La imagen de la protogonista como mujer cubana en la novela "Silencios" de Karla Suarez


Trabajo, 2008

35 Páginas, Calificación: 2,0


Extracto

Contenido

1. Introducción

2. Definiciones
2.1 Silencio
2.2 Desilusión

3. La mujer en la novela Silencios
3.1 El desarrollo de la protagonista
3.1.1 Su niñez
3.1.2 Su adolescencia
3.1.3 Como adulta

4. Retrato de la historia y sociedad cubana a través de la protagonista y su desarrollo

5. Resumen

6. Bibliografía

7. Apéndice
7.1 Entrevista con Karla Suárez

1. Introducción

La literatura de Cuba está clasificada por una riqueza de temas y estilos de narración. Una forma especial representa la literatura de exilio que es muy diversa y que se ha desarrollado desde 1970.[1] Puede tratarse de un exilio forzado por causas políticas o de una estancia voluntaria por causas personales. Para los autores de Cuba el exilio facilita el nacimiento de un sentimiento de unidad en sentido de hallar una identidad latinoamericana.[2] Además la posibilidad de alcanzar un público de lectores más grande es mejor que en Cuba donde faltan casas editoriales y fuera de eso todavía hay represiones que dificultan el desarrollo de la literatura.[3]

Este trabajo analizará la novela Silencios. Pertenece a la narrativa cubana reciente escrita en el año 1999 por la autora Karla Suárez que nació en Cuba en 1969 y ahora reside en Europa.[4] “Estar fuera de Cuba, lejos de ser una experiencia traumática, ha representado la posibilidad de conocer otras culturas […] y de enriquecer su literatura con nuevos motivos.”[5] Silencios, que recibió en España el Premio Editorial Lengua de Trapo de 1999,[6] es una novela de formación,[7] es decir describe el desarrollo personal de una mujer desde su infancia hasta la madurez. Refleja los sentimientos y aventuras de una habanera narrada en una lengua muy directa y sobria como en un diario. A causa de esto el objeto de este trabajo es la descripción de la protagonista y su entorno en su progreso. Ya que la vida de la mujer está caracterizada por mentiras y secretos dentro de la familia voy a averiguar en qué medida ese aspecto tiene que ver con el progreso del aislamiento que emerge en su proceso de autoconocimiento y culmina en el silencio al final de la novela. A base de la narración en la novela y de literatura pasiva sobre sucesos históricos y la cultura en Cuba voy a analizar después la relación entre la historia y sociedad cubana y la protagonista y su desarrollo. De esta forma quiero demostrar al final en el resumen si es posible hablar de una validez general para toda la gente cubana en cuanto al desengaño emergente o si es solamente la percepción de la protagonista y a través de ella, de la autora. Ulteriormente daré una valoración de la imagen general de la mujer que resulta de la narración y averigüaré si se trata de una construcción positiva o negativa. Esa interpretación está apoyada por una parte por una relación a las definiciones de los términos silencio y desilusión que serán explicados ante todo así como por las afirmaciones de la escritora misma en la entrevista que llevé con ella.

2. Definiciones

Ya que quiero analizar después en el resumen el sentido del silencio de la protagonista y además clarificar el causa para su aislamiento, voy a dar ante mano las definiciones para los términos silencio así como desilusión para hacer una comparación al final.

2.1 Silencio

Silencio está definido en el diccionario español “como la ausencia de palabras habladas así como de todo ruido o sonido.”[8] Significa el “hecho de no hablar otra cosa.”[9] Cuando una persona está en silencio eso implica que lo hace “sin protresta y sin quejarse.”[10] El diccionario alemán explica ese término como “reducir al silencio.”[11] En el diccionario de filosofía está escrito que ya Platón dijo aquel entonces: “Das Wahre wird nicht durch die Rede erfasst”,[12] es decir, la verdad es definida como algo, que no puede ser captado por palabras. Además la enciclopedia de Brockhaus describe el silencio como una disolución de los enlaces al mundo así como una abstinencia consciente de hablar.[13]

