Miradas psicoanalíticas aportes al trabajo. Aportes al trabajo de un asesor psicoeducativo de orientación psicoanalítica


Ensayo, 2018

6 Páginas


Extracto


Miradas psicoanalíticas: Aportes al trabajo de un asesor psicoeducativo de orientación psicoanalítica.

M.Psp. Walter Eduardo Fernández Calderón* Psicología Educativa II-2015

Académico Escuela de Psicología - Universidad Nacional

Trabajar con niños en situaciones o contextos de aprendizaje demanda, con justificada razón, analizar aspectos relacionados con el saber y el deseo, nada se aprende de verdad si no hay deseo y que mejor marco epistemológico para entender las situaciones relacionadas con el saber y con el deseo que el psicoanálisis. Esta aproximación a un proceder analítico no pretende ser ortodoxa, ni trasladar el análisis “nunca acabado” a la escuela o a la consulta educativa. Lo que buscan estas líneas es guiar u orientar algunos pasos, situaciones y técnicas que desde la metáfora psicoanalítica sería muy lesivo (castrante) -digamos- ignorar, dentro de las funciones que un psicólogo puede desempeñar en un centro educativo.

Los escenarios que se pueden presentar a partir de la solicitud de una intervención con niños en la escuela, regularmente se da de parte de los padres o docentes que tienen a cargo el niño o niña. Partiendo de que fueron los primeros los que refirieron el caso, considero que la primera t é cnica a la que el asesor debe echar mano es a la entrevista, ese encuentro con el “otro” o los otros interlocutores por el niño (a) y con el niño o niña. En este proceso es fundamental la presencia de ambos padres, de no ser así, la madre prioritariamente, o de una figura objetal importante que conozca mucho de la historia del niño (abuela, tía, cuidadora, hermano adulto) entre otros. Este proceso es básico partiendo de la premisa psicodinámica de que el niño o niña se construye en sujeción y deseo del otro, por la mirada y la palabra de otro.

Esta entrevista debe ser muy bien estructurada previamente, sin negar la posibilidad de que durante la recolección de datos no surjan nuevas dudas, cuestionantes y preguntas. Sin embargo al decir que la entrevista debe estar muy bien construida me refiero a que debe de solicitarse información acerca del devenir del niño (a), en forma cronológica; aunque el síntoma al igual que el inconsciente se puede asomar como un continuo entre pasado y presente.

En este encuentro el asesor requiere por la historia de la familia, hace preguntas similares a esta, ¿cómo surge la pareja?, ¿el niño o adolescente fue deseado o planeado?, ¿quién puso o escogió el nombre al niño (a)? ¿ qué historia y significados hay alrededor de ese nombre?.

Es preferible que la historia sea narrada por dos, padre-madre, madreabuela por ejemplo; pero también que en el caso de los centros educativos con equipo interdisciplinario esta historia sea escuchada ta mbién por dos , o al menos y previo consentimiento, que el encuentro pueda ser grabado en cualquiera de las opciones tecnológicas de registro de voz que existen actualmente. Es esencial peguntar por los años de la relación de pareja (tiempo de estar juntos) caracterizar esos años.

El asesor debe ser muy hábil para preguntar de forma que obtenga narraciones válidas acerca de las relaciones entre los padres, y cómo la naturaleza de estas relaciones está influyendo o impactaron en su momento en el estado actual y anterior del niño o niña. La escucha precisa durante el encuentro es clave, por que por ejemplo, cualquier olvido de información por parte de los padres del niño, abre (como llave) el espacio al conflicto que está tejido por un hilo secreto, y guardado, pero asomándose en un lenguaje que debe revelarse, acerca de la llegada de este niño o niña al mundo. Sobra recordar el importante papel que cobra el inconsciente en el conflicto que presenta el niño, es así como Lacan (1964, p. 28) recalca…”el inconsciente está estructurado como un lenguaje…”.

Otra posible situación que se puede dar, solo que antes o durante la entrevista, es la evidente oposición de uno de los encargados o progenitores del niño, de que otro (esposo-esposa-padre) esté presente. También la insistencia de uno de los padres, en este caso la madre sobre todo que exprese una visión borrosa acerca del papel que el otro cónyuge desempeña para con el niño, o como pareja; un elemento como este es indicio de otro posible nudo en los hilos de los afectos y las relaciones en las que el niño o niña está cercado y envuelto.

