Extracto
ÍNDICE:
1- AUTORES Y OBRAS:
2- LA AUTOBIOGRAFÍA POPULAR: TEMA Y OBJETIVOS
3- ESTRUCTURA: MÉTODOS, FUENTES Y NOVEDADES
4- CONCLUSIONES
5- MODALIDAD DEL ESCRITO DE PARETS: INFLUENCIAS, PÚBLICO Y CAMBIOS DE LA AUTOBIOGRAFÍA POPULAR MODERNA
6- NOVEDADES: TEMAS, SUJETOS, FUENTES Y MÉTODOS
7- OPINIÓN PERSONAL
8- BIBLIOGRAFÍA
1- AUTORES Y OBRAS:
El vuelo de Ícaro: es un claro ejemplo de la línea que James S. Amelang ha seguido en sus estudios. Entre sus obras de historia social y cultural de la Edad Moderna destacan, además del presente libro, La formación de una clase dirigente: Barcelona 1490-1714. Su investigación se ha basado mayoritariamente en las expresiones culturales de los grupos urbanos. Concretamente, en el caso que tratamos, en la autobiografía del artesanado.
En El vuelo de Ícaro: la autobiografía popular en la Europa Moderna, Amelang presta total atención a acontecimientos, personajes y fenómenos del pasado que pasarían inadvertidos para la Historia tradicional. Podemos decir que es una nueva forma de hacer historia, una historia “desde abajo”. Siguiendo los avatares de un individuo concreto, en este caso Miquel Parets, Amelang intenta descubrir todo lo posible del mundo pasado del sujeto. Aquí, sobre todo, priman las relaciones sociales y la cultura.
En El vuelo de Ícaro, James S. Amelang aborda el tema de la autobiografía popular en el Edad Moderna y, como género literario que es, nos interesa. En primer lugar, debemos hacer frente al problemático concepto “popular”, pues la clasificación social de los sujetos modernos es difícil ya que a veces solo tienen en común el ordenamiento jurídico. No obstante, Amelang asegura que quienes aparecen en su obra tuvieron el estatus de “popular” en la Edad Moderna. Este último ámbito es el que aborda igualmente Peter Burke en la mayoría de sus obras, como en La cultura popular en la Europa Moderna, la cual también hemos consultado.
Doctorado por Oxford, Burke ostentó la cátedra de Historia Cultural hasta su jubilación. Así, no es solo conocido por sus trabajos sobre la Edad Moderna, sino que también destaca por sus investigaciones en el ámbito de la Historia Cultural, impulsando la renovación historiográfica que el estudio de esta supuso. De entre sus obras destacan El Renacimiento italiano, ¿Qué es la historia cultural?, así como La cultura popular en la Europa Moderna, volumen que abordamos en el presente trabajo. En concreto, nos referiremos a Un filón inaccesible, tercer y último capítulo de la primera parte, y a Estructuras de la cultura popular, segunda parte del libro. La razón por la que nos centramos en estos capítulos es porque Peter Burke trata en estos las formas de abordar la cultura popular, mayoritariamente de forma indirecta, claro está, por lo que hay que tener precaución en su estudio. También se refiere a las formas de transmisión de esta, las formas tradicionales y destaca los testimonios directos de sujetos populares modernos como fuentes de incalculable valor.
En cuanto al término “cultura popular”, Burke reconoce que es muy problemático porque << nos da una falsa impresión de homogeneidad y, por lo tanto, sería más conveniente utilizarlo en plural, o sustituirlo por “la cultura de las clases populares”[1] >>.
Otro de los inconvenientes más comunes que aprecia y rechaza Burke es lo que denomina “modelo de los dos niveles”, pues según él, la línea divisoria entre las culturas populares y la de las élites no es clara, sino difusa. Para sostener esto, asegura que las élites tenían una “doble culturalidad” o “biculturalidad”. Acuña estos conceptos para explicar que, si en un primer momento las élites intentan reformar y controlar la cultura popular, más tarde renuncian a ello por la dificultar de conseguir sus objetivos. Sin embargo, sostiene que las élites acaban redescubriendo la cultura popular, la cual compartirán, dándose así la “biculturalidad” de las élites sociales. Así, Peter Burke acepta que el término “cultura popular” tiene sentido cuando la historiografía lo utiliza para referirse a la Europa de comienzos del XVI, cuando las élites participan de las culturas del pueblo; o para finales del XVII, cuando las élites se alejan de esta.