2.2 Desilusión

El concepto de una desilusión comprende la pérdida de una ilusión o un sentimiento de decepción según el diccionario de la lengua española.[14] También significa “la impresión que se recibe o sentimiento que se experimenta cuando lo esperado o deseado es superior a la realidad.”[15] Además la enciclopedia de Meyers lo describe como un desengaño, que puede destruir la esperanza.[16]

3. La mujer en la novela Silencios

3.1 Desarrollo de la protagonista

3.1.1 Su niñez

La maduración anímica y mental de la protagonista está descrita cronológicamente. La narración empieza durante la niñez del autor-personaje. Al comienzo la protagonista cuenta de su familia y su hogar. El lector se entera de que ella vive con sus padres, la abuela así como la tía y el tío en un piso en La Habana, Cuba. Cada persona vive en su propia esfera privada y la relación entre todos no es muy buena. La abuela echa al padre, su hijo, por alto ya que no está casado con su mujer y así llevan un concubinato. El tío, otro hijo de la abuela, no habla mucho y no se lleva bien con la familia a excepción de la abuela. La relación entre la tía y la abuela no es muy íntima tampoco porque respeta mucho a su padre que ha abandonó a la abuela por otra mujer. Todos esos conflictos influyen en la protagonista en el trascurso de su infancia. Describe que le ve a su padre rara vez a causa de su profesión como oficial del ejército. Además narra que añora un poco más cariño de la abuela pero que para ella solamente es un bastardo. El cuarto de la tía simboliza el único mundo donde la protagonista se siente bien como niña. Aquí puede escuchar música por la noche, admira todas las cosas como libros, muñecas, obras de arte y observa a la madre conversando muchas horas con la tía. Escribe que “hasta esos momentos todo marchaba bien”[17] y sigue:

“Mi familia resultaba perfectamente coherente, tenía un padre que solía dejarme regalitos encima de la cuna, una madre que solía que cantaba canciones, una tía divertidísima, una abuela peleona, como casi todas, y un tio con muchas amistades.“[18]

En adelante describe su sentimiento como niña dentro todos los adultos:

“Yo era feliz. El día lo alternaba entre mi madre y la tía, que era cuando más me gustaba, porque ella se ponía a escribir en la maquína y yo podia coger todo lo que quería, jugar con sus cosas, encaramarme en la cama y ella allí escribiendo sin regañarme apenas. Yo hacía lo que me daba la gana […].“[19]

A pesar de la falta de un sentimiento de unidad dentro de la familia, la protagonista vive una infancia agradable. La primera incidencia negativa representa el silencio súbito de su madre provocado por una discusión acalorada con la tía. Lo único lo que la protagonista puede entender de ese argumento es “realismo socialista” y “reverenda mierda”.[20] Además el padre siempre vuelve muy tarde a casa y duerme en la sala. Todo eso causa un ataque de rabia de la madre.

“[…] Mamá se levantó furiosa, […] estaba harta de todo y de esa familia de locos, de las guardias de Papá, las idioteces de la abuela, el tío reivindicado y para colmo la tía autosuficiente y medio gusana.“[21]

Desde entonces llora muchos dias, no dice ni una palabra y solamente escucha tangos. El tango es un estilo musical que expresa tristeza y melancolía entre otros elementos.[22] Ese sentimiento repercute en el pensamiento del autor-personaje. Se da cuenta que, “no todo andaba tan bien como yo pensaba”[23] y uno nota cuáles efectos traumáticos la inestabilidad familiar tiene respecto a su evolución personal a una edad temprana. Parece como viviese en microcosmo sin conocer a otros niños. Nunca narra de compañeras de juegos, siempre está rodeada solamente por adultos, adultos cuyas peculiaridades influyen la niña. Observa a sus parientes y pronto empieza a desarrollar sus propios valores. Por ejemplo, cuando la madre está muy triste y no puede dejar de llorar, dice:

“Yo la observaba callada y me juré entonces que nunca lloraría así, nunca mostraría mis lágrimas porque detrás del llanto solo había un tango y eso me daba ganas de llorar y no quería, nunca, nunca lloraría de esa forma, por nada, ni por nadie, ni siquiera por lo que en aquel entonces apenas podia comprender. Yo crecí escuchando las palabras que los otros se decían entre ellos, los silencios de mi madre y las letras de los tangos, mis canciones de infancia, […].“[24]

Aunque ella está acostumbrada a vivir en ese entorno caótico, el arrebato de la madre implica las primeras dudas en cuanto a su vida.

