Extracto
Índice
1. Introducción
2. El desarrollo del personaje
2.1. El teatro pre-lopesco
2.1.1. El pastor-bobo en la obra de Juan del Encina
2.1.2. El pastor-bobo en la obra de Bartolomé de Torres Naharro
2.1.3. El bobo en la obra de Lope de Rueda
2.2. El bobo en los Entremeses de Miguel de Cervantes
2.3. El gracioso en la obra de Lope de Vega
2.4. El gracioso en la obra de Tirso de Molina
2.5. El gracioso en la obra de Calderón de la Braca
3. Conclusión
1. Introducción
“Cada vez que Calderón, Lope o Tirso (…) hablan en nuestros Coliseos, siente el alma el orgullo noble del patriotismo, y paréceme que aún somos los españoles los señores del mundo, al oír tal lenguaje, el más bello que hablaron poetas.”1 Así expresa Clarín (alias Leopoldo Alas) su admiración por los grandes autores del Siglo de Oro.
El término del Siglo(s) de Oro se aplica a la cultura española entre 1492 y 1681; es decir, que implica el pre-renacimiento, el renacimiento y el barroco. Las fechas que limitan la época se basan en dos acontecimientos claves; la publicación de la Gramática castellana en 1492 por Antonio de Nebrija y la muerte de Calderón de la Barca en 1681, a quien se considera como uno de los grandes autores del Siglo de Oro. La noción Siglo de Oro además lleva la connotación de que fue un tiempo dorado en el que floreció la cultura.2
Especialmente la literatura tuvo mayor importancia en aquel período y dentro de la literatura el teatro llegó a ser un género significativo. En España, el teatro del Siglo de Oro tomó su propio camino, lo cual no quiere decir que no se viera influido por las tendencias de este tiempo, como por ejemplo la tendencia italianizante o el humanismo, como consecuencia en el barroco nació la comedia española que es un género particular de España.
Al principio del Siglo de Oro, en el pre-renacimiento, las obras teatrales fueron representadas en templos, en salas o en la calle; no hubo un espacio propio para las representaciones ni tampoco actores profesionales. Con el paso del tiempo, mientras los actores se profesionalizaron también el espacio se desarrolló hasta llegar al corral de comedias. Paralelamente el publico cambió, al principio las obras fueron representadas ante un público más bien cortesano o erudito, más tarde en los corrales hubo todo tipo de clases sociales; de mosqueteros a nobles. El teatro español por tanto nació como un hecho de élite con un público selecto y en un espacio cerrado. Está claro que estos cambios van acompañados por una modificación de los temas que se representaron y con eso ha de haber una evolución de los personajes.
Para entender la comedia española de finales del Siglo de Oro hay que tener en cuenta todo el desarrollo, empezando por las églogas del pre-renacimiento. El género de la comedia española no nació con El arte nuevo de hacer comedias (1609) de Lope de Vega, sino que empezó formándose con las obras de Juan del Encina, Torres Naharro y otros autores.
En este trabajo quiero centrar la atención en la evolución del personaje del pastor bobo, el cual se puede encontrar en las obras del pre-renacimiento, al gracioso que aparece en la obra de Lope de Vega, Calderón y Tirso de Molina. Destacando las características y funciones de este personaje en las distintas obras, para llegar a la conclusión de cómo se desarrolló el personaje, en que se basa y que funciones cumple a lo largo del tiempo.
2. El desarrollo del personaje
2.1. El teatro pre-lopesco
Pastor-bobo es sólo una posibilidad de llamar a este tipo de personaje. Frecuentemente aparece como simple, villano, rústico o pastor. He decidido utilizar el término pastor-bobo en este trabajo debido a que une dos características del personaje: lo rústico y lo bobo.
El pastor-bobo es uno de los personajes más populares en el teatro del siglo XVI. Para encontrar al pastor-bobo en una obra hay que buscar en primer lugar las siguientes características: la jerga rústica sayagués y lo cómico. Muchas veces el pastor-bobo es vago, ignorante, supersticioso y rudo. El personaje aparece por primera vez en el género del officium pastorum.3
2.1.1. El pastor-bobo en la obra de Juan del Encina
Se considera a Encina como el autor que marca la transición de la Edad Media al renacimiento. Escribió tanto obras religiosas como profanas.4 La gran hazaña de Encina, el “padre de nuestro teatro”5, es encontrar prestigio suficiente para lo pastoril-rústico y llevarlo a los salones palaciegos.
