La percepción visual en el balonmano. Diferencias en cuanto a la experiencia deportiva y el sexo de los jugadores


Texto Academico, 2017

116 Páginas


Extracto


Índice

INTRODUCCIÓN

MARCO TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN
Comportamiento del Sistema Visual
Estrategias de Búsqueda Visual
Las Habilidades Visuales en el Deporte
El campo visual
La Visión Periférica
La Atención Visual en el Deporte
Tiempo de Reacción Visual
La Experiencia en el Deporte
Planteamiento del Problema

OBJETIVOS E HIPÓTESIS
Justificación del Problema
Objetivos del Estudio
Hipótesis de Investigación
Variables
Control de las Variables Extrañas

MÉTODO
Diseño
Participantes
Instrumentos
Procedimiento
Análisis de los Datos

RESULTADOS
Objetivo 1: Resultados en relación a la atención visual y campo visual atendido de jugadores de balonmano y deportistas noveles
Objetivo 2: Resultados en relación al tiempo de reacción visual de jugadores de balonmano y deportistas noveles
Objetivo 3: Resultados en relación a la atención visual y campo visual atendido de jugadoras y jugadores de balonmano
Objetivo 4: Resultados en relación al tiempo de reacción visual de jugadoras y jugadores de balonmano
Objetivo 5: Resultados en relación a la atención visual y campo visual de mujeres y hombres.
Objetivo 6: Resultados en relación al tiempo de reacción visual de mujeres y hombres

DISCUSIÓN
Influencia de la experiencia deportiva
Influencia del sexo de los participantes
Limitaciones del estudio

CONCLUSIONES Y FUTURAS LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN
Perspectivas de futuro

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Índice de Figuras

Figura 1. Distribución de los conos y bastones en la retina humana

Figura 2. Esquema de un comportamiento visual típico en deportes abiertos (tomado de Moreno, Ávila y Damas, 2001: p.79)

Figura 3. Simulación del campo visual del jugador (tomado de Fradua, 1999)

Figura 4. Un jugador ejecuta el test en la pista de balonmano que pudo alterar los resultados .. 48 Figura 5. La ejecución del test en diferentes pistas no fue motivo de alteración en los resultados

Figura 6. El receptor de radiofrecuencia colocado a cierta altura del suelo y sobre la línea de 9 m

Figura 7. Cámara de vídeo, portátil situado frente al sujeto; y portátil detrás del sujeto para administrar los estímulos periféricos

Figura 8. Sistema Telemétrico de Cronometraje Bosco System y células fotoeléctricas de alta sensibilidad

Figura 9. Gradaciones de los estímulos periféricos con respecto a la posición de sujeto, este es grabado en vídeo a lo largo de la prueba

Figura 10. Disposición del instrumental utilizado en la pista de balonmano

Figura 11. Errores de atención visual y de respuesta a estímulos periféricos

Figura 12. Valores del tiempo de reacción visual en las distintas condiciones experimentales entre jugadores de balonmano y deportista noveles

Figura 13. Errores de atención y de respuesta a estímulos periféricos

Figura 14. Valores del tiempo de reacción visual en las distintas condiciones experimentales entre jugadoras y jugadores de balonmano

Figura 15. Errores de atención y de respuesta a estímulos periféricos

Figura 16. Valores del tiempo de reacción visual en las distintas condiciones experimentales entre mujeres y hombres

Índice de Tablas

Tabla 1. Importancia de las habilidades visuales según diferentes deportes (tomado de Plou, 1995)

Tabla 2. Comparación de errores de atención y errores de respuesta en cada una de las condiciones experimentales entre jugadores de balonmano y deportista noveles

Tabla 3. Medias de los tiempos de reacción visual de jugadores de balonmano y deportistas noveles

Tabla 4. Prueba t para muestras independientes de la media de tiempo de reacción en las condiciones

Tabla 5. Comparación de errores de atención y errores de respuesta en cada una de las condiciones experimentales entre jugadoras y jugadores de balonmano

Tabla 6. Medias de los tiempos de reacción visual de jugadoras y jugadores de balonmano

Tabla 7. No existen diferencias significativas en el tiempo de reacción entre jugadoras y jugadores de balonmano

