La poesía puede estudiarse desde muchos ámbitos, que pueden clasificarse en temas, en este caso, el tema central es la exaltación de la naturaleza en dos autores latinoamericanos, que fundaron su carrera en épocas distintas de la historia del continente. Se analizará entonces, la forma en que cada autor aprecia la natulareza, en Andrés Bello a partir del poema "Silva a la agricultura de la zona tórrida" y a Julio Flórez, con tres poemas mencionados al interior del texto.
La exaltación a la naturaleza en la poesía de Andrés Bello y Julio Flórez
María José Delgado Tarazona[1]
“Pero lo mismo en el arraigo o el exilio
seguimos sin conocer nuestra función,
quizá porque ignoramos la función de la tierra.”
(Duodécima poesía vertical, poema 34, 46)
Roberto Juarroz
En el presente escrito se va a analizar la relación que existe en cuanto a la exaltación de la naturaleza de dos grandes poetas. Como primer referente se toma a Andrés Bello (1781-1865) filósofo, poeta, filólogo, educador y jurista venezolano, considerado uno de los humanistas más importantes del siglo XIX en Sudamérica; una de sus obras más conocidas es Silva a la agricultura de la zona tórrida (2003), en la cual Bello resalta lo autóctono de la zona tropical y, toma como principio imágenes poéticas de la riqueza natural de dicho territorio. A la par, se han seleccionado tres poemas de Julio Flórez (1867- 1923), nacional colombiano, que hace parte del romanticismo tardío en la Historia de la literatura colombiana. Los tres poemas son: Idilio eterno (1945, p.126), El canto libre (1945, p.25) e Himno a la aurora (1945, p.122), representan y enmarcan el romanticismo colombiano y dentro de estos se presenta la naturaleza como tema central.
Los dos referentes hacen parte de momentos diferentes en la historia latinoamericana y colombiana, momentos para nada fáciles, como se indicará más adelante; sin embargo, se pretende mostrar en el presente escrito que, en la poesía latinoamericana, la riqueza natural es un tema fundamental, que puede presentarse de diversas maneras y puede relacionarse o no el sentido que adquiere la misma. Para esto se procura profundizar en el análisis de dichos poemas (figuras, imágenes, interpretación, etcétera) y una breve contextualización histórica de ambos autores.
Estado del arte
Las investigaciones acerca de la exaltación a la naturaleza en autores de la talla de Andrés Bello y Julio Flórez puede decirse que son realmente pocas, sin duda alguna, varias presentan un verdadero empeño en analizar y restaurar la obra de los dos autores, pero ninguna tiene como voluntad hacer relación entre los dos autores, por ende, se han escogido tres referencias confiables por cada autor.
En el momento que Bello escribe Silva a la agricultura de la zona tórrida (2003), Latinoamérica, puede decirse que pasaba por una crisis de identidad, pues la gran parte del territorio había logrado su independencia, pero aún era difícil consolidarse como nación, a partir de esto una de las referencias de este escrito es La nación a pesar de las formas: Una construcción poética de la república (2014) por Sebastián Londoño Sierra quien propone que, ante la falta de un imaginario propio, son la poesía y los poetas quienes construyen una comunidad imaginada. En dicho artículo, se toma en cuenta a Bello y el poema en cuestión y también, al poeta José Joaquín de Olmedo. Es importante recalcar que aunque el tema central es la exaltación de la naturaleza es entonces pertinente entender la significación de la naturaleza en el poema.
Además, en cuanto a la conexión entre agricultura e identidad, Bernardi y Cabañas ( 2013), presentan “una busca y valorización de los elementos de los pueblos de la América hispánica” (p. 1); en su texto, La artesanía clásica en Silva a la agricultura de la zona tórrida de Andrés Bello, el ideal de Bello en cuanto al poder que tiene la literatura para transformar y representar socialmente Silva a la agricultura de la zona tórrida es analizada y discutida en aras de mostrar la necesidad del autor, de los poetas de su época y de cómo la naturaleza, la riqueza del pueblo latinoamericano, y la apropiación de esta, son la mejor estrategia para la construcción de la identidad.
