Al observar las prácticas sociales y las estructuras que dan forma al espíritu de nuestros pueblos en Colombia, encontramos un sinfín de tradiciones que nos representan como sociedad y dejan en nuestras vidas una huella indeleble. Estas tradiciones sobreviven gracias, en primera instancia, a la transmisión oral, a la vivencia directa de las prácticas y a la memoria histórica, manteniendo vivo aquello que alguna vez creímos había muerto en charcos de sangre.
Así, al abordar el pensamiento iberoamericano y su evolución a lo largo de las distintas etapas vividas por nuestros antepasados, podemos analizar cómo este pensamiento se manifiesta en lugares como Bochalema. A través de este análisis, es posible identificar las etapas y procesos del pensamiento iberoamericano, así como evidenciar las herencias culturales que, pese al paso del tiempo, aún perduran en nuestras sociedades.
RAÍCES Y SABIDURÍA: EL PENSAMIENTO IBEROAMERICANO A TRAVÉS DE LAS TRADICIONES DE BOCHALEMA
“¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio, de la madre que los crió, y reniegan, ¡bribones!, de la madre enferma, y la dejan sola en el lecho de las enfermedades!” José Martí
INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia, nuestra identidad y cultura ancestral se han preservado en representaciones culturales y en la carga histórica de objetos como vasijas y otros elementos que nuestros antepasados indígenas crearon y utilizaron. Esto nos invita a realizar un viaje hacia nuestros orígenes y responde a la necesidad de comprender nuestro pensamiento iberoamericano.
La tierra misma encierra una profunda carga histórica, revelándonos aquello que nos ha formado desde las primeras civilizaciones en América. Pisamos sobre la misma tierra que nuestros ancestros, cultivamos los mismos campos que de los cuales ellos comieron, nos bañamos en los ríos donde ellos desarrollaron sus vidas y comunidades, y seguimos sembrando los mismos frutos que nos legaron. Aquellos seres, colmados de vida y espíritu, merecen un homenaje digno de su grandeza: un memorial que exprese la consistencia de sus luchas y la profundidad de su sabiduría. Y aunque me encantaría escribir estas palabras en su lengua, con sus expresiones y al ritmo de la hermosa melodía del Cóndor Pasa, debo limitarme a esta lengua heredada para hablar de las tradiciones identitarias que, aunque de manera indigna, seguimos practicando para honrar a quienes nos legaron su sangre, forjada en valentía y lucha. Su legado no estuvo envuelto en prendas superfluas y extravagantes de procedencia italiana, francesa, española, inglesa o portuguesa, sino en esenciales y únicas vestimentas como los taparrabos, que reflejaban su conexión con la tierra y su cultura.
Al observar las prácticas sociales y las estructuras que dan forma al espíritu de nuestros pueblos en Colombia, encontramos un sinfín de tradiciones que nos representan como sociedad y dejan en nuestras vidas una huella indeleble. Estas tradiciones sobreviven gracias, en primera instancia, a la transmisión oral, a la vivencia directa de las prácticas y a la memoria histórica, manteniendo vivo aquello que alguna vez creímos había muerto en charcos de sangre.
Así, al abordar el pensamiento iberoamericano y su evolución a lo largo de las distintas etapas vividas por nuestros antepasados, podemos analizar cómo este pensamiento se manifiesta en lugares como Bochalema. A través de este análisis, es posible identificar las etapas y procesos del pensamiento iberoamericano, así como evidenciar las herencias culturales que, pese al paso del tiempo, aún perduran en nuestras sociedades.
BOCHALEMA
Gracias a la tradición oral, que es una de las características distintivas del pensamiento iberoamericano, podemos conocer y recuperar del olvido valiosos relatos históricos. A través de esta tradición, sabemos que Bochalema fue un valle habitado por las tribus indígenas de los Catires, Chiracocas y Bocalemas, quienes establecieron sus comunidades en este fértil territorio, atraídos por el abundante caudal de agua que recorría sus laderas y el atractivo clima que allí prevalecía.