Cuando va al colegio el ambiente en casa sigue igual. Describe que la madre duerme todo el día y que a ella no le gusta volver a casa. Cuando ve televisión tiene que permanecer callada para que la abuela no se queje sobre la intensidad del sonido. La narradora percibe este estado como “incómodo”[25] y continua contando:

“Tengo la impresión de que mi vida fue un sueño hasta que Papá decidió mudarse para la sala. Quizás fue que empecé a crecer y me faltaban las palabras que nadie dijo nunca.“[26]

El lector siente aquí que la disarmonía afecta a la protagonista más y más y que es conciente de ella. Aparentemente no sabe cómo clasificar lo que observa en casa y nadie en la familia es capaz de hablar sobre la situación tensa. Por un lado, solamente guarda todas las impresiones negativas para sí mismo y las asimila. Por otro lado, intenta de disfrutar los momentos buenos y positivos. Le gusta el efecto mágico de los cuartos de su tío y su tía y cuando quiere “ver” a su padre, “abrazaba sus sábanas y entablaba largas conversaciones con las sombras haste que [le] entraba sueño […].”[27]

Cuando la protagonista tiene diez años, la madre vuelve a empezar a hablar y le cuenta a su niña cuentos de Argentinia, su país natal, y también la verdad sobre la mala relación con su padre. Se entera de que el padre bebe mucho y no está en casa porque se encuentra con otras mujeres. Esa aclaración ruda la conmueve mucho, sobre todo a causa de un consejo del padre que le dice que nunca diga “toda la verdad”,[28] “porque esa no le interesaba a nadie. Por eso no está segura cómo evaluar por una parte la „verdad absoluta“ de la madre sobre los secretos del padre y por otra parte el consejo del padre sobre la “media verdad.” En ese momento el mundo de la protagonista vacila otra vez y uno nota su desgarramiento interno.

Sin saber lo que es correcto, empieza a contar “verdades a medias” sobre su familia en el colegio. Piensa que su “verdad” es plausible, pero su maestra no le cree y le informa a su madre. En ese momento descubre que “mentir [es su] signo.”[29] Ese descubrimiento representa un aspecto extraño por una niña y revela uno de los efectos de su educación descuidada.

Otra característica es su compartamiento aislado en el colegio. Describe que la madre cambia paso a paso. Habla mucho sobre la literatura y el teatro y aun se maquilla y sale por las noches. La narradora cuenta que le gustan esos cambios ya que si se cambia también. Pero al lector ese cambio de la protagonista parece bastante contrario a causa de su aislamiento.“Sus cambios me parecían bien porque yo también cambiaba. En la escuela ya no hablaba tanto con mis compañeras, porque eran unas chismosas […]. Yo me sentaba última en la fila y andaba sola.“[30]

A pesar del conflicto entre la madre y la tía, se atreve a visitarla en su cuarto una que otra noche. Una nueva pasión de la tía es la música. Desde entonces las visitas secretas en su cuarto le gustan a la narradora y junto con la música son unos de los pocos momentos positivos de su vida. Pero el humor bueno de la madre se empeora nuevamente y la protagonista empieza a pintar para escapar de la “manía de esuchar tangos”.[31] Describe el ambiente como una “melancolía asqueante”[32] y tiene que aguantar las noches sin poder vagar por el piso y con el silencio de la madre. Es muy obvio que el ambiente deprimido dentro la familia restringe el autor-personaje en sus actividades y dice claramente lo que piensa: “Todo aquello me hacía sentirme incómoda, […]”.[33] Pero es bastante asambroso cómo encuentra su propia manera para descansar de la situación familiar que casi es inaguantable. Pinta todo lo que ve en casa y eso presenta su forma para sobrellevar su entorno. Busca una manera de vivir y la música y la pintura representan un camino positivo para poder aguantar el entorno depresivo y crear su propio mundo.