Tabla 8. Comparación de errores de atención y errores de respuesta en cada una de las condiciones experimentales entre mujeres y hombres totales de la muestra

Tabla 9. Medias de los tiempos de reacción visual de mujeres y de hombres

Tabla 10. No hay diferencias significativas en los tiempos de reacción de mujeres y hombres 78

Introducción

En el balonmano, al igual que en otros deportes de cooperación-oposición, existen numerosos factores que determinan la capacidad de juego: biomecánicos, como pueden ser la capacidad técnica; bioenergéticos, como la condición física; y biorrelaciones, como la capacidad táctica, percepci ó n y decisi ó n (Antón García, 2000). Las acciones de un jugador de balonmano se desarrollan en un espacio común, con la participación simultánea de otros jugadores y dónde la situación dinámica provoca continuas modificaciones del espacio de juego, distancias entre compañeros y oponentes, situación de portería, etc. Por tanto, el jugador, para adaptarse a éstas continuas modificaciones debe de ser capaz de observar lo que ocurre en el entorno, por medio de su capacidad perceptiva.

Según la clasificación de objetivos perceptivos en el proceso de formación (Antón García, 1990), un jugador de balonmano debe de estar dotado de un adecuado campo visual en el desarrollo de sus acciones, y mantener el nivel de atenci ó n adecuado. El jugador debe aprender a orientarse y situarse respecto a los estímulos que necesita captar, utilizar sus movimientos de cabeza y ojos cuando es necesario, y ser capaz y utilizar los estímulos que aparecen en su visi ó n perif é rica. El balonmano, al ser un deporte de contexto abierto y ambiente dinámico, la visión periférica constituye una habilidad visual a tener en cuenta en todas las situaciones de juego.

En la práctica, la mayoría de deportistas y entrenadores muestran un claro convencimiento de que el rendimiento deportivo requiere de un conjunto de habilidades perceptivas, técnicas, psicológicas y físicas. En concreto, en las últimas décadas ha existido un incremento en el reconocimiento hacia la percepción como un factor clave en la actuación deportiva (A. M. Williams, Davids, Burwitz, & Williams, 1992). Se sugiere que la actuación efectiva en entornos con déficit de tiempo y espacio requiere que los deportistas focalicen su visión solamente hacia aquellas zonas más relevantes del juego.

La visi ó n constituye una herramienta de enorme importancia en la práctica deportiva, por lo que su educación debe ocupar un apartado especial en el entrenamiento del deportista, fundamentalmente cuando las tareas a realizar son abiertas (García Manso, Navarro, & Ruíz Caballero, 1996). La visión afecta al rendimiento deportivo, a la adquisición de habilidades motoras, y puede ser mejorada mediante entrenamiento (Knudson & Kluka, 1997).

Por eso, en los últimos años han surgido investigaciones acerca de la importancia de la visión para el deportista y la importancia de tener una visión eficiente. Los científicos investigan si las destrezas visuales que poseen muchas deportistas pueden ser adquiridas a través de la práctica y, particularmente, si los deportistas expertos poseen una mayor ventaja sobre los deportistas menos expertos.

MARCO TEÓRICO DE LA INVESTIGACIÓN

Comportamiento del Sistema Visual

La visi ó n es una actividad muy compleja que se inicia con un estímulo luminoso que atraviesa el ojo; la retina lo transforma en estímulo eléctrico y los nervios ópticos lo conducen hasta el cerebro para ser interpretados. La retina está funcionalmente organizada, de manera que se puede obtener la máxima resolución en un punto cuando se fijan visualmente objetos en el entorno que nos rodea. Esta área, que podemos llamar de “clara visión”, es lo que se conoce como la f ó vea. La fóvea tiene una alta concentración de receptores neuronales, abarcando un parte muy pequeña de la superficie total de la retina (aproximadamente 1-2 grados de ángulo visual) (A. M. Williams, Davids, & Williams, 1999).

