuentes masivas (crowdsourcing)
7.2.7. Periodismo de curación de contenidos (content curation)
7.2.7.1. Curador de contenidos (content curator)
7.2.7.2. Storify, una red social idónea para desarrollar la curación de contenidos
7.2.8. Periodismo de gran formato o story telling
7.2.9. Periodismo hi-tech
7.2.10. Periodismo viral
7.2.11. Periodismo de imagen corporativa
7.2.11.1. SEO (search engine optimizer)
7.2.11.2. CM (community manager)
7.2.11.3. CBO (chief blogging officer)
7.2.11.4. Analista de medios sociales (social media analyst)
7.2.12. Periodismo global
7.2.13. Periodismo de laboratorio
7.2.14. Fiebre e-book
7.2.15. Creatividad audiovisual en el ciberespacio
7.2.15.1. AgoraNews, la agencia de los eventos televisados en directo
7.2.15.2. Netflix
7.2.15.3. Poemógrafos y poemografías: Nuevas perspectivas de poesía visual
7.2.15.4. Slameros online y poesía urbana reivindicativa
7.2.16. Radio digital
7.2.16.1. Polivalencia y dimensión multimedia de la radio: Nuevos perfiles
7.2.16.2. Perfiles en tierra de nadie: Entre técnicos y productores
7.2.17. Crowdfunding (micropagos y donaciones de los internautas)
7.2.18. Peticiones en línea
7.2.19. Wobbing
7.2.20. Investigando sitios web
7.2.21. Edición de fotografía en línea y periodismo de elementos gráficos
7.2.22. Revolución NewsApps
7.2.23. Monitorización de redes sociales

CONCLUSIONES

ANEXOS

BIBLIOGRAFÍA

TABLAS

IMÁGENES Y FOTOGRAFÍAS

Agradecimientos

A mi familia por aguantar durante varios años las incertidumbres de un inexperto doctorando y por cuidarme tanto (ya que, sin ellos no podría haber concluido con éxito un proyecto que en principio podría parecer una tarea titánica e interminable).

Gracias a mis amigos del alma por formar parte de mi refugio espiritual e intelectual; a Manjula Balakrishnan, directora de esta tesis, por depositar su confianza en mí y por su incondicional apoyo (y es que, sin su ayuda no habría llegado al punto en el que hoy me encuentro; y sé que sencillo no ha sido el proceso, pero gracias a las ganas de transmitirme sus conocimientos y dedicación, se han conseguido importantes objetivos, como culminar el desarrollo de esta tesis con éxito).

Gracias a muchos profesores de la Universidad Alfonso X El Sabio, de la Universidad CEU San Pablo, de la Universidad Complutense de Madrid y de la Rey Juan Carlos, así como a algunos periodistas que me han ayudado a profundizar en el tema y que compartieron su tiempo conmigo, trasladándome sus amplios conocimientos.

Muchas gracias también a los gabinetes de comunicación, redacciones españolas y oficinas de turismo que respondieron a mis llamadas telefónicas o a mis emails y contribuyeron a facilitarme información local y regional valiosa para la confección de este trabajo de investigación doctoral.

Gracias a los profesores de idiomas, traducción y periodismo dedicados a investigar y a profundizar en todos los temas relacionados con la traducción, las lenguas y las ciencias sociales, así como con internet, y a mis amigos de Facebook y Twitter, donde vertí muchas de mis preocupaciones y frustraciones.

Con mucho cariño, también me gustaría hacer una mención especial a mi smartphone, tablet y portátil, que me han acompañado en muchos viajes y se han convertido en una importante herramienta de trabajo durante los últimos meses.

A todas las personas y cosas que me tendieron su mano en este difícil camino hacia uno mismo, gracias de corazón.

Abreviaturas y siglas de uso más frecuente

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Resumen

Los mentideros fueron espacios públicos, situados en lugares abiertos y estratégicos, que, durante los siglos XVI y XVII, jugaron un papel muy parecido al que hoy desempeñan los medios de comunicación.

Madrid fue el lugar donde se ubicaron los más populares —las gradas de San Felipe, la Puerta de Guadalajara, el mentidero de representantes y las losas de palacio—, y los reyes junto con los personajes más encumbrados de la corte fueron la comidilla de los comentarios que allí tenían lugar con asiduidad.

Desde entonces, existen tantos mentideros que resulta complicado saber cuál es el más importante de todos ellos. Cada tertulia, cada evento multitudinario, cada esquina, cada plaza, cada chat o red social, es un mentidero completo, en toda la acepción de la palabra, y hierve, día y noche, al tiempo que sus integrantes, engolfados en el abismo de las conjeturas, viven y sucumben ante las pericias más coloristas que allí se dan.

Como quiera que sea, los avances tecnológicos, las constantes trasformaciones del periodismo y la comunicación social en las nuevas plataformas para los lenguajes locales han generado grandes cambios, que repercuten en las formas de actuación política y social, y alteran las tradicionales rutinas del quehacer periodístico, los contenidos, producción, distribución y el consumo de información. Este escenario está marcado por la convergencia digital en sus distintas dimensiones y por la multiplicación de nuevas plataformas, herramientas y formatos de recepción, difusión e interacción en los mentideros digitales que invitan a modificar los perfiles profesionales de los periodistas y a replantear sus competencias para ejercer la profesión (entre otras: producir contenidos, lenguajes y narrativas multimedia; implementar tecnologías y redes; crear formatos informativos e interactivos acordes con las preferencias de la audiencia; y adecuarse al nuevo ecosistema comunicativo).

No debemos olvidar la proliferación de movimientos sociales en red, donde se han creado espacios que permiten la comunicación ciudadana, así como una serie de nuevas retóricas, entendidas a la manera de distintas interpretaciones de la realidad, como ya ocurría en los antiguos mentideros, y que son compartidas con el fin de promover el involucramiento en ámbitos de interés común.

Abstract

During the XVIth and XVIIth centuries, the lying corners were public open spaces where it was stablished a way of communication, which was equivalent to that developed by mass media.

Madrid excelled as a place where popular gossip corners —Gradas de San Felipe, Puerta de Guadalajara, Mentidero de Representantes and Losas de Palacio— were bound to proliferate, and where the kings and courtiers were the subjects of colourful gossips.

Today, it is pretty difficult to know which gossip shop is the most important in the city, because there is a great deal of gossiping places. Every meeting, every crowded event, a gigantic number of corners, every square, every chat or social network, is a complete gossip mill, and obviously boils, day and night, while their members, who are engulfed in the abyss of conjectures, live and succumb to the most colorful multifaceted nature that takes place in that location.

However, the technology has generated awesome alterations, which essentially affect the way of political and social action, and which alter the traditional routines of journalists, the contents, the production, the distribution and the consumption of information. This context is determined by the current digital convergence and the proliferation of new platforms, tools and formats of reception, diffusion and interaction in the digital gossip shops, which invite to modify the professional profile of journalists and also to rethink their new competences to exercise their profession (in terms of production of contents, languages and multimedia narratives; implementing technologies and networks; but creating informative and interactive formats, according to the preferences of the audience, and making them fit in a new communicative ecosystem).

That is how we should not forget the proliferation of social movements in the network, where different spaces have been created to allow the citizen communication, as well as a new rhetoric, understood in the line of different interpretations of the grim reality, obviously shared in depth, as it happened in the Golden Age to promote human involvement in areas of common interest.

Capítulo 1 Introducción

1.1. Elección del tema y grado de innovación que se pretende (justificación)

¿Por qué tantas obras escritas en castellano, y que hoy consideramos clásicas, tienen que ver, desde las postrimerías del siglo XVII, con el humor y, en particular, con un humor grotesco? ¿Cómo se puede entender el Barroco (producto de un régimen de oficialidad) desde la exuberancia de la llamada cultura popular, que parece exceder y desafiar los límites que impone esta categoría historiográfica? ¿Qué función desempeña la cultura popular en el desarrollo de la ideología barroca? ¿Cuál es la frontera entre lo burlesco y lo satírico, es decir, entre burlas y veras, en un momento en el que esta distinción se convierte en algo brumoso, cuando no esquivo, a la demanda de una formulación teórica que todavía hoy sigue siendo objeto de debate?

En el presente trabajo de investigación doctoral se responderán estas y otras preguntas, recurriendo al análisis de un caso muy particular: el estudio de unas controversias muy concretas en torno al fenómeno de los mentideros, delimitadas por las personas que participaron en ellas, allá por los años en que tuvieron lugar, así como por los temas tratados.