La Égloga de Plácida y Vitoriano empieza por un introito de un pastor, en este caso probablemente representado por Encina mismo. En este introito el pastor Gil saluda al público de manera rústica, se presenta a sí mismo, cuenta el argumento y ruega al público silencio y atención. El énfasis está en el argumento, los únicos elementos cómicos son el saludo y la breve referencia al orgullo de sí mismo y su familia. La siguiente aparición de un pastor-bobo se produce cuando Vitoriano y Suplicio están buscando a Plácida, momento el cual aparece Pascual acompañado por Gil. Comienzan a hablar sobre el amor y Pascual empieza a quejarse fuertemente sobre los palaciegos, pero tan rápido como se enfada, se calma de nuevo y vuelve a jugar a los dados. Este comportamiento muestra una característica de los pastores-bobos: son muy tranquilos y no suelen preocuparse. En la conversación que sigue se puede observar otro elemento típico del pastor-bobo el cual es que se interesa más por la atracción física que por los asuntos emocionales. La típica indiferencia del personaje se muestra en la escena en la que Suplicio cuenta el suicidio de Plácida y pide ayuda a los pastores, pero estos quieren, antes de irse, dormir un poco.
La parte en la que Gil y Pascual están solos no aporta absolutamente nada al argumento, es una escena hecha para divertir al público. Parece un entremés limitado que podría haber servido como idea para autores posteriores.
2.1.2. El pastor-bobo en la obra de Bartolomé Torres Naharro
A diferencia de Encina, Torres Naharro aprovecha todo el potencial del pastor-bobo en el introito. Lo primero que llama la atención del público es su apariencia rústica y después el saludo que siempre es un poco bruto. Un ejemplo se encuentra en la Comedia Ymenea: “Mía fe, quanto a lo primero, yo’s recalco vn Dios mantenga más rezio que vna saeta”. En las obras de Torres Naharro se puede ver una sistematización del introito: el pastor-bobo “echa su rollo según un plan que siempre es lo mismo: un saludo al auditorio, payasadas o chistes verdes, y después el resumen del enredo que sigue”6. Para involucrar al público y para que preste atención, Naharro utiliza preguntas en el introito del pastor-bobo. El introito además sirve para marcar la diferencia entre el bobo y el selecto público. El bobo es consciente del contraste entre sus cuentos verdes y el lugar en donde se desempeña (vv. 131-138).
Naharro segrega al pastor-bobo al introito, rara vez incluye el personaje en el argumento y si lo hace, restringe su papel tanto que entretiene al público sin afectar el desarrollo del argumento principal.7
2.1.3. El bobo en la obra de Lope de Rueda
En la obra de Lope de Rueda ya no existe el pastor-bobo, pero aparecen varios personajes cómicos. Lo que tienen todos ellos en común, es que son de la clase social baja. A menudo son criados, personajes que suelen ejecutar su papel en los pasos, los cuales son pequeños segmentos que constituyen entidades dramáticas autónomas en la obra principal y sirven para aumentar la tensión.