Por último, pero no menos importante, la exaltación de la naturaleza por parte de Bello y muchos poetas de la época, es el estandarte de la independencia latinoamericana, cosa que se ha venido recalcando. En apoyo a esta afirmación Nina Schweizer presenta El motivo de la naturaleza en las “Silvas Americanas” de Andrés Bello y “La Cautiva” de Esteban Echeverría, texto que tiene como principal afán “(…) estudiar cómo y por qué aparece el motivo de la naturaleza en la poesía hispanoamericana de principios del siglo XIX.” (2013, p. 3) teniendo en cuenta el contexto histórico – social, pero que ubica primordialmente, la forma poética con relación en este contexto, lo cual es de gran importancia ya que los poetas en cuestión del presente escrito surgieron en épocas totalmente distintas.
En segunda instancia, se tomará en cuenta a Gloria Avendaño con Edición crítica de la obra completa del poeta colombiano Julio Flórez (2014), texto que recopila toda la lírica de Flórez y ofrece un abundante y exhaustivo trabajo en torno a su obra, ofreciendo apuntes sobre la vida del artista y su movimiento poético dentro de la Historia de la literatura, dichos aspectos imperan debido a la importancia de reconocer el tiempo en el que el poeta se desarrolla, pues detrás de cada poema se encuentra un contexto geográfico, cultural, temporal, sentimental e ideal.
En sumatoria, por medio de Antología crítica de la poesía colombiana (1981) de Andrés Holguín, se presentan abundantes comentarios acerca del movimiento poético de Julio Flórez y también los apuntes de distintos artistas del medio que le admiraban, este texto cumple entonces una función de contextualización que, por ende, mejorará la interpretación y análisis de los poemas a tratar. Finalmente, con la voluntad de mostrar los posibles factores en la poesía de Flórez que lo diferencian de la de Bello, se toma en cuenta el texto Desolación y muerte. Análisis de la poesía de Julio Flórez (2011) en el que Reyes se enfoca en el análisis de los tópicos más frecuentes de la poesía del romanticismo de Flórez, de su cambio en cuanto a lo que escribe y su diferente percepción del amor, la naturaleza y la sociedad.
Ahora bien, del análisis anterior se puede decir que es necesario investigar la poesía en estos dos momentos de la historia, no para llenar un vacío o para encontrar un eslabón, sino para alimentar el incesante espíritu de búsqueda de la verdad en sentidos poéticos, y para contribuir en los estudios de la poesía colombiana e hispanoamericana.
Marco Teórico
En miras de potenciar el análisis que se llevará a cabo en este texto, es necesario entender el acto poético, sus componentes, su esencia, de tal manera que el referente máximo es El arco y la lira ( 2007) del premio nobel Octavio Paz, los acercamientos que expone Paz son de gran utilidad y valor en el desarrollo del texto, es una herramienta para la profundización en la poesía, en su impacto en la sociedad, en su interpretación. En pequeño aporte, también se involucra a Helena Beristáin con Diccionario de retórica y poética (1995), el cual contiene los términos de la retórica tradicional de la lengua española, agregando la descripción de la figura en cuestión, es aquí donde se convierte en pieza clave para la elaboración de este análisis.