Y es que, esta tesis tiene como objetivo explorar la relación entre formas de comunicación modernas y cultura barroca a través del estudio de formas de conocimiento y representación de la realidad, tomando como hilo conductor el fenómeno mentidero (o sea, nos gustaría investigar prácticas como el coleccionismo de curiosidades y su relación con la generación y circulación de conocimientos y de noticias).

De manera inversa, y quizá inevitablemente, los mentideros se convertirán en el centro de este trabajo, que tratará de emprender un camino de regreso, explorando las diversas y profundas contradicciones subyacentes a la producción informativa de una especie de periodismo urbano, en el escenario en que estas preguntas se pueden plantear y, eventualmente, responder.

Por eso, una vez analizadas las premisas generales del cambio de mentalidad que operó durante el Barroco español (capítulo 1), los siguientes apartados (capítulos 2 y 3) se ocuparán de dos foros completamente diferenciados, pero, al mismo tiempo, interconectados entre sí, para dar pie al estudio de la sátira o la literatura de befatores (a modo de jácaras de sucesos1 o columnas de opinión) en el reinado de los últimos Austrias (analizando los entresijos de una corte que se estaba yendo a pique y desvelando paralelamente los secretos que se murmuraban en cenáculos y mentideros, para evitar ser controlados por el poder dominante o sus acólitos).

De hecho, cuando por ejemplo se produjo el asesinato de Juan de Tassis y Peralta, II conde de Villamediana, y ascendió al poder su máximo rival político, el conde-duque de Olivares, tanto el género de la sátira como las estructuras de la corte y los mentideros eran ya cuestiones muy maduras, aunque, paradójicamente, de reciente creación; y no es que cambiaran mucho desde entonces, logrando que los epigramas, la sátira, el vejamen y otra serie de géneros no desapareciesen del panorama cultural con el paso de los años y fueran perfeccionándose.

Por eso, el punto de partida, más que una hipótesis, ha sido un reto: demostrar que la cultura del escarnio y las murmuraciones de mentidero destacaron como un género matriz que pudo dar forma al periodismo urbano y a la protoliteratura de befatores, lo cual no ha resultado nada fácil.

Recordemos que la información de aquel momento (cualquiera que fuera el soporte de transmisión utilizado) pretendía abordar todo lo relacionado con la crisis de la monarquía de los últimos Habsburgo y su gobierno, a través de un linaje de profesionales liberales u hombres de letras, que vivieron, en primera persona, un macabro magnicidio, como el de Juan de Tassis y Peralta; y todos ellos, casi sin excepción, quisieron esclarecerlo con sus opiniones, formando la más famosa colección de epitafios a la muerte de un personaje reputado, a modo de información periodística y acicate de mentidero.

Con todo, sabemos que en la actualidad la sátira no es el género más importante del período del conde-duque de Olivares, pero, en este caso, tuvo una importante relevancia; y somos además conscientes de que Quevedo, Lope de Vega, Góngora u otros poetas no fueron los autores más representativos de este género; por eso, fue necesario encontrar los campos más adecuados y los conocimientos necesarios, que nos permitieran reconstruir el papel que la protocolección informativa del asesinato de

Villamediana jugó en la formación de la figura de un Olivares tenebroso, un rey manipulado e hipnotizado y una víctima aclamada, como lo era Villamediana (capítulo 3).

Pero, permítannos hacer la siguiente defensa: una hipótesis requiere, para ser planteada satisfactoriamente, un campo o mesa de operaciones ya dispuesta. En otros trabajos de investigación, esa mesa de operaciones suele venir dada por la disciplina académica. Ésta es la que propone los problemas y la que señala cuáles pueden ser las fuentes, los cauces y los métodos que permiten resolverlos.

No obstante, nuestro estudio está a caballo entre varias disciplinas —la historia del periodismo (capítulos 2, 3, 4 y 5), la literatura y las TICE (capítulos 6 y 7)— que, pese a sus similitudes profundas y superficiales, junto con los recientes esfuerzos por vincularlas, se encuentran todavía muy alejadas.

Con todo, pensamos que son pocas las personas que han planteado un tipo de análisis como el que en este trabajo pretendemos exponer (y probablemente si los resultados convencen, quizá podrían surgir en el futuro otras personas interesadas en este tema).

Nuestra intención no es en ningún caso crear una nueva disciplina, a medio camino entre la historia, el periodismo y la literatura, que se pueda solapar con las existentes, y que pueda generar los mismos problemas de anquilosamiento que las antiguas disciplinas.

Además, sabemos que situándonos en la vasta tierra de nadie que existe entre estas disciplinas, y participando en todas a la vez o faltándonos tiempo para convertirnos en expertos en cualquiera de ellas, corremos el riesgo de recibir ataques por parte de los expertos por inmiscuirnos en sus asuntos y en sus problemas, sin lograr magisterio en ninguna de ellas. Pero, también somos conscientes —o al menos esperamos poder demostrarlo con nuestros planteamientos— que la posición anfibia genera nuevos conocimientos y permite mirar de un modo inusual viejos paradigmas o encontrar problemas nuevos, donde todo parecía estar aparentemente resuelto.

Esta tesis puede parecer, en algunos momentos, una excavación arqueológica a medio acabar, donde cada estrato, parcialmente excavado, contiene restos de una naturaleza particular, vagamente vinculada a los del resto.

La razón de ser de este aspecto es que a lo largo de las diferentes partes de este estudio, hemos tenido que ir respondiendo a diversas preguntas, que han sido cruciales en algún momento de la investigación que se ha desarrollado durante varios años.

El resultado final no habría sido posible sin realizar estas indagaciones. De hecho, sin esas investigaciones previas, no se habría podido comprender ni la naturaleza ni el funcionamiento del periodismo de plaza o de mentidero.

No hemos querido borrar pues, las huellas de ese trabajo, y por el contrario, deseamos que —al menos en esta tesis— se vean, porque son una parte fundamental de un proyecto y un programa que consiste en tomarse en serio —como periodista, filólogo y graduado en Educación— los problemas del campo literario, de las Ciencias Sociales y de los problemas históricos.

Sin todo este material, el presente trabajo parecería un juego de prestidigitación, que, quizá, para un manual de Historia pudiera ser un auténtico mérito y un alivio para sus lectores; pero, no lo es tanto para una tesis doctoral, cuyo género es distinto, y cuyos receptores emprenden su lectura con criterios e intenciones diferentes que las que se tienen cuando se lee un libro (juzgar el mérito y la capacidad del investigador, y no exclusivamente el resultado de su obra).

Por todas estas razones, hemos permitido que se vean las costuras, las imperfecciones, los defectos del trabajo... y, en términos generales, nuestro objetivo ha consistido en mostrar que la escritura —vulgar o no— afectó e interfirió en el desarrollo histórico del Siglo de Oro español, y los caminos por los que lo hizo.

Y conscientes de que este proyecto sólo tendría sentido si lograse relacionar las obras maestras del pasado, mostrando su vigencia, con las del presente y las del presente con aquellas que todavía están por venir, intentaremos actualizar y complementar el material aportado por algunos gurús de las TICE con un capítulo dedicado a internet como nuevo mentidero, en la sociedad del siglo XXI (capitulo 7).

Es decir que, no sólo asentaremos las bases teóricas en el Siglo de Oro, sino que estudiaremos nuevas vías de intertextualidad, homenaje, imitación, pastiche, pervivencia e incluso disidencia (literaria, musical, cinematográfica o digital) en los textos de hoy, como posible comparación a lo que se forjó en los mentideros tradicionales.

1.2. Metodología

Las principales dificultades para adentrarse en la senda de la investigación que se ha emprendido radican en la carencia de trabajos dedicados a esta temática (es decir, a los mentideros), pero, también, en la opacidad de las manifestaciones que corporifican la concepción y degradación de estos hontanares informativos.

No obstante, son circunstancias a las que no tendría ningún sentido sustraerse. Por eso, es indispensable aplicar las exigencias metodológicas a las características concretas del objeto investigado en función del tratamiento hasta ahora seguido. Además, según arguye Marqués Pascual (2012: 43), «cuando se realiza un trabajo de investigación se suele emplear una metodología propia, ya que en Ciencias Sociales, la variedad temática, las distintas dimensiones a las que nos enfrentamos y los enfoques que pueden ser analizados son casi ilimitados, y por eso se requieren técnicas ad hoc en función de cada momento».

