Este libro se concentra en varios aspectos teóricos y métodos prácticos en el ámbito de las dinámicas de grupo. Trata la definición de un grupo y presenta algunos conceptos, términos y teorías para entender el funcionamiento de los grupos en general. El material presentado puede aplicarse, por ejemplo, en grupos terapéuticos, entrenamientos empresariales, grupos de enseñanza o grupos de deporte. El entrenador del grupo cambiará y adaptará las sugerencias según las exigencias específicas del contexto social concreto donde se realiza el proceso grupal. Por supuesto, yo también espero que con este libro todos los lectores puedan entender mejor el funcionamiento de sus grupos de interés o pertenencia.
Además, se presentan unos métodos que se utilizan en el contexto grupal para poner en marcha las dinámicas. Los ejercicios concretos ayudan a practicar activamente las formas de iniciar, calificar y entender los procesos observados. Naturalmente, al aplicar los métodos y conceptos desarrollados en un entorno sociocultural particular concreto, es necesario considerar las diferencias arraigadas en las diferentes culturas.
ÍNDICE
Ilustraciones
Tablas
Agradecimientos
PARTE I
1 Introducción
2 ¿Qué es un grupo? Unos pensamientos generales
3 Aspectos que influyen en el funcionamiento del grupo
3.1 El mundo interno del grupo
3.2 El entorno del grupo
3.3 La perspectiva categorial o sistémica del grupo
3.4 Requisitos y exigencias básicos
3.5 Los niveles diferentes de intervención
PARTE II
4 Entender el funcionamiento de los grupos: los niveles de conciencia einconciencia del proceso grupal
4.1 El modelo del "iceberg" (témpano de hielo)
4.1.2 La dimensión de lo parcialmente visible
4.1.3 La dimensión de lo invisible
5 Iniciar un proceso grupal y romper el hielo
5.1 Sugerencia: adquirir una idea general del grupo concreto en cuestión.
5.2 Reflexionar sobre las condiciones favorables
5.3 La entrevista
5.3.1 La entrevista mutua
5.3.2 Entrevista especializada: el día ideal
5.3.3 Dos verdades y una mentira
5.3.4 Hablar sobre los demás
5.3.5 Crear un objeto
5.3.6 Ponerse en contacto bajo diferentes condiciones
5.3.7 La práctica del mindfulness: una propuesta para el contexto grupal
6 El desarrollo del grupo
6.1 Mantenimiento y cambio en el contexto grupal
6.2 Las fases del desarrollo grupal
7 Aclarar el mundo interior del grupo
7.1 Un diagrama de participación
7.2 Las reglas de supervivencia
7.2.2 Registros para reconstruir la regla de supervivencia
7.2.3 Juntar la autopercepción y la percepción de otros
7.3 Analizar y evaluar unos aspectos internalizados
7.4 La influencia de las creencias básicas en contextos grupales
7.4.1 Identificar las suposiciones básicas
7.4.1.1 Mi sistema de procedencia
7.4.1.2 Identificar el papel central
7.4.1.3 Pequeños pasos hacia la "dirección correcta" para usted
8 La ventana de Johari
8.1 El problema de los nueve puntos
8.1 El feedback
8.1.1 Las reglas principales del feedback
8.2 Citas rápidas
8.3 Asumir y representar las características destacadas de los demás
8.4 Emitir y recibir el feedback
8.4.1 Reflexionar sobre la retroalimentación
8.5 Reflexionar sobre las características individuales
8.6 Valoraciones propias y ajenas: confianza, poder, irritación
9 Los papeles que existen en un grupo
9.1 Guiar y dejarse guiar
9.2 Casa - árbol – perro
9.3 Construir una torre de bolera
9.4 El equipo de fútbol
9.5 El barco
9.6 Experimentar con papeles alternativos
9.7 Analizar material artístico
10 Las normas en el contexto grupal
10.1 Unas características de las normas
10.2 Resultados de la psicología social
10.3 Prejuicios y estereotipos
10.4 Preguntas para reflexionar
11 El análisis de la interacción: algunos métodos
11.1 El esquema de Bales para el análisis del proceso de interacción (IPA)
11.2 Un esquema compilado para la observación del comportamiento de los integrantes del grupo
PARTE III
12 Evaluar el proceso grupal
12.1 La curva de funcionalidad
12.2 Hacer un resumen
12.3 Una función de teatro
12.5 Mis siete fuertes
12.6 Despedirse del programa antiguo
12.7 Dar forma a la despedida: hacer un regalo
Literatura
Ilustraciones
Ilustración 1: Moebius iStock, Jennifer Borton
Ilustración 2: El mundo interior y el mundo exterior del grupo. Inspirado en un modelo de König y Schattenhofer, 2012
Ilustración 3: Dinámicas intra e intergrupales.
Ilustración 4: El témpano de hielo.
Ilustración 5: Las fases del desarrollo del grupo.
Ilustración 6: Los polos de integración y diferenciación
Ilustración 7: El modelo de Tuckman; las fases en el desarrollo de los grupos.
Ilustración 8: Participación en diversos contextos.
Ilustración 9: Círculo homeostático.
Ilustración 10: El dibujo de la Sra. Z.
Ilustración 11: Caso clínico. El papel central de Ana, 35 años de edad. Retrato de la constelación.
Ilustración 12: La ventana Johari.
Ilustración 13: El problema de los nueve puntos. Antons, K. (2011)
Ilustración 14: Eel "diamante" de la percepción abarca los aspectos interrelacionados que sirven para crear un feedback.
Ilustración 15: Citas rápidas.
Ilustración 16: Conversation of silence. Akiko Nagata, 2006. Exposición Nordart, Alemania, 2019. Foto de Marion Muthmann.
Ilustración 17: « Fishbowl »
Ilustración 18: Los roles en el sistema.
Ilustración 19: Construir una torre.
Ilustración 20: El barco.
Ilustración 21: Parte del dibujo de una barca con el comandante y el mascarón de proa, que representan dos integrantes del grupo.
Ilustración 22: El „Jigsaw Puzzle“ (E. Aronson)
Ilustración 23: Curva de funcionalidad y ambiente grupal.
Ilustración 24: Alegoría del Sr. X. que ilustra su vida actual (y anterior).
Tablas
Tabla 1: Ámbitos de aprendizaje.
