Este ensayo es un análisis sobre el resurgimiento de la llamada nueva izquierda latinoamericana y su visión sobre la democracia. Incluye una breve revisión sobre el concepto de izquierda y su concepción en la América Latina, especialmente, en la última década del siglo XX e inicios del siglo XXI. Estudia, además, la definición de democracia participativa que difunde esta tendencia en el presente siglo, analizando el caso de la Venezuela de Hugo Chavez y la Revolución Bolivariana. El ensayo presenta un análisis sobre alos factores que influyeron para el despertar de los movimientos y gobiernos que se autodenominan de nueva izquierda en la región, que se declaran contrarios al neoliberalismo y que se presentan como alternativas al modelo capitalista, democrático liberal y globalizante.
El estudio incluye una revisión sobre el “Socialismo del siglo XXI”, cuya concepción pragmática nos ha llevado a modelos populistas clásicos, de corte autoritario, con la retórica discursiva que contrapone la oligarquía-pobres, justicia social, igualación hacia abajo, rupturas de instituciones elitistas y sobretodo, de la centralización del poder en manos de caudillos que hacen cambios constitucionales para darle carácter de legalidad a todas las actuaciones de los gobiernos, que en su mayoría, son violatorias del estado de derecho, eje central de la democracia representativa.
Aborda la tesis que la izquierda latinoamericana ha experimentado un proceso de revisión y de autocrítica de la cual, aún, no luce fortalecida. En los últimos años, esta izquierda confundida, pareciera estar resurgiendo en la arena institucional de algunos países. Muchos analistas se han atrevido a afirmar que la política se está moviendo al ala de la izquierda, luego de un supuesto retroceso que han experimentado los gobiernos de corte “neoliberal” en la región latinoamericana.
Introducción
Transición: entre la nueva y la vieja sociedad
“…Lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer”
Gramsci
El presente ensayo tiene como objetivo realizar un análisis sobre el resurgimiento de la llamada nueva izquierda latinoamericana y su visión sobre la democracia. Presentaremos de inicio, una breve revisión sobre el concepto de izquierda y su concepción en la región, especialmente, en la última década del siglo XX e inicios del siglo XXI. Estudiaremos, además, la definición de democracia participativa que difunde esta tendencia en el presente siglo. Por último, analizaremos los factores que influyeron para el despertar de los movimientos y gobiernos que se autodenominan de nueva izquierda, que se declaran contrarios al neoliberalismo y que se presentan como alternativas al modelo capitalista, democrático liberal y globalizante
¿Puede hablarse realmente de una nueva izquierda en América Latina? , ¿Hay una unificación de la izquierda?, ¿Hasta qué punto los gobiernos de Chávez, Lula Da Silva o Kichnner son gobiernos de izquierda y sí lo son, cuáles serían las características claves que los diferenciarían de los supuestos modelos neoliberales? ¿Cuáles son los conceptos que está manejando la izquierda con relación a un nuevo sistema alternativo de relaciones económicas, políticas y sociales? ¿En qué consiste la llamada democracia participativa, bandera que enarbola la izquierda para oponerse a la democracia representativa? Intentaremos, con las limitaciones de tiempo y espacio de este trabajo, dar respuesta a estas interrogantes que se manejan en el actual debate y que dejan una ventana abierta para la discusión.
Partimos de la tesis que la izquierda latinoamericana ha experimentado un proceso de revisión y de autocrítica de la cual, aún, no luce fortalecida. En los últimos años, esta izquierda confundida, pareciera estar resurgiendo en la arena institucional de algunos países. Muchos analistas se han atrevido a afirmar que la política se está moviendo al ala de la izquierda, luego de un supuesto retroceso que han experimentado los gobiernos de corte “neoliberal” en la región1.
El discurso de la izquierda ha pretendido hacer ver que la dinámica creada en el momento presente en las sociedades latinoamericanas, por la preeminencia del fenómeno de la globalización y de la democratización (representativa), ha repercutido negativamente en las estructuras económicas, políticas y sociales de estos países, abriendo un abismo entre las instituciones y los ciudadanos, individualizando el colectivo con la preponderancia del mercado, lo que llevó a un supuesto escenario donde lo político pasó a un segundo lugar, disminuyendo a su mínima expresión la participación de las sociedad en la toma de decisiones. Ese panorama habría ampliado las diferencias entre ricos y pobres y habría dejado un espacio, preciado, que estaría siendo utilizado por “la nueva izquierda” para reconstruir su discurso dirigido a las masas, basado en las banderas del socialismo renovado que tendría algunos matices diferenciadores de aquel que Stalín y Lenín se encargaron de poner en práctica durante el siglo XX.
