"Las Troyanas" de Eurípides - Una vista general


Ensayo, 2011

8 Páginas, Calificación: 10


Extracto

Eurípides, Troyanas

“No consideréis dichosa a ninguna persona feliz antes de su muerte.”

Troyanas se pone en escena por primera vez en el año 415 a.C., durante la Guerra del Peloponeso, un año después de la destrucción de la isla de Melos y al tiempo que se preparaba una expedición militar contra Sicilia en la que acabarían por ser derrotados los mismos atenienses. Por su temática, la obra es todo un alegato a favor de la paz y en contra de la guerra. Eurípides muestra lo terrible de la guerra desde el punto de vista de los vencidos y, lo que es aún más trágico, desde el punto de vista de aquellos que nada tuvieron que ver con el conflicto: las mujeres y los niños. Tras diez años de asedio, Troya ha caído por fin a manos de los griegos. Los hombres han muerto y solo quedan las mujeres que van a ser repartidas entre los vencedores como parte del botín, siendo reducidas a la esclavitud.

Se trata de una tragedia colectiva, tal como indica el título de la obra, en la que las protagonistas son las mujeres de Troya encabezadas por la que hasta entonces ha sido su reina, Hécuba. La acción no es lo más relevante de la obra sino que, lo que realmente da unidad a la trama es el dolor y el sufrimiento que padecen estas mujeres; un dolor que va en aumento a la vez que se van sucediendo los distintos episodios que tienen lugar hasta alcanzar el momento climático final: la destrucción total de la ciudad de Troya. Para mostrarlo, Eurípides ha sabido seleccionar una serie de escenas, cada una conducida por un personaje femenino que desaparece al final de la misma tras dar cuenta de su terrible situación. Cada escena es más patética que la anterior y todas ellas tienen coherencia y unidad gracias a dos elementos: el coro, que tradicionalmente es parte de la estructura, y el personaje de Hécuba, el único presente a lo largo de toda la obra y que encarna, como ningún otro, todo este sufrimiento. En el presente trabajo nos vamos a centrar en cómo se muestra el sufrimiento siguiendo, por un lado, la estructura de la obra y, por otro, viendo cómo se manifiesta en cada uno de los personajes femeninos.

La estructura de la obra es, desde el punto de vista externo, la clásica de la tragedia griega. Consta de un prólogo, una párodos, escenas del mensajero, tres episodios con sus correspondientes estásimos o intervenciones del coro y un episodio final que hace las veces de epílogo. Sin embargo, desde el punto de vista interno, la tragedia presenta problemas[1] ya que no sigue las reglas aristotélicas de causa- efecto y la crítica no se pone de acuerdo en cuanto a la presencia o no de agones o enfrentamientos que tradicionalmente han de tener lugar en los distintos episodios. La tragedia se presentó como tercera de una trilogía sobre el ciclo troyano cuyo tema central eran los horrores de la guerra. Hay quien la ve, por ello, como una especie de epílogo. La acción habría tenido lugar ya en las dos anteriores Alejandro y Palamedes y esta sería una especie de conclusión[2], de ahí las anomalías encontradas, por otro lado difíciles de justificar de otro modo pues, de las tres, Troyanas es la única que nos ha llegado íntegra.

La situación que presenta el prólogo (1-97) arranca ya desde la tragedia. El dios Poseidón muestra cómo Troya ya ha sido destruida, todos los hombres han muerto y los templos mismos de los dioses han quedado vacíos y arrasados. Todo ello es espantoso pero eso no es todo. Las mujeres han sido repartidas en lotes como botín de guerra pasando a ser esclavas de los vencedores. Tan solo queda por conocer el destino de las mujeres principales que, debido a su estatus, corresponden en el reparto a los jefes aqueos. Entre ellas está Helena, la más importante de las prisioneras al ser la causa principal que motivó el conflicto. Si los troyanos han sufrido un cruel castigo, no poco les espera también a los aqueos que, a causa de su hybris y, debido a la crueldad que mostrarán de ahora en adelante con las mujeres troyanas, se han ganado la enemistad de los dioses (incluso la de Atenea, su protectora hasta el momento) y han sido condenados a tener un mal regreso a su patria y a los funestos finales que tiene cada uno de ellos según conocemos por el mito. La idea que subyace es que toda guerra es mala y que todas las partes pierden.