Tabla 2: Dimensiones de las dinámicas grupales
Tabla 3: Grupos que definen diferentes condiciones
Tabla 4: Inspirado en Schattenhofer y König (2012)
Tabla 5: Encontrar un equilibrio entre el deseo de apego y el deseo de autonomía.
Tabla 6: Reconstrucción de la historia de aprendizaje con los padres para formular la regla individual de supervivencia.
Tabla 7: Reconstruir la regla de supervivencia.
Tabla 8: Registro para reconstruir la regla de supervivencia.
Tabla 9: Registro para la reconstrucción de la autopercepción.
Tabla 10: Registro para la reconstrucción de la percepción del entorno.
Tabla 11: Experiencias relacionadas con el manejo del poder.
Tabla 12: Analizar el manejo de las emociones.
Tabla 13: Investigar el sistema de procedencia.
Tabla 14: Registro para analizar el papel centra
Tabla 15: Dar un paso e iniciar un cambio.
Tabla 16: Los roles prototípicos según Pichón-Riviére
Tabla 17: Los tipos de vínculo
Tabla 18: Preguntas para reflexionar.
Tabla 19: Analizar las normas del grupo actual.
Tabla 20: Los comportamiento instrumentales según Bales.
Tabla 21: Las categorías que estructuran la observación de los procesos grupales
Tabla 22: Registro para añadir y evaluar el material observatorio.
Tabla 23: Registro de observación.
Tabla 24: Dimensiones útiles para la evaluación.
Tabla 25: Un resumen personal.
Agradecimientos
Siempre hay muchas personas que con su apoyo profesional y emocional le posibilitan al autor publicar un libro.
Muchas gracias a mis colegas en el ámbito del trabajo con los grupos. Su creatividad y sinceridad me hicieron crecer y mantener mi interés en el tema. Me gustaría agradecer especialmente a mi colega y amiga Christiane Glatzel, que contribuyó con sus ideas críticas y su estilo tan ameno. Fue una experiencia enriquecedora conversar con ella acerca de aquello que facilita o dificulta un proceso grupal.
También le agradezco mucho a Ignacio Campos, mi profesor argentino de español, por sus correcciones y reflexiones sobre los textos. Siempre me agradan mucho sus sugerencias y comentarios sensibles para expresar los temas más claramente.
Muchas gracias al Sr. Monzón y los colegas de la fundación "Futuro para los Niños", aldea infantil en Salcajá, Guatemala, que me alentaron mucho para publicar algo sobre este tema. Fue muy interesante hablar con él y el equipo de la fundación sobre la posible aplicación de los aspectos teóricos en un contexto de trabajo con niños y adolescentes.
Un dibujo dice más que mil palabras. Me encantan las ilustraciones y los gráficos de Liska Sehnert y Rocío Gómez. La Sra. Hellen Brüggemann se implicó en la gestión y el formateo de los textos e ilustraciones y también contribuyó con algunos gráficos. Fue un placer trabajar con ellas.
Muchas gracias a las colegas Lic. María Eugenia Igarzábal y Lic. Ivanna Navas, las directoras del Centro Integral de las Terapias Cognitivas en Tucumán, Argentina. Ha sido una experiencia muy intensa realizar seminarios sobre la dinámica grupal en el Centro y yo conservo muy buenos recuerdos de nuestro trabajo en común.
Finalmente, muchas gracias a todos los integrantes de los grupos en los que fui la coordinadora o una integrante más. Me enseñaron mucho sobre las dinámicas, el poder y la riqueza de lo grupal. Además, me ayudaron a crecer profesional y personalmente.
Para mí, los grupos siempre fueron un tema interesante y desafiante al mismo tiempo. Evidentemente, los grupos tienen una fuerza enorme, ya que satisfacen el deseo de apego y pertenencia, y al mismo tiempo desafían la necesidad de mantener un sentido propio como individuo autónomo expuesto en un contexto grupal. Pienso que esa dialéctica me fascina e intimida desde mi niñez y fue una fuente de motivación para dedicarme a este tema.
Köln, marzo 2021
Marion Muthmann
Dedicado a mis hermanos Werner, Willi, Walter, Margret y Marlis
PARTE I
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1 Introducción
Este libro se concentra en varios aspectos teóricos y métodos prácticos en el ámbito de las dinámicas de grupo. Trata la definición de un grupo y presenta algunos conceptos, términos y teorías para entender el funcionamiento de los grupos en general. El material presentado puede aplicarse, por ejemplo, en grupos terapéuticos, entrenamientos empresariales, grupos de enseñanza o grupos de deporte. El entrenador del grupo cambiará y adaptará las sugerencias según las exigencias específicas del contexto social concreto donde se realiza el proceso grupal. Por supuesto, yo también espero que con este libro todos los lectores p
uedan entender mejor el funcionamiento de sus grupos de interés o pertenencia.
Además, se presentan unos métodos que se utilizan en el contexto grupal (en Alemania) para poner en marcha las dinámicas. Los ejercicios concretos ayudan a practicar activamente las formas de iniciar, calificar y entender los procesos observados. Naturalmente, al aplicar los métodos y conceptos desarrollados en un entorno sociocultural particular concreto, es necesario considerar las diferencias arraigadas en las diferentes culturas.
En general, cada persona puede figurarse lo que define a un grupo. Muchas veces tenemos una impresión inmediata de la "onda" de un grupo concreto, si es atractivo y flexible, abierto o cerrado. Las impresiones y valoraciones surgen casi automáticamente: podemos recurrir a un cúmulo de experiencias obtenidos por nuestro paso por diversos grupos.
Siempre percibimos los grupos según experiencias personales y específicas, marcadas por nuestra cultura y biografía personal. Para algunos, las reglas y dinámicas de un grupo pueden otorgar seguridad y protección, y para otros pueden significar opresión o un esfuerzo enorme de adaptación. Puede ser que una situación determinada represente el cumplimiento del deseo de participación e influencia activa para algunas personas, y que otras se quejen del caos y las discusiones interminables hasta tomar una decisión.
Por lo tanto, cuando se habla del grupo en el contexto cotidiano no se debe presuponer que existan las mismas nociones. Los diferentes conceptos se activarán a través del contacto y la interacción con los otros integrantes del grupo.
Para orientarse y entender los hechos es necesario estructurar la enorme complejidad creada por los procesos grupales. El observador siempre tiene que ordenar, valorar y clasificar lo observado para reducir la complejidad de la información transmitida.