“Fundado en 1759 por el español Juan José Villamizar, Bochalema adquirió en 1826 el estatus de municipio, y en 1872fue elevado a la categoría de parroquia. Durante este último período, el sacerdote Ramón García, originario de la localidad, ejerció como guía espiritual y líder de la comunidad”1 2.
“La cultura Bocalema existió mucho antes de la llegada de los colonizadores europeos, siendo considerada una de las más antiguas de la región, según las investigaciones arqueológicas realizadas por los expertos Luis Raúl Rodríguez Lamus y Jairo Calle ” 2. Además, Bochalema fue un punto de paso obligado para el libertador Simón Bolívar durante sus travesías hacia su patria natal. Según documentos históricos, Bolívar habitó la población los días 24 y 25 de diciembre de 1820.
Así mismo, uno de los personajes más representativos de Bochalema fue el poeta Eduardo Vélez Contreras, conocido no solo por haber creado los símbolos emblemáticos de este municipio, sino también por su amistad y colaboración con el compositor y director José Rozo Contreras.
Un atractivo natural que destaca el municipio es el centenario Samán, cuya historia está ligada a una tradición local. Según la tradición oral, a mediados de 1888, “ el general Severo Olarte, jefe divisionario de la antigua guardia colombiana y ferviente admirador de la memoria de los libertadores, hizo traer semillas del famoso Samán de Táriba, ubicado cerca de San Cristóbal, capital del estado Táchira (Venezuela), descendiente a su vez del Samán del Guere ”3. Estas semillas fueron sembradas en la finca de San Lorenzo, en las cercanías de Bochalema, donde el árbol aún se establece como testigo de ese vínculo histórico.
Bochalema es reconocida como una tierra de gran belleza, caracterizada por vastas extensiones de flora y fauna, así como por sus numerosas fuentes hídricas, que, como ya hemos mencionado, fueron el principal atractivo que cautivó tanto a los indígenas como, más tarde, a los conquistadores. Los Bochalemeros, como se conoce a los habitantes originarios de este pueblo, mantienen viva la memoria de una herencia que se remonta a la época colonial, una época en la que la familia desempeñaba un papel central y en donde hoy figuras representativas como el docente, el policía, el médico, el alcalde, la cocinera y el padre son profundamente valoradas y respetadas, formando el núcleo social y cultural que da identidad a la comunidad.
De igual forma, como si siguiéramos siendo indígenas colonizados los cerros que rodean a Bochalema tienen un valor y una presencia significativa, especialmente aquellos con un sentido religioso, como los que en sus cúspides tiene imágenes de la Virgen y la Cruz. Estos elementos naturales no solo son un referente geográfico, sino también espiritual, reflejando el vínculo entre la comunidad y su entorno natural.
Del mismo modo, su estructura urbana sigue el patrón clásico de los pueblos coloniales conquistados por los españoles, pues, en tiempos pasados, las calles eran empedradas, y en el centro del municipio se encuentran edificaciones claves de la vida social y cultural: el parque principal, la iglesia, la administración municipal, la casa de la cultura, el colegio y los comercios más importantes, como restaurantes, bancos y hoteles. Así también, la influencia de la arquitectura española y bizantina se deja ver en las amplias puertas por donde pasaban los caballos, los patios espaciosos y las grandes ventanas. Además, como si viviéramos en la década de 1750, cada mañana los campesinos continúan su tradición de vender frutas y verduras en el parque, dando vida al comercio local.
Igualmente, una de las grandes características de este hermoso valle es la profunda influencia por parte de la fe católica, con una devoción particular a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de la Cueva Santa, cuya veneración se expresa en el santuario dedicado a ella. Las festividades religiosas, en especial la Semana Santa, se celebran con un fervor que une a toda la comunidad; y a lo largo de la historia, Bochalema ha sido hogar de comunidades religiosas, como las hermanas conventuales Clarisas, y antes, las monjas de la Presentación, quienes gestionaban un colegio femenino con una estructura que parecía ser un palacio influenciado por la arquitectura española.