Para Burke, la historia de la cultura incluye en la actualidad las normas o adopciones que latentes en la vida diaria, ya sea de las élites o de las clases populares.
<< En la época del llamado “descubrimiento” del pueblo, el término “cultura” era usado para referirse al arte, la literatura y la música (…) Hoy, sin embargo, siguiendo el ejemplo de los antropólogos, los historiadores y otros investigadores utilizan el término “cultura” (…) para todo aquello que pueda ser aprehendido de una determinada sociedad[2] >>.
Aclarados, en la medida de lo posible, conceptos fundamentales como son “cultura” y “popular” por abstracción y complejidad, profundizaremos en la literatura popular de la Edad Moderna, especialmente en el género autobiográfico. Para ello nos centraremos en El vuelo de Ícaro: la autobiografía popular en la Edad Moderna, de James S. Amelang, apoyándonos al mismo tiempo en la obra de Burke La cultura popular en la Edad Moderna por sus referencias al objeto de estudio.
2- LA AUTOBIOGRAFÍA POPULAR: TEMA Y OBJETIVOS.
En la práctica, la investigación se ha centrado en un escaso número de recursos (imágenes, material impreso o manuscrito, obras de teatro, canciones, danzas…) que pueden aportar información valiosa sobre cómo veían y comprendían la realidad las capas populares. En nuestro caso, nos hemos centrado en el género autobiográfico, pues Amelang aborda los textos de Miquel Parets, los cuales se ajustan a la modalidad de diario.
Siempre se ha considerado que los textos de Rousseau fueron los precursores del género autobiográfico. Sin embargo, en El vuelo de Ícaro, Amelang rechaza esta visión e incluye en esta categoría literaria a cualquier escrito que contenga la expresión personal del autor, como memorias, diarios, libros de familia, autobiografías espirituales, crónicas personales, relatos de viajes, libros de cuentas… Es decir, para Amelang, la biografía es un producto de intencionalidad y forma parte de proyecto que busca ciertos fines. Así, si pensamos de un modo más laxo, hay muchas más biografías en el pasado de las que se pueda pensar, incluso en el seno de las capas populares. Un ejemplo de ellos serían los once volúmenes de libros de galeras, de 1624-1748, que se encuentran en el Museo Naval de Madrid. Aquí podemos ver un atisbo de autobiografía, pues muchos de los forzados a galeras escribieron al rey para pedir su liberación. En esta petición hacen un recorrido por su vida para dejar constancia de sus servicios a la Monarquía.
Encontramos también autobiografía en las fórmulas burocráticas, lo que nos lleva a un segundo tipo de documentación burocrática: la de la Iglesia, que recoge peticiones como las de Josefa de Lima, una mujer de la ciudad de Cádiz de 1765, la cual buscaba resarcirse de la desaparición de su marido. El escribano hará una minibiografía de esta mujer ya que, lo que comienza como una recogida de información impersonal, se va convirtiendo posteriormente en una información evaluada mediante observaciones y caracterizaciones de los individuos a los que se refiere.
También añade aquí dentro de esta literatura “marginal” las biografías religiosas, mayoritariamente realizadas por mujeres. Destacan las historias de santos, las minibiografías de ermitaños y, sobre todo, las realizadas por beatas donde, en muchas ocasiones, narran experiencias divinas. También encontramos diccionarios biográficos, como el de Conrad Dgesner, libros breves de lengua vernácula, cuadernos de trabajos de los médicos, sobre todo médicos astrológicos, poesía… Todo ello nos da muestra de las distintas formas que utilizaron las capas populares para hacer biografía.
