Balance historiográfico de la novela del narcotráfico 1976-1993


Magisterarbeit, 2018

132 Seiten


Leseprobe


Índice

Introducción

1. Capítulo 1: Génesis del narcotráfico en Colombia
1.1 El término narcotráfico
1.2 Radiografía de la marihuana en Colombia
1.3 Cocaína, el oro blanco
1.4 Pablo Emilio Escobar Gaviria, un Vito Corleone paisa
1.5 El costo social del narcotráfico

2. Capítulo 2: Historia y literatura
2.1 ¿Qué es la historia?
2.2 ¿Qué es la novela?
2.3 La historia y la literatura: dos disciplinas que se complementan
2.4 El novelista como historiador o la literatura como historiografía

3. Capítulo 3: Novela y narcotráfico
3.1. Narcotráfico y violencia
3.2 ¿Qué es la novela del narcotráfico?
3.3 Novelas del narcotráfico en Colombia: 1976-1993

4. Capítulo 4: Análisis de las novelas del narcotráfico
4.1 Novelas precursoras de la mafia, la marihuana y la cocaína
4.2 Novelas del sicariato
4.3 Novelas sobre Pablo Escobar Gaviria
4.4 El narcotráfico ¿una nueva estética?

5. Conclusiones

6. Bibliografía

Agradecimientos

Muchas fueron las personas que colaboraron en el desarrollo de esta investigación. Quiero agradecer especialmente al maestro Rigoberto Gil Montoya por su tiempo y paciencia. Sin su conocimiento este trabajo no hubiese podido llegar a buen puerto. Asimismo, agradezco a la Universidad Tecnológica de Pereira y a la maestría en Historia y sus profesores por haberme acogido en esta etapa importante de mi vida.

Finalmente, agradezco a mi familia por su apoyo, compañía y palabras de aliento.

Introducción

El narcotráfico en Colombia ha tenido una enorme resonancia. Nunca un tema ha sido tan atractivo para historiadores, sociólogos, politólogos, literatos, periodistas, antropólogos e intelectuales en general, que han intentado explicar, analizar o recrear esta compleja realidad social. Y es que después de la Violencia bipartidista que se inició con el magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán en 1948 y que se apaciguó con la firma del Frente Nacional, ningún fenómeno ha cobrado tantas vidas en nuestra nación.

En este sentido nos parece importante establecer un diálogo en torno a la producción cultural que sobre el narcotráfico han realizado académicos colombianos; pues este fenómeno redefinió y sigue influyendo en la realidad contemporánea.

Teniendo en cuenta que la producción, el tráfico y el consumo de drogas ilegales se perfilan como uno de los problemas más graves y complejos que enfrenta y ha enfrentado la humanidad, la literatura del narcotráfico se presenta como una forma de expresión y de sensibilidad, que se desprende de la historia para visitar épocas pasadas e intentar definir los avatares de una modernización contradictoria y en crisis.

De acuerdo a lo anterior, la presente investigación ofrece un balance bibliográfico de las novelas del fenómeno del narcotráfico que se desarrolla en la época de 1976 a 1993 en Colombia. Después de señalar la génesis del narcotráfico, sus actores y cómo este fenómeno ha transformado la sociedad, se destacan los autores y novelas del género consideradas como representativas. Se exploran algunos hechos y circunstancias que han influido en esta producción literaria, y se lanzan algunas conclusiones preliminares.

Para este trabajo fue importante tener en cuenta estudios previos sobre el tema como son El narcotráfico en la novela colombiana (2014) de Óscar Osorio que analiza literariamente diecisiete novelas que dan cuenta del fenómeno del narcotráfico y la tesis de doctorado

Representación de la novela de la violencia en la novela del narcotráfico y el cine colombiano contemporáneo (2010) de Claudia Ospina. En este sentido, nuestro trabajo da unos pasos más allá al mostrar que el corpus de las novelas del narcotráfico es mucho más amplio (treinta y dos novelas referenciadas) y que su interpretación no se agota solo en el plano literario sino que esta narrativa abarca hechos históricos fundamentales para el país.

Este proyecto nace entonces pensándose en que debía ser un texto más o menos corto, de carácter divulgativo y que propusiera un balance crítico de la novela del narcotráfico en Colombia.

1. Capítulo 1: Génesis del narcotráfico en Colombia

1.1 El término narcotráfico

Los colombianos saben que tienen un problema con las drogas ilícitas, pero no saben qué hacer con él. El país intenta luchar contra

el tráfico de drogas, a sabiendas de que es una batalla que Colombia está destinada a perder. Álvaro Gómez Hurtado, dirigente del Partido Conservador (1976)

Colombia a nivel mundial ha sido reconocida por ser un país violento, sin embargo, este calificativo resulta engañoso si se observa el periodo de 1965 a 1975, pues fue una década en la que como lo señala el historiador Rusell Ramsey “(…) era difícil encontrar 500 violentos en el territorio nacional” (1981:318). Se empezó a tener otra visión sobre el país, era una nación que producía orquídeas, esmeraldas y café. Fruto de la modernización aparecieron la televisión a color y los computadores. Las principales ciudades del país superaban el millón de habitantes (Bogotá, Medellín, Barranquilla, etc.) y las personas dejaban el campo para concentrarse en zonas rurales. Paralelo a esto, Gabriel García Márquez publicaba Cien años de soledad en 1967 y al interior de la sociedad un puñado de jóvenes bohemios que fumaban marihuana y que se denominaban nadaístas y hippies le declaraban la guerra cultural a la sociedad burguesa. En síntesis, como lo afirma el estadounidense James D. Henderson “(…) fue una época embriagadora y romántica en la historia del país” (2012:32).