Por eso, la insuficiencia de fuentes, en las que precisamente este tema aparece atomizado y disperso, requiere, para llegar a detectarlas, una auscultación atenta de obras de distinta naturaleza donde, por la significación de autores, materias y enfoques, sea presumible, coherentemente, la existencia de algún punto de interés.

Y es que, para acometer la tarea de sacar a la luz el pasado periodístico español se precisa una paciente labor de ir asentando bases. Y uno de los cometidos que deben realizarse es la confección de un apartado bibliográfico, que ayude a clarificar qué es lo que sabemos y cuáles son los campos aún desconocidos.

El hallazgo de antecedentes e ideas con algún aporte válido permite un acopio minucioso, ordenado y progresivo de datos para efectuar una especie de labor de orfebrería. Así, una lectura comprensiva, junto con la recogida de bibliografía sobre el tema de estudio (literature review) resulta indispensable.

Pero, independientemente de todo esto, la organización investigadora con los parámetros del trabajo de campo, obtiene los rendimientos derivados del proceso de recogida de datos y materiales primarios buscados.

Y para efectuar un sondeo profundo, son integradas líneas interdisciplinares y otras transdisciplinares2, que se entrecruzan o resultan tangenciales, al formar parte del sentido de plenitud que informa a la ciencia, vivificando la autonomía de sus ramas en el tronco común.

Además, se ha ajustado el lenguaje a la claridad expositiva, conjugándolo con el rigor, especialmente exigente cuando el discurso se aproximaba a razonamientos deductivos o inductivos, para extraer las consecuencias pertinentes.

Y también se ha considerado esencial profundizar en la búsqueda de antecedentes históricos, repasando cuidadosamente la extensión de lo que debe entenderse como prensa, examinando las manifestaciones de los mentideros como referente para los contenidos naturales de la producción informativa, estableciendo la existencia de un déficit informativo en los medios de comunicación social que permite otras aportaciones, y recurriendo al trabajo de campo para obtener y realizar un estudio lo más completo posible sobre los mentideros españoles y foráneos, con mayor detenimiento en los primeros.

La casuística (o razonamiento basado en casos) de este fenómeno como categoría también se puede hallar en la riqueza de sus manifestaciones, pidiendo estudios monográficos que ayuden básicamente a articular visiones amplias y sistematizadas.

Aquí, sería necesario entrar en los dominios de supuestos con esa connotación porque, en la estricta legalidad o fuera de ella, la prensa utiliza recurrentemente determinados contenidos de un signo particular, y que, desde luego, por su parecido, forman parte o guardan una relación estrecha con los materiales de los que se nutre la producción informativa de los mentideros.

Si partimos del supuesto de que los cenáculos al aire libre forman parte de la realidad periodística, también se estima susceptible de prueba que no responden a una oportunidad transitoria, sino que responden a una demanda sostenida en el tiempo.

El carácter polifónico y circunstancial de la otra cara de la información, tan común en cenáculos a la intemperie, así como el atractivo para la curiosidad de quienes se interesan por lo actual, convierten los mentideros en un venero periodístico.

Como quiera que sea, la armonización metodológica ha concertado la diversidad siguiente:

- Una atención ininterrumpida con el fin de detectar la existencia e incidencias de mentideros patrios y foráneos. Para esto, se ha mantenido una actitud permanente de contacto, cuando ha sido posible, y, en todo caso, gestiones de aproximación y seguimiento de las huellas que pudieran aportar información sobre cualquier mentidero reconocido, en España o en el extranjero (observación directa).

Asimismo, el estudio de ejemplares de miles de títulos nos ha permitido conocer características particulares y comunes de los mentideros; y, puntualmente, la comunicación directa con especialistas en turismo, historia, comunicación y periodismo, editores y responsables de redacción, etc., ha provisto de nuevos elementos de juicio un tema poco estudiado; e incluso cuando las barreras interpuestas frustraron algún intento, la experiencia fue ilustrativa.

No obstante, ha sido indispensable un amplio y paciente trabajo de campo —utilizando emails (CAWI), llamadas telefónicas (CATI), conversaciones directas (CAPI) y relaciones múltiples— para obtener algún tipo de información sobre los mentideros —poco asequible en general— o las consultas de colecciones manuscritas, casi nunca al alcance de posibles interesados.

Y hasta encontrar ejemplares y datos de 88 mentideros en el pasado o en nuestro tiempo, que pudieran constituir un conjunto significativo (técnica cuantitativa), esta labor ha exigido tenacidad y una dedicación de tiempo sin tasa.

- De hecho, una extensa batida bibliográfica también ha sido imprescindible, no sólo para arrojar luz directa sobre la identidad individualizadora de los mentideros, sino para situarlos en el ámbito del periodismo y en el campo de la comunicación.

Y como en cualquier tema prácticamente yermo en cuanto a tratamiento científico, ha resultado bastante ardua la tarea de allegar materiales interpretativos e intelectualmente elaborados. Por eso, no podían faltar diferentes elementos fragmentarios obtenidos a base del examen y verificación de una amplia bibliografía, en la cual pudiera suponerse que figuraban pasajes o alusiones con aportaciones válidas (construcción de redes neuronales artificiales), y no exclusivamente florilegios.

Y es que, el corpus de esta tesis ha exigido un tratamiento de conceptos, hechos y situaciones relacionadas con la reserva y la transparencia, así como con una serie de implicaciones jurídicas, sociológicas, políticas, éticas y de interrelación general (técnica cualitativa). Esto, de por sí, nos ha hecho recurrir a obras de distinta índole (e.g. legales, literarias, etc.) y a derivar en ocasiones en libros de muy diversa temática, sin eludir los de memorias de ciertos personajes o novelas costumbristas3.

Y por lo que se refiere al mundo de la comunicación social habían de precisarse obras con planteamientos generales y teóricos, pero también sobre historia de los medios informativos y de la opinión pública, su estructura, su significación y funcionamiento en la vida pública, así como con elementos periodísticos relevantes, desde el propio ámbito terminológico hasta el definitorio.

La investigación, en consecuencia, era necesario plantearla, sin escatimar tiempo para ir paso a paso, en la selección de autores, títulos y aportaciones de los mismos en cada caso concreto. Tanto las bibliotecas universitarias de diferentes facultades de Ciencias de la Información como la BNE, las hemerotecas regionales, el AHN o la BR, entre otras, han facilitado, en extensas sesiones, la posibilidad de efectuar consultas de base y complementarias.

Además, para efectuar esta investigación, en la BNE, fue exigida, por ejemplo, la presentación de una memoria donde debían ser incluidos algunos títulos de obras a consultar, así como temas y autores sin reducción a un título concreto, con lo cual quedaban abiertas posibilidades indeterminadas. Más amplias aún por las imprevisibles exigencias de otras necesidades surgidas sobre la marcha, al encontrar cuestiones de las que emanasen otras pesquisas necesarias.

La doctora y profesora en el Departamento de Inglés de la Universidad Francisco de Vitoria, doña Manjula Balakrishnan —directora de esta tesis—, dio respaldo oficial a esta labor investigadora para que fuera autorizada en aquel centro bibliográfico nacional.

Por otro lado, se han utilizado textos legales, discursos, ponencias y comunicaciones presentadas en foros nacionales e internacionales, así como algunos documentos escritos, no impresos, sin soslayar la documentación audiovisual.

Y aparte, se ha recurrido a fondos tanto de la HMM como de la HN, para buscar apoyo en un amplio abanico de publicaciones periódicas. Su periodicidad, lugar de edición y significación presentan una fama muy extensa, y entre tanto se ha buscado la frontera con la prensa alternativa y la prensa clandestina.

- Posiblemente, la labor profesional del autor, realizada parcialmente durante varios años en el sector académico y periodístico, ha influido, desde la elección del tema, en el desarrollo del mismo, sin que exigiera mantener ideas preconcebidas, que fueron modificadas o reformadas cuando los elementos de hecho y la reflexión lo determinaron. Pero, en gran medida, orientaba esta labor y matizaba el manejo de elementos —salvo evidencias surgidas con carácter de novedad— un fondo de experiencia en cargos de responsabilidad. Y también un lustro compartido, día tras día, con la elaboración de un dosier sobre algunos mentideros invisibles, sin contar etapas de colaboraciones esporádicas en otros proyectos.