Silva a la agricultura de la zona tórrida y la construcción de la identidad latinoamericana
Tener un acercamiento al contexto histórico-social-literario de la creación poética de Don Andrés Bello es necesario para el análisis que se propone. Hay que empezar a hablar de la primera mitad del siglo XIX (1810-1830), en este momento de la historia empiezan a constituirse la mayoría de las modernas repúblicas en el territorio Hispanoamericano, como consecuencia de las guerras de Independencia. Dicha “emancipación” política, no representaba para Bello la libertad, pues consideraba que, si esta pensaba hacer patria con base en teorías falsas, las cuales no tomaban en cuenta la historia y modificaciones culturales, sentimentales y sociales, entonces, no podría constituirse la verdadera identidad de América Latina[2]. Pero ya librada la batalla ante un posible continuismo colonial, no quedaba más que hacer frente ante tal crisis de identidad, es entonces cuando Bello se pronuncia:
Estábamos en la alternativa de aprovechar la primera oportunidad, o de prolongar nuestra servidumbre de siglos. Si no habíamos recibido la educación que predispone para el goce de la libertad, no debíamos ya, esperarla de España; debíamos (sic) educarnos a nosotros mismos, por costoso que fuese el ensayo; debía ponerse fin a. una tutela de tres siglos, que no había podido preparar en tanto tiempo la emancipación de un gran pueblo. (Charlín, 1982, p. 111)
Dentro de este marco de consolidación de identidad, es entonces que Don Andrés escribe la Silva, pues de cierta manera lo que menos quiere es que la zona tórrida se convierta en un remedo, en cualquier sentido, de Europa; ya que, en las ilustres consideraciones de Bello, los pueblos americanos están en total capacidad de construir un sistema, una identidad, un “proyecto civilizador” a pesar de los inconvenientes que esto acarrea, en El Araucano (1842), tal como lo cita Charlín:
Que los estados americanos tienen en sí mismos los medios .de establecer un orden, y de un modo sólido y permanente, apenas; habrá ponerse en duda, en presencia de los ejemplos y brillantez de dos de estos estados que marchando por la misma senda, tropezando con iguales inconvenientes y sin recursos ajenos o extraordinarios, han llegado felizmente a establecer un · sistema regular político y económico, que lleva a todas las .apariencias de estabilidad y todos los gérmenes de adelantamientos· (1982, p. 113)[3]
Como se puede inferir, la lucha era ahora por la emancipación mental y esta se da por medio también de la literatura, el movimiento que predomina entonces en la poesía de Bello es el neoclasicismo, pero también incluye diversos tintes de lo romántico. Partiendo de este punto, cabe aclarar que el primer movimiento mencionado se caracteriza en Europa por marcar un cambio entre un antiguo y un nuevo régimen, cambio que es ocasionado por la Revolución Francesa en 1789, acontecimiento en el cual la monarquía pierde el poder y se da paso al nuevo régimen de características liberales. Según Fernández et al, la principal característica de lo neoclásico es “el ansia de libertad” (2015, p. 87), que además infiere el ideal de que, el ser humano tiene la capacidad de adentrarse en cualquier rincón del universo, y hacer una explicación de este por medio del estudio. Esta singular característica del movimiento encuentra albergue en la recién Hispanoamérica que busca el camino para la construcción de la nueva república.
Ahora bien, Don Andrés Bello en su poesía neoclásica, en especial en la Silva presenta las siguientes características:
- La imitación, enumeración y exaltación de la naturaleza como fuente de inspiración para la consolidación de América como tema central, con el fin de convencer al pueblo de la fortuna que tiene.
- Las alabanzas a las labores campesinas y a su vez la incitación para volver al campo. Oposición ciudad - campo.
- Métrica uniforme.
Con relación al primer ítem, la Silva presenta como primer elemento de exaltación al vocablo “¡Salve”, obviamente en función de la zona tórrida, exaltación que además emplea la personificación, pues de este modo la tierra adquiere características propias de un sujeto humano, tal como se nota en el verso “Tú tejes al verano su guirnalda” y “Tú vistes de jardines el arbusto sabeo”, en este sentido es también importante anotar que el poema no es un cúmulo de subjetividades, ejemplo de esto es la utilización del pronombre “tú” en vez de “yo”, pues no es la intención de Bello el expresar únicamente su sentimiento, sino el de todo un pueblo y que este mismo, lo entienda y practique.
Por este camino, el poema también (en cuanto a la mencionada enumeración) hace un recuento de características de la fauna y flora propias del territorio en cuestión, es decir “el ananás”, “la ambrosía”, “la patata”, “la saba”, “los nopales”, “el algodón”, “el banano” y “el ceibo”, productos que son inimaginables en el antiguo continente y que el sujeto lírico menciona también con fines, por decir de algún modo “anti ibéricos”, pero con una intención principal, según Londoño es “en última instancia, sirven al propósito de proyección de la imagen alegórica fundacional” (2014, p. 148). Es decir, mostrar el paisaje americano como un inalcanzable en la perfección del mismo, trabajo perfecto para el arte poético, y de este modo el reflejo de la riqueza americana es nada más y nada menos que la hazaña de la independencia.