Recientemente, también hemos visto aparecer nuevas definiciones que apuntan hacia un “Socialismo del siglo XXI”, cuya concepción pragmática nos llevaría a modelos populistas clásicos, de corte autoritario, con la retórica discursiva que contrapone la oligarquía-pobres, justicia social, igualación hacia abajo, rupturas de instituciones elitistas y sobretodo, de la centralización del poder en manos de caudillos que hacen cambios constitucionales para darle carácter de legalidad a todas las actuaciones de los gobiernos, que en su mayoría, son violatorias del estado de derecho, eje central de la democracia representativa.
La ambigüedad del tema que nos planteamos, nos obligó a una revisión amplia de la conceptualización que pretendemos estudiar, vista desde autores que se han definido de izquierda, o en muchos casos, socialistas.
1.- Significado “de la nueva izquierda” en América Latina
Para abordar el tema de lo que significa en el siglo XXI, la izquierda latinoamericana, se hace necesario aclarar, o por lo menos, enmarcar los límites del contenido de la definición de la izquierda, razón por la cual nos remitiremos a algunas propuestas por los estudiosos de este tema.
Por izquierda se ha entendido históricamente la propuesta de un grupo frente a la civilización existente, señala Dieterich[1][2] 2. En ese sentido, dice el autor, en el parlamento de la Revolución francesa, la izquierda fueron los jacobinos con su propuesta de liberté, egalité y fraternité, con la que se abarcaba una diferencia cualitativa con el estado existente, con el tipo de convivencia política y no democrática existente, y con la economía feudal, es decir, una propuesta civilizadora definida, identificada con el nombramiento de instituciones básicas que sostienen una civilización. Posteriormente, dice, cuando Marx y Engels, ven que la propuesta no es para las mayorías, diseñan un nuevo proyecto de izquierda, que es el proyecto que después realizó Lenín: El del socialismo con los medios de producción en manos de la sociedad, o del Estado, la dictadura del proletariado.3
Siguiendo con el mismo autor, éste sostiene que el concepto de izquierda históricamente se ha utilizado con provecho cuando estaban claros los contenidos que éste representaba. En ambos casos era una propuesta antisistémica. El problema se plantea cuando se trata de entender la izquierda en el siglo XXI con esos mismos conceptos, puesto que difícilmente va a encontrarse una claridad entre la gente que se autodefine de izquierda. Decirse de izquierda o de centroizquierda, generalmente, se refiere a posiciones dogmáticas o posiciones inmanentes al sistema. Dieterich señala que:
“En la tradición histórica de entender la izquierda como un nuevo proyecto histórico, en este caso de las mayorías, no está avalado por una nueva teoría económica, ni del Estado, ni de la democracia, de tal manera que hoy en día no hay izquierda realmente, ni en América Latina, ni en Asia, ni en Europa porque parece que ningún grupo social, ni de intelectuales tenga una propuesta científicamente defendible y consistente sobre la nueva economía postcapitalista, sobre el estado postcapitalista, sobre la democracia que necesitamos.”4
Bajo estas premisas, el concepto de izquierda pareciera haber perdido su capacidad analítica, y en lugar de contribuir a discernir la realidad, lo que es la función de todo concepto, ayuda es a confundir. En este caso, sería, pues, un concepto propagandístico, básicamente.
Hay otros autores que sostienen que la izquierda es una noción meramente ideológica que siempre ha tenido un contenido histórico que la compromete. Gabriel Vargas Lozano (1996), por ejemplo, piensa que “…la izquierda siempre ha luchado, desde la Revolución Francesa, por aliviar las condiciones de desigualdad natural o social, y la derecha, al considerar que la desigualdad es “natural y eterna” ha preferido el concepto de libertad individual, entendiéndola hoy básicamente como libertad de mercado”5. Para este autor, tanto la derecha como la izquierda, son identidades ideológicas y políticas donde se expone una elección de valores que no son fijos y que se encuentran en permanente transformación.