De hecho, los conocimientos adquiridos se han completado con la asistencia a congresos y encuentros relacionados con la temática de los MS y los nuevos medios, como han sido diferentes encuentros internacionales en información y comunicación (de donde se deriva, por ejemplo, la publicación: Alguacil Sánchez, S. M. (2015): «El itinerario de las noticias: De las pinturas rupestres al periodismo digital». Aplicaciones actuales de la comunicación e interacción digitales (edición coordinada por Eva Aladro Vico & Graciela Padilla Castillo). Madrid: Foro XXI & ACCI; pp. 21-50).

Así es como germinó, en definitiva, la reflexión subsiguiente, que vincula el interés científico del autor por investigar qué significan, a qué responden y qué aportan los mentideros en el campo de la comunicación.

La sensibilización, en este sentido, está en la base de una apertura permanente a cuanto guarda relación, inmediata o mediata, con esta materia.

De esa actitud surgen las ideas motrices para promover una acción permanente de captación de cuanto alimente el tema y ayude a meditar sobre su problemática. La panoplia de la metodología permite, mediante la elección congruente para cada caso, verificar hipótesis de partida, e igualmente, refutar planteamientos contradictorios encontrados en el itinerario de esta tesis, que aconseja el desarrollo del enunciado.

Es necesario cosechar, con la utilización de los elementos germinales adecuados, unos logros de conceptuación, diferenciación y sistematización que sean concluyentes. Y, en cierta manera, basándonos en las apreciaciones que propone Kothari (2004: 9) respecto a una metodología estándar, pensamos que se han seguido las distintas etapas del proceso que debería tener cualquier investigación:

- Formular el problema de investigación.
- Repasar los conceptos y la teoría relacionada con el tema.
- Desarrollar una hipótesis.
- Preparar un diseño de investigación.
- Determinar un ejemplo de diseño.
- Recoger los datos.
- Ejecución del proyecto.
- Análisis de los datos recabados.
- Testar las hipótesis.
- Generalización e interpretación.
- Preparación del informe y presentación de los resultados con las conclusiones alcanzadas.

Y, a partir de los planteamientos metodológicos expuestos, imbuidos, sin duda, en el rigor y la aplicación formal de principios de racionalidad rigurosa, los resultados quedan plasmados en el desarrollo que las siguientes páginas recogen.

1.3. Fuentes

Para confeccionar esta tesis4 ha sido necesario buscar, analizar, interpretar y transcribir abundante documentación.

La mayor parte de la información utilizada en este trabajo de investigación procede de fuentes directas y fuentes indirectas respecto al tema objeto de estudio, Fenomenología de los mentideros como modalidad comunicativa: Del periodismo murmurado al ámbito digital.

1.3.1. Fuentes directas

Las fuentes directas son los documentos de una época, que contienen información sobre el fenómeno mentidero, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, y, en algunos casos, XIX, XX y XXI.

En general, nos encontramos ante información directa del periodo en que se ha enmarcado básicamente este estudio (el Siglo de Oro). Pero, estas fuentes primarias se encuentran dispersas en diferentes archivos, y no todos tienen el mismo tipo de documentación ni se localizan en el mismo lugar. Grosso modo, consideramos que es necesario indicar que se han visitado los siguientes centros con el afán de recopilar información:

- Biblioteca nacional de España (BNE)

Nos hemos sumergido en los ficheros de la BNE, por su calidad de primer centro bibliográfico nacional, amparado por las bibliografías especializadas que se adjuntan en el apartado de Referencias bibliográficas incluidas en esta tesis.

Todo ello, con el propósito de actualizar información, a través de las distintas entradas, catalogadas, en el Depósito legal.

Aparte, se ha encontrado un importante complemento en la localización de diversos títulos con la herramienta que ofrece la Agencia Española del ISBN (www.mcu.es/webISBN) y también en la recepción de catálogos de librerías (e.g. Catálogo 2016 de Ediciones La Librería) o en la búsqueda de ejemplares por los mercados de libros viejos.

- Otras bibliotecas madrileñas

Entre otros, se han consultado el Archivo Histórico Nacional (AHN), la Biblioteca Real (BR), la Biblioteca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), las Hemeroteca Municipal de Madrid (HMM) y la Nacional (HN), las Bibliotecas municipales del Ayuntamiento de Madrid, la del Ateneo Científico y Literario, el Centro de Documentación, del Libro, la Lectura y las Letras (CDL), heredero de los fondos del Archivo INLE y de los antiguos fondos de la Cámara Oficial del libro de Madrid, etc.

- Bibliotecas provinciales

La Biblioteca Central de Barcelona, así como el Instituto Histórico Municipal de la misma ciudad, la Hemeroteca Municipal de Zaragoza, la Hemeroteca Municipal de Valencia, la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, el Archivo de Vitoria, el Archivo General de Simancas, el Archivo Diocesano de Cuenca, etc., albergan enormes tesoros hemerográficos.

- Documentación

Una vez estudiados —aunque sea de forma sucinta— los lugares en los que se han consultado fuentes de distinta naturaleza, nos gustaría detallar qué clase de documentación se localiza en cada uno de los archivos mencionados, con el propósito de justificar esta tesis.

1.3.1.1. Actas capitulares

Se trata de libros de actas de las sesiones que se celebraban en el antiguo Ayuntamiento de Madrid.

Se han consultado actas desde el año 1579 hasta el 1700 aproximadamente (e.g. Libros generales de noticias y normas recogidas en la sección de Consejos del AHN, pertenecientes a la Sala de Alcaldes de Casa y Corte5, encargados de regular la vida de la corte, y, en particular, los libros: 1.171 (noticias y autos de la Sala desde 1586 hasta 1695), 1.420 (noticias sacadas de los libros de gobierno de la Sala) y 1.422 (libro de noticias de la Sala desde 1623 hasta 1674). Asimismo, otros libros de gobierno que se han inspeccionado también han sido los lib. 1.228, 1.248 y 1.250, correspondientes a los años 1643, 1663 y 1665, respectivamente). Esto es porque muchas de las decisiones que tomaba el Ayuntamiento sobre los aspectos de la Villa y Corte a veces tenían relación con el fenómeno mentidero y quedaban reflejadas en sus actas. Y hay que decir que, desde sus inicios, los comentarios sobre las reuniones al aire libre o en los mentideros estuvieron estrechamente ligados al Ayuntamiento de la ciudad.

Las actas contienen datos muy interesantes sobre el tema que se aborda en esta tesis; de ahí la importancia que se le ha dado a este tipo de documentos y las numerosas consultas que se han hecho de ellos.

Con todo, debemos señalar que el estado de conservación de muchas actas es bastante malo y resultan ilegibles. Muchos libros capitulares están bastante deteriorados, lo que ha dificultado el trabajo con este tipo de material, y su microfilmación también es deficiente.

1.3.1.2. Avisos

De los Avisos de Barrionuevo y de José Pellicer —que eran los periódicos más famosos del setecientos— hemos obtenido una relatada información sobre muchos sucesos acaecidos en la corte y, en particular, en algún que otro mentidero capitalino.

1.3.1.3. Fuentes manuscritas

No hay duda de que las copias manuscritas en prosa o versificadas son narraciones testimoniales del periodo estudiado. Este tipo de composiciones se presenta a menudo como la obra de un autor con pretensiones periodísticas.

En líneas generales, el redactor del pliego, en prosa o en verso, tiende a centrarse en el relato de una serie de sucesos particulares. La forma de este tipo de textos, que se presupone privada, adquiere una dimensión completamente pública en función del interés social despertado por un acontecimiento, así como del sentido utilitario tan del gusto del setecientos.

Y, quizá, no hubo ningún escritor costumbrista (como, por ejemplo: Pellicer (1602-1679), Barrionuevo (1587-¿ 1671?), Cervantes (1547-1616), Quevedo (15801645), Lope de Vega (1562-1635), Góngora (1561-1627), Salas Barbadillo (15811635), Zabaleta (1610-¿1670?), Santos (1617-1698), Liñán y Verdugo (siglo XVII), Castillo y Solórzano (1584-1647), Torres (1693-1770), Moreto (1618-1669), Vélez de Guevara (1579-1644) o Calderón (1600-1681), entre otros) que dejaran de aludir en sus escritos a estos centros de noticias y hablillas, especie de aerópagos y precursores de otros círculos más distinguidos.

1.3.1.4. Legajos

Los legajos contenidos en diferentes Archivos Municipales (e.g. AHN, sec. Nobleza (Toledo). Osuna, cartas, leg. 20, entre alguno de los documentos consultados) son una importante fuente primaria de información.