También resulta trascendente requerir información al o los docentes y sobre todo a los padres del niño acerca de las “historias escolares”, pero dentro de ellas la pregunta debe recopilar también la descripción del devenir de la persona total del niño o niña, no centrado en el problema que este manifiesta. Es vital recalcar la sujeción o resistencia del niño a sus relaciones con sus padres, hermanos, amigos, compañeros u otras personas importantes alrededor del núcleo familiar. Un aspecto por el que también se puede hacer cuestionamientos, es por la pregunta de lo sexual, inquirir por cuestionamientos que el niño haya realizado en algún momento acerca de este tema, y que quizá el padre o la madre no pudieron o no supieron contestar; también explorar si el niño o niña realizó algún dibujo “sin sentido” guardado por ahí, en la esfera de lo misterioso, lo común, cotidiano o llamativo.

Una vez que esta etapa termina, el asesor debe tener claro que, a menos que la relación del niño con sus padres sea lesiva para la construcción de una sana subjetividad; el asesor en adelante se convierte en un aliado (como prótesis) permanente que “valide” y sostenga la preocupación de los padres por el niño, debido a la carga de negación, culpa o angustia que los progenitores o encargados experimentan.

De seguido, la siguiente t é cnica debería ser la observación previa a la interacción directa con el niño, preferiblemente en el caso de una consultoría externa que es más probable que pueda darse este requisito. De otra forma en el caso de los asesores de planta, que observen al niño en su cotidianidad, en el comedor, los recreos, y en el aula bajo pretexto de observar al docente o al grupo, en su totalidad. Este proceso de observación es trascendental, considerando que la información que se pueda recopilar a partir de esta situación tiene una menor carga subjetiva, que el resto. Con la ventaja extra que el mismo Freud expresó - como buen científico- acerca de la labor observadora el dijo que era necesario “mirar largo tiempo las cosas para que se pongan a hablar”, igualmente escribió en 1924 en su libro de Una Teoría Sexual, lo siguiente: .“...si la humanidad fuese capaz de instruirse en la observación directa de los niños, podría haberme ahorrado el esfuerzo de escribir este libro” (p. 787).

Si el consultor no es de planta (no trabaja en o para la escuela), una vez pasada la etapa de recolección de información de la entrevista y la observación; es necesario realizar la entrevista para escuchar al o la - y los- docentes.

En el trabajo propiamente con el niño o niña

Siempre bajo la premisa del enfoque psicodinámico, es menester recalcar que cuando se trabaja directamente con el niño, siempre se está trabajando con otro u otros. Es así como las técnicas que se utilizarán dependerán básicamente de la edad del niño o adolescente; entre ellas mencionaré algunas.

El juego y el dibujo, tanto en el juego como en el dibujo, el niño moviliza su cuerpo, lo pone a hablar, tal como dice Dolto en Mannoni (1992), donde el lenguaje se detiene lo que sigue hablando es la conducta. Con respecto al juego hay una afirmación muy positiva de Searle (1995), citado por Freeman y otros (2001) evocando la fantasía infantil que dice, el juego es tan repugnante a un problema como el ajo lo es a un vampiro. Cuando el niño juega o dibuja su inconsciente está hablando en ese intersticio de comunicación y de lugares entre lo real y lo imaginario, pueden aparecer ramificaciones de su inconsciente, es precisamente en estos espacios expresivos donde la labor de interpretación del asesor es vital, en esto no existen moldes, ni estructuras rígidas, no hay interpretaciones perfectas, correctas o incorrectas. Ante cada imagen o conducta el asesor puede sorprenderse, porque su propio inconsciente le habla e interpreta y puede que -de hecho hay comunicación- de inconsciente a inconsciente, algo toca el inconsciente del asesor y con este inconsciente se interpreta el del otro.

En este juego es que se asoma lo que no se sabe y que nadie quiere oír. Pero aún así la escucha es la clave que le permite al asesor “leer” lo que la teoría no le va decir, en este sentido es valioso recordar que Bion (1970) dice que el asesor analítico debe olvidarse de los datos, para poder escuchar lo que el niño tiene que decir. Este tipo juego debe ser muy libre, las propuestas a qué jugar, deben ser iniciativa del niño, las imposiciones del adulto no funcionan, en niños de edad escolar juegos con plastilina, collage o cualquier tipo objetos de armar pueden ser útiles para la escucha analítica. Recordar que en el juego, el niño sustituye con los objetos a sus figuras de afecto.