Sin embargo, esta “edad dorada” iba a ser interrumpida por un fenómeno muy particular, el narcotráfico, que como lo define la RAE es el “Comercio de drogas tyxicas a gran escala” (Web: 2017), es decir, la producción y distribución de drogas ilícitas de efectos psicotrópicos. Visto en clave histórica este concepto se puede considerar como lo manifiesta Álvaro Camacho Guizado: “(…) la última etapa del contrabando en Colombia” (2014:235), pues a lo largo de los años siempre se dio en nuestra nación el comercio ilegal de productos prohibidos: licores, cigarrillos, electrodomésticos, drogas; debido a la débil presencia estatal en lugares fronterizos como el Urabá y la Península de la Guajira.

Estamos de acuerdo entonces con las palabras de la socióloga y criminóloga venezolana Rosa del Olmo cuando señala:

Se considera de este modo al narcotráfico (léase cocaína) como un peligro económico y una amenaza a la estabilidad política y a la cohesión social (Lee, 1985/1986) y se difunden en diferentes fuentes frases como la siguiente: «El poder económico de los narcotraficantes, su penetración en el sistema político y en el aparato judicial constituyen una amenaza para la estabilidad general de la economía y de la sociedad» (1989:90).

Vale aclarar que el término narcotráfico1 es utilizado para referirse a la marihuana y a la cocaína, con el propósito de crear temor y rechazo en la sociedad, por el hecho de conceder a estas dos drogas, cualidades exclusivas de los productos narcóticos. Aunque al principio esta actividad fue vista como una especie de contrabando “menor”, la sociedad y el Estado le prestaron atención solo cuando comenzaron las guerras entre las bandas y nacieron nuevas formas de violencia en la vida urbana; surgían los asesinos de las motos y aparecían los “traquetos”2 atraídos por el enriquecimiento fácil.

1.2 Radiografía de la marihuana en Colombia

Las autoridades colombianas tenían noticias de la existencia de cultivos de marihuana3 desde el año 1920 cuando descubrieron modestas plantaciones en la Sierra Nevada de Santa Marta (ubicada entre los puertos de Santa Marta y Riohacha). Los colombianos sabían que esta planta servía para algo más que para la fabricación de cordeles y sacos de carga. Usada en principio con fines medicinales, y posteriormente por su “potencia psicoactiva”, el cannabis empezó a ser consumido por miembros de la clase baja (trabajadores, prostitutas y marineros). El historiador Eduardo Sáenz Rovner en su artículo “La prehistoria de la marihuana en Colombia: consumo y cultivo entre los años 30 y 60” manifiesta:

Un informe oficial de 1939 sobre la marihuana en la Costa Caribe señaló que los cigarrillos de marihuana “se expenden, generalmente, en los lupanares o en los establecimientos frecuentados por los bajos fondos sociales. También en ‘fritangas’ y en ventas de guarapo”. El Gobierno Nacional emprendiy una campaña “hermanando la persecución de los traficantes y consumidores en sus campañas. Por ejemplo, durante varios días fue proyectada en varias poblaciones una película que [ponía] de manifiesto los estragos causados por la cannabis índica” (2007:210).

En la investigaciyn “Los cinco focos de la mafia colombiana (1968-1998). Elementos para una historia” de Darío Betancourt Echeverry se reafirma lo mencionado anteriormente:

A pesar de que desde tiempos ancestrales en territorio colombiano se venía sembrando cocaína y posteriormente marihuana, su consumo se restringía a comunidades aborígenes, a algunos sectores de jornaleros rurales y a pequeños grupos marginales urbanos ligados a los burdeles y a ciertas labores artesanales, como los zapateros y carpinteros, fue a partir de los años sesenta cuando los cuerpos de paz que se adentraron en nuestro territorio…se encontraron con las delicias de la marihuana a la que bautizaron con los sugestivos nombres de Colombian Gold y Santa Marta Golden, se volvieron adictos y se fueron convirtiendo en traficantes al detal, difundiéndola entre sus parientes y conocidos al regresar a Norteamérica. Fue así como se iniciaron las primeras redes de distribuciyn menejadas por núcleos norteamericanos… (1991:8).

Aunque el gobierno colombiano prohibió absolutamente el cultivo de la marihuana ordenando la destrucción de las plantaciones existentes y sancionando a los que violasen estas disposiciones; la realidad en el país era otra, ya que cada día se llevaban arrestos por posesiyn, venta y cultivo de la “yerba”4. Una prueba de esto, se refleja en la investigación de archivo que realizó Eduardo Sáenz Rovner al documentar cerca de sesenta casos por posesión de marihuana en Barranquilla y sus alrededores entre 1940 y 19445.

El gobierno del presidente Mariano Ospina Pérez expidió otro decreto contra la marihuana en 1949, después de señalar que la marihuana “tiene propiedades venenosas y produce hábito… su cultivo y su comercio tienden solo a determinar grandes males para la salubridad de los asociados…” decrety: “Prohíbase en el territorio de la República el cultivo y comercio de la marihuana”, y conminy a las autoridades a proceder “a la inmediata destrucciyn de las plantas” (2007: 212).

Señalar entonces la fecha exacta en que se inicia el narcotráfico en Colombia es complejo, sin embargo, antes de la década de 1960, Colombia no tenía antecedentes de exportación de droga a gran escala; solo tomó protagonismo cuando llegaron contrabandistas estadounidenses al país a comienzos de esa década y comenzaron a pagar altos precios por la marihuana producida en Colombia. Sus fuentes principales eran la ciudad portuaria de Santa Marta y en la costa caribe, el golfo de Urabá. Un gran aliado para los contrabandistas fue el transporte de banano que hacían los barcos de la empresa United Fruit Company desde Turbo hasta los puertos estadounidenses de Houston, Florida y Miami. De ahí que en buena parte de los cargamentos de banano se escondía la marihuana. Labor que se hacía sin obstrucciones debido a la poca vigilancia tanto de las autoridades colombianas (Policía y Fuerzas Armadas) como de las estadounidenses.