Se trata de documentación de distinta índole. En general, son mamotretos de papeles identificados con un número, y estos legajos no tienen una ordenación cronológica o temática. En un mismo expediente se pueden hallar desde libranzas de pago, autos, etc., fechados en años y siglos distintos, y que se refieren a materias muy diferentes. Algunos archivos tienen un catálogo que describe los legajos de sus fondos, pero, en algunos casos, es poco fiable y nada científico.

Como quiera que sea, para extraer información sobre los mentideros siglodoristas se han consultado distintos legajos, donde se pudiese localizar una fecha de los últimos años del seiscientos y de todo el setecientos. En ese caso se indagaba, y si la información tenía relación con algún mentidero, la hemos transcrito y analizado en esta tesis.

Y, precisamente, uno de los casos más curiosos ha sido el de los autos. Se trata de pleitos entre el Ayuntamiento y un fenómeno, o entre un autor y otra persona, y la cosa pleiteada a veces tiene relación con los mentideros y corrillos. Hay documentos de esta índole entre los legajos descritos en el presente trabajo de investigación doctoral.

1.3.1.5. Cédulas reales y memoriales

Otros documentos que proporcionan datos de interés son las cédulas reales y los memoriales. Estas cédulas son cartas que normalmente van dirigidas al rey, por parte del Ayuntamiento de Madrid o de algún particular, pidiendo alguna cosa excepcional y que sólo la corte puede resolver, y, a veces, se incluye la contestación de la Administración central.

La documentación relatada hasta ahora, sólo de forma indicativa, está formada por documentos fechados en el periodo de años en que este trabajo de investigación doctoral se enmarca (es decir, el Siglo de Oro). Son, por tanto, otro tipo de fuentes directas que nos proporcionan datos bastante útiles, y sin ser interpretados.

1.3.2. Fuentes indirectas

A continuación haremos un repaso general por la documentación indirecta, propia de años y siglos posteriores a la data en que transcurre el objeto de esta investigación. Documentos que nos han facilitado información sobre los mentideros, en distintos puntos de la geografía española y en el extranjero, durante el siglo XVII y en otras épocas. Este repaso tendrá una triple justificación:

- Primero, saber de qué estudios se obtiene la información primaria.
- Segundo, confeccionar un estado de la cuestión, antes de la elaboración de este trabajo, sobre los mentideros más famosos en el setecientos y en épocas posteriores.
- Tercero, corregir y poner en perspectiva algunos datos que se han tenido como la única información sobre los mentideros en la España barroca.

Se indican estas referencias bibliográficas al principio porque en el transcurso de este ensayo haremos referencia a ellas, en los distintos apartados y sub-apartados.

Las que hemos incluido en esta tesis no son las únicas, pero sí las más importantes, las que más datos dan y, sobre todo, porque han sido referencia unas tras otras de los distintos estudiosos que han abordado este tema de estudio, aunque sea a modo de semblanza costumbrista. Lo que en las siguientes líneas haremos constar son diferentes estudios que han conformado el canon de la historia de los mentideros en España, durante el siglo XVII.

A continuación, nombraremos e informaremos sobre algunas obras atendiendo a su cronología, desde la fecha de publicación más antigua a la más cercana a nuestros días.

1.3.2.1. Libros contemporáneos

Hasta la fecha, no hemos podido localizar ningún libro o estudio monográfico completo que estudie el fenómeno de los mentideros en España y su repercusión en el territorio patrio y el extranjero. No obstante, sabemos que sí existen manuales que se encargan de recopilar anécdotas del antiguo Madrid, cuyas historias convierten la capital de las Españas en un célebre mentidero (y es que, tal y como señala Unamuno (2001: 165): «todo Madrid no es más que un mentidero, el gran mentidero de España»).

En cualquier caso, alguno de los ejemplos que podemos mencionar serían el libro de Diego San José (2013): Mentidero de Madrid [...] o el estudio de Reyes García y Ana María Écija (1994): Leyendas de Madrid: Mentidero de la Villa.

El resto de comentarios sobre el mismo fenómeno se encuentran deslavazados en capítulos de libros o páginas sueltas, escritos por autores como Ricardo Sepúlveda, Miguel Herrero García, José María Micó, José Altabella, Marcelino Tobajas, José Deleito y Piñuela, Francisco Rodríguez Marín, Federico Carlos Sáinz de Robles, Emilio Cotarelo y Mori, Narciso Alonso, Luis Rosales, etc.; célebres novelistas como Arturo Pérez Reverte, Nestor Lujan o Fernando Fernan Gómez; e incluso historiadores e investigadores como García de Enterría, Egido López, Toral Madariaga, Castillo, Castro Ibaseta u Olivari, entre otros. Estos autores6 son, quizá, quienes han tratado con más profundidad el tema de los mentideros y la información que circuló por sus entrañas.

1.3.2.2. Repertorios bibliográficos

Como es bien sabido, los repertorios bibliográficos se consideran fuentes secundarias por proporcionarnos noticias indirectas de la existencia de un libro y, en ocasiones, de su posible localización en una o varias bibliotecas determinadas.

1.3.2.3. Bibliografías generales

Dentro de los repertorios dispersos, limitados temporalmente, selectivos e incluso fragmentarios, hemos recurrido, a los diferentes Anuarios de la Bibliografía Española y al Indice Histórico Español (IHE), entre otros. Todas estas obras y muchas más se reseñan en el cuerpo general de este trabajo.

1.3.2.4. Bibliografías particulares sobre prensa

Por su antigüedad unas, y por su rareza otras, se publicarán como referencias bibliográficas, en el final de este trabajo de investigación doctoral, después de haber sido utilizadas y comentadas en los distintos apartados del presente estudio.

1.3.2.5. Periódicos, revistas y suplementos

Como fuente indirecta que aporta información sobre los mentideros que se exponen en esta tesis, no dejaremos de lado a la prensa.

Desde finales del siglo XIX hasta el corriente, en distintos diarios, han ido saliendo a la luz algunos detalles sobre los mentideros más famosos. Los autores suelen ser eruditos o estudiosos de su época que tenían la posibilidad de publicar en la prensa local y explayarse en sus disertaciones. En este repaso de fuentes documentales utilizadas en esta tesis no podemos pasar por alto esos testimonios.

1.3.2.6. Internet (buscadores, recolectores, etc.)

Google ofrece la posibilidad de encontrar rápidamente términos sencillos (como, por ejemplo, caraba, mentidero, San Felipe, etc.) dentro de una amplia variedad de textos, donde es fundamental el rol de curador de contenidos.

No obstante, la investigación a través de internet tiene, por supuesto, riesgos y límites. No todo está, todavía, en la red (especialmente, los manuscritos y los libros antiguos), y a veces resulta muy tentador no preocuparse por aquello que no aparece allí.

Aparte, las referencias obtenidas a través de internet deben verificarse y trabajarse posteriormente de un modo más tradicional, para sacarles el mayor partido posible (y, por ejemplo, fue una serie de búsquedas en Google, recolectores y bases de datos lo que primero llamó nuestra atención sobre la olvidada figura de Juan de Tassis y Peralta, II conde de Villamediana, cuyo nombre aparecía asociado a entradas que parecían bastante interesantes.

La lectura en la BNE de gran parte de su vida (y mucho más sobre su muerte), junto con su obra nos sirvió para calibrar la importancia y el contexto de esas referencias).

Con todo, internet no sustituye el trabajo en archivos y bibliotecas, pero se ha convertido, hoy por hoy, en una herramienta potente.

Y, lo que es más importante, la pura erudición, acompañada de una escasa o nula capacidad analítica, que hace apenas unos lustros sustentaba la posible fama como filólogo o periodista, tiene cada vez menos margen de maniobra, en un mundo en el que gran parte del conocimiento ya está a disposición de cualquiera.

Las sesudas notas que todavía hoy siguen ocupando la mayoría de las páginas de algunas ediciones críticas o manuales, y que hasta hace relativamente poco podían llegar a justificar una tesis doctoral, en la actualidad, son fácilmente superables con una buena búsqueda en internet, donde se encuentran digitalizadas muchas alhajas, como, por ejemplo, el Tesoro de Covarrubias, el Diccionario de autoridades, y miles y miles de libros y textos, que tratan sobre aspectos maravillosos del Siglo de Oro y los mentideros.

Todo este caudal de información requiere, cada vez más, el desarrollo de estrategias intelectuales de crítica y procesamiento (content curation). Gracias a internet, la erudición desnuda acabará, quizá, marginada como argumento académico definitivo y se irá abriendo un espacio (o foro digital) cada vez mayor para el análisis, la comparación y la discusión crítica.