Así mismo, el sujeto lírico hace uso de expresiones a modo de descripción de las riquezas naturales propias de la zona del Ecuador, las cuales insinúan que la diversidad presente configura un fuerte enlace entre el hombre y la naturaleza.
Tendida para ti la fresca parcha en enramadas de verdor lozano, cuelga de sus sarmientos trepadores nectáreos globos y franjadas flores; y para ti el maíz, jefe altanero de la espigada tribu, hincha su grano;
En las expresiones “para ti”, hace referencia al hombre hispanoamericano, para configurar el enlace anteriormente mencionado. También, en este caso el maíz se sitúa como elemento de enlace entre la cultura latina y las costumbres de los pueblos precolombinos. Estas conexiones de hombre- naturaleza- identidad fundadas en la Silva por Bello, conllevan a reforzar una de las principales características de la literatura, en especial el arte poético se fija como puente para la construcción de nacionalismo americano, función apoyada por Octavio Paz “El poema es mediación entre la sociedad y aquello que la funda.” (2007, p. 14).
Idilio eterno, El canto libre e Himno a la aurora (1945) y el sentido de la naturaleza en Julio Flórez
Julio Flórez Roa, nace el 22 de mayo de 1867 en Chiquinquirá, departamento de Boyacá, Colombia, y muere el 7 de febrero de 1923 en Usiacurí, Atlántico, Colombia. Sus padres fueron el médico y pedagogo, presidente del Estado Soberano de Boyacá, Policarpo María Flórez y doña Dolores Roa. Su padre era asiduo lector de Víctor Hugo, legado que les dejó también a sus otros hijos, pues Manuel de Jesús y Leónidas también fueron poetas. Julio Flórez cursó sus primeros años escolares en Chiquinquirá; en 1879 los continuó en Vélez, Santander; en 1881 se trasladó con su familia a Bogotá donde inició sus estudios de literatura en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, pero lamentablemente tuvo que suspenderlos por la situación económica de su familia.
Desde esta perspectiva, es importante entender que, al igual que fue necesario entender el contexto histórico, social y literario en el que se desarrolló la obra de Bello, lo es también la Flórez, por esto se va a hablar de aspectos importantes del ambiente que procuró también la gesta de la lírica del autor.
Según Harold Alvarado, Flórez no se capacitó en lenguas, ni en los idiomas del latín y el griego. Al abandonar sus estudios se dedicó a vivir bohemiamente como los intelectuales de la época. El siglo XIX representó para Colombia un eterno conflicto, según Gloria Avendaño:
El país padeció nueve guerras civiles, catorce guerras locales, tres golpes militares, una conspiración frustrada y la Guerra de los Mil Días (1899-1902) generada por los anhelos de dirigir el Estado tanto de los Radicales como de los de la Regeneración y de los Conservadores, quienes se enfrentaron en sangrientas luchas por el poder. (2014, p. 32)
En palabras de Alvarado “un soplo de muerte había permeado el país” (1996, p. p), puesto que la Guerra de los Mil Días dejó en la nación una abundante miseria, sin cosechas en ningún lado porque no se sembraba: los negocios estaban en crisis y así mucha gente murió de hambre. En este mismo periodo, Panamá dejo de ser una provincia del país para convertirse en un Estado Independiente, la República de Panamá.
Dentro de este contexto histórico marcado por una funesta crisis nacional, se forma y crece la obra del Poeta Julio Flórez. El conflicto que se vivía en la época también se llevo la vida de su hermano Leónidas en 1883, y un año después, el poeta negro Candelario Obeso, su gran amigo, se suicidaría a causa de sentimientos de marginación, y es Flórez quien cumple el ritual de la sepultura acompañándolo con sus versos. Este tipo de sucesos hacen que la obra poética del autor se impregne de sentimientos de dolor, rebeldía, escepticismo, desesperación y tristeza. Además, el marco histórico en cuestión coincide con el movimiento romántico de finales del siglo XIX y principios del XX, que permanecía en Colombia.