Los colombianos no tardaron en descubrir que su país tenía un producto de exportación nuevo y lucrativo. El 17 de noviembre de 1966, el diario bogotano El Espectador publicó un artículo en el que informaba sobre el decomiso que había hecho la policía de 30.000 pesos de cannabis en la capital de la república. El artículo suscitó una aguda respuesta de la periodista Bertha Hernández de Ospina, esposa del expresidente Mariano Ospina Pérez (1946-1950)…Doña Bertha….regañy a El Espectador por haber especificado el valor de la marihuana decomisada. Según ella, todos los “vagos y perezosos” de Colombia ahora perciben una manera brillante y novedosa de ganar dinero: “¿Cymo les parecerá de fácil sembrar una matica escondida en cualquier parte y que les dará tales resultados?” (Henderson, 2012:61).

Pensar que censurar la prensa podría mantener en la ignorancia a los delincuentes sobre el valor de la marihuana era un poco inocente. De hecho en el golfo del Urabá, los campesinos abandonaron sus cultivos tradicionales y se dedicaron al cultivo de la marihuana. Asimismo, con base en un trabajo de campo extenso, realizado por ANIF y liderado por el historiador Hernando Ruiz Hernández se encontró evidencia de que los traficantes estadounidenses fueron a la Sierra Nevada de Santa Marta y les “(…) suministraron a los campesinos semillas, financiación y ayuda técnica para comenzar la producción de marihuana” (Thoumi, 1994:124). Señala Hernando Ruiz que había copias de un panfleto en español que explicaba cómo producir marihuana, y que los campesinos afirmaron que fueron distribuidos por ciudadanos estadounidenses.

Dentro de este marco, uno de los libros que mejor ilustra la problemática de la marihuana en Colombia es la Vorágine alucinante en la historia de las drogas de Rafael Ortegón Páez, pues allí se revela que hacia el 18 y 20 de junio de 1971 se llevó acabo uno de los conciertos que ha generado más polémica en el país, el Festival de Ancón (Medellín), evento al que asistieron miles de jóvenes y en el que se presentaron bandas de rock colombianas y extranjeras. Este suceso no pasy desapercibido, ya que “Una nube de marihuana permaneció suspendida sobre el parque durante los tres días de celebración, realizada bajo una llovizna pertinaz” (Henderson, 2012:63). El parque Ancón se convirtió en un campamento de gitanos, que bajo el lema de “marihuana, paz y amor” encendieron fogatas en la noche, contemplaron la naturaleza, escucharon música y como lo señala uno de los asistentes, Alfonso Pérez, fue emblemático porque las señoras de la religión corrían detrás de ellos “(…) con biblias y camándula en mano para que se les saliera el diablo” (Web: El Espectador, 2015).

El concierto escandalizó a los ciudadanos de Medellín (La Curia Diocesana, las organizaciones cívicas y religiosas) y de toda Colombia pues solo se observaba un panorama caótico donde miles de jóvenes eran atendidos en una estación de la Cruz Roja por intoxicación de marihuana, sobredosis de droga, hipotermia y otras dolencias. Hay registros fotográficos y videos6 de adolescentes que enrollaban cigarrillos de marihuana y consumían hongos alucinógenos. Este suceso desencadenó la renuncia del alcalde Medellín y del rector de la Universidad de Antioquia.

Rafael Ortegón en un trabajo de archivo recoge los titulares de algunos periódicos de Medellín con relación al evento:

“Ciudadanía antioqueña protesta por el festival”. “A punto de fracasar el Festival Rock”. “Veinte hippies con azúcar en cero a consecuencia del consumo de marihuana y la falta de alimentos calientes”. “Se comete toda clase de excesos con el abundante consumo de drogas y marihuana”… “Detenidos por marihuana cuarenta hippies ayer en Medellín”… “Una hippie, cubierta con un saco por su compañero, prepara un “cachito” (cigarrillo) de marihuana, durante el festival rock, en el parque del Ancyn” (1981:235).

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Foto 2: Personas que asistieron al

Foto 1: Algunos recortes de titulares de periódicos de la época hablando sobre esta noticia7.

concierto bañándose en el río Medellín.

Este panorama no era ajeno al que se vivía en Estados Unidos. La marihuana alcanzaba un alto nivel de popularidad, prueba de ello, el periódico The New York Times publicó un artículo el 20 de octubre de 1969 titulado “How the Middle Class Turns On” donde reconocía que la clase media había aprendido a “intoxicarse”, ya que tanto los adolescentes y adultos enrollaban cigarrillos de marihuana en las fiestas o después del trabajo. Como lo revela James D. Henderson:

Para 1975 se fumaba una gran cantidad de marihuana en los Estados Unidos. Durante aquel año, el 6% de los estudiantes de secundaria fumaban marihuana habitualmente, y el 26% admitieron que la usaban ocasionalmente. Datos publicados por la Agencia Contra la Droga de los Estados Unidos (DEA) en 1978 indicaban que 42 millones de estadounidenses fumaban droga (2012:49).

Los empresarios colombianos y contrabandistas estadounidenses hicieron una lectura sociocultural de este fenómeno y como lo afirma el sociólogo colombiano Álvaro Camacho Guizado en su libro El narcotráfico en la sociedad colombiana impulsaron a “(…)

campesinos y colonos a sembrar, secar y empacar la hierba” (2014:248), producida fundamentalmente en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el sur de la península de la Guajira.

Este periodo conocido como la bonanza marimbera8 hizo que se beneficiara un número relativamente alto de personas. La marihuana desplazó inclusive cultivos tan tradicionales como el café, el banano y el algodón. Según un informe de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), Colombia contaba en 1968 “Con 80 mil traficantes de marihuana” (Roselli, 1968:398). Asimismo, un informe del Departamento Administrativo de Seguridad Colombiano (DAS) publicado en septiembre de 1975 daba las coordenadas de 131 pistas clandestinas que rodeaban los cultivos de marihuana de la Sierra Nevada de Santa Marta (Castillo, 1987:21). Roberto Junguito y Carlos Caballero en su estudio La otra economía estiman que el área de cultivo de marihuana a finales del decenio del setenta era aproximadamente de 30.000 hectáreas en todo el territorio nacional (1979:103-109).