1.3.2.7. Nuestra biblioteca privada

Al trazarse un plan previo de trabajo, se fue recopilando documentación de distinta naturaleza para poder confeccionar mejor esta tesis, y gracias a ello se ha logrado crear una biblioteca propia de autor, como lugar de iniciación, ya que, consideramos que, por la especificidad del tema, constituye un considerable acervo bibliográfico.

Esta biblioteca (en la mayoría de los casos digitalizada) cuenta con infinidad de libros y títulos, folletos y separatas, recortes de artículos periodísticos (relacionados con el tema de estudio), amén de una pequeña filmoteca (obtenida de YouTube y de RTVE). Todo ello complementado con una cartoteca de grabados, fotografías, manuscritos, caricaturas y retratos relacionados con la historia de los mentideros.

1.4. Objetivos

- El primer objetivo de esta tesis consiste en completar un estudio anterior, del año 2010, propuesto por el historiador y profesor de la Universidad de Michigan, Francisco Javier Castro Ibaseta. Su análisis («Mentidero de Madrid: La corte como comedia») sistematizaba el mentidero madrileño más conocido y la cultura popular, como un fenómeno comunicativo de nueva generación.

Por eso, decidimos circunscribir el objeto de esta investigación a los clásicos y famosos mentideros patrios y foráneos, y a internet, que, en el corriente, es el mentidero más grande del mundo (ya que, la red se llena de leyendas urbanas, rumores y trampas de todo tipo e incluso permite el acceso a tertulias dialógicas, morning shows, talk shows o espectáculos hablados e incluso a comentarios en tiempo real y, a veces sin fundamento, que, en la mayoría de los casos, son reproducidos y emitidos por grupos mediáticos con cobertura nacional e internacional7 ).

Nuestra decisión, por tanto, se ha basado especialmente en dos razones primordiales: En primer lugar, el periodismo oral y sus tertulias tienen un gran impacto y presencia en la sociedad civil, en internet y en antena, y, quizá, sea la tipología más consolidada y reconocida, hoy en día, en el ámbito audiovisual. El seguimiento, dilatado en el tiempo, de noticias e informaciones verbales, tertulias, morning shows o espectáculos hablados, y no sólo como receptores sino también como estudiosos de un género muy diferente al escrito, nos ha supuesto, en muchos momentos de este periodo de investigación, una dura lucha con nuestra manera de concebir la profesión periodística y el ámbito de la comunicación, sobre todo, en relación con la autenticidad versus la desconfianza vertida sobre un medium revolucionario.

Y es que, un exceso de noticias privadas de las explicaciones necesarias, provoca confusión, anestesiando a los receptores por sobreinformación. Sin embargo, un punto de vista distinto y los modos de pensar algunos asuntos de la realidad convierten las cuestiones más complejas en vulgares caricaturas, fáciles de entender por los receptores.

- Es por eso que el segundo objetivo de este estudio —y casi nos atreveríamos a decir que una obsesión— es tratar de sistematizar y definir el concepto de proto- opinión pública de mentidero, aunque nos hemos centrado en un género concreto, como es la crónica negra, que existe en torno al asesinato del II conde de Villamediana, y el periodismo sensacionalista, que, de algún modo, nos ha permitido, desde el ámbito académico y en primera instancia, ser capaces de comprender el ejercicio de una incipiente casta de comunicólogos y fabricantes de opinión (que posiblemente se gestó hace siglos, pero que indudablemente ha repercutido en el siglo XXI).

De hecho, el periodismo verbal y sus remanentes, es decir, periodismo de mentidero o callejero y las tertulias ofician, desde sus orígenes, una ceremonia eucarística tanto más gratificante en la medida en que concuerdan con las expectativas de los receptores. Pero, resulta bastante difícil de comprender por qué hay páginas y páginas escritas, tanto desde el ámbito académico como desde el profesional, sobre la opinión en medios escritos (el editorial, la columna o el comentario periodísticos) —algo que de algún modo permite una enseñanza didáctica y un análisis más científico del ejercicio profesional comunicativo—, pero, en cambio, no encontramos apenas nada escrito sobre el mensaje de opinión vertido en los actuales medios audiovisuales y en internet, o mejor dicho en los antiguos o actuales mentideros. Un mensaje que, por su forma, difiere notablemente de las estructuras periodísticas tradicionales (con discurso planificado), y su carácter polifónico de información oral (o discurso no planificado), aparentemente contrastado, junto con su presencia continuada, a lo largo de la historia, en los mentideros, ganan la confianza de cualquier tipo de público.

Y es que, cada oyente o receptor puede participar emocionalmente en un círculo de iniciados, donde cada día se descubren nuevos avatares de la historia.

Y, por ejemplo, la desafección de la política y la desconfianza que manifiestan algunas personas hacia el discurso de las élites económicas y políticas, transfiere a un grupo neófito de intelectuales mediáticos o comunicadores-fabricantes de opinión un enorme caudal de confianza, así como la presencia de opiniones heterogéneas en radio, televisión e internet.

Su repercusión social (como gurús), nos ha llevado a la determinación de abordar esta línea de trabajo (periodismo de mentidero o periodismo urbano), que es el germen de este tipo de comunicación en el ámbito digital, muchas veces verosímil, pero, poco contrastado.

- Profundizar en cómo se producen las opiniones en el ámbito concreto de nuestro objeto de estudio (es decir, en los actuales mentideros audiovisuales y digitales) y ver cómo ejercitan su trabajo algunas personas que desarrollan el rol profesional de la opinión, nos ha ayudado a elaborar las bases sobre las que asentar la fabricación de una suerte de proto-opinión profesional de mentidero, en el terreno de la comunicación: Quiénes son los contertulios, MoJos, gurús de la comunicación, evangelistas, etc., y cómo ejercen su trabajo ha sido, por tanto, el tercer objetivo que nos hemos marcado en esta tesis doctoral.

Nos interesaba definir una nueva categoría profesional y social apartada del perfil de periodista tradicional, más allá de cualquier política empresarial y de la ideologización pública y notoria de los grandes grupos de comunicación.

Estos son pues, los principales objetivos de este trabajo de investigación en el que, además, como puede comprobarse, leyendo todos sus apartados, se ha intentado dar respuesta a otros interrogantes e incluso aclarar algunas ideas preconcebidas —a veces, sin demasiado fundamento— sobre el periodismo oral, en general, y sobre las tertulias, el periodismo urbano (tradicional o actual) y el proto-periodismo de mentidero, en particular.

1.5. Contexto base

1.5.1. Barroco español (siglo XVII)

Resulta muy difícil definir lo que significa el término «Barroco»8 y, como no es el tema central de esta tesis, no lo vamos a intentar. Pero, sí diremos que es un periodo que tiene su momento en el siglo XVII y está caracterizado por la extravagancia (tanto en la forma como en el contenido). Digamos que es la época del retorcimiento, del artificio, de la exageración, de la metaforología, etc., aunque eso es solamente un pequeño resumen de algo que es muchísimo más9.

Y es que, según indica Jan Bialostocki10 (1921-1988): «el Barroco es una línea de fuerza cultural, es algo más que un estilo; es una época y una actitud», siendo más correcto hablar de los fenómenos particulares que se pudieron llevar a cabo en aquella época, aunque para muchos pueda ser una de las épocas más oscuras11 en Europa.

Con todo, una síntesis entre el significado formalista y el significado de época puede obtenerse apelando a la perspectiva de la historia del espíritu, la Geistesgeschichte: «Barroco sería la disposición anímica e intelectual dominante en un cierto tiempo europeo, de la que derivarían los sistemas de formas estéticas, las estructuras económicas, la mentalidad social, etc.» (Valverde, 1981: 9). Todo esto bajo un mismo colorido de atmósfera tormentosa, en este caso, atravesando la gran borrasca del siglo XVII).

Por lo tanto, pensamos que más que dar una explicación de qué es exactamente el Barroco, sería mucho más útil analizar las características sociales e históricas que confluyen en ese momento12.

1.5.1.1. Características históricas

El Barroco es la época de los contrastes, de las desigualdades absolutas que están en extremos opuestos y que configuran paradójicamente una sociedad curiosa por sus dualidades: (i) se rechaza al villano rico, pero todos quieren enriquecerse; (ii) se desprecia a los moriscos y judío-conversos, pero ellos son el motor de la economía; (iii) existe un elevado número de analfabetos, pero, es el inicio de la literatura como arte en España. El siglo XVII se caracteriza por ser el periodo del Siglo de Oro literario, y viene a darse como un nuevo impulso renovador, cuando la España austriaca ha iniciado la senda del retroceso.