En sus inicios coloniales, Bochalema fue habitada por familias prestigiosas provenientes de Europa, que vivían en “cuadras”, como una especie de unidad familiar que albergaba a varias generaciones. De allí que hoy en día, el pueblo conserva una imagen de tranquilidad y descanso, siendo considerado un lugar tradicional con grandes historias, ideal para respirar aire puro y para aquellos que buscan un lugar donde jubilarse.
TRADICIONES
Aunque existen numerosas tradiciones identitarias que forman parte del tejido cultural de Bochalema, me centraré en tres narrativas y prácticas que son especialmente representativas: los hormiguillos, la Osa Mayor y la Cueva del Indio, junto con otras narrativas que, aunque menos conocidas, poseen un gran valor cultural. Al abordar estas historias, no podemos perder de vista que en ellas se manifiestan claramente las características del pensamiento iberoamericano, que se nutre en gran medida de la tradición oral. Este pensamiento, heredado de nuestras raíces indígenas y coloniales, es una vasija donde se mezclan lo real y lo sobrenatural, lo tangible y lo intangible, lo humano y lo divino, reflejando un misticismo que impregna la vida cotidiana, estrechamente vinculado al naturalismo propio del pensamiento iberoamericano, donde la naturaleza es mucho más que un entorno físico: es un ente vivo, sagrado y lleno de significado. Que sea este un momento de honrar a nuestros ancestros:
- Los Hormiguillos
En el mes de diciembre, niños, jóvenes y algunos adultos de Bochalema se visten de hormiguillos, representando a las tres tribus indígenas que habitaron simultáneamente el valle de esta región. Estas tribus, en su época, competían por el control de las tierras, y esta tradición busca rememorar esos enfrentamientos de una manera festiva y simbólica.
Durante las celebraciones, los hormiguillos empiezan a aparecer progresivamente desde los primeros días de diciembre, y en la novena de Navidad ya están completamente listos con sus trajes y se reúnen por las noches en tres grupos, cada uno representando a una tribu. Estos grupos delimitan sus territorios en el pueblo y los defienden enfrentándose entre sí, aunque el parque central es un espacio común donde todos conviven. Los jóvenes disfrazados salen de sus casas haciendo ruidos con la boca para llamar a otros hormiguillos y se agrupan bajo la dirección de un líder que organiza y da la bienvenida a los nuevos integrantes.
El proceso de creación del traje de hormiguillo es una labor comunitaria y creativa, ya que tradicionalmente, las personas acudían al matadero para pedir vejigas de toro, que secaban, inflaban y amarraban a un palo para usarlas en los enfrentamientos. Sin embargo, debido a la dificultad para conseguir vejigas hoy en día, éstas han sido reemplazadas por medias rellenas de papel u otros materiales, que incluso resultan más contundentes al golpear. Los trajes, por su parte, se confeccionan con tiras de papel o plástico que se pegan a ropa vieja, produciendo un sonido al caminar o correr, en alusión al tintineo de las chaquiras usadas por los indígenas. Aunque el papel periódico era el material preferido, su escasez en el pueblo ha llevado a muchos a optar por plástico reciclado o a recolectar periódico durante el año.
Igualmente, las caretas son otro elemento distintivo que se elaboran con papel y colbón, moldeando los rostros y decorándolos con témperas para crear figuras inspiradas en los indígenas. Sin embargo, actualmente es común que estas caretas sean reemplazadas por otras compradas en tiendas, generalmente con formas de animales. Aun así, a pesar de estos cambios, las madres, abuelas y tías continúan desempeñando un papel crucial en la confección de los trajes de los más pequeños, mientras que los jóvenes suelen elaborarlos por sí mismos.