Un ejemplo que nos muestra las ganancias que generaba este negocio ilícito es el siguiente:

El vendedor al por mayor radicado en Miami, Donald Steinberg, recordó haber descargado un envío de 50 000 kilos de Colombian gold que vendió por USD 25 millones, con una utilidad de USD 2 millones. Durante el juicio realizado en su contra en 1984, Steinberg calculó sus ganancias, después de 10 años en el negocio de la marihuana, en USD 100 millones (Henderson, 2012: 66).

Por otro lado, Fabio Castillo, en su libro Los jinetes de la cocaína afirma:

Quizás la mayor proeza del contrabando la realizó en 1976 el hijo de una acaudalada familia de Santa Marta, Juan Manuel Retat. El joven adquirió un DC-6 con dinero prestado, lo cargo con 5000 kilos de marihuana y voló a Jetmore, Kansas, justo al norte de Dodge City. Aterrizó en una sección de tres millas de la autopista que sus socios gringos habían bloqueado. Descargaron rápidamente, y Retat regresó a casa con un millón de dólares en efectivo, presumiblemente para vivir el resto de su vida entre lujos (1987:20).

En esta misma línea es pertinente señalar que después de las elecciones de 1978 en Colombia, que dio como ganador a Julio César Turbay Ayala por el Partido Liberal, el Gobierno de los Estados Unidos (Jimmy Carter) lo presionó para que se tomaran medidas contra el comercio de marihuana. Una de esas medidas nos dice el historiador Juan Gabriel Tokatlian fue la operación Fulminante, acción militar llevada a cabo hacia octubre de 1978 y que consistió en enviar 10.000 soldados acompañados de apoyo naval y aéreo a erradicar la marihuana cultivada en la Sierra Nevada de Santa Marta. Francisco E. Thoumi en su libro Drogas ilícitas en Colombia: Su impacto económico, político y social afirma que del resultado de esta operación se detuvieron 2000 personas y se confiscaron 3,5 millones de kilos de marihuana, 486 vehículos, 106 barcos y lanchas, y 125 aviones.

Ya para finales de los años ochenta se desencadenaría la crisis marimbera, que según Francisco E. Thoumi se da por tres motivos: el primero, obedeció a descensos en la demanda de la hierba producida en Estados Unidos provocados por estafas en los envíos y porque exportadores inescrupulosos “(…) crearon una mala fama al mezclar hojas de matarratón y ajonjolí con la marihuana” (1994:218). En segundo lugar, porque Estados Unidos entró en la competencia de producción y tráfico, ofreciendo en ocasiones versiones mejoradas de la hierba. Y por último, la represión gubernamental tanto en Colombia como en Estados Unidos ayudó a agudizar la crisis. Sin embargo, los problemas para Colombia no acabarían allí ya que nacería otro fenymeno “auge coquero” que elevaría los índices de criminalidad y violencia en nuestro país.

1.3 Cocaína, el oro blanco

El historiador Hermes Tovar Pinzyn en su bien informado estudio “La cocaína y las economías exportadoras en América Latina: El paradigma colombiano” indaga sobre los orígenes de la coca, encontrando que antes de 1492 esta planta fue muy importante para las culturas andinas -Incas, Quechuas, Aymaras, Chibchas- ya que “(…) estuvo vinculada a fines rituales” (2015:23) en la relaciyn entre los hombres y la naturaleza; además que era utilizada con fines analgésicos y curativos en intervenciones médicas, como energético para el trabajo9 o como agente psicoactivo para inducir trances ceremoniales. Sin embargo, de ser consumida en principio por los aborígenes en sus rituales mágico míticos dio un viraje convulso en su utilización a finales del siglo XIX y principios del XX ligándola al contrabando y rodeándola de un carácter delictivo por parte de las autoridades hacia los consumidores. A continuación se esboza mejor esta idea:

La cocaína es el primer producto masivo de exportación que es manejado por grupos marginados de la sociedad latinoamericana. Salidos del anonimato, estos nuevos actores del Tercer Mundo pueden demostrar su capacidad empresarial. Clases bajas y empobrecidas de la sociedad latinoamericana, habitantes del desempleo y de la ausencia de oportunidades, están prestos a incorporarse a los mercados subterráneos e informales, con el fin de lograr el ascenso que la sociedad en general les niega. Estos actores ligan su historia al contrabando, a las esmeraldas, a la marihuana y a otras formas a las que se les ha dado un carácter delincuencial (2015:25).

“La reina de las drogas”10, “pura vida” o el “oro blanco”, así se le denomina a la cocaína; alcaloide que tuvo gran demanda y aceptación en ciertos círculos intelectuales11 y de la élite entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX. En Colombia se dio la exportación de cocaína por la misma razón que se había entrado en el negocio de la marihuana. Un puñado de extranjeros buscaba esta mercancía ilegal y pagaba muy bien por ella.

Antioquía, departamento reconocido por la laboriosidad de las personas y por la prosperidad en la producción de café y fabricación de textiles, sería uno de los epicentros de la industria de la cocaína en Colombia. De hecho, dos químicos de Medellín, los hermanos Tomás y Hernán Olózaga12, fueron los pioneros en la fabricación de este alcaloide. Ya desde los años cuarenta habían procesado “(…) morfina, heroína y cocaína para venderlas a la mafia cubana” (Henderson, 2012:76). Además, “El diario El Espectador de Bogotá publicy un reportaje…sobre la detenciyn de los Olyzaga en su casa del elegante vecindario de Medellín, El Poblado, acusados de vender 2,5 kilos de heroína a traficantes cubanos por 350 000 dólares” (77).