La descarga es una técnica que es más útil para trabajar con niños como de transición, preescolar o primer ciclo de educación primaria, y hay que saber hacerlo de forma correcta, debido a que la misma consiste en tirar cosas, romperlas, golpear algo, derramar algo. Según los expertos este ejercicio, permite al cuerpo del niño hablar de su agresión, que es la de los otros sobre él.

Los sueños al igual que cualquier otra imagen, se convierten en material para trabajar y analizar, estos evidencian los deseos y las angustias que está experimentando el niño, es precisamente ese imaginario, lleno de deseos y pulsiones el que permitirá al asesor trabajar tal y como lo dice Lacan (1964), lo real a través de lo simbólico . Igual hay contenido y mensajes que el niño está evidenciando en la esfera de los deseos, unos como imposibles y otros cargados de angustia.

Narraciones e historias, el asesor educativo de orientación psicoanalítica tiene claro que la escritura abre “huecos” al preconsciente, y por esos hoyos surge en forma de mensaje ese lenguaje, que denuncia el nudo de lo transindividual; que atrapa al niño y que este desea ocultar al mismo tiempo. El niño se siente atrapado. Entre el juego y el dibujo, y entre lo que dice y narra hay vínculos, vínculos que asoman y que configuran mejor el conflicto. Vínculos que lanzan la pregunta por el ser, que exhiben la angustia, la represión, la inhibición, las renuncias y el deseo del otro; pero también denuncia y fantasea. En esta fantasía se revela “su problema” porque la capacidad de simbolizar est á directamente relacionada con el pensamiento y el aprendizaje.

En el caso de los niños en período de latencia y con adolescentes también puede utilizarse asociación libre. Además de todo tipo de arte, m ú sica, canciones, pintura, historias, drama, disfraces.

Tal y como lo refieren Ekstein y Motto (1972) al hablar de la creatividad y el preconsciente, quién actúa como “facilitador” asesor terapeuta, puede ayudar aportando estímulos al preconsciente por medio de metáforas, imágenes, palabras y recuerdos, puede resultar útil, usar fotografías de periódico y revistas, siempre que la guía del proceso-encuentro mantenga la característica lúdica, del no deseo, ni la presión, en otras palabras en un tono contrario a la producción del síntoma.

La misma relaci ó n ( “ terap é utica ” ) del asesor con el niño, se convierte en una herramienta de exploración acerca de las dificultades que experimenta el niño, la escucha en el inconsciente del asesor, codifica y de-codifica reacciones, lenguajes y actitudes hacia las figuras de autoridad, el sentido de la transferencia y la contratransferencia, es un discurso adicional, que puede significar un pista más del rompecabezas que está aún por armarse.

Posibles etapas y consideraciones al intervenir

Las técnicas anteriormente mencionadas permiten el logro de una primera fase, que sería la identificaci ó n del discurso, este discurso entra en juego y se cruza con la demanda (del docente, de la madre, de la institución). Este discurso es inconsciente, velado, oculto, explícito; pronunciado por sujetos que escuchan lo que no quieren y dicen lo que no saben. Este discurso tiene varias dimensiones:

-Individual: de carácter gráfico, verbal y conductual. Ligado al discurso familiar.

-Familiar relacional: en este se convoca tanto a la familia real como a la familia simbólica.

-Institucional: ligado a los silencios, a los secretos, los conflictos, las normas no escritas, y sobre todo en el caso de centros educativos, el manejo del poder, las jerarquías, las pedagogías y el currículum oculto.

A partir del análisis de la información y del discurso, que se realiza de cada frase, dibujo, detalle, suceso, omisión, secreto, silencio y elemento insignificante, se debe tratar de “traducir” interpretar cuál es el significante, que está comunicando el niño.

Esta aproximación al significante permite “establecer el diagnóstico” sin embargo este es un diagnóstico secreto, es propiedad única y exclusiva del asesor. Este diagnóstico tiene un propósito diferente al del médico, neurólogo, psicólogo y al educativo, debido a que estos diagnósticos lo que buscan es controlar la angustia de los padres y satisfacer el goce de los otros. Cuando hay un diagnóstico con “sustrato biológico” permite a los padres decirse a ellos mismos -ahh… que bueno!, es biológico… no es mi culpa…no me denuncia… ni pone en evidencia mi falta.