Sin embargo, siempre se trata de un punto de vista personal, de una manera de orientarse basada en la aplicación de criterios determinados para elegir y ordenar la información.
Los métodos presentados definen ciertos criterios elegidos de investigación y observación, y en parte reflejan el punto de vista científico y el entendimiento del entorno cultural de donde éstos provienen.
El libro está dividido en tres partes. La primera parte trata de aspectos generales (por ejemplo características destacadas del grupo) y se ocupa de unos conceptos teóricos que forman la base para entender y estructurar los procesos grupales (por ejemplo el mundo interno y el entorno del grupo, las fases grupales). También se presentan unas sugerencias prácticas como introducción al tema y se aclaran los aspectos determinantes.
La segunda parte es una combinación de unos aspectos teóricos, ejercicios y sugerencias prácticas. La tercera parte aclara formas y métodos para finalizar y evaluar un proceso grupal.
2 ¿Qué es un grupo? Unos pensamientos generales
En general, cada persona puede imaginarse aquello que define un grupo. Muchas veces tenemos una impresión inmediata de la "onda" de un grupo concreto. Por ejemplo, si el grupo es atractivo y abierto o es rígido y cerrado.
Para entender lo que define un grupo es interesante consultar la etimología de la palabra "grupo". La palabra tiene sus raíces en diferentes lenguas. Proviene del italiano "groppo" o "gruppo" y significa "nudo" y sólo más tarde hizo alusión a "conjunto" o "reunión" (Fernández, 1985).
La imagen del nudo retoma la idea de transversalidad. Según Ana María Fernández (1985), no hay una realidad fuera del grupo que produzca mayores o menores efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales: el mundo exterior y el mundo interior del grupo están interconectados indisolublemente.
Además, el concepto del nudo ilustra muy bien la importancia de los efectos y procesos latentes: el nudo consiste de unos hilos; se puede ver una parte de su estructura pero otra parte, quizás muy interesante e importante, se queda en la oscuridad. Evidentemente, esta imagen también tiene algunos aspectos en común con el modelo del témpano, iceberg, para caracterizar los procesos grupales: solamente podemos observar una pequeña parte del total y hay diferentes estructuras y procesos que tienen lugar y están escondidos bajo la superficie del agua, y no se pueden observar directamente.
Otros lingüistas sostienen que la palabra grupo deriva del antiguo provenzal y del germano occidental "Kruppo", masa redondeada, originándose este último significado de la idea del círculo. Fernández (1985) enfatiza que el término "círculo" o "mesa redonda" se asocia con una tradición celta, porque los caballeros de la Orden de los Templarios se reunían alrededor de una mesa redonda, y retoma la idea de igualdad: todos deben estar a la misma distancia del centro.
Para Fernández y sus colegas esta referencia etimológica es mucho más que una mera remisión a la historia de un vocablo y les resulta fundamental para un avance en la teorización de lo grupal: los grupos no son siempre están enmarcados en un entorno social.
La banda de Moebius representa un modelo expresivo para ilustrar la conexión indisoluble entre el mundo externo y el mundo interior del grupo. La realidad externa define la realidad interna del grupo y a la inversa. Disociar esos aspectos crea una construcción artificial. Esa perspectiva integral caracteriza el punto de vista científico latinoamericano en la investigación de los procesos y dinámicas grupales.
En una investigación internacional (House y colaboradores: Jonas, Stroebe, Hewstone, 2014), se analizaron las cualidades deseadas de liderazgo en varios regiones del mundo (por ejemplo en los Estados Unidos, Inglaterra, Europa del Este, Europa del Norte y la Europa germanoparlante, Asia del Sur, América Latina, el Oriente Medio).
En comparación con otras regiones del mundo, en la Europa germanoparlante se prefiere claramente un estilo de liderazgo participativo, que no sea autocrático. Además, se tiene la expectativa de que el liderazgo delegue una parte de sus tareas.
Un estilo carismático (visionario, inspirador, decidido y dispuesto a correr riesgos) es especialmente valorado en los estados angloamericanos (EE. UU., Canadá, Inglaterra). En América Latina el estilo de liderazgo deseado está claramente orientado hacia el grupo y se pone énfasis en la importancia de la comunicación. En las regiones de Oriente Medio, en cambio, se destacan los grados más bajos en relación con la orientación hacia el grupo y se valora un estilo de liderazgo protector (el líder debe estar consciente del estatus y actuar de manera formal) con poco interés en la participación del grupo.
Los estilos de liderazgos autónomos (orientados hacia los miembros de forma individual) son más valorados en Europa del Este que en otros países. Por el contrario, en América Latina los estilos de liderazgos muy apoyados en la autonomía de los individuos obtienen la clasificación más baja.
Los resultados indican que en las culturas colectivistas la propia identidad individual está conectada indisolublemente con el grupo de pertenencia. Por lo tanto, los esfuerzos en el contexto grupal también revalorizan la propia identidad.
Además, algunos resultados de investigaciones sugieren que en las sociedades individualistas el concepto del honor está conectado estrechamente con una aprobación de los valores que representan aspectos de independencia (por ejemplo, la autoestima o un rendimiento personal superior). En esas sociedades, las amenazas contra la autonomía y autodeterminación suelen provocar mucha vergüenza y fuertes enojos. En cambio, en las sociedades más colectivas el concepto del honor está conectado fuertemente con valores que expresan interdependencia, tales como la lealtad y la honradez. Además, en esas sociedades se siente más vergüenza y enojo cuando alguien ofende la honra de la familia, o sea, ofende el sistema social de pertenencia (Jonas, Stroebe, Hewstone, 2014, pág. 594).
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Ilustración 1: moebius iStock, Jennifer Borton
Además, no es posible fijar la orientación de la banda. Si uno dibuja, por ejemplo, una flecha sobre la banda y la mueve a lo largo de su única cara, se observará que cuando regrese al punto de partida la flecha habrá cambiado de sentido.
Las cintas de Moebius tienen utilidad práctica y también sirven como modelos para ilustrar la naturaleza cíclica de muchos procesos. En el contexto de las dinámicas grupales, la cinta de Moebius simboliza muy bien la conexión indisoluble entre el mundo dentro de un grupo y lo que está "fuera", entre lo individual y lo social.
