En el presente siglo XXI en Cuba, la política cultural siempre incorporó entre sus líneas esenciales o principios, el rescate de los valores más significativos de la cultura local y nacional. En su operacionalización se cuenta con una red de instituciones que, a partir de estrategias, programas y proyectos, instrumentan la promoción de la memoria histórico-cultural. Surge el análisis sociológico a partir de la necesidad de un esclarecimiento del estudio del consumo de la memoria histórico-cultural con la introducción del concepto, para buscar entre sus contenidos y las diferentes epítemas, puntos de contactos entre consumo y memoria histórico-cultural.
EL CONSUMO DE LA MEMORIA HISTÓRICO-CULTURAL. UN ANÁLISIS SOCIOLÓGICO EN EL ESCENARIO SOCIAL CONTEMPORANEO.
Yulier Díaz Rodríguez, Máster en Ciencias en Desarrollo Cultural Comunitario, Profesor Instructor, Escuela Provincial del Partido “Desembarco del Granma
Resumen
En el presente siglo XXI en Cuba, la política cultural siempre incorporó entre sus líneas esenciales o principios, el rescate de los valores más significativos de la cultura local y nacional. En su operacionalización se cuenta con una red de instituciones que, a partir de estrategias, programas y proyectos, instrumentan la promoción de la memoria histórico-cultural. Surge el análisis sociológico a partir de la necesidad de un esclarecimiento del estudio del consumo de la memoria histórico-cultural con la introducción del concepto, para buscar entre sus contenidos y las diferentes epítemas, puntos de contactos entre consumo y memoria histórico-cultural.
Palabras claves: consumo, memoria histórico-cultural, análisis sociológico.
The consumption of the historical -cultural memory. A sociological analysis at the contemporary social scene
Abstract
XXI in Cuba, the cultural policy always incorporated between its essential lines in the present century or beginnings, the rescue of the most significant moral values of the local culture and national. He has institutions' net in his operacionalization than, as from strategies, you program and projects, they orchestrate the promotion of the historic cultural memory. The sociological analysis as from the need of an explanation of the study of the consumption of the historic cultural memory with the introduction of the concept to search through his contents and the different epítemas, points of contacts between consumption and historic cultural memory, happens.
Key words: Consumption, historical - cultural memory, sociological analysis.
Introducción
En el escenario social contemporáneo los estudios de público, el consumo y los temas referentes a la memoria histórico-cultural, suscitan un amplio interés entre diferentes especialistas de las ciencias sociales. Son varios los autores que en el contexto europeo y latinoamericanos coinciden en afirmar que, los enfoques teóricos centrados en estos conceptos constituyen la base de un cuerpo teórico emergente que aspira a generar una interpretación sintética, multidimensional y de pretensiones integradoras, sobre los fenómenos de los estudios de públicos y su participación en los espacios de apropiación, que origina la articulación social establecida en la relación objeto sujeto, que generan algunas instituciones culturales, entre ellos se encuentran: (Herbert Blumer, 1982; Pierre Nora, 1984; Néstor García Canclini, 1991; Maurice Halbwachs, 1995; Emile Durkheim, 2004; Graciela Pacheco Feria, 2009; Máximo Gómez Castells, 2013; Guillermo Prieto, 2014, Yulier Díaz Rodríguez, 2018).
En la actualidad el concepto de memoria histórico-cultural se ha generalizado como escenario donde se discuten con fuerza cuestiones acerca de la memoria como un problema de la sociedad.1 Sobre este particular, ya se ha reconocido que la distinción entre memoria histórica y memoria cultural está dada por sus propios elementos intrínsecos.
En ese sentido los estudios realizados no permiten profundizar en los elementos que caracterizan el consumo de la memoria histórico-cultural, porque se han enfocado preferentemente en los hechos históricos y la oferta institucional derivada de las colecciones de bienes patrimoniales con que cuentan los museos.
Por todos los argumentos hasta ahora expuestos, realizaremos un esclarecimiento gnoseológico, a partir del análisis e introducción de nuevos conceptos de los cuales se parte en el análisis sociológico, de forma tal que permita entender el desarrollo del consumo de la memoria histórico-cultural como proceso en el que se articulan en la teoría y la praxis estableciéndose relaciones causales objeto-sujeto.
