Extracto
Contenido
1. Introducción
2. El desarrollo del panorama médico
Temas tradados: a) La publicidad de varios remedios ofrecidos
b) Los métodos curativos tradicionales
c) La transformación radical del panorama médico
y la confianza universal en la era de los antibióticos
d) La mejora del cuidado médico de los enfermos y laobra de instalaciones hospitalarias por el gobierno argentino en los años
e) La aplicación masiva de la penecilina en la Argentina
3. Las malas condiciones de vida en los hospitales munici- pales de Buenos Aires y la vida cotidiana en un hospital
Temas tratados: a) La estructura decadente de los hospitales municipales
de Buenos Aires en los años 50 y la vida cotidiana en el hospital
b) La mañana
c) El almuerzo
d) La hora de las visitas
e) La visita de los cirujanos
f) El „lechuzón“, el intermediario entre el moribundo
y la funeraria
g) Los „dateros“, los ayudantes del „lechuzón“
4. El rito del luto en la Argentina
Temas tratados: a) Los crematorios municipales
b) El comportamiento diferente en frente de los difuntos
c) El cambio de la estructura del duelo, del velatorio y el uso diferente del luto
5. Amplias apreciaciones personales
6. Léxico temático
7. Fuente bibliográfico
1. Introducción
En la narración „La salud y la muerte“ el escritor Ernesto Goldar describe tres temas principales de la vida cotidiana en la Argentina en los años 50. Describe primeramente el desarrollo del panorama médico. El segundo as- pecto principal tratado consiste en descripciones precisas de las malas con- diciones de vida en los hospitales municipales de Buenos Aires y la vida cotidiana en un hospital. El tercer aspecto principal tratado en su narración se refiere al rito del luto en la Argentina.
2. El desarrollo del panorama médico
Despúes de una enumeración de varios remedios ofrecidos en la Argentina el escritor describe métodos curativos tradicionales, como la aplicación de ventosas para combatir el resfrío o el método de frotarse con barritas de azu- fre si se ha pescado un golpe de aire. Después Goldar pasa a describir la trans- formación radical del panorama médico y la confianza universal en la era de los antibióticos. Los remedios fueron lanzados en producción industrial en la Argentina en los años 50 y eran baratos y prácticamente inocuas. La me- jora del cuidado médico de los enfermos y la obra de instalaciones hospita- larias por el gobierno argentio en los años 50 son también temas tratados por Goldar. Esos desarrollos empezaron en la primera mitad de la década cuando el gobierno lanzó su apotegma sanitario. Así se imprimio un ritmo efectivo a las construcciones hospitalarias y de institutos especializados y el plan que fue elaborado tuvo la intención de expandir las farmacias de obras sociales y los policlínicos y de intensificar la acción privada para la inme- diata concurrencia al médico. Otra obra fue la instalación de 26 centros de investigación. Otro aspecto tratado por Goldar es la aplicación masiva de la penecilina en la Argentina que estuvo ligada a episodios escandalosos y multitudinarios. Las autoridades sanitarias habrían detectado un incremen- to de la sífilis y otras affecciones venéres. La razón supuesta fue un enorme contingente migratorio proveniente del interior del país que se había asenta- do en zonas marginales de Buenos Aires. Eso causó una perturbación del equilibrio demográfico entre la población masculina y femenina y provocó un aumento de la prostitución y de varias afecciones venéres. El gobierno encargó a la policía de poner fin al desajuste sexual. Eso resultó en una at- mósfera de persecución indiscreta y en la detención de mucha gente por ra- zones injustas y en redadas y razzias. Los arrestados fueron examinados y recibieron una severa dosis de penecilina y a las pocas horas la mayor parte de los detenidos fue puesta en libertad.
3. Las malas condiciones de vida en los hospitales municipales de Buenos Aires y la vida cotidiana en un hospital
El segundo aspecto principal tratado por Goldar se compone de descripcio- nes de la estructura decadente de los hospitales municipales de Buenos Ai- res en los años 50 y de las malas condiciones de vida en un hospital. El es- critor describe la vida cotidiana en un hospital y enumera las personas dife- rentes que pueblan el centro del hospital, la sala. La vida en la sala comien- za a las 5 de la mañana y según el escritor los pacientes tienen que apurarse con la toilette y los que pueden andar tienen que atender a los que no pue- den moverse. Una disciplina interna dicta un uniforme que debe estar limpio. Son obligatorios los pijamas y los camisones blancos. El escritor menciona también que los pacientes tienen que llevar sus propias sábanas. Después de las 10 de la mañana viene el almuerzo que se compone de tres platos diferen- tes. Esta comida no es bien preparada pero es muy nutritiva y se compone de supa de verduras, puré, pescado mal limpiado con escamas y lechuga. La hora de las visitas, que comienza a las 2 de la tarde, representa otro fenó- meno cotidiano. Los varones se peinan y los mujeres se pintan y sus parien- tes les llevan regalos como naranjas, caramelos, ropa limpia y revistas pasa- das. Un aspecto muy curioso representan los diversos temas de conversación de los enfermos con sus parientes. Esos temas incluyen relatos sobre vecinos de cama, historias personales de los que tienen familia o están sólos y rela- tos de operaciones increíbles. Otro fenómeno cotidiano es la visita de los ci- rujanos por la mañana. Médicos y estudiantes, precedidos por el Jefe de la Sala, van de cama a cama, pieden datos, miran radiografías y calculan cuan- to tiempo va a aguantar el enfermo si lo operan. Un personaje siniestro des- crito por Goldar es el „lechuzón“, el „intermediario“ entre el moribundo y las funerarias. Su función consiste en recorrer diariamente los hospitales, clínicas y morgues para atrapar la cuota de cadáveres. Las funerarias simu- lan no tener ninguna relación con él. Su método es de ejercer presión sobre los parientes del difunto y de explotar psícologicamente el estado de confu- sión de las familias. Se muestra muy solidario para solventarles las amena- zas que se les enfrenten: los gastos que demandará el entierro y el horror de la autopsia. La única solución, juzga entonces, es contratar sin dilaciones la cochería del difunto. Cobra al contado y la ganancia consiste en la dife- rencia entre el precio convenido con las familias y el total de los gastos que acuerda con la cochería. Según el escritor, existen también ayudantes del „lechuzón“, los „dateros“. Estos son normalmente ex-camilleros que condu- cen los cadáveres a la morgue pero son también empleados administrativos que llevan por sus funciones el registro de los difuntos. Los „dateros“ man- dan el dato por teléfono al „lechuzón“.
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