Avendaño (2014) también cita a Nina Sesto (1951:8) quien señala que el Romanticismo se caracterizó por la espontaneidad, el sentimiento y la intuición. Agrega también que, el Romanticismo en Colombia encontró el ambiente propicio para su desarrollo, rico en temas como los episodios de la conquista, leyendas de la colonia y heroísmos de la independencia y, luego, las luchas ideológicas entre compatriotas a raíz de la organización de la nueva república. A todo ello se sumaba la belleza y la exuberancia del paisaje.
En Colombia, esta tendencia literaria se caracterizó así:
- Culto al yo con exaltación de la propia personalidad; de ahí el predominio de lo subjetivo.
- Libertad de imaginación y predominio del sentimiento en la creación poética.
- Ansia de libertad en las ideas, la política y la moral.
- Exclamación en el verso y frondosidad de palabras.
- Imposición de la irracionalidad sobre la razón.
- Tendencia a vivir como se escribe, lo cual generó en los poetas románticos un aspecto taciturno, pleno de imaginación y un modo de vida un tanto excéntrico.
- Angustia de la existencia, sentir la vida como un problema insoluble, escepticismo e idea de lo infinito al que empujan anhelos vagos.
- Espíritu idealista como aspiración a un mundo mejor, que se concreta en apologías a la humanidad, a la patria, al amor y a la mujer.
- Choque con la realidad del que sobreviene el desengaño y la huida hacia el pasado.
- Intimidad del poeta con sus sentimientos de amor, dolor, nostalgia, ensueño, despecho y desesperación.
- Predominio de temáticas como el amor, la mujer, la muerte, la vida, la soledad, la melancolía, el recuerdo, aspiración al infinito (el más allá), la madre, la patria, la raza, el destierro, la naturaleza, la religión, la política, el infortunio, lo trascendental y el arte.[4]
Julio Flórez está enmarcado en la Tercera Generación y última generación de este movimiento poético en Colombia, la cual comprende desde 1890 a 1920, junto con otros autores como Enrique Álvarez Henao y Luis María Mora. En cuanto a su estilo literario, algunos autores anotan que Flórez dejó volar su imaginación, que esta estaba cargada de una gran sinceridad intelectual, de una voz intensamente humana, dolorosa y sentida, esto, producto de una constante confluencia entre realidad e idealismo. Gómez Restrepo (1997:44) indica que Flórez fue un poeta «espontáneo y romántico de estro tumultuoso, que ostentaba todos los ardores y todos los reflejos del sol tropical y hacía de la versificación una orquesta que resonaba en las infinitas voces de la naturaleza». Esta es la característica del poeta que compone un gran interés en este texto.
Con relación en lo anterior, Himno a la Aurora (1945), presenta en primer lugar una alegoría al amanecer.
1 Celestial mariposa
2 de alas tenues y grandes
3 teñidas de oro y rosa:
4 Tú, que en el amplio cielo,
5 tras del enorme boa de los Andes
6 alzas el blando y luminoso vuelo!
7 De qué jardín sublime
8 vienes, divina mariposa? Dime,
9 ¿en qué sidéreo broche
10 libas la miel que te alimenta? Acaso
11 tus luengas alas de luciente raso,
12 batiste en los jardines de la noche?