Desarrollo
I. El consumo de la memoria histórico-cultural en el análisis sociológico. Principales referentes teóricos
Para el logro de un mayor esclarecimiento en el estudio de la memoria histórico-cultural, el análisis sociológico se inicia con la definición del concepto que se introduce en el presente artículo por el autor,2 cuando define que el consumo3 de la memoria histórico-cultural no es más que:
El proceso sociocultural en el que se recepcionan, se apropian y usan los elementos contentivos de la memoria histórico-cultural4 a través de símbolos, códigos y significados en el cual estos construyen un grado de satisfacción de necesidades que reconfigura la identidad, cuyos comportamientos expresan un poder específico donde se actualiza la cultura de grupos e individuos en el marco de las construcciones sociales en la que estos participan. (Díaz Rodríguez, Y. 2018, p. 7)
Se alude a este concepto para buscar entre su contenido y los diferentes epístemas que se abordarán, puntos de contactos entre consumo y memoria histórico-cultural. De lo que se trata es del acompañamiento teórico a una definición que por su carácter instrumental condiciona su tratamiento en el estudio del consumo de la memoria histórico-cultural.
En ese sentido Prieto, G. (2011), define como memoria cultural:
(…) el constructo conformado por objetivaciones que proveen significados compartidos por un grupo de individuos en relación con un conjunto de nociones que nos dominan más que otras, con personas, grupos, lugares, fechas, palabras y formas de lenguaje, resultado de una articulación social, en los marcos del espacio y el tiempo. (p. 29)
Esta definición, que constituye el principal aporte de su tesis, sitúa los siguientes momentos: la dialéctica de lo objetivo y subjetivo; el lugar de los significados otorgados a los hechos sociales, el lenguaje como soporte de las narrativas; la memoria se soporta en grupos e individuos; la especialidad y temporalidad en su correlato con un contexto socio-histórico y cultural concreto, y las desiguales apropiaciones de los bienes y servicios históricos-culturales.
Este posicionamiento del concepto memoria cultural deviene en directriz para encontrar en las teorías sociológicas, los asideros que sustentan sus pertinencias en el encuadre teórico y metodológico que se introduce en la presente investigación y de manera significativa, los nexos teóricos y prácticos que se establecen entre la memoria histórica y la cultural, así como su consumo.
La pertinencia de la memoria cultural dentro de los marcos sociológicos, lo vemos referido en los principales postulados de Durkheim (1895) al introducir el análisis de hecho social y conciencia colectiva en el cual el autor antes referido define que: “Los hechos sociales son maneras de hacer o de pensar, reconocibles por la particularidad de que son susceptibles de ejercer una influencia coercitiva sobre las conciencias particulares”5. Este concepto posibilita la comprensión de las expresiones culturales al concebirlos también como hechos sociales, expresiones que revelan imaginarios y que son representados colectivamente.
Los hechos sociales explican los procesos culturales en su dimensión social, y demuestra con ellos que los factores sociales tienen influencia decisiva en el comportamiento de grupos y colectivos que construyen sus relaciones en contextos históricos determinados, a la vez, que interactúan en instituciones las que en gran medida hacen suya dichas expresiones culturales.
Sobre el particular Durkheim (2004), señala que:
Para llegar a comprender costumbres, creencias populares, habrá que dirigirse a los proverbios y dichos que la expresan, sin duda alguna, procediendo de esta manera, se deja provisionalmente fuera de la ciencia el material concreto de la vida colectiva, y sin embargo, por lo cambiante que sea, no se tiene el derecho de postular a priori su ininteligibilidad. (pp. 48-49)
Con estas ideas durkheimiana se afirma que desde los inicios de la sociología, se estableció el vínculo de lo objetivo-subjetivo y la importancia que se le atribuye a las creencias populares que explican también a los hechos sociales.