Y si, en realidad, los reinados de Carlos I (1517-1556) y Felipe II (1556-1598) representan a modo de feliz memoria al Siglo de Oro español, en su sentido de huella histórica, esplendor en lo internacional y ejecutoria hispanizadora, en las Artes y en las Letras el sentir creativo más brillante se da con plenitud tras la estela de esos monarcas, cuando la idea de grandeza —hasta entonces exterior— se interioriza en emoción e intensidad, desilusión y crítica.

1.5.1.2. Crisis económica

El siglo XVII está marcado por una fuerte crisis económica, que configura el pensamiento del hombre barroco, situándolo en un punto intermedio entre la rebeldía y la desesperación.

España está empobrecida y en bancarrota, y, sin embargo, en cantidades de dinero es paradójicamente uno de los países más ricos de Occidente (este es uno de los infinitos contrastes de la época). Y, aunque pueda parecer disparatado, la inmensa cantidad de dinero traído de América provoca la caída del sistema económico español, y un empobrecimiento tal, que el gobierno de la época tiene que sobrevivir a base de créditos que había que pagar y que empobrecían nuestro país.

La crisis del XVII es sinónimo de descenso de la producción, peste que afecta a la situación del campo y a las actividades industriales y comerciales, expulsión de los moriscos, contracción del comercio, etc.

En la España barroca casi todo pasa a ser importado. No hay prácticamente manufactura propia, todo se trae de otros lugares, un hecho que provoca un círculo vicioso (ya que cuando se quiere un producto, y no se tiene, hay que importarlo y se paga mucho más dinero13 ; y cuando el dinero disminuye nos encontramos con que hay que seguir pagando un precio más elevado por el mismo producto, pero, no tenemos efectivo con qué pagarlo, por lo que se pide un crédito; y esto provoca el desgaste de las arcas del Erario público).

1.5.1.3. Crisis política

En el ámbito político, España pierde su hegemonía en Europa, y el Imperio donde nunca se ponía el sol, empieza a contemplar la luz de la luna. El gobierno se embarca en guerras de religión, sobre todo contra Holanda, y las pierde.

Además, se suceden una serie de «reyes hipnotizados», que dejan el poder en manos de validos, es decir, de nobles que son el verdadero gobierno y que siguen una política completamente endogámica (enriquecimiento propio y de los suyos, a costa del empobrecimiento de los demás).

Así, la capital de España se convierte en la ciudad de las sinrazones de los poderosos, de los agravios sin vengar de los que tienen fuero y los cometen como quieren. Se veía por doquier que no había ningún orden y menos eso que llaman honor, y lo peor es que el ejemplo venía de lo alto: Los grandes, que eran ricos y poderosos, atropellaban a quienes se interpusieran en su camino y, por todo, quedaban impunes. Solo había leyes para unos y privilegios para otros.

1.5.1.4. Sociedad

Aunque sociedad, economía y política están estrechamente relacionadas, hemos separado la sociedad para intentar explicar mejor cómo debía ser el hombre del setecientos.

Ya hemos hablado de la nobleza en el poder, y esto nos deja también una clara confrontación: e.g. un pueblo llano sin voz ni voto.

Aunque, en una sociedad tan endogámica como la española, el pueblo es un mal imprescindible y necesario, ya que es quien paga los impuestos.

La bancarrota del Estado hace que esos impuestos sean cada vez mayores, y es importante recordar que la nobleza no pagaba ningún impuesto (sólo la burguesía y el pueblo llano lo hacían). Y esos impuestos eran tan astronómicos que el pueblo doliente empezó a murmurar y recelar un Padrenuestro glosado, atribuido a Quevedo (1726: 591), donde se decía: «Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos echan gabelas14, hasta en el respirar» (Memorialpara el Rey N. S. del año de 1639).

Y es que, una gran parte de la culpa en el desastre económico y político del siglo XVII radica en la mala estructura social: Nos encontramos con una monarquía-foco del poder, una nobleza sanguijuela y todo lo demás.

Además, se considera el trabajo como algo vil, propio de los estratos más deprimidos, por lo que la nobleza no trabaja, ya que eso sería rebajarse; o al menos, así lo pinta Suárez de Figueroa (c. 1571-1644) retratando la vida ociosa de algunos cortesanos:

Ninguno ignora la ocupación del que ahora (año de 1616) se tiene por caballero: Levantarse tarde, oír, no sé si se diga por cumplimiento, una misa [...], comer tarde, no perder comedia nueva, etc. (Suárez de Figueroa, 1618: 381).

Precisamente, así es como los ociosos personifican a quien descansa, huelga, goza, busca el dulce y vil ocio, el sosiego, la quietud, el regalo, el juego, la lascivia, etc., cayendo en la flojedad, la vileza, el abatimiento y la poltronería, mostrándose no pocas veces insensible, fatigado, flemático y holgazán.

Y, de este modo, tomando el mismo ejemplo, los estratos más pobres intentan trabajar lo menos posible, ya que cuanta menos necesidad de trabajar se tenga, con mayor estatus social se cuenta. En palabras de un noble de la época: «lo importante no es lo que eres, sino lo que aparentas ser» (Maneiro Vidal, 2008: 6). Es mejor ser noble y pobre, que rico y de clase llana. Esto de nuevo es la pescadilla que se muerde la cola: si no trabajas, no hay dinero; si no hay dinero, hace falta trabajar, pero si trabajas, demuestras un estatus social más bajo, y la apariencia social es lo más importante, por lo que es mejor no trabajar, pero, si no trabajas, vuelta a empezar.

Además, el dinero de la burguesía era algo innoble, porque estaba basado en el trabajo, y el propio Fénix de los Ingenios (1562-1635) escribió algunas obras al respecto, como, por ejemplo: Pobreza no es vileza: comedia famosa (1625).

Y de algún modo esto también estaba emparentado con el tema de la limpieza de sangre15. El tener antepasados musulmanes o judíos significaba no poder acceder a un puesto como funcionario, y se poseía, en consecuencia, un estatus social más bajo. Son constantes las disputas por esta razón.

De hecho, es de sobra conocida la famosa enemistad entre Quevedo y Góngora, donde el primero acusa al segundo de ser un judío-converso, y le dedica el famoso poema «Érase un hombre a una nariz pegado». Quevedo, que es antisemita, pretende dar a entender, con su arte caricaturesco y deshumanizado, que Góngora es judío por el tópico de su enorme nariz.

Y, por extensión, en aquella sociedad nunca quedó muy claro quién era realmente cristiano viejo y quién no. Se cree que autores como Cervantes o Lope de Vega tampoco lo eran, pese a su demostrada cristiandad. Sólo hacía falta que alguien te definiera como cristiano nuevo para que la gente te mirara mal.

Así, el honor y la honra se convirtieron en temas muy recurrentes. Sólo los nobles podían tener honor, aunque las clases bajas pudieran tener honra, porque el honroso, pero vano, personificaba a los que trabajaban y obraban, pero, blasonaban; a los que buscaban la fama y la gloria con trabajo y afanes, pero también la honrilla y la ostentosa pompa, cayendo muchas veces en la soberbia y en la presunción. Por eso, casi siempre acabarán desembocando en los devaneos del mundo.

Así y todo, la defensa del honor (o la honra) se vuelve tan importante que son habituales los duelos, porque se ha podido producir una simple afrenta al honor de alguien. Pero, recordemos que la limpieza de sangre no deja de ser una revancha contra el bienestar económico de los judíos y moriscos —basada en el trabajo—, y que culminó con la expulsión de ambas religiones en 1609. Miguel de Cervantes, en su novela El coloquio de los perros (1612) explica las razones del odio a los judíos y señala que su presunto delito consiste en «acuñar y guardar dinero acuñado, y para conseguirlo, trabajan y no comen» (con esta frase se les acusa, por una parte, de fabricar monedas falsas y guardarlas, y por otra, de trabajar y no comer; pero, la acusación es un pequeño dislate, ya que si los moriscos fabrican y guardan dinero acuñado, no tienen necesidad de conseguirlo o ganarlo; y los moriscos, precisamente, no pertenecían a las clases más privilegiadas que sí vivían del trabajo ajeno).

[...]


1 Elena di Pinto (2010: 217) habla de jácaras de sucesos para referirse a «aquella modalidad a medio camino entre la jácara propiamente dicha y la relación de sucesos». Creemos que es así porque dicha composición trata de mostrar una apariencia de material noticioso. Algunas de las características de las jácaras de sucesos son: la narración de hechos delictivos, la existencia de un título que actúa a modo de resumen, la narración en tercera persona y el tono ejemplarizante.