“[…], callada en una esquina, pintaba y pintaba sin cesar. Era bueno. A veces pasaba todo el día allí, pintándolo todo, la casa, la familia, mi abuela peleando, mi tía soltera.“[34]

Aunque describe que “hubo un tiempo en que de repente todos empezaron a hablar”,[35] hasta su padre, que pasa un poco tiempo con ella, eso no le da mucho gusto. El padre muchas veces habla frases en rusa y así no puede entenderle. Además le invita a ir a un bar donde está de buen humor solamente por haber bebido mucho alcohol. Todo eso no parece como un entorno adequado para una niña pero ella narra de esos acontecimientos con una gran sobriedad porque no conoce otra cosa.

No puede disfrutar muchos momentos agradables en casa y si acontecen, pasa algo trágico. Así tiene que presenciar cuando su tía intenta suicidarse una noche. Su cuarto siempre le ha fascinado pero con esa experiencia de repente obtiene un efecto tremendo. La tía le cuenta de su gran amor que tuvo que huir de Cuba por no estar de acuerdo con las condiciones en su país. Además se entera de que el amado de la tía estaba muy desesperado, era alcohólico y se sucidó. Es por eso que la la tía trata de hacer lo mismo. Este suceso es determinante para la narradora con respecto a su percepción personal del amor:

“[…], entonces yo pensé que el amor era en verdad una cosa verdaderamente triste, mi madre escuchaba tangos, mi tía era soltera, mi abuela había sido abandonada, y yo no quería eso. Lo que quería no lo sabía, pero el amor, esa palabra era lo suficientemente triste como para yo necesitarla, y entonces decidí rechazarla.“[36]

Esos pensamientos negativos representan un resultado de las conversaciones faltantes en su hogar. Casi nadie le explica o le muestra las cosas buenas de la vida, solamente se enfrenta con los problemas de cada pariente y no tiene ninguna persona para hablar sobre lo que ve y lo que eschucha. Ella nota que toda la familia casi solamente vive momentos tristes y los percibe como un aspecto de normalidad, ya que en otro caso pasa algo terrible como el intento de suicido de la tía. Por eso toma la posición como observadora, una posición con distancia.

3.1.2 Su adolescencia

Como alumna se hace amigos con un chico en la escuela. Se llama Cuatro Ojos, por lo menos eso es como le llaman por sus gafas anticuadas. La protagonista narra que no tiene otros amigos en la clase y no tiene ningunas ambiciones a conocer a otros compañeros porque todas las chicas le parecen “tontas”. Todo el compartamiento juvenil como maquillarse y escribir notas a los chicos no es su mundo. Prefiere estar sola porque está acostumbrada a estarlo debido a su situación familiar donde cada persona vive por sí sola. Aunque la relación entre la madre y el padre mejora por un tiempo y aún se casan, la relación entre el resto de los familiares sigue siendo difícil.

Una noche, al pasar a escondidas por la habitación del tío, lo observa con otro chico en una situación muy alusiva y luego no puede olvidar esa imagen. Todos en la familia saben que el tío ofrece masajes a otra gente en su cuarto y que existe algo “que nadie se atrevía a pronunciar”,[37] pero nadie habla sobre este tema. Y por eso la protagonista no tiene a nadie para hablar sobre su observación. La pintura siempre ha representado una forma para poder aguantar su entorno conflictivo, pero este acontecimiento le conmociona tanto que decide a no pintarlo y a odiar a su tío por ocasionarle indirectamente más conflictos.

Vivir experiencias terribles en casa y no poder hablar sobre éstas le hace imposible asimilarlas y la convierten más y más a una persona solitaria. A causa de su aislamiento y su forma de ser obtiene el apodo “marimacho”[38] en el colegio. Pero parece muy obvio que ella misma se aisla dentro de la clase por su antipatía haca otra gente y de eso se da cuenta ella misma: “[…] me di cuenta de que no era tan ajena a los otros como los otros lo eran para mí.”[39]

La escuela en general no le gusta mucho. Se rebela contra todo lo que parece bueno para los otros en su clase. Así hay un chico ruso que goza mucho respeto y atención. Todas las chicas quieren ser su amiga y los chicos hacen todo lo que quiere.