Pero la agudeza visual no es uniforme a lo largo de toda la superficie de la retina, de manera que sólo es la fóvea la especializada para la inspección con detalle de los objetos del entorno. Esa inspección detallada es posible debido a la alta concentración de unos receptores llamados conos, que son responsables de la alta precisión que se puede obtener mediante el órgano de la visión, y que funcionan plenamente en condiciones de luminosidad oportunas. Los conos transforman las ondas luminosas del entorno en impulsos eléctricos, que posteriormente son transmitidos al cerebro para su interpretación. La fóvea, que sólo contiene conos, se encuentra situada directamente en la línea visual, de modo que cada vez que miramos directamente a un objeto, el centro de su imagen cae en la fóvea (Goldstein, 2006).

Por otro lado, encontramos los bastones, localizados en la zona periférica de la retina. Estos receptores son sensibles al movimiento, pero pierden eficacia en la percepción de los colores y los detalles. La mayor parte de los conos se encuentran en la retina periférica, que es la zona que rodea la fóvea y contiene tanto bastones como conos. Sin embargo, en esta área el número de bastones supera al de los conos en una proporción de aproximadamente 20 a uno, puesto que la totalidad de los 120 millones de bastones de la retina se ubican en la periferia.

La claridad del estímulo decrece cuando pasa a la paraf ó vea y a la periferia, debido al aumento de los bastones y al descenso de conos (Figura 1). La claridad de la imagen visual disminuye gradualmente a medida que el estímulo se mueve en el parafóvea, que abarca unos 10 grados de arco visual, y un poco más rápidamente en la periferia que se extiende hasta 160 grados verticalmente y 200 grados horizontalmente (Harrington, 1964). Por lo tanto, para ver los objetos en movimiento con la mayor claridad, el deportista debe ajustar continuamente la posición de la fóvea de los ojos. Con esto, podemos decir que la fóvea está especializada en la discriminación fina, los detalles y la visión en color de los objetos del entorno, mientas que la periferia sería para la detección del movimiento y la visión bajo condiciones de baja iluminación (A. M. Williams et al., 1999).

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Figura 1. Distribución de los conos y bastones en la retina humana

La Figura 1 muestra el número de conos y bastones por milímetro cuadrado en sección horizontal a través de la fóvea y el punto ciego del ojo izquierdo en función del ángulo (distancia) de la fóvea (tomado y traducido de Williams et al., 1999: p.70).

Los ojos envían información al cerebro, donde la información se integra y se interpreta como una imagen tridimensional. La integración de la información visual de ambos ojos se denomina fusi ó n. Si los ojos no deben de atender a algo concreto, se mueven continuamente en todo nuestro campo visual. Cuando algo consigue nuestra atención visual, podemos enfocar los dos ojos en un objeto, realizando una fijaci ó n sobre dicho objeto (Knudson & Kluka, 1997). El desplazamiento angular de un objeto en la retina periférica atrae la atención y desencadena un movimiento del ojo o de la cabeza, que permite la captación de la imagen por la fóvea, produciéndose la fijación. Si la excentricidad es superior a 20º, el movimiento de los ojos se acompaña de un movimiento de la cabeza para dirigir la mirada hacia el objeto en movimiento. Cuando aparecen varios estímulos simultáneamente en el campo de visión, se debe producir una elección, por lo que el tiempo de respuesta se alarga (Sillero, 2002).

La parafóvea y la periferia juegan un papel sustancial en los procesos perceptivos en el deporte, las investigaciones se han concentrado fundamentalmente en el análisis de las fijaciones visuales puesto que estas, permiten a los deportistas establecer un área informativa de la imagen que se visualiza en visión focal, como la cadera de un jugador moviéndose, lo que permite un procesamiento más detallado de la información proporcionada por la zona de la imagen que se visualiza.

Las fijaciones son importantes ya que nuestra capacidad de enfoque está limitada a 3 grados (Kluka, 1991). Debido a que el foco del campo visual es tan pequeño, la visión periférica resulta muy importante, sobre todo en el deporte. Se admite que una estrategia visual que implique pocas fijaciones visuales y de gran duración será asumida como más efectiva, ya que es durante las fijaciones visuales cuando se produce el proceso consciente de atención y por tanto el procesamiento de la información. De esta forma el “que” y el “dónde” mirar se convierten es aspectos cruciales de toda actuación experta para situaciones deportivas que se desarrollan bajo limitaciones temporales exigentes. Esta estrategia visual deliberada de búsqueda de información conduce, según Bard, Fleury, & Goulet (1994), a que los deportistas expertos fijen su visión en aquellas áreas del juego que contienen los estímulos necesarios para iniciar una pronta y precisa respuesta.