2 Morin, E. «¿Qué es transdisciplinariedad?». Multiversidad Mundo Real Edgar Morin (una visión integradora), 2015; Abarca-García, C. A. et al. Complejidad y sistemas complejos: un acercamiento multidimensional, 2014, pp. 11-15.

3 En la actualidad, el desarrollo de la ficción histórica ha entrado con fuerza en el mercado literario y demanda, cada vez más, una importante posición de reconocimiento en el plano de las letras. Sin embargo, este posicionamiento literario, que plantea la incursión de elementos históricos, hace que los críticos se cuestionen la convivencia que han mantenido ambas competencias —ficción, o dígase Literatura, e Historia— a lo largo del tiempo, y, en especial desde el marco del posmodernismo, donde se ha profesado un importante debate al respecto de esta cuestión especialmente controvertida. Así y todo, nos quedamos con las observaciones del historiador Castro Ibaseta (2010: 58), quien explica que, quizá, «en la poética, los historiadores pueden encontrar elementos y herramientas que les permiten comprender mejor las sorprendentes transformaciones sociales, políticas y culturales de un periodo. Al fin y al cabo, en el Barroco, más que en ningún otro momento, el mundo era un teatro, y es hora de que los especialistas se hagan cargo de las implicaciones de las metáforas».

4 La extensión y la ambición de este estudio lo han limitado, circunstancialmente, coordenadas vitales fronterizas en la misma existencia del ser humano. Por ejemplo, la limitación en el tiempo ha estado marcada por no demorar demasiado la fecha de lectura y defensa del trabajo de investigación doctoral, ante el posible temor de que la legislación futura pueda marcar la caducidad temporal en el cumplimiento de un requisito académico para licenciados. Por otro lado, la circunstancia espacial ha sido de algún modo impuesta por hacer particularmente más asequible la consulta de nuestro estudio, dando prioridad a lo menos conocido o analizado hasta el momento.

5 Guardia Herrero, C. «La Sala de Alcaldes de Casa y Corte: Un estudio social». Investigaciones históricas [...], 1994, n° 14, pp. 35-64; Rico Vega, L. M. La sala de Alcaldes de Casa y Corte en el reinado de Felipe III: Prosopografia de una élite judicial (TFM dirigido por J. I. Fortea Pérez), 2016.

6 En el listado que acabamos de confeccionar no se incluyen los nombres de los gurús de las TICE, puesto que estos críticos no hablan de los mentideros propiamente dichos (salvo, quizá, Díaz Noci, que ha escrito mucho más sobre los orígenes del periodismo que sobre las TICE). No obstante, las alusiones a estos gurús se recogerán en la bibliografía final y en notas a pie o en el cuerpo de la tesis, cuando se hable de internet como nuevo mentidero.

7 Una tendencia que se ha popularizado, durante esta última década, y que, a menudo, se utiliza como fuente en los medios audiovisuales (principalmente en programas de entretenimiento, concursos musicales, prensa rosa, etc.), es el uso no normativo del español vertido en el lenguaje de los chats o de las redes sociales (una modalidad de lenguaje escrito altamente influenciado por el discurso oral). Por este motivo, o sea, por la utilización de textos escritos oralizados, una de nuestras metas, en el presente trabajo de investigación doctoral, consiste en demostrar que las desviaciones del español estándar aproximan este tipo de interacción al lenguaje oral, a pesar de emplear un registro escrito. Mucha gente parece pasar más tiempo escribiendo y leyendo, utilizando sus ordenadores o sus teléfonos móviles para comunicarse, que hablando, pero, como intentaremos argumentar más adelante, lo que realmente están haciendo los usuarios de estas TICE es hablar a través de un medio escrito.

8 Valverde, J. M. «Barroco: los problemas de un nombre». Barroco: una visión de conjunto, 1981, pp. 7-11.

9 El ensayista, periodista y crítico español, Eugenio d’Ors (1881-1954) recoge la propuesta de reemplazar la noción de “Barroco” (como categoría histórica restringida al ámbito de las artes) por la de “lo barroco” (entendida como constante histórica contrapuesta a lo clásico). D’Ors ve en el Barroco un eón, «una fuerza en permanente lucha, a través de la historia, contra el eón clásico» (Valverde, 1981: 8), aunque sin verlo como algo malo o bueno. Su obra debe ser entendida como la expresión de una actitud ante la vida, que se puede reconocer en múltiples manifestaciones del espíritu. Lo barroco (1944) designa la actitud del ánimo humano que obedece al impulso espontáneo de la naturaleza; en cambio, lo clásico es una forma que quiere encauzar esos impulsos mediante la sumisión a un designio libre. Son las formas que vuelan frente a las formas que pesan, y el autor, aunque propugna la primacía de lo clásico, en cuanto a expresión plena del ser humano, no puede dejar de sentir la fascinación de lo barroco, de los juegos entre la sensibilidad y la inteligencia, en los que esta última debe salir victoriosa.

10 Bialoscki, J. Estilo e iconología, 1972.

11 Por ejemplo, el filósofo Benedetto Croce (1866-1952), en Storia della Etá Barocca in Italia (1925), define la «edad barroca» como una «época especialmente oscura, por el predominio de un pecado estético, pero también de un pecado humano y universal y perpetuo, como todos los pecados humanos» (en Valverde et al., 2000: 292). Aunque, curiosamente, el término “edad oscura” ya se había utilizado para referirse a la Edad Media (Dark Ages, según llaman o llamaban los ingleses a la Alta Edad Media).

12 Maravall, J. A. La cultura del Barroco: análisis de una estructura histórica, 1975.

13 Seguramente la dieta de los grandes contenía mayor consumo de carnes que de pescado, y en particular de aves, caza y cerdos curados, que son prueba de hábitos y usos aristocráticos de otras latitudes europeas: «La antigua y grande villa de Madrid [...] es de los más insignes pueblos de España [...] (sus) carnes, caqa y aues (son) de lo más pingüe, delicado, más sano y mejor del mundo; y todas estas cosas las tiene con tanta abundancia, que es uno de los lugares más proveídos de Europa» (Pereda, 1604, en Sánchez Alonso, 1981: 25). Se presume una cocina sobre la base de asados con abundante salsa, como lo revelan el consumo de pimienta, de nuez moscada o de azafrán, entre otras especias, que se solían incluir en la partida del gasto público, mientras que muchos de los transeúntes, buscavidas, pobres abandonados a su suerte, etc., tenían que comer allá donde se les daba por caridad, o en mesones y tabernas en los cuales pagaban de su bolsillo la ración, sin reparar en el arte del guiso o del buen servir. Lope de Vega hace alusión a esta realidad cuando, en La Filomena con otras diversas rimas, prosas y versos (1621), pone en boca de uno de sus personajes que «buena será la vida cortesana [...] para quien no paga de su entrada la pimienta» (Lope de Vega, 1621: 139).

14 Las gabelas se refieren a un provecho o beneficio económico que se obtiene de un negocio, y normalmente es un pago o una especie de derecho de entrada o salida de mercancías y bienes. Es un tributo o contribución que se paga al Estado, y en las antiguas monarquías este impuesto indirecto se pagaba a un precio de monopolio impuesto por el rey. Pero, lo más curioso es que las gabelas no sólo afectaban a los víveres, sino que hasta los libros debían resarcir sus propias gabelas asociadas, o así lo expresa González de Ribero (1636: ff. 380v-381r) en una carta o Memorial referido a la tributación de libros dirigido a Felipe IV.

15 Sicroff, A. A. Los estatutos de limpieza de sangre: controversias entre los siglos XV y XVII, 2010.

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Details

Titel
Los mentideros. Puntos de encuentro social y atalayas de información
Hochschule
Universidad Alfonso X el Sabio
Veranstaltung
2016-2017
Note
Sobresaliente "cum laude"
Autor
Jahr
2017
Seiten
609
Katalognummer
V1001418
ISBN (eBook)
9783346376077
ISBN (Buch)
9783346376084
Sprache
Spanisch
Schlagworte
Mentideros, Historia del Periodismo, Juan de Tassis y Peralta (II conde de Villamediana)
Arbeit zitieren
Dr. Sergio Miguel Alguacil Sánchez (Autor:in), 2017, Los mentideros. Puntos de encuentro social y atalayas de información, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/1001418

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