Otro de los conceptos que se aproxima al presente análisis es el de conciencia colectiva donde, sobre el particular se define:
(...) de acuerdo con las diferentes sociedades, esta conciencia colectiva implica más o menos extensión o fuerza. En las sociedades en que domina la solidaridad mecánica, (…) la fracción de las existencias individuales sometidas a los sentimientos comunes es casi coextendida de toda existencia tienen connotaciones distintivas. (Durkheim. 2004, p. 55)6
En ellas se encuentran los primeros antecedentes sociológicos para el estudio del objeto del presente trabajo al atender Emile Durkheim con mayor énfasis, los hechos sociales no materiales, la cultura y las instituciones sociales. Apoyándonos en el concepto de conciencia colectiva de Durkheim, podemos analizar las instituciones patrimoniales como entidades sociológicas en las cuales se pueden hallar características propias que las definen como espacios donde se articulan diferentes movimientos culturales. El hecho de que en estos se promuevan manifestaciones culturales implica que las mismas tienen normas, leyes y principios establecidos en el tiempo y el espacio que han llegado a cobrar vida propia y que a su vez se ha implantado mediante el proceso de la socialización.
Sin embargo es en la producción intelectual de Maurice Halbwachs7 donde la investigación encuentra sus principales asideros. El autor antes referido introdujo la expresión memoria colectiva en la terminología sociológica y la desarrolló conceptualmente en sucesivas investigaciones. Además plantea que el carácter social de los recuerdos se acrecienta en la medida en que podríamos decir que la memoria, en general, depende de la palabra y la palabra no se puede concebir más que en el seno de una sociedad, por tanto son componentes articulados. El lenguaje se convierte así en el cuadro más elemental y más estable de lo que ya se denomina memoria colectiva.
Efectivamente, entre Durkheim y Halbwachs observamos algunas diferencias al centrar este último su atención sobre el lenguaje y memoria en tanto pervivencia de un pasado que es punto de referencia y ordenador de sentido para los sujetos, no solo en condición de presente. Resulta de sumo interés las distinciones que realiza el autor Guillermo Prieto entre memoria histórica y memoria colectiva en su trabajo “Memoria colectiva y memoria histórica”, al señalar:
La memoria colectiva se distingue de la historia al menos en dos aspectos. Es una corriente de pensamiento continua, con una continuidad que no tiene nada de artificial (…) Por definición no excede los límites de ese grupo. (…) La historia divide la serie de siglos en períodos […] pero los hombres que constituyen un mismo grupo en dos períodos sucesivos son como dos tramos puestos en contacto por sus extremidades opuestas, que no se reúnen de otro modo, ni forman realmente un mismo cuerpo. (2014: 214)
Desde esa posición, se refuerza el criterio de que la memoria colectiva no es similar a la memoria histórica. Mientras la memoria histórica es la colección de los hechos que más espacios han cobrado en la mente de los individuos y grupos, recogidos en textos, libros, biografías, relatos, ordenados, enseñados y socializados por las instituciones sociales y educativas, la memoria colectiva comienza con la tradición, se mantiene viva con las narrativas e imaginarios, con los individuos y grupos que recuerdan los sucesos y los mantienen vivos en sus memorias para recrearlos y legitimarlos.
Los marcos de dicha memoria colectiva son precisamente, para Halbwachs, el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo que se presentan fusionados en unidades espacio-temporales de carácter experiencial y que no son, por lo tanto, meros conceptos, ni formalizaciones de duraciones individuales. Espacio y tiempo son construcciones sociales. De las tesis de Halbwachs se desprende también la importancia del lenguaje como configurador de la realidad y, por lo tanto, lo social.
Las aseveraciones anteriores en cuanto a representaciones y memorias colectivas aun cuando no se inscriben en el esquema micro de la teoría sociológica, y no aluden a las formas en que esta memoria histórico-cultural es consumida por individuos y grupos en las construcciones sociales, se complementan con el desarrollo de la misma que brinda la Escuela de Chicago, la que ha dejado importantes postulados para los análisis de los procesos sociales referidos a la construcción de significados, que se conectan con el concepto de consumo de la memoria histórico-cultural aportado.
Una de las principales tesis8 enunciadas y desarrolladas por esta escuela es concebir a la sociedad humana desde la interacción. Blumer argumentó en su obra “El Interaccionismo simbólico”9: perspectiva y método, el reconocimiento de que el ser humano interpreta las acciones de los demás como un medio de actuación recíproco. Al respecto señala que (…) los principios fundamentales de este análisis son tan penetrantes, profundos e importantes para la comprensión de la vida humana, de un grupo (…) (1982, p, 60). Entonces los diálogos y las intersubjetividades constituyen también mecanismos para la interpretación de las acciones sociales.