Paralelamente, un contrabandista establecido en Medellín, Alfredo Gómez, conocido como El Padrino, y el jefe de los delincuentes que robaban carros en Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, se encargaron de enviar cocaína a los Estados Unidos. En el libro Pablo Escobar: Auge y caída de un narcotraficante se afirma que Alfredo Gómez utilizó numerosas pistas clandestinas para transbordar cocaína a través del puerto ribereño de Leticia sobre el río Amazonas (Salazar, 2001:49). Asimismo, Abdón Espinosa Valderrama en su artículo cocaína puede ser intenso. He pasado días enteros de una farmacia a otra para cambiar una receta médica de cocaína…El uso continuo de cocaína provoca ansiedad, depresiones, algunas veces episodios psicóticos con alucinaciones paranoides. La ansiedad y la depresión que resulta del uso de cocaína no se alivian con más cocaína” (Web: 1956).

periodístico “Vivencias y estragos del narcotráfico” va más allá y afirma que según la agencia de seguridad nacional de Colombia, DAS, la pasta de cocaína comenzó a transportarse a través de Leticia en 1971 y que para 1973 se contrabandeaban anualmente más de 1000 kilos de pasta a través de este puerto amazónico (Web, El Tiempo: 2006). Mientras se esforzaban en enviar cargamentos cada vez mayores de cocaína13, los narcotraficantes despacharon también a amigos, familiares y socios de negocios a Estados Unidos para manejar la distribución de la cocaína y recolectar los pagos. Cabe destacar que se utilizaron cientos de mulas14 (especialmente personas de los estratos populares); Alonso Salazar Jaramillo las recuerda como “un ejército de hormigas” que viajaban a los Estados Unidos para transportar coca utilizando múltiples formas: oculta en su ropa, adherida al cuerpo, en maletas de doble fondo o en pequeñas bolsas en sus estómagos. Una de las “mulas” más eficientes fue Griselda Blanco15 o llamada en el mundo del hampa “La Viuda Negra”, que de 29 años llegy a New York en 1973 y lidery la violenta eliminación de los distribuidores cubanos en esa ciudad. Según el historiador estadounidense Robert Sabbag “La Policía de Nueva York tenía alguna idea de la guerra de territorios desencadenada en las calles de la ciudad, y advirtió que para 1973, se vendía en la ciudad más cocaína que heroína” (1976:265). La razón quedó comprobada al año siguiente, cuando Griselda Blanco fue procesada por un tribunal federal de Brooklyn, donde se le acusaba de distribuir 150 kilos de cocaína. Tiempo después, esta mujer violó la fianza y huyó a Miami, donde adquirió la reputación de ser la principal distribuidora de cocaína y asesina en los Estados Unidos.

Foto 3: En la foto de la izq. aparece Griselda junto a Pablo Escobar. En la fotografía de la derecha aparece esta cuando fue capturada en Estados Unidos.

Dentro de este marco, una de las fechas más importantes en el país fue el 10 de marzo de 1984, ya que el mundo conoció la magnitud de la industria de la cocaína en Colombia. Aquel día, la policía colombiana y la DEA estadounidense llegaron en helicóptero al complejo de procesamiento de Tranquilandia16, en márgenes del río Yarí (entre Caquetá y Putumayo), donde se confiscó 15 toneladas de pasta de coca y 3.000 kilos de droga procesada. Quedaba en evidencia entonces que los grupos de traficantes de Medellín y de Cali habían construido una empresa sofisticada que enviaba millones de kilos de cocaína a los Estados Unidos y que como lo afirma Sewall Menzel en su libro Cocaine Quagmire la mayor parte de esta droga fue transportada por “(…) aire y sin ser detectada” (1997:33).

Las personas que se hicieron millonarias con este negocio lo empezaron a materializar a través de una vida ampulosa: carros de lujo, fincas, mansiones, viajes y caballos de paso fino. Asistíamos a un cambio de “ethos” o mentalidad en la cultura, pues si nuestros ancestros afirmaban que los sueños en la vida se alcanzaban a través del “trabajo” y “el sudor de la frente”; los nuevos ricos de la cocaína demostraron que había un camino más corto aunque peligroso para alcanzar la prosperidad.

1.4 Pablo Emilio Escobar Gaviria, un Vito Corleone paisa

El prestigioso historiador Simón Montefiori en su libro Los Monstruos lo define como el criminal más poderoso, más asesino y más rico del siglo pasado, cuya crueldad se equipara a Pol Pot o Hitler.

Se calcula que Escobar causó por lo menos 5.000 muertes. Revista Semana, 2013

Los adjetivos “monstruo”, asesino o narcotraficante son insuficientes para definir a Pablo Emilio Escobar Gaviria17, pues en su nombre está esculpido la historia de un país y una época. Su figura, que va desde la adoración popular al repudio general de las élites suscita controversia con solo mencionarse. Y no es para menos, ya que este hombre, como lo manifiesta el sociylogo y exalcalde de Medellín Alonso Salazar Jaramillo “(…) fue el símbolo del mayor estigma que hoy cargamos los colombianos en el mundo entero: el narcotráfico” (2001:14).

Mientras que Colombia en 1949 se encontraba en medio de una tensa situación de orden público y una crisis política derivada del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en Rionegro, Antioquía, el ganadero Abel de Jesús Escobar y la maestra Hermilda de los Dolores Gaviria daban a luz a su tercer hijo de siete, al que registrarían con el nombre de Pablo Emilio Escobar Gaviria y que con el paso de los años se ganaría el calificativo del “rey sin corona”18 o “El Patryn”.

Como lo afirma la madre del capo, desde muy pequeño empezó a demostrar sus dotes de mando y su visiyn para conseguir dinero ya que “(…) alquilaba bicicletas y revistas de cymics, aquéllas del Llanero Solitario, del Zorro…que leían los jyvenes de los años setenta” (Documental, Ochoa: 1998) y de esta manera tenía su propia “fortuna”. En la Paz, un barrio a las afueras de Envigado los niños conocían a Pablo como el hombre que le gustaba ganar. Era tanta su pasión que si en un partido de fútbol o en cualquier juego iba perdiendo “(…) armaba la pelotera y lo abandonaba” (1998).