Existen varios tipos de movimientos oculares que se utilizan para ver objetos en movimiento y son importantes para saber cuales son aquellas situaciones que pueden llegar o no a ser vistas (Kluka, 1991). Cuando el objeto del que deseamos adquirir información se sigue de forma regular, correcta y precisa, hablaremos de movimientos de seguimiento o de persecución. Este tipo de movimientos oculares permite seguir el movimiento lento de elementos en el espacio, como un balón o un oponente, de forma que se mantiene una imagen estable en la retina. La velocidad máxima de los movimientos de seguimiento si sitúan con una velocidad angular de entre 30 y 100 grados por segundo (Rosenbaum, 1991).

Distinguimos también los movimientos sac á dicos, que son movimientos rápidos que se usan para redirigir los ojos rápidamente de un punto a otro del campo visual, permitiendo al sistema visual trasladar un objeto para fijarlo en fóvea y así extraer la mayor cantidad posible de información del mismo (Rosenbaum, 1991). Consecuentemente, la finalidad de los movimientos sacádicos es permitir la fijación de un sucesivo número de puntos de forma voluntaria en un entorno deportivo concreto. Son considerados, por lo tanto, como movimientos esencialmente balísticos. Esos movimientos son realizados por los dos ojos de forma simultánea, siendo los movimientos que más frecuentemente se realizan en entornos deportivos con limitaciones temporales muy manifiestas, tales como deportes con velocidades altas de móviles.

Estrategias de Búsqueda Visual

El proceso de búsqueda visual involucra el uso de la visión para adquirir información del entorno para determinar qué hacer en una situación dada (Magill, 1993). En ese proceso de búsqueda visual se asume que el objeto es inicialmente detectado dentro de la visión periférica, proporcionando información acerca de “dónde está” el objetivo (que podía ser el balón, un compañero o un oponente).

La visión periférica juega un rol importante a la hora de detectar índices relevantes en un área amplia, fuera de la visión en fóvea. El objeto es entonces identificado o percibido, atrayendo el estímulo a una región más sensible de la fóvea, proporcionando información acerca de “qué es”. Esa detección del estímulo en la periferia se asume generalmente que es subconsciente o que no tiene demandas atencionales, aunque la visión periférica también puede ser usada de forma consciente durante el proceso de búsqueda visual (A. M. Williams & Davids, 1998) Por el contrario, esa fase en fóvea es asumida como consciente o con demandas atencionales, y se le conoce como “fase atenta” del proceso de búsqueda visual (Neumann, 1984) (Figura 2).

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Figura 2. Esquema de un comportamiento visual típico en deportes abiertos (tomado de Moreno, Ávila y Damas, 2001: p.79)

Milner & Goodale (2006) argumentan que podemos usar la visión periférica para procesar información relacionada con el movimiento más rápidamente que a través de la visión en fóvea. La información visual periférica se procesa rápidamente para facilitar la detección del movimiento, de manera que el foco visual puede ser dirigido a otros eventos.

De esta manera, la visión periférica puede, por un lado, proporcionar información del entorno y, por otro, determinar la localización de la próxima fijación visual. Por lo tanto, el deportista debe ajustar continuamente la posición de sus ojos para mantener una óptima claridad visual, es decir, mantener los elementos de mayor interés lo más próximos al área de visión que puede ser recibida a través de la fóvea. Algunos autores piensan que la información que obtenemos a través de la periferia juega un rol importante en el rendimiento perceptivo-motor (A. M. Williams et al., 1992; A. M. Williams & Davids, 1997; A. M. Williams & Davids, 1998), por lo que quizá las fijaciones visuales sólo proporcionen los puntos de referencia para recoger y organizar información desde la periferia (Moreno, Ávila, & Damas, 2001). Esto parece cobrar especial importancia en situaciones de juego en las que haya que atender a numerosos elementos, tales como la posición del balón, de los contrarios y de los propios compañeros. Por ejemplo, en el estudio llevado a cabo por A. M. Williams & Davids (1997) en fútbol, se demostró que los jugadores empleaban la parte central de la escena (donde transcurría el juego con balón) como “pivote” o referencia central para, de forma simultánea, obtener información por periferia acerca de las posiciones y movimientos del resto de jugadores. No obstante, el asumir que la periferia puede determinar la captura de información relevante del entorno dependerá de factores como la complejidad de la tarea observada, o la velocidad del movimiento u objetos del entorno.