En ese contexto, la psicóloga social argentina Ana María Fernández (1985) introdujo el concepto de transversalidad: los grupos no son islas, siempre están conectados esencialmente con su entorno (social). O sea, la realidad "externa" es parte integral del contexto de cualquier grupo concreto. Los individuos tampoco son islas, ya que han internalizado e incorporado su entorno, del que dependen como seres esencialmente sociales.
Por lo tanto, una conceptualización que distinga entre un "grupo concreto", el "mundo interno" y el "mundo común" parece altamente artificial. A veces, puede ser útil diferenciar los aspectos múltiples que influyen en los procesos para manejar la complejidad de la realidad social y observar o describir sus manifestaciones. Sin embargo, se debe tener muy presente que esa diferenciación tiene una esencia artificial.
Frente a eso, según otros conceptos contemporáneos norteamericanos y europeos (König, O., Schattenhofer, K., 2012), los grupos siempre se forman a partir de la existencia de otros grupos: se define una realidad dentro y fuera del grupo concreto. Ambos entornos pueden ser disociados y tratados como objetos de investigación más o menos aislados. Sin embargo, también se considera y examina la interacción entre ambas realidades.
Esa perspectiva se expresa en un modelo del mundo externo y el mundo interno del grupo.
Hay algunas características que definen el grupo y que se mencionan frecuentemente:
- Hay relaciones sociales y contactos relativamente duraderos.
- Hay comportamientos tanto "solistas" como colectivos.
- Hay una cierta identificación (unidad) de los integrantes con los valores, los intereses y las tareas o los objetivos en común del grupo.
- Hay relaciones directas.
- Los integrantes se perciben mutuamente, están presentes y actúan directamente.
- Hay una cierta diferenciación entre los papeles existentes en el grupo (liderazgo, integrantes).
- Los integrantes experimentan una cierta solidaridad.
- Hay límites espaciales y temporales con otros individuos y grupos del entorno.
3 Aspectos que influyen en el funcionamiento del grupo
Los grupos no son islas, están esencialmente influidos por las características propias de sus integrantes (mundo interior) y la gama amplia de los aspectos socioculturales (mundo exterior) que organizan las interacciones intra y extragrupales.
Ilustración 2: el mundo interior y el mundo exterior del grupo. Inspirado en un modelo de König y Schattenhofer, 2012
3.1 El mundo interno del grupo
El mundo interno del grupo se basa en todos los sentimientos, necesidades, valores, percepciones, posturas y comportamientos de cada miembro del grupo.
Naturalmente, cada grupo puede incluir solamente una parte de los aspectos individuales. Caso contrario, el grupo pierde su base existencial y su función de orientación: se ahogaría en las experiencias, intereses y emociones individuales de cada uno de sus miembros.
Preguntas relacionadas con el mundo interno:
- ¿Cuáles fueron las experiencias anteriores de los participantes en otros contextos grupales?
- ¿Cuáles fueron las experiencias anteriores con el poder, las jerarquías, el liderazgo, la cooperación, la solidaridad, la rivalidad, los límites interpersonales y grupales, la lealtad, el apoyo?
- ¿Cuáles son los patrones de protección de cada persona?
- ¿Cuáles son las creencias básicas individuales activadas en un contexto grupal determinado?
- ¿De qué manera interfiere el temperamento de cada uno?
- ¿De qué manera interfieren las características destacadas de las personas involucradas?
- ¿Son extrovertidas o introvertidas?
- ¿Cuál es la forma normal de reaccionar de cada persona en situaciones difíciles o conflictivas?
Lógicamente, mucha información personal de cada uno de los integrantes permanece latente para proteger así al grupo de una sobrecarga o, incluso, un colapso. Para ilustrarlo se puede idear una intersección (corte psicológico) entre el grupo y el "mundo interno" de cada miembro del grupo.
Este libro presenta algunos métodos para juntar las informaciones relevantes del mundo interior:
- Ejercicio: mi sistema de procedencia.
- Diagrama de participación en contextos grupales en el transcurso de la vida.
- Métodos para descubrir los aspectos ocultos del "iceberg" (témpano de hielo). Las programaciones de "allá y entonces".
- Métodos para identificar las creencias básicas que subyacen en el comportamiento mostrado en un contexto grupal.
3.2 El entorno del grupo
El entorno del grupo abarca el conjunto de las personas, las instituciones y los acontecimientos que no pertenecen al grupo concreto. La parte relevante del entorno del grupo se define por los integrantes.
- ¿Cuál es la tarea del grupo?
- ¿Hay otros grupos que podrían ser más interesantes?
- ¿Cómo influyen los recursos disponibles en el desarrollo del grupo (el equipamiento, los recursos financieros, etc.)?
- ¿Hay otros aspectos del contexto que influyen en la capacidad de rendimiento de cada integrante?
- ¿Hay leyes o normas que definen si este grupo, por ejemplo un grupo de entrenamiento, está reconocido como una asociación profesional? ¿Cuáles son los criterios para juzgarlo?
- ¿Hay reglas o normas referidas a la estructura o al contenido del grupo? Por ejemplo, las asociaciones profesionales determinan cuáles son los requisitos para ejercer como supervisor y definen entonces los entrenamientos convenientes.
Para mantener la orientación y su funcionamiento el grupo excluirá aquellos aspectos del mundo externo que le parezcan menos importantes. La intersección y el deslinde antes dichos aspectos poco relevantes se denomina el "corte social".
Ambos mundos siempre aparecen en un contexto grupal. Dependiendo del grupo concreto, la importancia del mundo interior y del exterior pueden variar. En los grupos de terapia y los grupos de autoayuda, el mundo interno está en un primer plano. Comparado con eso, los grupos creados de forma forzada y formalizados (por ejemplo las clases de una escuela o los partidos políticos) dan más importancia al mundo externo.
Para poder formarse, mantenerse y desarrollarse como sistema social, el grupo siempre tiene que poner límites tanto a su mundo interno ("corte psicológico") como a su entorno (“corte social”). Cada grupo se define por la manera en que resuelve dichas tareas sistémicas (incluir y excluir aspectos del mundo interno y del mundo externo).
Sugerencia posible para cualquier grupo: los integrantes reflexionen sobre los aspectos del mundo interno y del mundo externo que tienen relevancia en el contexto de su grupo concreto.
La investigación del grupo por medio de las dinámicas grupales abarca tanto el comportamiento dentro del grupo como el comportamiento entre varios grupos.Las dinámicas dentro de un grupo o entre unos grupos relacionados se hacen perceptibles, se analizan y, a veces, se modifican.