Por su parte, Jorge Castañeda cree que lo complejo para definir la izquierda está en la base de heterogeneidad, de su carácter polémico. Manifiesta que:
“Para asumir la tarea de la conceptualización es necesario enmarcar la izquierda temporalmente, tomando como referencia los acontecimientos históricos latinoamericanos que han simbolizado una época. Uno de ellos, la Revolución Cubana, con la que se relaciona la vertiente que hace común la mayor parte de las izquierdas. Esta comunidad enfatiza el cambio por encima de la continuidad, prioriza la justificación social sobre el desempeño económico en la identidad nacional, y la soberanía sobre la integración económica. El segundo período de tiempo, se enmarca entre la muerte del Che Guevara (1967) y Salvador Allende (1973), fundamentadas por las experiencias revolucionarias del continente, y el tercer momento, lo sitúa desde la victoria sandinista en 1976 hasta su derrota electoral en 1990”.6
Este autor no considera como manifestaciones de izquierda los movimientos populista socialistas que se experimentaron en la Guatemala de Arvenz o algunas políticas puestas en marcha durante el trienio adeco en Venezuela, entre otros experimentos que se calificaron como de tendencia comunista en esa convulsionada década de los cuarenta en Latinoamérica.
Es importante destacar además, que Castañeda propone una interesante clasificación tipológica a partir de criterios ideológicos y políticos, reuniendo a la izquierda en cuatro grupos: los partidos comunistas tradicionales, la izquierda nacionalista o populista, las organizaciones político-militares y las reformistas.7 Asimismo, señala que funcionalmente se conforman como dos grupos: la llamada izquierda social y la izquierda intelectual.
Entretanto, para el escritor cubano, Rafael Hernández, no es fácil definir la izquierda en América Latina. Este autor coincide con Castañeda en que la izquierda ha sido contestataria y subversiva frente al estado de cosas establecido, pero añade que las banderas de la izquierda, son por definición, el cambio social, la ruptura de esquemas tradicionales, el desafío de las verdades aceptadas, la confrontación con el conservadurismo y el aislacionismo, la propuesta intelectual renovadora y la defensa de los ideales de progreso, democracia, participación y liberación.8
Por otro lado, la definición de izquierda nueva va ligada al colapso del socialismo soviético. En ese sentido, Eduardo Montes se pregunta sí es posible ser de izquierda hoy, o peor, ser socialista. Entonces define la izquierda actual como plural y heterogénea, señalando que no debe ser identificada como una corriente teórica, ni como una ideología, un tipo de organización o una sola clase. La izquierda, según éste analista, debe cumplir con algunos principios que normarán su conducta en momentos de reflexión y en la práctica9. Los elementos que la identifican son la crítica al modelo neoliberal y el compromiso con la democracia en todos los espacios, debiendo reivindicar las propuestas emancipadoras del marxismo y desarrollar sus ideales de identidad.10
La crisis creada por el derrumbe del socialismo amplió la ambigüedad del término izquierda llevándolo al máximo de la confusión, razón por la que muchos autores, entre ellos, Carlos Vila asegura que en la actualidad se ensayan sus definiciones, relacionándolas con situaciones concretas del proceso de luchas sociales y fundamentalmente a la actualidad de éstos. Vila entiende por izquierda “… a las organizaciones políticas y sociales que hacen de lo popular el referente principal de su actuación política. A su vez, dice que lo popular lo relaciona a una intersección de explotación económica, opresión política y pobreza, con proyecciones diferenciadas en el ámbito cultural, valores, representaciones, actitudes y pautas de comportamiento”.11 Esa definición nos llevaría a un concepto de izquierda ligada a una entidad política de actores y autores de la contingencia social.
Pareciera haber coincidencias de criterios con relación a que las visiones de la nueva izquierda latinoamericana parten de las situaciones que se han presentado en la región luego de la caída del socialismo, simbólicamente situado en el año 1989, y la llegada del modelo neoliberal, a raíz del Consenso de Washington a inicios de la década de los 90’.