Se dice alegoría, partiendo de la definición de Helena Beristáin (1995, p. 36) en el DRP[5], que afirma que este término también puede llamarse metáfora continuada, pues está compuesta de comparaciones o metáforas que conllevan a una correspondencia entre elementos imaginarios. Las alegorías si se toman por si solas, carecen de sentido, para que cumplan su función deben estar enmarcadas en un contexto. Tomando esta noción de alegoría, el poema en cuestión se puede interpretar quizá de manera elemental para el habitante de la zona del Ecuador, en la cual se posicionan los Andes, es decir, está contextualizado y puede darle sentido a la metáfora v.5, “enorme boa de los Andes” y v.6, “alzas el blando y luminoso vuelo”, es decir, el sol entrega sus primeros rayos a través de la grandiosa montaña. También es de notar que Flórez utiliza en gran manera los adjetivos calificativos y el símil, pues todo el poema describe a la aurora como una mariposa, y cada sustantivo va acompañado de una característica: “Celestial mariposa” “amplio cielo” “luminoso vuelo” “jardín sublime” “Sidéreo brazo”. Cada expresión mencionada, también se enmarca en un contexto, del cosmos, “Celestial mariposa” al sol ubicado en lo alto, en el “amplio cielo”, y en cuanto a “jardín sublime” hace referencia al cosmos, y lo sublime puede asumirse como una actitud de respeto ante este, sin embargo, en “sidéreo broche” dota de cualidad, también excelsa, a las moradas espaciales de los astros que guardan similitud con los jardines terrenales en donde se posan las mariposas (sol o amanecer). Por su parte, la expresión poética « luengas alas» representa los rayos de luz que expande el sol sobre la tierra, y con « luciente raso» describe el esplendor, el brillo y la claridad de un nuevo día. Mediante este tipo de adjetivación, el poeta resalta la belleza del gran astro: el sol. Tal fuerza representativa del lenguaje permite que esas caracterizaciones gráficas del amanecer sean percibidas y aparezcan en la imaginación del lector como elementos reales. Este modo de exaltación a la naturaleza configura también una manera de reconocimiento del territorio, pues hace uso de imágenes poéticas que se refieren geográficamente, a la zona tórrida.
Dentro de este marco, el poema Idilio Eterno (1945), se evoca la frustración que genera el amor imposible mediante la humanización del mar y de la luna, quienes enamorados, pero nostálgicos por su separación, dialogan en medio de la noche; no obstante, en el presente escrito se tendrá en cuenta la manera en que Julio Flórez construye significativas imágenes de dos grandes íconos de la naturaleza por medio del diálogo, a lo que Beristáin llama “el discurso imitado” (1995, p. 145) y que produce la ilusión que muestra los hechos.
1 Ruge el mar, y se encrespa y se agiganta;
2 la luna, ave de luz, prepara el vuelo
3 y en el momento en que la faz levanta,
4 da un beso al mar, y se remonta al cielo.
5 Y aquel monstruo indomable, que respira
6 tempestades, y sube y baja y crece,
7 al sentir aquel ósculo, suspira...
8 y en su cárcel de rocas... se estremece
9 Hace siglos de siglos que, de lejos
10 tiemblan de amor en noches estivales;
11 ella le da sus límpidos reflejos,
12 él le ofrece sus perlas y corales.
Aunque en los primeros 12 versos no es notoria la figura del diálogo, se pueden evidenciar las imágenes y la descripción de los elementos de la naturaleza, la construcción poética está llena de personificación, de paisaje, con los cuales se cree que Flórez busca hacer énfasis en la grandeza e importancia en el transcurso de lo natural. En cuanto a la luna, la describe como “ave de luz”, en la medida que se presenta suspendida en el cielo y resplandece en medio de la noche, no sin antes hacer contacto con el mar, ´dándole un beso y reflejándose en él. En la segunda estrofa, se describe el comportamiento del mar en las horas de la noche, se le da la calificación de “monstruo indomable” que, de cierta manera, aumenta su oleaje en el momento que se encuentra con la luna, también se haya una metáfora cuando se hace alusión a las rocas que rodean y delimitan el mar, configurándolas como una cárcel. Y cada elemento de la naturaleza, en la tercera estrofa, entrega lo mejor que tiene para ofrecer, el mar su belleza y diversidad en los corales y la luna, su belleza, su reflejo.