Cuando hablamos de visión en fóvea y de visión periférica, es importante distinguir entre dos conceptos, que a priori pueden llegar a entenderse como equivalentes: el “campo de visi ó n” y el “campo visual”. El campo de visi ó n, también conocido como campo de estímulo, se refiere al máximo arco visual o ángulo en el cual los sujetos pueden detectar un estímulo presentado en la periferia visual (Smythies, 1996). Esta medida es normalmente

recogida usando un test como el de Hamblin Perimeter. Este aparato requiere que los sujetos detecten un estímulo luminoso colocado en varios puntos dentro del campo de visión, mientras que mantienen la fijación sobre un punto de referencia central. Suele entenderse como un elemento de “hardware” visual del individuo, y suelen percibirse estímulos a 160º en el eje vertical y a 200º en el horizontal (Harrington, 1964; A. M. Williams et al., 1999).

En cambio, el campo visual o campo percibido, se relaciona con el rango exacto de consciencia periférica que se tiene durante el desempeño deportivo (Smythies, 1996), relacionándose más en este caso como un elemento de “software”. Este tipo de campo no es fijo y varía dependiendo de la tarea u objeto que los sujetos tienen en fóvea, del nivel de fatiga, del estrés o excitación del atleta, por lo que parece depender más de elementos cognitivos, y típicamente evaluado utilizando el paradigma de tare dual.

Las Habilidades Visuales en el Deporte

Como comentábamos antes, cuando hablamos de hardware nos referimos fundamentalmente a los elementos estructurales del sistema visual, que se relacionan más con la recepción de la información visual (sensación), mientras que el software se refiere a todos aquellos factores que determinan el posterior proceso de la percepción (diferencias cognitivas en el análisis, selección, codificación, recuperación y manipulación general de la información visual disponible).

La interpretación de las diferencias en el funcionamiento o uso de esos componentes ha permitido que, hasta la actualidad, se sostengan tres grandes afirmaciones (A. M. Williams et al., 1999):

a) Los deportistas tienen unas habilidades visuales superiores a los no atletas.
b) Los deportistas de alto nivel poseen superiores habilidades visuales en comparación con deportistas ordinarios.
c) Las habilidades visuales pueden ser mejoradas con el entrenamiento, pudiendo ello conllevar a una mejora en el rendimiento deportivo.

Las habilidades visuales más comúnmente relacionadas con la guía visual de la acción, y por tanto con el rendimiento deportivo, son: Movimientos oculares (seguimientos, sacádicos y fijaciones), función acomodativa (flexibilidad acomodativa), fusión binocular (flexibilidad de fusión), percepción de las distancias, visión periférica, y sensibilidad visual (agudeza visual estática y dinámica, y función de sensibilidad al contraste).

Plou (1995) hace una revisión de las principales habilidades visuales, ampliando la clasificación anteriormente establecida por Chaveleraud (1986), de manera que distingue entre: Agudeza visual estática, Agudeza visual dinámica, Motilidad ocular, Campo visual, donde distinguimos entre campo visual central y campo visual perif é rico, Visión binocular, Tiempo de reacción visual, Coordinación ojo-mano, Sensibilidad al contraste, Visión cromática, Visualización, Concentración visual, Acomodación-Convergencia, Esteropsis (percepción de la profundidad), Consciencia central periférica.

Tiene principalmente importancia en nuestro estudio por ser uno de los procedimientos para operativizar nuestra variable dependiente, el tiempo de reacci ó n visual: entendido como la elaboración rápida y eficaz de lo que es visto (Quevedo & Solé, 2007). También es conocido como el tiempo requerido para percibir y responder a la estimulación visual.