Ilustración 3: dinámicas intra e intergrupales.
3.3 La perspectiva categorial o sistémica del grupo
La categoría y el sistema reflejan entendimientos diferentes en relación al grupo. Según el entendimiento categorial, las características compartidas de las personas que dan forma al grupo son el criterio esencial. Los criterios "lugar de referencia" o "sexo", por ejemplo, pueden diferenciarse de una muchedumbre y determinar por lo menos dos grupos.
Según el entendimiento sistémico, las interacciones continuas entre las personas involucradas definen sustancialmente el grupo. Es decir, un grupo estructurado según un criterio formal (según una categoría) puede transformarse en un sistema social solamente cuando dichas personas están juntas un lapso de tiempo realizando un intercambio.
Según la teoría gestáltica, "el todo es más que la suma de sus elementos". El grupo como sistema social se construye a través de cada individuo pero también y esencialmente por las interacciones entre todos los integrantes. Estas relaciones forman el criterio crucial para hablar del grupo como sistema social.
Todo lo que hacen, piensan o sienten los integrantes del grupo como sistema social no solamente está conectado con el estado intrapsíquico de cada uno y tampoco depende solamente de las condiciones previas y externas del grupo. Los comportamientos de cada uno se relacionan con el grupo como sistema en sí mismo: la conducta de cada integrante marca normas que influyen y cambian el comportamiento de todos los otros.
Los procesos del feedback continuo crean un sistema social que se caracteriza por una cierta singularidad. Las características centrales del grupo pueden ayudar a dar seguridad e identidad a sus miembros. Al mismo tiempo, también pueden estimular sentimientos de reserva y ansiedad cuando se siente una influencia desmesurada o imperativa del grupo como sistema (los "lados oscuros" del grupo).
Después de un lapso de tiempo, los grupos como sistema social:
- Tienen una identidad propia con unas normas subyacentes.
- Disponen de unas experiencias en común.
- Forman un sistema social único.
- Tienen que manejar las características de cada uno, también sus preocupaciones o reservas.
- Además, los integrantes tienen más conocimientos y experiencias compartidas que crean una historia propia como sistema social.
Finalmente, el grupo como sistema social siempre tiene una dimensión temporal, es decir hay un "antes" y un "después". El grupo comparte experiencias variadas que cambian tanto su estado en general como la situación de cada miembro del grupo (por ejemplo: "Después de este acontecimiento hubo más cohesión").
Sin algún suceso o momento crucial (un "antes" y un "después") el grupo no es un sistema social, sino un conjunto de personas definido por criterios determinados (por ejemplo, sexo, edad, gustos personales...).
Sugerencia para iniciar la reflexión: ¿somos un grupo? Si parece útil, el guía del grupo promoverá entre los participantes un debate para esclarecer si forman un grupo que cumple con los criterios de la definición presentada.
3.4 Requisitos y exigencias básicos
Para promover los procesos de aprendizaje los entrenadores deben crear un marco estable. Dependiendo del nivel del funcionamiento del grupo, a los participantes también les interesará definir ciertos aspectos:
- Fijan el lugar y la duración del entrenamiento.
- Designan el grupo receptor del entrenamiento.
- Perfilan el enfoque y el temario del entrenamiento.
- Fijan metas realistas.
- Describen las formas de aprendizaje (el pleno, trabajo en subgrupos, trabajo individual, sugerencias y ejercicios como juego de roles u otros).
- Acompañan el proceso grupal de forma mesurada y con una intervención diferenciada.
El grado de estructuración del proceso grupal está determinado esencialmente por los entrenadores y puede variar marcadamente. Mientras que, por ejemplo, los grupos con muchos temores e integrantes con una estructura psíquica débil posiblemente necesiten un marco claro y bien definido (por ejemplo pacientes psiquiátricos muy vulnerables, personas con fobia social o una gran timidez en contextos sociales), los integrantes más estables pueden asumir una mayor responsabilidad para el proceso grupal y se benefician con una actitud más reservada del entrenador.
Por otro lado, los grupos clásicos dinámicos suelen funcionar con un nivel bajo de intervención del liderazgo y se caracterizan por un nivel alto de autonomía y autoorganización.
Los ejercicios y sugerencias propuestos en este libro se entienden como una forma de estimular el intercambio entre los integrantes e iniciar procesos constructivos de reflexión. El liderazgo explicará su papel en el proceso grupal y fijará una realización concreta de los ejercicios según las condiciones, la capacidad y las metas del grupo en cuestión.
El tipo de participación de los integrantes en la forma concreta del grupo puede variar mucho. Por ejemplo, los participantes como público que escucha a un conferenciante están aparentemente “pasivos”, mientras que los integrantes de un taller más probablemente consigan y produzcan el material que los caracteriza como grupo y lo analizarán juntos. En ese caso, en el transcurso del tiempo se van perfilando los papeles y las dinámicas del grupo se ponen lentamente en marcha (véase el modelo del "iceberg"). En algunos grupos parece deseable que los integrantes perciban y expresen sus sentimientos personales que surjan en el contexto grupal, mientras que otros grupos se concentran en aspectos formales y materiales. Por ejemplo, en los grupos de la terapia dialéctica comportamental (DBT, D ialectic B ehavioral T herapy) se enfatiza la adquisición de diversas habilidades para promover el nivel de funcionamiento de cada integrante del grupo. En general, los grupos más orientados a la interacción de los integrantes tienen que mantener o recuperar una cierta distancia que permita analizar y entender lo experimentado. Si esa toma de distancia dentro de la interacción no está garantizada, el proceso resultará desequilibrado o incluso caótico.
Especialmente en los grupos dinámicos los entrenadores a veces no hacen lo que se espera de ellos y esto puede provocaren esos grupos también es importante soportar un cierto grado de tensión e
Poco a poco los miembros comienzan a hacer público sus sentimientos (temores, inseguridad, simpatía…) y pensamientos (fantasías, deseos, exigencias, observaciones…) e inician un intercambio personal.
En los grupos que se concentran en el intercambio personal de sus integrantes es probable que los integrantes conozcan más la variedad de los patrones individuales de reacciones ante una situación nueva y aprendan algo sobre lo esencial de un grupo y sobre su parte personal en el "juego". ¿Cuáles son las características de este grupo? ¿Cómo funciona y cómo se organiza? ¿Cómo se describe mi aporte relacionado con las tensiones existentes o las soluciones elaboradas?