En su análisis acerca de la posición de George Mead, de que el ser humano posee un “sí mismo”, incorpora tres postulados, como el mismo nombra, válidos para la comprensión de las ideas aportadas en el análisis de los preceptos teóricos que se han analizado referentes a la memoria histórico-cultural. Estos son los siguientes:
1.- la sociedad humana se compone de individuos dotados de un “sí mismo”.
2.-la acción individual es una elaboración y no un mero producto que las personas la llevan a cabo mediante la conciencia y la interpretación de los aspectos de la situación en la que actúan;
3.- (…) que la acción individual o de grupo consiste en una ordenación de acciones individuales, realizada cuando los individuos interpretan o toman en consideración las acciones ajenas (…) (1982, p. 62).
Más adelante afirma:
(…) “que es fácil verificarlas empíricamente”. No conozco ningún caso de acción humana de grupo en el que no se cumplan. Desafío al lector a que piense o trate de encontrar un solo caso al que no se puedan aplicar. La segunda tesis que se asume de esta teoría es que el significado que las cosas encierran para el ser humano constituye un elemento central en sí mismo (Blumer. 1982: p.63).
Su noción del Interaccionismo Simbólico queda fundamentada en tres premisas básicas:
1. Las personas actúan sobre los objetos de su mundo e interactúan con otras personas a partir de los significados que los objetos y las personas tienen para ellas. Es decir, a partir de los símbolos. El símbolo permite, además, trascender el ámbito del estímulo sensorial y de lo inmediato, ampliar la percepción del entorno, incrementar la capacidad de resolución de problemas y facilitar la imaginación y la fantasía.
2. Los significados son producto de la interacción social, principalmente la comunicación, que se convierte en esencial, tanto en la constitución del individuo como en (y debido a) la producción social de sentido. El signo es el objeto material que desencadena el significado, y el significado, el indicador social que interviene en la construcción de la conducta (p.64).
3. Las personas seleccionan, organizan, reproducen y transforman los significados en los procesos interpretativos en función de sus expectativas y propósitos.
El autor consideró otras premisas importantes como: la distinción entre conducta interna y externa presupone que el individuo se constituye en la interacción social -formación del yo social autoconsciente-, y que no es posible entender el yo sin el otro ni a la inversa, y que los grupos y la sociedad se constituyen sobre la base de las interacciones simbólicas de los individuos al tiempo que las hacen posibles.
Para la sociología, estas ideas desarrolladas por Blumer, H. (1981), y que conducen los análisis hacia las interioridades de los individuos y grupos, se contrapusieron a la concepción desarrollada hasta ese entonces, sobre el individuo visto como simples organismos, concierto, tipo de organización y que responden a las fuerzas que actúan sobre ellas y no como un ser pensante en sí mismo10.
La continuidad de estos análisis durante el siglo XX nos lleva hasta la contemporaneidad con notables interpretaciones acerca de lo subjetivo, la forma en que los sujetos otorgan significado a determinadas construcciones culturales y las peculiaridades que adquieren a través de la memoria. De manera que durante el análisis sociológico tanto de la conciencia colectiva como la de estructuración de los espacios de apropiación de los significados, no se debe alienar los integrantes de la estructura que la componen, sino dialécticamente escrudiñada reciprocidad entre las estructuras y los actores.
Vale aclarar en las singularidades de las conciencias de los actores se hallan componentes de interacción simbólica, ya sea en el lenguaje, en los roles y en las normas participativas, que contribuyen en la formación de la estructura, como bien afirma Mead, que la tarea del sociólogo consiste en hallar en todo el proceso interactivo de los seres humanos el componente de un cambio de significaciones en las acciones de los actores para poder entender los fenómenos sociológicos y como se manifiestan estos en el consumo de la memoria histórico-cultural.
Si bien se ha comenzado a construir el marco de explicación de la memoria histórica y la cultural como concepto, y sus vínculos con el consumo, se hace necesario acercarnos a los diferentes posicionamientos teóricos metodológicos sobre este proceso en el contexto nacional.
II. La memoria histórico-cultura en el escenario social contemporáneo
Sobre el particular existen otros escenarios en el que han explorado estos conceptos siendo el caso de la UNESCO que ha habilitado un programa denominado Memoria del Mundo, en el cual se incluyen instituciones y escenarios de la memoria; así como el comportamiento que tiene ésta en países como España y Argentina, donde la memoria está vinculada a las secuelas de la guerra civil española y la dictadura militar implantada en la Argentina durante los años de 1976 – 1983, respectivamente.