“Era el bonito del aula, el que todas las muchachas querían como novio, el líder de los varones que se sentaba en el patio a hablar mal de su país natal, cuando todo el mundo hablaba maravillas, […].“[40]

La protagonista no puede entender esa adoración y decide a odiar a todos en su clase y al ruso. Le gusta burlarse de sus compañeros y hacerles jugarretas sobre todo a esos que admiran al ruso. “Los idiotas eran idiotas y con eso les bastaba, yo me divertía con los que le sonreían al emperador aceptándose siervos, […].”[41] Nunca ha experimentado harmonía en casa y por eso no lo busca en el colegio tampoco. Cuatro Ojos es lo único que quiere ser el amigo de ella. Representa un marginado típico y le gusta las rebelliones de la narradora. Especialmente después de un incidente trágico entre ella y el chico ruso. Algún día ella intenta a atraer la atención del ruso desnudándose frente a sus ojos en el tejado de la escuela. El ruso está totalmente fascinado y le faltan las palabras. La narradora describe esa observación como muy incitante. No le avergüenza ser tan atrevida y le anima al ruso a tocarla: “Ven, Ruso, ¿quieres que te demuestre que soy una hembra? […] Se puede tocar, Ruso, ven.”[42] Si bien ella no le quiere, le permite tocarla ya que disfruta la inferioridad del ruso.

[...]


[1] http://lexikon.meyers.de/meyers/Kubanische_Literatur

[2] http://www.uni-leipzig.de/~gatze/clga_allg/NarrativikLA1.html

[3] ibid.

[4] http://cubaalamano.net/sitio/client/article.php?id=5455

[5] ibid.

[6] ibid.

[7] Véase entrevista en el apéndice

[8] PONS, Gran diccionario de la lengua española. Madrid:SGEL (1993)

[9] ibid.

[10] ibid.

[11] PONS, Großwörterbuch Spanisch. Stuttgart:Ernst Klett Verlag (2005)

[12] Pluder, Valentin. Großes Wörterbuch der Philosophie. Stuttgart:Compact (2006)

[13] Brockhaus. Mannheim:Bibliographisches Institut. (2006)

[14] PONS, Gran diccionario de la lengua española. Madrid:SGEL (1993)

[15] ibid.

[16] http://lexikon.meyers.de/meyers/Desillusion

[17] Suárez, Karla. Silencios. Madrid:Lengua de Trapo (1999), p.18

[18] ibid.

[19] ibid.

[20] p.19

[21] p.20

[22] http://lexikon.meyers.de/meyers/Tango

[23] Suárez. Silencios. p.20

[24] p.21

[25] ibid.

[26] p.24

[27] ibid.

[28] Suárez. Silencios. p.26

[29] p.27

[30] ibid.

[31] p.31

[32] ibid.

[33] ibid.

[34] p.32

[35] ibid.

[36] Suárez. Silencios. p.36

[37] Suárez. Silencios. p.17

[38] p.39

[39] p.40

[40] p.47

[41] p.48

[42] Suárez. Silencios. p.53

Final del extracto de 35 páginas

Detalles

Título
La imagen de la protogonista como mujer cubana en la novela "Silencios" de Karla Suarez
Universidad
University of Rostock  (Romanistik)
Calificación
2,0
Autor
Año
2008
Páginas
35
No. de catálogo
V161264
ISBN (Ebook)
9783640773404
ISBN (Libro)
9783640773503
Tamaño de fichero
624 KB
Idioma
Español
Notas
inkl. Interview mit der Autorin Karla Suarez im Anhang
Palabras clave
Silencios, Karla, Suarez
Citar trabajo
Elisa Kieselmann (Autor), 2008, La imagen de la protogonista como mujer cubana en la novela "Silencios" de Karla Suarez, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/161264

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