Otra habilidad básica en nuestro estudio es la consciencia central perif é rica, es decir, habilidad de los deportistas para prestar atención a lo que tienen delante de ellos (central) mientras son conscientes de, y usan, lo que está a los lados (periferia), de donde ellos están mirando sin tener que mover los ojos del objeto de interés.

Por lo que respecta a la importancia de las habilidades visuales en la práctica del balonmano, califica con el máximo rango siete de ellas: agudeza visual dinámica, motilidad ocular, campo visual, estereópsis, coordinación óculo-segmentaria, tiempo de reacción visual y concentración visual (Tabla 1).

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Tabla 1. Importancia de las habilidades visuales según diferentes deportes (tomado de Plou, 1995)

1 Abreviaturas: AVE: Agudeza visual estática; AVD: Agudeza visual dinámica; MO: Motilidad ocular; CAV: Campo visual; ESTR: Estereópsis; A/C: Acomodación / Convergencia; COS: Coordinación óculosegmentaria; TRV: Tiempo de reacción visual; COV; concentración visual; S/C: Sensibilidad al contraste. La baremación es de 1 (rango mínimo) a 5 (rango máximo).

El campo visual

Anteriormente comentamos que el campo visual se relaciona con el rango exacto de consciencia periférica que se tiene durante el desempeño deportivo. Podemos definir esta habilidad como el espacio visual que los ojos pueden dominar sin necesidad de movimientos secundarios.

Al ser un sistema compuesto por dos ojos, habrá que diferenciar entre visión monocular y binocular. La primera sería aquella parte del mundo exterior que podemos abarcar con un solo ojo sin moverlo, mientras que la segunda (Conde, 1996), seria la parte del mundo exterior que podemos ver con ambos ojos sin realizar movimientos con estos o con la cabeza.

Esta diferencia entre ambos tipos de visión tendrá que ser tenida en cuenta, pues como indica Fradua (1999), pueden existir diferencias en la amplitud del campo visual de cada ojo, detectando en la visión binocular más amplitud por un lado que por otro, lo que puede ser importante para que el jugador oriente su juego hacia un lado u otro.

Dentro del campo visual podemos distinguir dos tipos (Conde, 1996):

- Campo visual central: espacio visual recogido por la mácula, donde se encuentra la fóvea. Corresponde con el punto de mayor agudeza visual y cromática.
- Campo visual periférico: espacio visual recogido por toda la retina excepto la mácula. Su función es localizar rápidamente todo aquello que esté o entre en el campo visual.

Para tener un buen campo visual debe haber suficiente capacidad de resolución de la retina, tanto a nivel central como periférico, así como una buena capacidad psicológica del sujeto de identificar la información que se le presenta.

La Visión Periférica

La visión es uno de los aspectos que están siendo más estudiados en los últimos años, como medio de mejorar la capacidad de rendimiento deportivo. La capacidad de ver puede ser la más variable y selectiva de todos los sentidos. El intento de observar todos los movimientos que suceden en un deporte, exige utilizar la visión humana de forma adecuada.

La visión periférica es la habilidad de localizar, reconocer y responder a la información en las distintas áreas del campo visual alrededor del objeto sobre el cual se fija la atención (Loran & MacEwen, 1995).

Cuando aparecen varios estímulos simultáneamente en el campo de visión, se debe producir una elección y, lógicamente, el tiempo de respuesta se alarga (Sillero, 2002). La retina periférica no percibe con exactitud ni los colores ni las formas, sin embargo, juega un papel esencial en la detección del movimiento. Registra rápidamente el movimiento para luego, en función del interés del mismo, desecharlo o generar la fijación central y los movimientos de compensación de la cabeza.

La visión periférica resulta importante para el mantenimiento de la postura. Contribuye a mantener una postura estable, con balanceo postural siendo influenciado más en la dirección dónde se observa el estímulo, o en la orientación de la mirada, que en la dirección de la orientación del tronco. Esto sugiere que la visión periférica opera principalmente en un marco de referencia centrado, caracterizado por la dirección de la mirada, y no por la posición de los diferentes segmentos corporales (Berencsi, Ishihara, & Imanaka, 2005).