Durante la jornada, los hormiguillos pelean por los territorios, comparten en el parque con los visitantes y recorren el pueblo pidiendo dinero, una tradición en la que los habitantes y visitantes suelen contribuir. Este dinero sirve para reponer los materiales del traje y, al final de la noche, se utiliza para comprar refrescos o helados mientras comparten anécdotas sobre las batallas o las personas que les pidieron fotos. De allí, que el impacto de esta celebración también se refleja al día siguiente, cuando las calles quedan cubiertas de papel o plástico y los habitantes tienen que limpiar el pueblo, Y posteriormente, los jóvenes se dedican a reparar sus trajes para continuar con la tradición. (Ver Anexo 1)
- La Osa Mayor
Otra festividad tradicional de Bochalema es la Osa Mayor, una celebración que comienza después del 24 de diciembre y se extiende hasta el final de las ferias, aproximadamente el 7 de enero. Durante las noches, un personaje conocido como la Osa Mayor recorre el pueblo acompañado de su hijo, el Oso Menor. La Osa es conducida por un hombre que oculta su identidad tras una careta y viste camisa manga larga, pantalón y botas. La máscara de la Osa se elabora con una totuma, mientras su traje es confeccionado con musgo recolectado de los árboles, otorgándole un aspecto muy realista. Es así, como al desplazarse por las calles del pueblo, la Osa emite un sonido característico que anuncia su presencia, evocando el pasado de las tribus indígenas que alguna vez habitaron la región.
Esta representación tiene un profundo significado histórico, ya que da cuenta del sometimiento que vivieron las tribus indígenas, el desprecio de los conquistadores por la naturaleza y la esclavitud que padecieron los pueblos originarios con la llegada de los europeos. Por ello, la Osa camina con las piernas encadenadas, representando la opresión sufrida, mientras es llevada por un personaje que simboliza al conquistador. El Osito Menor, que acompaña a la Osa, representa la continuidad de la tradición y la memoria histórica, recordando a las nuevas generaciones las adversidades que enfrentaron sus ancestros.
- La Cueva del Indio
Un lugar emblemático y lleno de tradición en Bochalema es la Cueva del Indio, un sitio que atrae a numerosos visitantes en distintas épocas del año. Esta cueva, ubicada en las montañas a aproximadamente cinco kilómetros del casco urbano, era, según relatos históricos y la tradición oral, la cueva que servía como hogar para los indígenas que habitaron la región. Se dice que es una cueva subterránea que atraviesa el pueblo bajo tierra, que ofreció a las tribus un refugio seguro y estratégico. En aquellos tiempos, las condiciones climáticas adversas, como tempestades con truenos, los atemorizaban, y la ausencia de chozas les dificultaba protegerse. Esto los llevó a descubrir y utilizar las cuevas naturales como espacios de resguardo, donde dejaron plasmado en piedras varios signos y figuras.
- Otras tradiciones
A lo largo y ancho de este departamento corren y circulan múltiples historias y tradiciones que marcan la forma de ver la realidad, entre ellas encontramos el toro de candela, las corridas de toros (hoy en día suspendidas en Colombia) y narrativas como el de la niña de la hostia, el duende de agua blanca, la llorona, la mula maniada, el ánima sola y la pata del diablo, entre otras.
REFLEXIÓN
En esta historia y en la de miles de pueblos Americanos podemos observar los distintos momentos o épocas del pensamiento iberoamericano, con un proceso sagrado, cerrado y reservado, cuando los indígenas habitaban estas tierras en soledad, desarrollando sus costumbres y sabiduría en estrecha relación con la naturaleza. A través de la tradición oral -fundamental en el pensamiento iberoamericano- se ha transmitido el conocimiento de esas tribus originarias. Más tarde, la llegada de los conquistadores marcó el inicio de una etapa de asombro y extrañeza, donde las tribus se vieron sometidas y forzadas a adaptarse a las nuevas realidades impuestas por los colonizadores europeos. Este periodo de conquista y asentamiento, sin embargo, no apagó por completo el espíritu de resistencia y lucha por la identidad, que más tarde se convertiría en la base para las revoluciones que buscarían la independencia y la definición de una identidad propia.