En el prólogo comienza también a perfilarse el personaje de Hécuba, hilo conductor principal de la trama. Dos son las razones que nos llevan a pensar así. En primer lugar, porque está presente en escena todo el tiempo, desde el diálogo de los dioses del prólogo en el que Poseidón la muestra como una anciana abatida, vestida de harapos y con los cabellos rapados -ella que, hasta entonces ha sido la reina madre- hasta el momento final en que es arrastrada a Grecia tras la destrucción de la ciudad. En segundo lugar, es el personaje que más elementos trágicos acumula sobre sí. A lo largo del drama va recibiendo los sucesivos golpes que el destino le tiene reservados con toda la fortaleza que le es posible tener en cada momento. De cada golpe se resiente pero, a la vez, sale fortalecida y preparada para aguantar el siguiente gracias a que procura encontrar algo que le haga concebir una mínima esperanza. Llega incluso a perder la fe en los dioses pero, aún así, parece querer ser dueña de su propio destino prefiriendo inmolarse en el fuego de Troya a aceptar ser la esclava de sus enemigos. Resulta tremendamente trágico que Eurípides haya escogido al más débil de los personajes posible, una anciana que lo ha tenido todo, para ser la víctima receptora de tantísimo sufrimiento.

Tras el prólogo y, antes del comienzo de la párodos , Hécuba hace una primera intervención en escena cantando una monodia (98-152) en la que se confirma como una mujer abatida pero, a la vez, fuerte:

“Arriba, desdichada, arriba la cabeza. Endereza tu cuello… Afronta el cambio de tus hados”[3]

Se muestra como toda una heroína y quizá sea la más trágica de todas. Normalmente, en el teatro griego, se presenta al héroe en conflicto consigo mismo o con otro héroe. Aquí se da un paso más: la heroína no se enfrenta a nadie en concreto sino a su propio destino y aquí sobreviene, de nuevo, la tragedia pues, en el ideario griego, nadie puede escapar a su destino. Intenta conducirse con dignidad a pesar de que “esto ya no es Troya ni somos ya reyes de Troya”[4] El dolor que muestra es, en este momento, el de la madre que ha perdido a sus hijos y el de la esposa que ha perdido a su marido. Además de esto, ha perdido su posición social. A pesar de todo se da fuerza a sí misma para seguir adelante a cumplir su destino y aún se permite dirigir al resto de troyanas a aceptar el suyo propio como esclavas.

Tras este primer momento dramático comienza la párodos o aparición del coro en escena (153-235). Estará presente hasta su salida al final del drama. Se produce un diálogo entre Hécuba y dos semicoros. Esta se pregunta ahora por el destino de su hija Casandra, el cual ignora pero el espectador ya lo conoce por el prólogo: será la concubina del rey Agamenón. Vuelve a lamentarse por su reducción a la esclavitud. Las mujeres del coro, por su parte, se lamentan también porque ya nunca serán las de antes y porque van a ser llevadas a Grecia. Una única cosa les haría sentir infinitamente más dolor del que padecen: ser llevadas a Esparta como esclavas de Menelao.

El coro está compuesto por mujeres troyanas y sirve como complemento al personaje de Hécuba para mantener la unidad de la trama. Sin embargo, hemos de notar una diferencia entre ambos elementos. Si a través de Hécuba percibimos la idea del sufrimiento parece que, a través del coro, este se acentúa, transmitiendo una total desesperación. En respuesta al anterior lamento de Hécuba el coro responde: “Ay, ay, ay, ¿con grandes lamentos lamentas tu desgracia? –Ya no moveré mi lanzadera en los telares del Ida. – Por última vez contemplo los cuerpos de mis padres. – Por última vez … “[5]. Reacciona ante las quejas de Hécuba como reina, sin embargo, a las mujeres de Troya, como es natural dada la situación en la que se encuentran, no les importa tanto la situación de esta como la suya propia. Ya son esclavas de los griegos y tienen un futuro muy incierto ante sí.

[...]


[1] Para un estado de la cuestión véase Guzmán (2006) en la bibliografía.

[2] Cf. Conacher(1983) en Guzmán (2006).

[3] Para las citas de la obra seguimos la edición de J.L. Navarro, en la bibliografía. Pág. 27.

[4] Pág. 27.

[5] Pág. 31.

Final del extracto de 8 páginas

Detalles

Título
"Las Troyanas" de Eurípides - Una vista general
Curso
Máster
Calificación
10
Autor
Año
2011
Páginas
8
No. de catálogo
V199772
ISBN (Ebook)
9783656313984
Tamaño de fichero
468 KB
Idioma
Español
Palabras clave
troyanas, eurípides
Citar trabajo
Anglistik/ Germanistik/ klassische Philologie Enrique del Cerro Calderón (Autor), 2011, "Las Troyanas" de Eurípides - Una vista general, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/199772

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