Gabriel Vargas Lozano analiza las posibilidades del pensamiento de izquierda después de 1989. El autor afirma que no hay dudas de que cualquier texto escrito desde la izquierda debe ser referido a un antes y después de 1989. Se pregunta qué entender por izquierda en ese momento histórico:
“El concepto de izquierda involucra un conjunto de teorías, pero también de creencias, actitudes y valores que no pueden mantenerse inmóviles, sino que varían históricamente a partir de la comprensión que se tenga de acerca de los referentes reales a que aluden, la izquierda apunta a una concreción histórica pero a la vez su contenido es invariablemente histórico, dado por los valores universales humanos, dentro de los que se subraya la lucha contra la crisis ecológica, la desigualdad norte-sur, el racismo, la xenofobia, y a favor de la igualdad y la diferencia sexual, de una sociedad justa y libre, de los derechos humanos, de la solución pacífica a los conflictos entre naciones, de la tolerancia de creencias religiosas, y de la soberanía popular democrática.12
Así, éste autor prefiere una definición muy amplia de la izquierda como movimiento ideológico de las personas que, en teoría y en la práctica, busquen una sociedad justa, donde es necesario mantener, bajo control, la relación entre los fines perseguidos y los medios utilizados, entre una ética de convicciones y una ética de responsabilidades, entre el proyecto y el proceso de consecución, para lograr gradual y aceleradamente dicha sociedad”.13
Siguiendo con la búsqueda de una definición ajustada a la izquierda latinoamericana, tomaremos el concepto de Adolfo Sánchez Vázquez para ampliar nuestro criterio al respecto. Según este intelectual, la izquierda es una posición, un lugar a ocupar ante la experiencia histórico-vital del socialismo real en la URSS y el campo socialista. Ser del ala izquierda significa hoy mantener la identidad de izquierda, que es su componente socialista. Por eso, hay que hacer un ajuste de cuentas con el socialismo caído en Europa del Este, pues fue una experiencia que negó la intención originaria de emancipación14. Esta definición coincide, en buena medida, con la afirmación de Marta Harnecker quien dice que la izquierda sigue siendo una utopía que invoca una sociedad más justa, más igualitaria y con mayor protagonismo de la gente, mientras que el socialismo y esa vieja izquierda que desapareció, no tenía nada que ver con nuestro ideal que aún está por construirse.15
Esa nueva izquierda latinoamericana se expresa en los inicios del tercer milenio en diversas formas y se muestra aún disociada y fragmentada. Harnecker sostiene que en los últimos años, la izquierda latinoamericana no se ha montado en el reto verdadero que representan los nuevos tiempos, sino que persiste en mostrar los retratos de Marx y el Che Guevara. “Es como si estuviera anclada al pasado”. A juicio de ésta intelectual, el escepticismo hacia la política y los políticos, así como la falta de propuestas alternativas y la incoherencia del mensaje, son los retos que enfrenta la izquierda actual.16
[...]
1 Octavio Arverola, (1998), Ética y Revolución, “La Confrontación dialéctica de nuestro tiempo”o, en revista El Viejo Topo pp. 33-36.
2 Heinz Dieterich “La Izquierda de hoy y sus intelectuales”, p.11
3 Dieterich, op. cit…p. 13
4 Op cit…p. 13
5 Gabriel Vargas Lozano, “Derecha e Izquierda”. En Dialéctica, p 5.
6 Jorge Castañeda, “la Utopía desarmada”, 33
7 Op. Cit. p. 54
8 Rafael Hernández, “La otra muerte del dogma”. p12
9 Eduardo Montes .” Ser de izquierda hoy”. En Dialéctica, pp.77-80
10 Op cit, p.81
11 Carlos Vilas “La izquierda en América Latina :presente y futuro”. P.4
12 Gabriel Vargas. Más allá del derrumbe. P. 112
13 Op cit p.113
14 Adolfo Sánchez Vázquez, “Después del derrumbe: estar o no a la izquierda”. En Dialéctica. pp 61-76
15 Marta Hacneker, “Entrevista con la nueva izquierda”.
16 Marta Harnecker, La izquierda en el umbral del siglo XXI, 2002.
- Citar trabajo
- Maibort Petit (Autor), 2009, Resurgimiento De La Nueva Izquierda En América Latina, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/154061
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