Está construcción poética de Flórez, recalca de nuevo la adjetivación y el estilo del autor, un estilo libre pero sumamente profundo y prolijo. Pero de nuevo, al adentrarse el idilio eterno es casi imposible no crearse una imagen de lo expuesto, de la común pero maravillosa fotografía mental de la luna y el mar, unidos en un reflejo. De nuevo, encontramos que la exaltación de la naturaleza es fundamental en la poesía romántica de Flórez, de acuerdo con esto, Reyes afirma lo siguiente “…La naturaleza se hace cómplice de los propios sentimientos del poeta y se convierte en una compañera con la que se comunica.” (2011, p. 34). Dicha comunicación, esa habilidad de convertir el lenguaje en imagen es una de las características más apoyadas por Octavio Paz en El arco y la Lira:
La poesía convierte la piedra, el color, la palabra y el sonido en imágenes. Y esta segunda nota, el ser imágenes, y el extraño poder que tienen para suscitar en el oyente o en el espectador constelaciones de imágenes, vuelve poemas todas las obras de arte. (2007, p. 7)
Esta manera de transcender de palabras a imágenes se recalca ahora en Flórez, el ser poeta, artista, está en la creación de imágenes y convertirlas en comunicación.
Para proseguir, por último se pretende también hacer un breve análisis e interpretación de El canto libre (1945), puesto que nuevamente Julio Flórez ofrece elementos de la naturaleza a modo de liberación, pues el sujeto lírico aborrece la vida citadina y las penurias que esta conlleva, de alguna manera ligada a la crisis que se presentaba en país en aquel tiempo.
1 Soy un pájaro lírico. Yo estuve
2 en una jaula —la ciudad— hoy vuelo
3 sin trabas, como el cóndor y la nube,
4 por el mar, por la tierra y por el cielo.
5 Ayer, en mi prisión ruidosa y vasta,
6 hondamente canté mis propias penas,
7 mis decepciones y mis iras y hasta
8 mis otras desventuras: las ajenas.
9 Entonces fue mi canto un gran gemido;
10 mas hoy que libre el firmamento sondo.
11 Lejos del fausto y del odioso ruido,
12 a las miradas del burgués me escondo
13 de un monte en lo más alto, y cuelgo el nido
14 al aire, porque así canto más hondo.
Primero, es notorio que la composición es un soneto tradicional, compuesto por dos cuartetos y dos tercetos, con rima encadenada, poemas de este tipo suelen abundar en toda la obra poética de Julio Flórez. Ahora bien, en el v.1, “Soy un pájaro lírico” el sujeto opta por compararse con dicho animal por su habilidad para el canto, la cual, en contexto, también la poseía Julio Flórez, faceta conocida en su vida bohemia en la capital, pero principalmente, hace referencia a su habilidad para lo poético. Después relata su escape de lo asfixiante que es la vida en la metrópoli, para luego hacer un símil, aludiendo su libertad a la del cóndor, ave característica de Sudamérica, que se encuentra primordialmente en Los Andes, por lo que el v.4 hace referencia a estos.
Enmarcado en esta figura, retoma su desidia por la ciudad, pues fue la causante de muchas penas que hicieron de su canto una expresión de dolor “un gran gemido”, sin embargo, ahora, al igual que la majestuosa ave anteriormente mencionada, se encuentra en lo más alto de la montaña, su hogar está allí y su canto desde este punto, es mas profundo. Es decir, su inspiración poética cambia en el momento que se aleja de la vida citadina, se enmarca aún más en las características de su movimiento literario, adoptando más ampliamente el sentido de libertad.
Conclusiones
En primer lugar, en lo que concierne a la Silva se puede concluir que la exaltación que se realiza a la naturaleza de Hispanoamérica tiene como fin, por medio de la literatura provocar en el hombre un sentido de pertenencia por lo que no concebía como suyo, es decir, su territorio y todo lo que este contiene, la naturaleza de la identidad americana, no sólo el hecho de que los demás reconocieran lo que se era y es, sino la hazaña de reconocerlo primero sus habitantes, los hijos del maíz.