En el presente trabajo nos hemos centrado en el género autobiográfico, pero sería un error pensar que la producción literaria de las capas populares estuviese destinada para el ámbito privado o familiar. Por ejemplo, en La cultura popular en la Europa Moderna, Peter Burke nos habla de los grupos artesanos de las ciudades artesanas, quienes representaban obras de teatro, ya fuese cómico o religioso. Constata esto en ciudades como París, Florencia o Siena, pero cita con especial atención a los artesanos de Núremberg, de los que dice lo siguiente:
<< Estos adquirieron fama de escritores de teatro, destacando sobre todo el hojalatero Hans Rosenplüt, el barbero Hans Folz (ambos en el siglo XV) y especialmente el zapatero Hans Sachs, quien llegó a escribir más de doscientas obras de teatro y cerca de mil piezas cortas[3] >>.
En El vuelo de Ícaro: la autobiografía popular en la Europa Moderna, James S. Amelang trata de recomponer la biografía de Parets a partir de referencias dispersas que encuentra en el Archivo Municipal y en el Notarial de Barcelona para así descubrir cuáles fueron los motivos que le llevaron a escribir. Ello le lleva a buscar otros textos parecidos, como los conocidos relatos de Thomas Platter y Benvenuto Cellini, o la crónica de Pierre-Ignace Chavatte, obrero textil de Lille, y el diario de Ménétra, vidriero de París.
También Peter Burke, en La cultura popular en la Europa Moderna, hace referencia a las biografías escritas por personas que, habiendo nacido en familias de artesanos o campesinos, ascendieron socialmente. Este es el caso de Gioulio Cesare Croce, John Bunyan, Samuel Bamford o, el ya citado, Benvenuto Cellini. Como vemos, los textos de Parets no son un caso aislado, pues hay un gran número de escritos de origen popular que la Historia tradicional no reparó o descartó por no considerarlos dignos de investigación seria.
Estos textos tienen un valor añadido para la Historia sociocultural en tanto que habían sido producidos directamente por sujetos populares. Y es que, por ejemplo, era frecuente que en la Edad Moderna el editor se tomase ciertas libertades con los textos que recogían. Esto ocurrió con la primera traducción al castellano del diario de Parets, que abre uno de sus pasajes de la siguiente manera:
<< Empresa mui grande, ó loco atrevimiento parece, el querer que en breves líneas descifrar tan magestad, tanta gala, tanta grandeza y tanta hermosura como la que mi pluma pretende describir en este capítulo: pero sírvame de sol, no como a Ícaro para el precipicio, mi buen deseo, y me dé calor para relatar, aunque en tosco idioma, la maior celebridad que ha visto Barcelona en estos siglos, con la entrada y arribo de la serenísima Doña María de Austria[4] >>.
Sabemos por la versión original, manuscrita en catalán, que el propio zurrador no adoptó este símil, sino que la introdujo el traductor. Al mismo tiempo, también el editor Celestí Pujols y Camps omitió algunas palabras del texto original del Parets. Tanto el uso del locus classicus del vuelo de Ícaro, hijo de artesano, para pedir disculpas por la tosquedad del estilo y por el atrevimiento de tratar asuntos elevados, así como la intervención en los textos de segundas personas es bastante frecuente.
También Peter Burke nos da varios ejemplos en La cultura popular en la Europa Moderna. Destaca el Code Paysan, documento que recogía las demandas de los campesinos bretones que se levantaron en 1675, pues una de sus cláusulas dice << Está prohibido, bajo pena de correr baquetas, dar refugio a la gabela y a sus hijos[5] >>. Es decir, el Code Paysan pudo ser falsificado y, haciendo creer que los campesinos pensaban que la temida tasa de la sal, la gabelle, era una persona, el movimiento parecería absurdo.
[...]
[1] BURKE, Peter; La cultura popular en la Edad Moderna, Madrid, Alianza, 2005, p. 19.
[2] BURKE, Peter, op. Cit., pp. 26-27.
[3] BURKE, Peter, Op. Cit., p. 159.
[4] AMELANG, James; Op.Cit., p. 143.
[5] BURKE, Peter; Op. Cit., p. 128.