Evidentemente, en los procesos de exteriorización mutua de los sentimientos vividos en situaciones conjuntas se crea unLos sentimientos de simpatía o antipatía y los patrones individuales para iniciar, dar forma y mantener las relaciones con los demás se desarrollan rápida y consistentemente. Cuando una persona quiere aprender algo sobre sí misma y sobre los demás, tiene que estar dispuesta a ponerse profundamente en contacto con los otros.
Los ejercicios presentados en este libro ayudan a iniciar y acompañar los procesos grupales y también ofrecen una base para la reflexión sobre aspectos grupales muy variados.
Los procesos grupales tienen límites claros que permiten a los integrantes mostrar sus emociones y experimentar patrones nuevos de comportamiento. Especialmente en grupos con una duración más o menos breve seguramente habrá opiniones diferentes sobre la energía que cada uno quiere invertir para un proceso limitado temporalmente. Para iniciar y mantener un proceso intenso los integrantes tienen que enfrentarse con las relaciones recíprocas, sabiendo que el proceso grupal tendrá un fin (por ejemplo, un entrenamiento en las dinámicas grupales, una terapia grupal o un proyecto laboral).
Algunos grupos se separan después de un lapso de tiempo (por ejemplo, proyectos laborales, cursos grupales, terapias grupales). Otros grupos se caracterizan por una existencia de larga duración (por ejemplo, la vecindad o el equipo de compañeros del trabajo). Mientras que en el algunos grupos las personas no se conocen inicialmente (un curso o un entrenamiento), los miembros de otros grupos tienen un contacto diario más o menos prolongado e intenso.
Sin embargo, en todos los grupos (como sistema, véase más arriba) las dinámicas grupales, tratadas en este libro, desempeñan un papel decisivo en la organización de las interacciones visibles u ocultas de sus integrantes.
Ese hecho, por supuesto, tendrá una influencia fuerte en la manera de proceder por parte del liderazgo, ya sea en las sugerencias prácticas propuestas o en los métodos de análisis de los procesos observados. Por ejemplo, en un equipo de trabajo en la mayoría de los casos no es aconsejable exteriorizar informaciones muy íntimas. Por otra parte, los grupos de entrenamiento intenso con un enfoque en el crecimiento psicosocial de cada integrante son una buena oportunidad para experimentar con patrones comportamentales nuevos y poco comunes.
Muchas veces es útil que el entrenador proponga trabajar de forma variada. Se puede analizar un tema de manera individual y después iniciar un intercambio con otros integrantes particulares, o también se pueden formar subgrupos de reflexión. El pleno es otro lugar de aprendizaje importante. Los subgrupos se reencuentran en el pleno para aportar las experiencias y los resultados del trabajo grupal o subgrupal. En ocasiones, el pleno provoca sentimientos de ansiedad porque los participantes se enfrentan con todos los asistentes del grupo (entrenadores, integrantes del otro grupo, el grupo mismo). Esa situación puede ser, naturalmente, muy desafiante para muchas personas.
El liderazgo oficial puede dar forma al pleno de diferentes maneras. Las formas altamente estructuradas enfatizan la responsabilidad del liderazgo en el proceso grupal y los resultados obtenidos. Esa estructura a veces reduce el temor de algunos participantes, pero otros miembros quizás se sientan demasiado controlados o tutelados. Las formas menos estructuradas suelen aumentar el grado de estrés y pueden provocar, por ejemplo, temor o ansiedad ante la posibilidad de perder el apoyo de los demás. Por ese motivo, a algunos integrantes les parece más desafiante ponerse en contacto personalmente con los demás y participar más activamente de los procesos intragrupales. Por otro lado, comparado con los integrantes de un grupo más estructurado, esas personas probablemente se sientan más autónomas y responsables del proceso y los resultados. También es posible que se sientan más involucradas en los sucesos, ya que los problemas o aspectos tematizados aluden directamente a los propios integrantes (véase más arriba).
Además, en el contexto del pleno se pueden experimentar y analizar los procesos intergrupales (el grupo propio, por ejemplo las mujeres, versus un grupo ajeno, por ejemplo los hombres): las experiencias, fantasías, valoraciones o los sentimientos de un grupo respecto a otro grupo.
Hay diversas formas para trabajar en el pleno:
- Los subgrupos se reencuentran y cada uno presenta al otro los resultados de su trabajo en común. Para eso, pueden utilizar toda la gama de los métodos creativos para dar forma a la presentación (escribir los resultados utilizando el flipchart, hacer pequeños piezas de teatro para dar una impresión de los temas y del ambiente en el grupo, inventar presentaciones breves para ilustrar experiencias centrales…).
- Los subgrupos encuentran símbolos que representan a los integrantes de los otros subgrupos (dibujos, objetos…). Se inicia un proceso de reflexión. Los grupos y sus integrantes emiten y reciben un feedback de los demás.
- Unos grupos de trabajo elaboran un tema especial (a veces una propuesta del liderazgo oficial) y presentan los resultados al pleno (por ejemplo las mujeres describen lo que les llamó la atención respecto al comportamiento de los hombres; los hombres se juntan en grupo para intercambiar sus experiencias…).
En el pleno los integrantes pueden aclarar sus necesidades en el contexto grupal e intentar encontrar una relación entre la forma de organización del grupo, la satisfacción de sus integrantes, el ambiente y la cualidad de los resultados.
3.5 Los niveles diferentes de intervención
En general, el coordinador del grupo está interesado en la estimulación de los procesos de aprendizaje utilizando una amplia gama de métodos. Los métodos presentados en este libro focalizan en los tres ámbitos de aprendizaje descritos por Spindler y Wagenheim (2013). Básicamente, las intervenciones se concentran en los aspectos más individuales o en los aspectos más grupales. Aunque se trata de una diferenciación parcialmente artificial (véase más arriba: modelo Moebius), en el ámbito de la estimulación e investigación de los procesos grupales los enfoques diferentes son útiles y permiten la (re-)construcción de posibles nexos coherentes y determinantes.
Esta diferenciación también sirve para hacer más visible y menos confuso el enfoque de las intervenciones del entrenador o coordinador del grupo. Sin embargo, en la realidad compleja de los grupos los niveles de aprendizaje están vinculados estrechamente.