A pesar de que la visión periférica se considera imprescindible en la mayor parte de disciplinas deportivas, aún es más importante gozar de una óptima “simultaneidad centro- periferia”, que permita a los deportistas abarcar la información visual del objeto en el que centran la mirada y en lo que sucede alrededor, sin tener que realizar ningún movimiento ocular, y mucho menos de la cabeza (Quevedo & Solé, 2007)

Granda et al. (2004) afirman que la conciencia periférica, a pesar de estar determinada por las características físicas del campo visual, no es fija, sino que varía ampliamente de acuerdo con la dificultad de las tareas que los sujetos, en este caso deportistas, estén realizando a nivel central, el nivel de estrés, y la fatiga física y mental, entre otros factores.

Los estudios sugieren que la visión periférica provee a los deportistas de información extereoceptiva (información referente a los estímulos externos) y de información propioceptiva (información con respecto a la orientación del cuerpo). Los sujetos pueden usar su visión periférica para extraer información del entorno así como para determinar la próxima localización de la fijación. La investigación indica que la visión periférica da al sujeto la información referente al cuerpo y a la orientación espacial (propiocepción visual). Según algunos estudios (Sivak & MacKenzie, 1990), se ha comprobado que la visión periférica podría ser usada durante las fases de alcanzar y atrapar, afirmando que la visión central está especializada para responder al modelo espacial del objeto mientras que la visión periférica se dirige trata con la respuesta al movimiento y la localización.

Gran aporte de la información visual en el proceso perceptivo reside en la importancia del rol de la visión periférica. Un deportista puede ser capaz de recolocar su atención dentro del campo visual sin hacer movimientos distintivos del ojo para cambiar su punto de fijación visual (A. M. Williams & Davids, 1997; A. M. Williams & Davids, 1998). De esta manera, podríamos pensar que es posible “mirar” a un punto cualquiera de nuestro campo visual a la vez que extraemos información por periferia. Aquí es donde deberíamos distinguir entre una visi ó n perif é rica selectiva, cuando la atención se concentra en el objeto y se atrae hacia la retina para su análisis detallado, de la visi ó n perif é rica difusa, la cual acontece cuando no se concentra la atención sobre el objeto para extraer información.

La visión periférica se caracteriza por varios aspectos a destacar. Por un lado, las diferencias en la agudeza visual con respecto a la visión central, así la agudeza visual estática tendrá unos valores más altos cuando la visión sea central, debido principalmente a diferencias funcionales y de distribución entre conos y bastones dentro de la superficie retiniana (Quevedo & Solé, 1990). Motivo por el cual, el tiempo de reacción en la visión periférica es también más alto (Cárdenas, 2000).

Por otro lado, en la periferia, los detalles percibidos son menores, puesto que los receptores periféricos, los bastoncillos, no permiten la nitidez (Fradua, 1999). Sin embargo, la sensibilidad de la retina periférica al movimiento es mayor en la zona periférica que en la central, basado en la mayor capacidad de los bastones para detectar cambios en la luminosidad.

Rigal (1987) dice además, que la parte central detecta movimientos lentos que son inexistentes para la periférica. Esto será importante para el entrenamiento y la formación de los jugadores, pues se detectará mejor un movimiento rápido del balón que uno lento.

A su vez y sobre la velocidad del sujeto que recibe la sensación, podemos decir que el campo de visión periférica disminuye proporcionalmente al aumento de velocidad del individuo (Conde, 1996; Cárdenas, 2000; Fradua, 1999). La cifra normal aproximada del campo periférico llega hasta los 180º en el plano horizontal y 130º en el plano vertical (Quevedo & Solé, 1990).

[...]

Final del extracto de 116 páginas

Detalles

Título
La percepción visual en el balonmano. Diferencias en cuanto a la experiencia deportiva y el sexo de los jugadores
Autor
Año
2017
Páginas
116
No. de catálogo
V380951
ISBN (Ebook)
9783668634404
Tamaño de fichero
4256 KB
Idioma
Español
Palabras clave
diferencias
Citar trabajo
Iván González García (Autor), 2017, La percepción visual en el balonmano. Diferencias en cuanto a la experiencia deportiva y el sexo de los jugadores, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/380951

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