Abdón Mateos (1998-2000)11, en su escrito titulado: “Historia, Memoria, Tiempo Presente”, expone el concepto de memoria histórica como elemento decisivo para delimitar la historia del tiempo presente. Aquí el autor señala que la memoria individual autobiográfica se nutre de la memoria histórica de la colectividad. Para el autor: “(…) la memoria histórica colectiva se refiere sólo a aquellos hechos, ideas y personajes del pasado que tienen influencia en el presente o durante un periodo concreto de la trayectoria de esa agrupación (…)”.
José María Ruiz Vargas en su ensayo “¿De qué hablamos cuando hablamos de memoria histórica? Reflexiones desde la psicología cognitiva”, analiza desde esta perspectiva los fundamentos de la “memoria colectiva”, la “memoria social” y, muy especialmente, la “memoria histórica”. En esta última enfatiza al argumentar que cumple una función social, política y moral. El tema ha cobrado tanta fuerza en España, que la Biblioteca Nacional de este país implementó desde el 2005 una Guía de Recursos sobre la Memoria Histórica que ha colocado en línea y se aprobó que el 2006 se llamara Año de la Memoria Histórica, por decisión del Congreso de Diputados.
En Francia también se trabaja con fuerza el fenómeno de la memoria histórica, donde se le atribuye en su “formulación más común” a Pierre Nora12. En este país tales estudios están marcados por fenómenos más recientes como el período de entreguerras en Europa o la caída del campo socialista, lo que generó profundas reflexiones acerca de las llamadas “fronteras del tiempo presente”. Esta historia se interesa por los orígenes de ese tiempo desde diferentes puntos de vista. Al concluir la Segunda Guerra Mundial se creó en Francia un Comité de Estudios, sobre ese acontecimiento, pero las investigaciones se centraron en aspectos como la resistencia o el colaboracionismo al nazismo. Posteriormente, en 1978 se fundó en París el Instituto de Historia del Tiempo Presente (IHTP), cuyas investigaciones siguieron de manera general la misma línea del Comité de Estudios. Este tema aún sigue siendo de consumo inmediato de la sociedad francesa a través de los medios de comunicación e, incluso, la justicia.
La memoria en su sentido de facultad de reproducción de los gestos aprendidos es uno de los pilares de la existencia humana, nos remite paralela o simultáneamente a la capacidad de recordar, al conjunto de los recuerdos y al lugar o los lugares donde éstos quedan asentados.
La memoria y la importancia de la conservación son temas que deben centrar nuestras investigaciones y proyectos. Un pueblo sin memoria está condenado al “olvido”, entendido como la falta de todo, puesto que sin ella no sería factible la conservación de conocimientos para transmitir formas de cultura. Al no poder hacerlo no tendríamos identidad y no podríamos reconocernos como parte de un todo y, finalmente, no podríamos relacionarnos con el mundo que nos rodea. La memoria colectiva es tan decisiva para la vida social como lo es la memoria individual para cada uno de sujetos sociales.
Es primordial entonces trabajar para la revalorización de la memoria, vista como una herramienta inherente al ser humano que le permite conservar en el tiempo y para el futuro expresiones de la identidad colectiva e individual, -duración cíclica o efímera en algunos casos-. La gran mayoría de las veces, como hemos explicado, es apoyada en esta tarea por la tradición oral, tan desarrollada en los pueblos tradicionales.
El Convenio Andrés Bello viene trabajando en este campo mediante significativas propuestas como el Premio Somos Patrimonio, que cuenta ya con varias ediciones. Con este premio se busca reconocer las iniciativas de los mismos pueblos o de sus organizaciones, tanto para conservar la memoria colectiva, como para un acercamiento y apropiación social y económica del patrimonio cultural, a la vez que se les conciencia acerca de la trascendencia de estas acciones para su desarrollo integral.
Una característica de los pueblos tradicionales andinos es el uso y conservación de la memoria y la oralidad, lo que les da una gran fortaleza de ánimo y vitalidad; a la vez estos conocimientos facilitan su adaptación a la cultura globalizada. Pero esta característica tiene que ser apoyada y reforzada, sobre todo entre las nuevas generaciones, para que no perciban su memoria colectiva como un lastre, sino como un elemento dinámico de vital importancia para su supervivencia, puesto que el patrimonio es un ente vivo que se puede ir adaptando, y significa un «capital cultural» que puede ser “explotado” económicamente en beneficio de sus poseedores.