Indudablemente, Pablo sobresalía entre los demás niños de su edad; era diferente de sus compañeros de clase en el colegio Liceo de Bachillerato19 de la Universidad de Antioquía al que ingresó a los trece años -1962-. Una de las anécdotas que demuestra su liderazgo y su sangre “revoltosa” queda registrado en el documental Madre de espaldas con su hijo (1998) dirigido por la historiadora colombiana Ana Victoria Ochoa, quien entrevista a doña Hermilda y comenta que los primos de Pablo (Gustavo de Jesús Gaviria y José Luis Gaviria) que estudiaban en el mismo colegio se sorprendían de que este cargara en sus bolsillos las llaves de diferentes oficinas del liceo y alguna vez él los increpó de la siguiente manera:

“¿Van ganando álgebra?”, les pregunty alguna vez. “No, la vamos perdiendo”. “Pues ya la ganaron”, les dijo mientras les mostraba una copia anticipada del examen final, extraída de la oficina del profesor.

Por otro lado, el rector afirmaba:

“Tengo que suspender a Pablo unos días”, le decía el rector a doña Hermilda con ceño fruncido y aire trascendental. “Y esta vez por qué”. “Es que Pablo se las da de líder, se sube a un pupitre y les dice a sus compañeros que los exámenes están muy trabajosos, que no los presenten porque los van a perder, y los muchachos lo obedecen” (1998).

Desde la niñez proyectaba lo que iba a ser en su vida adulta: un hombre de carácter fuerte, desafiante de la autoridad, egocéntrico y amante de la plata. Prueba de su ambición20, en la adolescencia se asocia con su primo Gustavo Gaviria para robar lápidas de los cementerios y luego venderlas a los recicladores. Labor que abandonó a los pocos meses argumentando lo siguiente:

Bueno hermano, llegó la hora de cambiar de negocio, éste nos está dando apenas pa comer y eso cuando estamos de buenas; además ya me fastidié de estar asaltando tumbas y lo único que nos falta güevon, es que nos agarren y nos encanen por estar robando lápidas… Sí, y ahí nos vamos a quedar, güevon; ¿es que no se da cuenta?; vamos a llegar a viejos y no vamos a tener ni en que caernos muertos. Lo único que vamos a conseguir seguro son las lápidas y eso si las guardamos desde ahora porque ni fuerzas nos van a quedar (Rodríguez, 2012:45).

Bajo su lema “Yo pobre no me muero, para mí primero Dios y después la plata”, emprendió otro oficio relacionado con el negocio de los carros robados y cuyo objetivo era convertirse en uno de los comerciantes más importantes de la ciudad de Medellín. Así se lo manifestó a Gustavo Gaviria: “(…) no vamos a comprar carros; vamos a tomar los de los dueños y luego los vamos a vender, ya sean completos o por partes” (46).

Pablo Escobar Gaviria se dio a conocer a la justicia el 25 de septiembre de 1974 cuando unidades del F2 de Medellín lo sorprendieron en un Renault verde, que días antes había sido robado a Guillermo García. Fue recluido en la cárcel de Bellavista entre octubre de ese año y mayo de 1975 cuando logró escapar.

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Foto 4: Noticia de la incautación de 19 kilos de cocaína entre la llanta de un carro en 1976.

Foto 5: Pablo Escobar es encarcelado por narcotráfico en 1976.

Sin embargo, su gusto por el dinero fácil acabó de despertarse cuando conoció al que él llamaba “el único patryn que he tenido en la vida” (Web, Osorio: 2013), Alfredo Gymez López, alias el Padrino21, un reconocido contrabandista que amasaba su fortuna contrabandeando telas, porcelanas, whisky, electrodomésticos, cocaína y cigarrillos; motivo por el cual fue apodado el “Hombre Marlboro”. Como lo refiere la periodista de El Espectador Marcela Osorio Granados Pablo Escobar:

(…) le sirvió de guardaespaldas antes de ser ascendido a mosca, el hombre encargado de guiar los camiones de contrabando y de dar aviso ante la presencia de retenes de la Policía en las carreteras. Fue por esa época, y gracias a sus andanzas por los barrios del mundo del hampa, cuando conoció a Griselda Blanco, quien para entonces ya se había ganado a pulso el título de la ‘Reina de la Coca’. Sería ella quien, poco después, le enseñaría a Pablo Escobar todo lo necesario sobre el negocio del tráfico de drogas (2013).

Después de que Gómez se retirara del negocio de la droga y el contrabando, dejó encargado a uno de sus guardaespaldas, Pablo Emilio Escobar Gaviria22, quien ocupó su lugar. El joven se rodeó de personas rechazadas por la sociedad, vidas sin futuro, marginados por el sistema; personas semejantes a él, reclutados en las calles de Envigado y Medellín, quienes estaban dispuestos a realizar cualquier tarea que él les encomendara. Conocidos como pistolocos, gatilleros o sicarios, se especializaron en asesinar desde el puesto de atrás de una motocicleta. De hecho en el libro Las subculturas del narcotráfico de Alonso Jaramillo Salazar y Ana María Jaramillo citan a Luis Guillermo Vélez Álvarez, quien señala que “(…) ya en 1981 los asesinatos realizados desde motos eran más de 500” (Salazar J. y Jaramillo, 1992:43).

En el año 1982 Pablo Escobar entra de lleno al mundo político y aparece en la lista del abogado liberal Jairo Ortega Ramírez, quien ideológicamente se identificaba con los ideales políticos del Nuevo Liberalismo de Luis Carlos Galán. Escobar logró la suplencia de Ortega en la Cámara de representantes, lo que implicaba no solo un triunfo político de su movimiento Civismo en Marcha sino un logro personal, pues a pesar de su gran fortuna, Escobar jamás olvidó su origen popular y su condición de hijo de familia barrial. De hecho el politólogo Gustavo Duncan señala que Escobar acudió como si fuera un insurgente “(…) al discurso antioligárquico, el sentimiento populista, el desprecio por la clase dirigente, las consignas antiimperialistas y nacionalistas, las proclamas de representar un cambio en la estructura socioeconymica del país” (Duncan, 2013:250). Es por esto que el movimiento cívico y la fundación de un proyecto social que denominó Medellín sin Tugurios no solo tenían un propósito electoral sino que en el fondo era un mecanismo para ganarse los sectores marginados, que con los años, en plena guerra, le darían su respaldo con los sicarios, milicias o como simple escondite.