En la Comedia de Eufemia aparece por un lado Eulalla (la negra) que hace reír al auditorio con habla caricaturada y por otro lado, los criados que se oponen graciosamente a sus señores. El criado, el bobo, actúa con la audacia y la desenvoltura de quien no comparte el respecto a la norma social. El criado puede transgredir las normas, insultar y recibir malas contestaciones.8
La función del bobo en la obra de Lope de Rueda es que el público se puede sentir superior al personaje. Los bobos de Lope de Rueda indican un progreso de los pastores de Encina y Naharro hacia lo que será el gracioso en la comedia española. Es también por eso que se considera la novedad de los pasos y estos personajes secundarios como los elementos más destacables de la obra de Lope de Rueda.9
2.2. El bobo en los Entremeses de Miguel de Cervantes
Es muy curioso que Miguel de Cervantes aun siendo contemporáneo de Lope de Vega, sigue la tradición del personaje del bobo/villano de sus antecesores Juan del Encina y Bartolomé Torres Naharro (por ejemplo en el entremés El retablo de las maravillas). Así no se identifica con la generación de la comedia nueva, sino que pertenece a lo que se puede llamar el arte viejo. En El retablo de las maravillas se dialogan aquellas comedias del principio del siglo XVII en las que el honor villano se encarna en la riqueza y el concepto de la pureza de sangre, pero Cervantes enfoca este tema rural desde una óptica burlesca. Provoca risa mediante las pretensiones de unos aldeanos ricos que reivindican una sangre “inoperante…que no conduce al prestigio del poder efectivo, como el que ejerce, a través del censo y de la renta, una nobleza aburguesada que, si bien desdeña la mercancía, acepta tratar la tierra, sin renunciar a sus prerrogativas feudales, como un capital financiero usuario”10. La imagen del villano ridículo cervantino contrasta fuertemente con la que propagan los dramaturgos contemporáneos de la época.11
2.3. El gracioso en la obra de Lope de Vega
En La francesilla, Lope de Vega declara que él ha sido el creador del nuevo personaje cómico, el gracioso. La figura de Tristán en esta obra se puede denominar como el prototipo del gracioso. Este prototipo posee diferentes cualidades: por un lado la ebriedad, la glotonería y el miedo y por otro lado “este donaire que lo vuelve chispeante hasta el virtuosismo en la glosa constante del amo por el criado”12.
El gracioso en general sirve de contrapunto a la figura del galán. Habitualmente es su criado y a través de la relación con su señor da la distensión necesaria al auditorio. En las obras el gracioso funciona como auxiliar del protagonista en cuestiones de amor, ya que casi siempre establece buenas relaciones con la querida dama o por lo menos con alguna sirvienta de su casa. Muy típico para el personaje es su afán por la glotonería y su pasión por el vino. Sin embargo, es un criado fiel a su señor y le da consejos aunque el decoro exigía que amos y criados no tuviesen un trato tan familiar. Eso es una de las diferencias que establece Lope de Vega en el carácter del gracioso a los bobos de sus antecesores, los cuales sólo hacían reír al público. Algunas características más del gracioso lopesco son: creaciones léxicas sin sentido, juegos de palabras, utilización vulgar de frases cultas, uso confundido de fórmulas de tratamiento, frases picantes y de doble sentido.13
Es importante mencionar que el lenguaje del gracioso es el de una clase social baja así se diferencia de los demás personajes.
El personaje del criado gracioso está presente a lo largo de la obra, no sólo en fragmentos y además su papel es significativo para el argumento. Como por ejemplo en la Viuda valenciana en la que el gracioso Urbán ayuda a su señora Leonarda mediante la transmisión de un mensaje a Camilo.
[...]
1 Alas, Leopoldo, en: , Hartmut (2005): Einführung in die spanische Literaturwissenschaft, p. 126
2 Stenzel, Hartmut (2005): Einführung in die spanische Literaturwissenschaft, p. 126-128
3 Brotherton, John (1975): The ‘Pastor-Bobo’ in the Spanish theatre, p. iX-xiii
4 Franzbach, Martin (2002): Geschichte der spanischen Literatur im Überblick, p. 91
5 Díez Borque, José María (1996): Teoría, forma y función del teatro español de los siglos de oro, p. 15
6 Salomon, Noel (1985): Lo villano en el teatro del Siglo de Oro, p. 21
7, Noel (1985): Lo villano en el teatro del Siglo de Oro, p. 197
8 Rueda, Lope de (1985): Las cuatro comedias, p. 30-35
9 Rueda, Lope de (1985): Las cuatro comedias, p. 62-63
10 Cervantes, Miguel de: Entremeses, p. 62
11 Cervantes, Miguel de: Entremeses, p. 56-65
12 Salomon, Noel (1985): Lo villano en el teatro del Siglo de Oro, p. 146
13 Sirera, José Luis (1982): El teatro en el siglo XVII: ciclo de Lope de Vega, p. 75-76