En este sentido (Prieto, G. 2014) refiere que:
Existen diversas experiencias de conservación, apropiación y uso de la memoria a través de aproximaciones sociales de patrimonio arqueológico que refuerzan las identidades, como sería el caso de la creación del Museo de Leymebamba en el departamento de Amazonas, con el apoyo de organismos foráneos, y que ha significado todo un despertar de la memoria que se encontraba latente entre los habitantes del lugar, y a la par ha reafirmado su identidad como descendientes de una cultura poseedora de ceremonias, tradiciones orales y conocimientos propios que se estaban perdiendo (…). (p. 8)
En América, el rescate de la memoria histórica está marcado por los fuertes procesos de opresión colonial y las dictaduras militares de finales del siglo XX. Un ejemplo de ello es el fundamento sobre el que se erige el fenómeno en Argentina, donde al concluir la dictadura militar implantada durante los años de 1976 – 1983, cobró mucha importancia el concepto de memoria en torno al problema de los desaparecidos, y en la que jugó un papel impulsor la organización de derechos humanos, entre las que se encuentran “las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo”13.
En el escenario social contemporáneo cubano, existen instituciones patrimoniales que generan espacios de consumo de la memoria histórico-cultural desde la propia interacción social, entre ellas de encuentra “el Monumento Plaza de la Patria”,14 la cual tiene como objeto social promover el patrimonio intangible y tangible15 local y nacional, al no contar esta con colecciones de bienes museables propone una manera diferente de concebir, planificar y desarrollar la difusión de ese patrimonio haciendo más complejo organizar las prácticas de consumo. A ello se le suma, los problemas que genera el espacio donde se encuentra ubicada -distante de la vida citadina y del flujo asiduo de visitantes al Centro Histórico Urbano y de los mayores núcleos de escuelas-, situación que desafía la organización de la acción sociocultural.
Muchas de estas instituciones son concebidas por el poder político y gubernamental como espacios de actos y conmemoraciones, lo cual introduce constantes modificaciones a su programación cultural obligando a modificar las coordinaciones realizadas afectando el Status Cuo de las mismas; como las convocatorias de públicos. A la vez se visibilizan como espacios privilegiados como opción turística sobre la base de sus esculturas monumentales y la significación política que posee, en muchos casos se convierten en sedes de los principales eventos conmemorativos de la provincia y el país.
Situación que direcciona el análisis gnoseológico a inquirir en el resultado de la aplicación práctica de la política cultural del patrimonio, desde la perspectiva sociológica del consumo de la memoria histórico-cultural, en atención a que se desconocen los puntos de contacto epistemológico entre consumo y memoria histórico-cultural. En eses sentido se analizan aquellos elementos que convergen en el discurso de diferentes autores cubanos en el escenario social contemporáneo en la operacionalización del concepto de memoria histórico-cultural y sus principales indicadores.
Para adentrarnos en el concepto de memoria histórico-cultural en el contexto Cubano, se partió del análisis hecho por la Licenciada Graciela Pacheco Feria (2009), en su Tesis “El Centro de Estudios Antonio Maceo Grajales: su incidencia en la promoción de la memoria histórico-cultural en la ciudad de Santiago de Cuba”, en opción del título académico de Máster en Desarrollo Cultural Comunitario, y del comportamiento, que este proceso tiene en algunos países de Europa y América, que son referentes en el tema; así resultaron interesantes las lecturas del tratamiento dado en España, donde la preocupación por la memoria histórica está muy vinculada a la guerra civil y la represión franquista.
Autores como José María Pedreño en su trabajo “¿Qué es la Memoria-Histórica?”, expone el concepto de “Recuperación de la Memoria Histórica” como un movimiento socio - cultural, nacido en el seno de la sociedad civil, para divulgar, de forma rigurosa, la historia de la lucha contra el franquismo y sus protagonistas, con el objetivo de que se haga justicia y recuperar referentes para luchar por los derechos humanos, la libertad y la justicia social.