Pablo Emilio Escobar Gaviria, “El Doctor” tuvo una vida plena e intensa como líder estudiantil, ladrón de lápidas, jalador de carros, traficante de cocaína, corredor de autos, negociante, propietario de extensas haciendas, dueño de grandes propiedades urbanas, representante a la Cámara, etc., pero por sobre todo fue un gran estratega de la mafia, que logró darle una dimensión y proyección internacional como nunca antes le había impreso mafioso alguno. Todo este proceso lo logró siendo fiel a una regla de oro, la combinación de las acciones legales con las ilegales, de la acción política con la acción armada. Para la primera él y sus asesores se idearon el movimiento de Los Extraditables, para la segunda nunca dudó del poder de sus sicarios, de sus comunas, de su barriada, de sus famosas oficinas, de sus secuestros, asesinatos y carros bombas (Betancourt, D. y García, M., 1994:197).

La revista Semana de Bogotá describió la huella que dejaba en la historia de Colombia con las siguientes palabras:

No dejó gobernar a tres Presidentes seguidos. A ese personaje que transformó el lenguaje, la cultura, la fisonomía y la economía de Medellín y del país. Antes de Pablo Escobar, los colombianos desconocían la palabra sicario. Antes de Pablo Escobar Medellín era considerada un paraíso. Antes de Pablo Escobar el mundo conocía a Colombia como la tierra del café. Y antes de Pablo Escobar nadie pensaba que en Colombia pudiera explotar una bomba en un supermercado o en un avión en vuelo. Por cuenta de Pablo Escobar hay hoy carros blindados en Colombia, y las necesidades de seguridad modificaron la arquitectura. Por cuenta de él, se cambió el tiempo de funcionamiento del sistema judicial, se replanteó la política penitenciaria y hasta el diseño de las prisiones, y se transformaron las Fuerzas Armadas… Pablo Escobar descubrió más que ningún antecesor que la muerte puede ser el mayor instrumento de poder (Web: 1994).

Cuando Pablo Escobar es asesinado el 2 de diciembre de 1992 por un Comando de la Fuerza Élite de la Policía en Medellín, personas humildes de las comunas lloraban la muerte de su “Robin Hood”, de su “héroe”, llevando pancartas en contra del gobierno y las autoridades. El ataúd fue llevado por la multitud que coreaba canciones como “Cuando un amigo se va” de Alberto Cortez, el famoso corrido “Cruz de madera” y “Amigo” de Roberto Carlos. Además, vociferaban consignas como “Sí, señor, cymo no el gobierno lo maty” o “Pablo, amigo, el pueblo está contigo”, mientras otros lloraban y otros no creían lo sucedido.

1.5 El costo social del narcotráfico

En Colombia los efectos sociales del narcotráfico saltan a la vista. Toda la población se vio afectada en mayor o menor medida por este flagelo, que causó violencia y destrucción; ya que se intimidó a la justicia, se privó a los ciudadanos de sus libertades esenciales y se violaron los derechos humanos. Actos de terrorismo, revelaron las oscuras intenciones de estos delincuentes para acallar los medios de comunicación que obstaculizaban sus intereses y en general para atemorizar a la sociedad colombiana y reprimir cualquier voz que se opusiera a estos. De hecho, el presidente de Colombia (1986-1990), Virgilio Barco Vargas condenó el comportamiento de estas personas en un discurso leído en España ante el Congreso de los Diputados que tituly “El narcotráfico: una amenaza contra los derechos humanos”:

Los elevados costos de esta decidida acción estatal no son bien conocidos por la opinión pública internacional. Es cierto que se sabe que han sido asesinados en 1984, el Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, y en 1988 el Procurador General de la Nación Carlos Mauro Hoyos; diez y seis Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, once de ellos en la tragedia del Palacio de Justicia; el Director de un diario nacional y el subdirector de un diario regional. Un ex Ministro de Justicia, Enrique Parejo, sobrevivió milagrosamente a un atentado cometido en Budapest. Pero se desconoce que, además de esas víctimas, desde 1985 hasta el 30 de abril de 1988 los narcoterroristas han segado la vida de 197 policías y de distinguidos oficiales, entre ellos el Coronel Jaime Ramírez Gómez, exdirector de la Policía Antinarcóticos (1988:4).

El siguiente cuadro ayuda a dimensionar los magnicidios que se llevaron en Colombia contra funcionarios públicos en el período de 1980 a 1990:

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(Salazar J. y Jaramillo, 1992:73).

La anterior lista, no completa de homicidios y atentados atribuidos a los denominados carteles del narcotráfico, constituyen una muestra fehaciente de la campaña de terrorismo que emprendieron.

2. Capítulo 2: Historia y literatura

2.1 ¿Qué es la historia?

La historia se hace con documentos escritos, pero también puede hacerse, debe hacerse, sin documentos si éstos no existen (...). Con palabras, con signos, con paisajes y con tejas. Con formas de campo, con análisis de espadas de metal realizados por químicos (...). En una palabra: con todo lo que siendo del hombre, depende del hombre, sirve al hombre. Lucien Febvre

Las primeras páginas del libro Introducción a la historia de March Bloch inician con una interrogación: “Papá, explícame para qué sirve la historia” (1975:9). Sin duda, es una pregunta que ha rondado la mente de muchos pensadores y que a continuación realizamos algunas reflexiones sobre la misma.