En este contexto, es fundamental destacar las reflexiones revolucionarias de autores como Octavio Paz, en El laberinto de la soledad4 , y José Martí, en Nuestra América5 . Es así, como Octavio Paz resalta la importancia de que los pueblos, como Bochalema, desarrollen una conciencia interrogante, planteándose constantemente: ¿Quiénes somos y cómo realizaremos aquello que somos?6 En la actualidad, resulta imprescindible que los pueblos reflexionen sobre sí mismos, reconociendo el significado de su historia y entendiendo cómo las creaciones culturales los definen y construyen, manteniéndose en una constante conciencia de su ser.
Del mismo modo, José Martí nos motiva a conservar nuestras raíces y a no renunciar a ellas bajo ninguna circunstancia. Debemos ser, como él afirma, aldeanos empoderados de sus tierras, reconociéndolas como sagradas y únicas. De allí, que Martí condena a aquellos que, como los Sietemesinos que él describe, carecen de fe en sus tierras y sienten vergüenza de lo que son. Para Martí, estas personas son faltas de valor, desertores que, incluso, llegan a "ahogar en sangre a sus indios"7 . Lo que necesitamos son hombres, mujeres, niños y jóvenes naturales, capaces de reconocer sus orígenes y valorar a sus ancestros, rogamos a Dios para que de estas comunidades surjan gobernantes que aprendan, enseñen y defiendan lo nuestro, que luchen por lo que amamos y hagan respetar nuestra herencia cultural. Como bien expresó Martí, “El gobierno ha de nacer del pueblo. El espíritu del gobierno ha de ser el del pueblo”8.
Y en esta reflexión ha de ser importante aquello que nos comparte Frankestein Educador9 : “Educar es, también, desarrollar una inteligencia histórica capaz de discernir en qué herencias culturales se está inscrito”10.
AGRADECIMIENTOS
Quiero expresar mi agradecimiento a los habitantes de Bochalema, mi querido pueblo, que me vieron crecer y caminar por sus calles. Agradezco profundamente a todos los comprometidos con la preservación de nuestra herencia cultural, y especialmente a nuestros abuelos, quienes, en diferentes momentos, han mantenido viva nuestra tradición a través de la memoria compartida de manera oral. Gracias a ustedes lo que parecía muerto, hoy palpita con fuerza y gozo.
BIBLIOGRAFÍA
Meirieu, Philippe. Frankenstein educador. Traducido por Emili Olcina. 1.a ed. Barcelona: Laertes S.A. de Ediciones, 1998.
Martí, José. Nuestra América. La Revista Ilustrada de Nueva York, 10 enero 1891, y El Partido Liberal, México, 30 enero 1891.
Paz, Octavio. El laberinto de la soledad, Postdata y Vuelta a El laberinto de la soledad. Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1998.
Alcaldía Municipal de Bochalema. Información general de nuestro municipio. Consultado el 28 de noviembre de 2024. https://www.bochalema-nortedesantander.gov.co/mumcipio/mformacion-general-de-nuestro-mumcipio.
[...]
1 Alcaldía Municipal de Bochalema, Información general de nuestro municipio, consultado el 28 de noviembre de 2024, https://www.bochalema-nortedesantander.gov.co/municipio/informacion-general-de-nuestro-municipio.
2 Ibid.
3 Ibid.
4 Octavio Paz, El laberinto de la soledad, Postdata y Vuelta a El laberinto de la soledad (Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1998).
5 José Martí, Nuestra América, La Revista Ilustrada de Nueva York, 10 de enero de 1891, y El Partido Liberal, México, 30 de enero de 1891.
6 Octavio Paz, El laberinto de la soledad, Postdata y Vuelta a El laberinto de la soledad (Madrid: Fondo de Cultura Económica, 1998), 4.
7 José Martí, Nuestra América, La Revista Ilustrada de Nueva York, 10 de enero de 1891, y El Partido Liberal, México, 30 de enero de 1891, 134.
8 Ibid.
9 Philippe Meirieu, Frankenstein educador, trans. Emili Olcina, 1.a ed. (Barcelona: Laertes S.A. de Ediciones, 1998).
10 Ibid., 24.
- Arbeit zitieren
- Jose Mario (Autor:in), 2025, Raíces y Sabiduría. El Pensamiento Iberoamericano a través de las Tradiciones de Bochalema, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/1523896