Dependiendo del enfoque de un grupo concreto y la constelación de las personas involucradas (por ejemplo si se trata de un grupo terapéutico, un entrenamiento de un equipo gerencial o un grupo de autoconocimiento), los entrenadores elegirán métodos de los diversos ámbitos de aprendizaje y adaptaránlas sugerencias según las condiciones específicas del grupo en cuestión.
Mientras que, por ejemplo, en los entrenamientos para las dinámicas grupales se focaliza en el "grupo como cuerpo" (nivel III), en los grupos terapéuticos uno se concentra más en el aprendizaje individual (nivel I) o interpersonal / subgrupal (nivel II): hay un énfasis diferente según el tipo de grupo.
Para aprovechar el potencial del grupo, el coordinador conectará la información individual (por ejemplo las reglas de supervivencia, las creencias básicas, estilo de percepción...) con la situación concreta de un grupo determinado (por ejemplo patrones de comportamiento grupal, la importancia del comportamiento de un integrante para el funcionamiento del grupo, la asunción y la adjudicación de papeles vacantes...). De esa forma, el coordinador combina el "aprendizaje vertical" (la historia y situación de cada integrante, nivel I y II) con el aprendizaje horizontal (la situación y el funcionamiento del grupo en la actualidad, nivel III).
Es muy probable que, en la mayoría de los casos, los integrantes se vean beneficiados con una combinación adecuada de los tres niveles.
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Tabla 1: Ámbitos de aprendizaje.
PARTE II
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4 Entender el funcionamiento de los grupos: los niveles de conciencia e inconciencia del proceso grupal
Las dinámicas de los grupos son de gran importancia en los diversos contextos de la vida, tales como la vida privada, la familia, el trabajo, la economía, la política, la educación o el deporte.
En cada grupo se desarrolla espontáneamente una dinámica grupal consciente e inconsciente. La percepción y el entendimiento de los procesos conscientes y la identificación de los aspectos inconscientes ayudan a entenderse a uno mismo y los contactos interpersonales con más profundidad. Además, pueden servir para ampliar y promover las aptitudes sociales.
El modelo del iceberg (témpano de hielo) es una ilustración con implicaciones prácticas de la graduación del espectro conciencia / latencia que caracteriza los procesos grupales.
4.1 El modelo del "iceberg" (témpano de hielo)
No se conoce con claridad el origen de este modelo. El iceberg conceptualiza los diferentes niveles de conciencia e inconciencia que siempre subyacen en las actividades e interacciones de las personas que comparten un contexto grupal. El modelo se basa en unos conceptos psicoanalíticos de Freud, según los cuales existen diferentes niveles de conciencia que dirigen el comportamiento del grupo y de cada persona dentro del grupo.
Por un lado, hay actividades y fuerzas motrices evidentes y conscientes que dan inicio al proceso grupal y al comportamiento de cada persona. Además, hay aspectos y motivos que suelen oscilar entre lo consciente y lo inconsciente. Y en la mayoría de los casos, los aspectos y motivos que impulsan un comportamiento determinado son desconocidos por las personas involucradas.
La transferencia del modelo del iceberg a la comunicación humana fue muy probablemente obra de Paul Watzlawick (en Geramanis, 2017). La parte visible del iceberg representa el nivel objetivo de la comunicación y la parte invisible se refiere a la dimensión relacional de la comunicación. Solamente una parte pequeña se refiere al nivel objetivo. La mayor parte abarca los contenidos emocionales y psicosociales que se transportan inconscientemente.
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Ilustración 4: el témpano de hielo.
4.1.1 La dimensión de lo visible
La dimensión de lo visible abarca todas las actividades observables que se refieren al cumplimiento de una tarea cierta, por eso toca los aspectos objetivos. Los procesos pendientes pueden describirse, por ejemplo, con flujogramas y modelos descriptivos. Esta dimensión se encuentra en todas las metas que se fije el grupo y determina esencialmente el proceso visible. El observador se concentra en la manera en que el grupo trata y resuelve un problema determinado.
Por ejemplo:
- La meta del encuentro.
- Los ejercicios y las técnicas elegidos.
- La formación de pequeños grupos de trabajo.
- La presentación de los resultados en el pleno.
Diagramas, estadísticas o modelos para organizar el trabajo y obtener los resultados deseados también forman parte de los procesos objetivos y visibles.
Es muy importante tener en cuenta que las condiciones y exigencias del mundo externo, por ejemplo nuevos desarrollos, formas de competencia que exigen una reorganización o el nivel de recursos disponibles, influyen considerablemente en las tareas y objetivos predominantes. En el modelo ilustrado los aspectos externos influyentes se representan a través de las nubes y el viento.
4.1.2 La dimensión de lo parcialmente visible
Necesariamente, los encuentros y las interacciones entre los miembros del grupo estimulan y provocan dinámicas sociales: surgen sentimientos, deseos y necesidades de cada miembro del grupo (de manera más o menos activa).
En cada situación de su vida social el individuo compara su momento actual con sus vivencias importantes pasadas, positivas o negativas. Esos procesos de comparación (allá y entonces, aquí y ahora) suelen efectuarse más o menos inconscientemente. Está claro que la satisfacción de los deseos y necesidades relacionales de cada integrante (experimentados en el pasado o en la actualidad) determina fuertemente su entrega y franqueza demostradas en un grupo. En ese sentido, las necesidades relacionales básicas asociadas con el sentido de seguridad personal y de apego a los demás desempeñan un papel decisivo.
Cuando una persona se incorpora a un grupo nuevo o cuando un grupo ya existente tiene que enfrentarse a cambios significativos, el modelo relacional interno (que influye en el comportamiento social actual de cada integrante del grupo) se pone en marcha, normalmente de manera inconsciente. Es decir, las "huellas dactilares" biográficas se reactivan en la actualidad. Por ejemplo, si los cambios biográficos personales fueron asociados con experiencias dolorosas, el individuo muy probablemente mostrará más resistencia ante cambios actuales, aunque a largo plazo sean necesarios. Además, la falta de solidaridad o de apoyo emocional y práctico en el sistema familiar o, más precisamente, en el sistema de procedencia puede provocar con más facilidad sentimientos de preocupación y desconfianza en un integrante del grupo, mientras que otro integrante con experiencias anteriores más benignas probablemente se incorpore al grupo con curiosidad y una actitud abierta.