Mientras que el diagnóstico del asesor “analista” es real, pero ambiguo; está en suspenso, es un diagnóstico imposible, es circunstancial, impreciso, temporal y solo se confirmará o desechará en el devenir de la intervención. En este diagnóstico no se utiliza la causalidad lógica. Dice Rodulfo (1990), que los procedimientos técnicos, psicométricos y los medicamentos son muy exactos; pero que es un deber ético recordar que hay situaciones muy riesgosas y una de ellas es la exactitud, exactitud que muchas veces es imitada, falsa y simulada.

Este “diagnóstico” permite un pronóstico, seguir líneas de acción, de escucha, de amparo y encuentros o “tratamiento”. En estos encuentros tanto con el estudiante, como con los padres y los docentes siempre habrá aspectos que no se podrán tratar y no se podrán decir.

En la construcción de este proceso diagnóstico, el asesor-analista debe ser muy cuidadoso de no ser seducido por la demanda de los otros, esta demanda debe interpretarse y replantearse; el analista y el psicoanálisis no busca normalizar ni adaptar a nadie. En esta misma línea de pensamiento Arbisio-Lesourd (1997) expresa que el asesor psicoanalista no le presta demasiada atención al fracaso escolar como tal, ni deja que las formas de los síntomas lo distraigan cualquiera que sean estas, le debe interesar el dolor simbolizado y ampliado por el síntoma mismo; agregaría yo que pone al sujeto en condición de desamparo, la escucha y el acompañamiento en este proceso de construcción puede hacerle sentirse aunque sea un poquito menos desamparado.

El asesor analítico se ocupará de trabajar e interpretar el discurso de las relaciones vinculares, entendidas como ese espacio de aprendizaje entre el deseo del enseñante y el deseo o no deseo del aprendiente. Este deseo - no deseo, es denuncia y es dedicatoria.

En ese discurso que se constituye también en currículo oculto, el asesor analista debe poner en juego, en jaque, en duda, en condición de pregunta las relaciones y las normas que coartan la autonomía del niño y limitan sus posibilidades de participación.

Una vez que el diagnóstico “secreto” esté mejor definido, el asesor deberá procurar, además de los encuentros que tiene con el niño, para trabajar en la búsqueda y el encausamiento de su deseo, en la labor casi de parto para ayudar en su nuevo nacimiento. Podrá programar espacios de encuentro con los docentes y con los padres, y mostrarse ante ellos como un aliado. Estos encuentros tendrán un carácter de horizontalidad, en el caso de los docentes para explorar vínculos, cruce de deseos, carácter de las actividades pedagógicas, buscando que en estas el tono sea más la instauración de la actividad en el lugar de la pasividad. Pero también en los encuentros con los padres trabajar por ubicar la ley, la terceridad,

romper con la ley perversa los lazos sofocantes neurotizantes que inhiben el deseo del niño. Permitiendo así que el niño se acerque al aprendizaje con un mayor nivel de autonomía, sentido de placer y libertad, lo que hará posible que empiece a elaborar y superar sus dificultades escolares.

Referencias

Arbisio-Lesourd, C. (1997). L ’ Enfant de la p é riode de latente. París: Dunod Bion, W. (1970). L ’ Atention et l ’ Interpr é tation. París: Payot.

Ekstein, R. y Motto, R. (1972). Del aprendizaje por amor al amor al aprendizaje. Buenos Aires: Paidós. Freeman, J (2001). Terapia Narrativa para ni ñ os. Barcelona: Paidós.

Lacan, J. (1964) El seminario de Jacques Lacan. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoan á lisis. Barcelona: Paidós.

Mannoni, M. (1992) La primera entrevista con el psicoanalista. Barcelona: Gedisa. Rodulfo, R. (1990). El ni ñ o y el significante. Buenos Aires: Paidós.

[...]

Final del extracto de 6 páginas

Detalles

Título
Miradas psicoanalíticas aportes al trabajo. Aportes al trabajo de un asesor psicoeducativo de orientación psicoanalítica
Autor
Año
2018
Páginas
6
No. de catálogo
V412076
ISBN (Ebook)
9783668662124
ISBN (Libro)
9783668662131
Tamaño de fichero
400 KB
Idioma
Español
Palabras clave
intervención psicoeducativa psicoanálisis
Citar trabajo
Walter Eduardo Fernández Calderón (Autor), 2018, Miradas psicoanalíticas aportes al trabajo. Aportes al trabajo de un asesor psicoeducativo de orientación psicoanalítica, Múnich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/412076

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