En síntesis con los tres poemas en cuestión de Flórez, es evidente que el sentido que este tiene de la naturaleza es un tanto diferente, no deja de exaltarla, siempre está en harás de hacerla sublime por medio de la adjetivación y otros recursos poéticos, pero no se relaciona con Bello en cuanto al sentido de identidad, describe paisajes que hacen parte del territorio latinoamericano, pero en estos tres poemas, no se dedica exclusivamente a hacer de la exaltación de la naturaleza, un arma para la construcción de identidad, quizá porque su envolvimiento en el movimiento literario romántico lo llamaba repetidamente a la libertad y lo mantenía en la encrucijada entre lo real y lo ideal; no obstante, se reconoce que la poesía vista en este texto acerca de Julio Flórez posee un estilo poético bastante bohemio, rebelde, romántico. Por último, vale la pena aclarar que sí existe una relación entre los dos poetas en cuestión, se habla de la aversión a la ciudad, a su algarabía y desorden, su intranquilidad y pesadez, quizá porque los dos poetas vivieron épocas llenas de conflicto, los cuales suelen enmarcarse para ese tiempo en las ciudades.
Este texto, para terminar, abre las puertas hacia la investigación del arte poético, también asegura una experiencia enriquecedora para el saber, porque la poesía también es una forma de conocimiento.
Bibliografía
- Avendaño, G. (2014). Edición crítica de la obra completa del poeta colombiano Julio Flórez. Madrid. (Tesis doctoral sustentada en la Universidad Nacional de Educación a Distancia).
- Bello, A. (2003). Silva a la agricultura de la zona tórrida. Del Cardo, Biblioteca Virtual universal.
- Beristáin, H. (1995). Diccionario de retórica y poética. México, D.F. Porrúa S. A.
- Bernardi de S, L. Cabañas, A. (2013). La artesanía clásica en Silva a la agricultura de la zona tórrida de Andrés Bello. Revista e-scrita: Revista do Curso de Letras da UNIABEU, 4 (1), 172-187.
- Charlín, R. B. (1982). Notas sobre Andrés Bello y América Latina. Estudios Internacionales, 15 (57), 104-124.
- Fernandez, A. Marquez, D. Duplá, F. Delgado, S. Monterrey, N. Vilain, R. Rojas, D. (2015). Armas, ideas, sueños… Relecturas del Bicentenario de la Independencia Venezolana. Bolívar, Venezuela, Fondo Editorial UNEG,.
- Holguín, A. (1981). Antología crítica de la poesía colombiana. Ed. Tercer Mundo.
- MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL DE COLOMBIA (1936): Los poetas (De la naturaleza), Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana, prólogo de don Antonio Gómez Restrepo al parnaso colombiano de don Eduardo de Ory, Bogotá, Minerva.
- Ministerio Nacional de Educación. (1945). Julio Flórez – Poesía. Biblioteca Popular de Literatura Colombiana, Bogota. Prólogo de Octavio Amortegui.
- Paz, Octavio. (2007). El arco y la lira. Mexico, D.F.
- Recuperado de: http://www.ecfrasis.org/wp-content/uploads/2014/06/Octavio-Paz-El-arco-y-la-lira.pdf
- Recuperado el 20/11/17 de: http://www.biblioteca.org.ar/libros/656558.pdf
- Reyes Alvarez, E. D. L. M. (2011). Desolación y muerte: análisis de la poesía de Julio Florez (Doctoral dissertation, Corporación Universitaria Minuto de Dios).
- Schweizer, N. (2010). El motivo de la naturaleza en las" Silvas Americanas" de Andrés Bello y" La Cautiva" de Esteban Echeverría. Basilea, Iberoromanistiches Institut Universität Basel.
- Sierra, S. L. (2014). La nación a pesar de las formas: una construcción poética de la república. Co-herencia: revista de humanidades, 11 (21), 141-167, Medellín.
[...]
[1] Estudiante de Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander.
Correo: mjdelgadot12@gmail.com
[2] Tomado de: Notas sobre Andrés Bello y América Latina. Estudios Internacionales, 15 (57), 104-124.
[3] ·Aniversario de la victoria de Chacabuco. “El. Araucano" N. 599, 11 de febrero de 1842.
[4] Tomado de Edición crítica de la obra completa del poeta colombiano Julio Flórez (2014).
[5] Abreviatura para Diccionario de Retórica y Poética.
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