Lorenzo Peña (2006), en su trabajo “La memoria histórica existe”, realiza un análisis acerca de la memoria histórica universal y los elementos que ofrece el filósofo Gustavo Bueno para desmentir este concepto. Este último argumenta que la historia no es memoria, ni se constituye por la memoria, por tanto para él la historiografía como ciencia no es otra cosa que la investigación del pasado a partir de reliquias que han llegado hasta el presente. A esto Lorenzo Peña rebate que con reliquias solamente, no se hace historia, sino sólo prehistoria; que para hacer historia habría que agregar los recuerdos, los testimonios de los participantes en los hechos históricos que son los que permiten diferenciar la historiografía de la arqueología.
En este sentido, el trabajo del Dr. C. José Antonio Escalona Delfino, titulado: “Comentarios sobre Historia y Comunidad”, resultó una guía orientadora y valorativa del surgimiento y evolución que ha tenido el tema a nivel mundial y en especial en Cuba. Importante reflexión ofrece en torno a las consideraciones que hizo José Martí acerca de elementos que hoy se identifican como componentes de la memoria histórica. La introducción del concepto de memoria histórico – cultural realizada por Escalona, es asumida en esta investigación, al creerlo más completo, rico y adecuado a los matices que conforman el fenómeno que se enuncia como:
(…) la acción de reproducción que hacen desde el presente y con vistas al presente, grandes o pequeñas comunidades cuyos niveles de conciencia pueden encontrar sus cotas límites en los conceptos de nación o grupo social y que generalmente conviven en un espacio geográfico urbano o rural más o menos determinado (…). (Al respecto, véase (Escalona. (s.f), p. 64)
La tesis de maestría de María Josefa Sánchez Escalona (2000), titulada: “La memoria histórica para la preservación del patrimonio cultural de la comunidad Los Cayos”, expone algunos indicadores que definen la memoria histórica y abarcan procesos fundacionales de la comunidad; acontecimientos históricos y culturales ocurridos; leyendas, mitos, costumbres, fiestas populares y por último los bienes patrimoniales de la comunidad. La autora alude a la importancia que tiene la memoria, como el elemento que fortalece la nacionalidad y con el cual se coincide en el presente trabajo, cuando refiere que el sentimiento de nacionalidad, estará fortalecido, en tanto exista una conciencia o un sentimiento del pasado común.
Conclusiones
1. Los diferentes posicionamientos teóricos y metodológicos revelaron carencias en el abordaje y actualización del consumo de la memoria histórico-cultural como concepto, requerido de un esquema de interpretación a partir de la experiencia práctica del sujeto.
2. Las categorías sociológicas operacionalizadas permitieron apreciar las reacciones de comportamiento, para revelar nuevas relaciones y perspectivas explicativas de la realidad a partir del esclarecimiento del estudio de la memoria histórico-cultural con la introducción del concepto consumo de la memoria histórico-cultural, buscando entre sus contenidos y los diferentes epístemas puntos de contactos entre consumo y memoria histórico-cultural.
3. La práctica de dominación en la ejecución de los espacios fijos de la programación cultural en las instituciones patrimoniales se manifiestan inconsecuentes con los fundamentos de las condiciones formales en la comunicación, donde es un requisito la ausencia de compulsiones; una de las más frecuentes es la ausencia de pluralidad, factor que crea una situación de dominación que limita la espontaneidad de la comunicación y la formación de una opinión como conducta teórica y práctica para la apropiación de la verdad de las cosas que en el escenario social generan los espacios de consumo.
Referencias
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[...]
1 Pierre Nora: (París 17 de noviembre de 1931 - ), historiador francés, conocido por sus trabajos sobre la identidad francesa y la memoria, el oficio del historiador así como su papel en la edición en ciencias sociales. Es el representante más significado de la llamada nueva historia. Ocupa una posición particular, que él mismo califica de lateral, en la historiografía francesa. Pierre Nora es igualmente conocido por haber dirigido Les Lieux de Mémoire, en tres tomos para hacer un inventario de los lugares y objetos en los que se encarna la memoria nacional de los franceses. La repercusión de su concepto de memoria histórica y su aplicación en España son objeto de polémica.
2 Díaz Rodríguez, Y. (2018 ). “ El consumo de la memoria histórico-cultural por los adolescentes de la ESBU “30 Aniversario de la Batalla de Guisa” que convoca el Monumento Plaza de la Patria en el Reparto Jesús Menéndez de la ciudad de Bayamo. Un estudio de caso” (Inédito) , tesis presentada en opción al título académico de Máster en Ciencias en Desarrollo Cultural Comunitario, pp. 11-29.