La inclusión, el control y el afecto describen deseos sociales básicos del ser humano. Desde la niñez dependemos de la aceptación de un grupo que nos cuide y al que pertenecemos para sentirnos seguros (inclusión). Además, el niño necesita experimentar que puede influir y controlar en cierto grado su entorno (por ejemplo, que alguien acuda para calmarlo cuando él llora). El niño aprende que puede provocar reacciones deseadas o indeseadas en su entorno (control).
Además, todos los seres humanos desean ser apreciados y queridos, y buscan la cercanía corporal y emocional de personas benévolas (afecto). La satisfacción, o la frustración, de esas necesidades sociales determina tanto la propia autoimagen como la imagen que uno desarrolla de los demás.
Los miembros del grupo se influyen mutuamente e intentan establecer un sentimiento de seguridad personal en el contexto grupal. En consecuencia, se ponen en marcha varios procesos grupales para lograr esta meta:
- Se desarrollan normas y reglas.
- Se desarrollan y/o se consolidan los primeros subgrupos y coaliciones.
Las normas abarcan los imperativos y las prohibiciones "extraoficiales" y los miembros del grupo se orientan en ese sentido, aunque no son pautas explícitas y a veces parecen totalmente "naturales". Los integrantes forman subgrupos que reflejan su sentimiento de cercanía o distancia con los miembros de los otros subgrupos y brindan un sentido de seguridad personal más intenso.
Esta dinámica refleja un proceso interpersonal muy complejo y se desarrolla independientemente de la meta "objetiva" del grupo.
Hay tres aspectos útiles que sirven para ordenar y reducir la complejidad de estos procesos grupales y reflejan los deseos básicos relacionales ya descritos (véase más arriba): la pertenencia, el poder y la intimidad forman el llamado "espacio de las dinámicas grupales".
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Tabla 2: Dimensiones de las dinámicas grupales
La pertenencia se refiere al deseo de ser incluido y no estar solo. Todas las personas quieren sentirse parte de una comunidad. Bajo condiciones favorables es posible elegir por propia voluntad la cercanía o la distancia correspondientes con los rasgos específicos del individuo. El poder se refiere al deseo de influir en los procesos de decisión o desistir de la influencia personal. Algunos integrantes del grupo quieren asumir más responsabilidad e influir activamente en los pasos a seguir. Otros integrantes no quieren desempeñar un papel activo, más bien buscan apoyo o prefieren delegar la responsabilidad en otros miembros interesados y supuestamente en condiciones de dar forma a los procesos grupales. La intimidad se refiere al deseo de sentirse emocionalmente cerca de los demás. Por un lado, todas las personas necesitan conexión y seguridad, pero al mismo tiempo todos los integrantes del grupo también tienen que respetar una cierta autonomía y los límites personales de cada uno. De esa manera, la cercanía y la distancia socioemocional pueden manejarse flexiblemente.
En el proceso grupal las dimensiones que forman el "espacio de las dinámicas grupales" están tematizadas y "son negociadas" permanentemente, de un modo más o menos consciente y, mayormente, poco sistemático.
Concentrarse en esos puntos ayuda al observador en los momentos de confusión provocados por la enorme complejidad de la información y también le facilita aclarar alguna pregunta pendiente y central: "¿Cuál es la dimensión decisiva en el proceso observado? ¿Cómo se describe el enfoque más relevante? ¿Qué está pasando realmente en este grupo?".
El observador se concentra por igual en lo que sucede entre los miembros del grupo y en el grupo como conjunto. Sin embargo, incluso una información muy detallada y absolutamente exacta sobre cada uno de los integrantes no permite predecir con certeza la dinámica grupal consiguiente: el grupo es más que la suma de sus componentes.
Además, el grupo no puede apoderarse completamente del individuo. Como el poder es un fenómeno social, el poder de un grupo o de un individuo depende de aquellos que en mayor o menor grado aceptan, toleran o rechazan la imposición de la voluntad ajena.
También existen diferentes métodos que ayudan al observador a establecer más objetividad para evaluar los procesos grupales:
- El esquema de categorías según Bales (Bales y otros, 1979).
- Los métodos sociométricos (Cornejo, 2006).
- Confrontar al grupo con un feedback de lo observado (Antons, 2011).
En este nivel, los procesos de dinámica grupal ya se han puesto en marcha.
4.1.3 La dimensión de lo invisible
La dimensión de lo invisible se refiere al nivel del significado personal de las relaciones intra e interpersonales. A veces se observan comportamientos individuales en el contexto grupal que aparentemente no tienen sentido o, mejor dicho, no tienen un desencadenante lógico o comprensible: una persona pierde el tino, muestra un escepticismo desmesurado o provoca confusión, miedo o intimidación...
Evidentemente, la situación grupal activa miedo y ansiedad latentes e inconscientes. Por esto, pueden surgir algunos conflictos intrapsíquicos de los miembros del grupo. Se muestran patrones de conducta para protegerse y se utilizan estrategias para establecer un sentimiento de seguridad personal.
Ciertos patrones aprendidos en el primer grupo (la familia) para establecer, mantener y dirigir las relaciones (experiencias desde el "allá y entonces") son transferidos y activados en la situación grupal actual ("aquí y ahora"). El observador se concentra tanto en los procesos psíquicos individuales activados por el ambiente como en las interacciones dentro del grupo y la interactividad de los aspectos observados.
Las terapias grupales se concentran en esta dimensión preguntándose cuáles son los esquemas aprendidos (de una persona determinada) que pudieron ser o habían sido funcionales en una etapa de la vida pasada pero quizás ya no lo sean en el contexto presente. Frente a eso, los grupos operativos frecuentemente están muy interesados en temas objetivos, resultados, soluciones e instrucciones comportamentales claros. Sin embargo, los grupos siempre tienen que considerar todas las dimensiones del témpano de hielo: si se concentran demasiado en los hechos y las tareas objetivas, faltará una consideración necesaria de las dinámicas psicosociales, del ánimo de los integrantes y del ambiente grupal en general. Por otro lado, si el grupo se concentra exageradamente en el aspecto socioemocional, perderá el contacto con los hechos existentes, sus necesidades, tareas y objetivos concretos, faltará una orientación clara y no habrá una buena base para el funcionamiento grupal. El liderazgo tiene que decidir dónde poner el corte psicosocial para proteger al grupo de una sobrecarga de contenidos "privados".
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- Citar trabajo
- Marion Muthmann (Autor), 2021, Dinámicas de grupos. Conceptos básicos y ejercicios prácticos, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/1027363
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