3 Nota.-El concepto fue introducido por Nestor García Canclini en 1999 y lo definió como: el conjunto de procesos socio-culturales en que se realiza la recepción, apropiación y los usos de los productos, concepto que en el escenario social contemporáneo ha venido actualizándose por otros autores.
4 Nota.-La memoria histórico-cultural no es más que el depósito de la diversidad cultural que están presentes en los acontecimientos, procesos y hechos históricos, los conocimientos técnicos relacionados con los espacios culturales, los rituales y las mitologías, las tradiciones culinarias, la lengua, la literatura, la música y la danza, así como los juegos y el deporte.
5 Durkheim (2004): Las reglas del método sociológico, pág. 111.
6 Nota.-La conciencia colectiva se refiere al conjunto de creencia y sentimiento común al término medio de los miembros de una misma sociedad, forma un sistema determinado que tiene vida propia: podemos llamarlo conciencia colectiva o común…es, pues, algo completamente distinto a las conciencias particulares, aunque solo se realice en los individuos. Durkheim citado por Ritzen, 2002, p. 35.
7 Nota.-Cronológicamente tres de estas investigaciones fueron publicadas en vida. La primera, inaugural y decisiva—Les Cadres Sociaux de la Mémoire--, violaluzen 1925. La segunda apareció en forma de artículo de revista en 1939 y llevaba por título "La Mémoire collectivechez les musiciens". La tercera, un ensayo de aproximación empírica de los principios teóricos anteriormente expuestos, se editó en plena segunda guerra mundial –en 1941—bajo el título de La topographi elégendairedes Évangilesen Terre Sainte. Más tarde, cinco años después de su muerte, fueron editados una serie de escritos que se acogieron al título genérico de La mémoire collective.
8 BLUMER, Herbert. (1982): El Interaccionismo simbólico, perspectiva y método. Barcelona Hora D.L.
9 Nota.-El Interaccionismo simbólico es una de las corrientes de pensamiento microsociológica, relacionada también con la antropología y la psicología social, que se basa en la comprensión de la sociedad a través de la comunicación y que ha influido enormemente en los estudios sobre los medios. El Interaccionismo simbólico se sitúa dentro del paradigma interpretativo. Éste, analiza el sentido de la acción social desde la perspectiva de los participantes. Este paradigma concibe a la comunicación como una producción de sentido dentro de un universo simbólico determinado.
10 Nota.-En la obra citada, realiza una severa crítica al enfoque de la sociología norteamericana que no incursionaba en las interioridades de las personas para explicar la realidad social y sus acciones sociales. Si vienen su análisis crítico acerca del individuo, reconocía que éste estaba inserto en la estructura de la sociedad: sistema social, estructura social, cultura, status, costumbre, institución. Defendió la tesis de que admitir que la conducta de los individuos, en cuanto a miembros de una sociedad, es la expresión de la influencia que sobre ellas ejercen dichas fuerzas o factores. (véase H.Blumer El interaccionismo simbólico: perspectiva y método).
11 Nota.-Profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Madrid. amateos@sr.uned.es
12 Nota.-Escritor francés (1984-1993), promotor del libro «Los lugares de la memoria», en el cual varios especialistas franceses presentaron sus trabajos relacionados con la Revolución Francesa, la historia y los sitios históricos de Francia.
13 Nota.-Un resultado importante en la reconstrucción de la memoria histórica en la Argentina, fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que fue creada en 1983 por el entonces presidente de Argentina Raúl Alfonsín, y que luego de un profundo proceso investigativo, arrojó el informe llamado Nunca Más, que fue el documento de prueba para la condena a los militares acusados.
14 Nota.-Es una institución patrimonial que se encuentra situada en el Reparto Jesús Menéndez de la ciudad de Bayamo, Granma, Cuba.
15 Nota.-Intangible y tangible (inmaterial y material) estrechamente relacionados con los valores intrínsecos (cualidades culturales subjetivas y objetivas de la construcción), valores patrimoniales excepcionales que van desde: lo histórico, arquitectónico, monumental, artístico, urbanístico, entre otros.
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