El ser humano siempre ha sentido curiosidad por conocer qué ha sucedido en el mundo en el inminente trasegar del tiempo: ¿Cuáles son nuestras raíces? ¿Cómo era la vida de los indígenas en América antes de la llegada de los europeos? ¿Por qué fracasó el imperio romano? ¿Cuáles eran los medios de transporte en la Edad Media? ¿Qué pasó en la Comuna de París?, etc. Constantemente nos estamos indagando sobre el modus vivendi de una cultura en una época específica de la historia. Aunque la definición de historia resulta ambivalente, en las siguientes líneas haremos unas aproximaciones.

El común de las personas ve en la historia solo un ordenamiento de palabras, una narración, un discurso; aunque, Cicerón ya en el siglo I a.C. afirmaba que esta disciplina se encargaba de los hechos “importantes y dignos de recordarse”, es decir, que la historia se preocupaba por lo importante del pasado, donde los grandes acontecimientos: guerras, revoluciones, epidemias, etc., influían en los destinos individuales y colectivos de los seres humanos. Más allá de relatar hechos, ciertos períodos o personas memorables: papas, reyes, asesinatos, batallas, tratados, emperadores, etc., la vocación de la historia no cumplía el objetivo de reflejar lo real “lo más fielmente posible” sino explicar la causa o el porqué de lo sucedido. De ahí la importancia de la microhistoria de Giovanni Levi y la descripción densa de Clifford Geertz, “(…) no es porque hagan una cosecha de detalles “verdaderos” (la vida de un exorcista piamontés, una riña de gallos en Bali, una correría para robar ovejas), sino porque revelan estructuras de significaciyn” (Jablonka, 2016:133).

Según el historiador británico David Cannadine en su libro ¿Qué es la historia ahora? es importante realizar una distinción entre la historia y la crónica; aunque las dos son relatos que parten de la realidad utilizando personajes, lugares, mapas, facsimilares de documentos, memorias, autobiografías, reportajes, etc., la primera tiene como propósito “(…) interpretar y comprender el pasado, de explicar las causas y los orígenes de las cosas en términos inteligibles” (2005:21), mientras que la segunda, tiene el objetivo de “(…) la mera catalogación de los hechos sin ninguna intenciyn de establecer conexiones entre ellos” (21); en otras palabras, mientras el cronista se conformaba con relatar el orden cronológico de un suceso, el historiador iba más allá e intentaba demostrar que una causa daba origen a otras.

Entendemos entonces la historia como una disciplina que estudia de acuerdo a unos principios y teorías los acontecimientos y sucesos que pertenecen al tiempo pasado y que son la base del desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento actual. En este sentido el objetivo de tal proyecto es ayudar a la sociedad humana a comprender el presente y moldear el futuro. La escritura histórica revive y explica las creencias y culturas que son muy distintas a las nuestras, “(…) y quizás añadiéndolas a la riqueza de la experiencia y el entendimiento humanos, y fomentando la tolerancia de las distintas culturas y sistemas de creencias en nuestro propio tiempo” (37).

Otras reflexiones en torno a la historia que nos parece importante retomar son las siguientes:

Puede definírsela como “el espejo de la vida humana” (La Popeliniére), “una narraciyn continua de cosas verdaderas, grandes y públicas” (Le Moyne), “lo que ha sucedido entre los hombres” (Leibniz), “el relato de los hechos tomados como verdaderos” (Voltaire), la realidad pasada (Beard), “los asuntos humanos del pasado” (Hempel), “el pasado, en cuanto se lo conoce” (Galbraith), la ciencia “de los hombres en el tiempo” (Bloch), la “ciencia del pasado, ciencia del presente” (Febvre). A la inversa, puede recordarse lo que la historia no es: una fábula, una requisitoria, una glorificación, una denuncia (Jablonka, 2016:138).

Por otro lado, el historiador alemán Juan Brom en su texto clásico Para comprender la historia afirma que la historia es “la indagaciyn del pasado” (2003:23), pero ¿qué indaga de ese pasado? Se habla de muchas cosas, entre ellas la historia de los animales, las plantas, la tierra, el vestido, los medios de transporte, etc. El elemento común en todas estas historias es la transformación o cambio que sufren estos objetos a través del tiempo y cuando se trata de los seres humanos de cómo estos se han relacionado con la comunidad de la que forman parte y cómo han sido sus formas de vivir. Cuando se habla de la función de esta disciplina se ha manifestado lo siguiente:

Para Polibio, historiador griego del segundo siglo antes de nuestra era, se trata de allegar enseñanzas para el gobierno, ejemplos que fortalezcan la moral y ayuden a soportar las dificultades. Luciano, perteneciente asimismo al ámbito grecorromano, ve como única función de la historia dar a conocer la verdad. Ya en el siglo XX, Marc Bloch dice que la historia se inicia muchas veces como entretenimiento y curiosidad y se transforma en una ciencia que permite entender el pasado con el presente, ligando uno y otro (Brom, 2003:39)

Muchas veces se ha comparado la labor del historiador con la del detective o la del juez investigador. De hecho Robin George Collingwood en su libro clásico Idea de la historia señala que la actividad científica inicia cuando un detective investiga “(…) quién ha matado a Juan Pérez” o un mecánico explica por qué el automyvil no arranca. El valor de la historia no reside en tal o cual período, tal o cuál personaje, tal o cuál fenómeno, tal o cuál resultado, sino en la calidad de preguntas que un investigador se hace. En cuanto es un razonamiento, la historia ejecuta operaciones universales: buscar, comprender, explicar, demostrar. Pertenece a todos y todo humano es apto para ella.

El padre de la Nueva Historia en Colombia, Jaime Jaramillo Uribe, en su “Prólogo: la historia y el historiador” definía esta disciplina como “(…) una forma de conocimiento del otro” (1989: 13), del ser humano que individualmente y en comunidad es el actor de las decisiones políticas, sociales, económicas y culturales que en últimas son parte de la historia. Conocer al otro implica entender sus creencias y formas de pensar, de ahí, que el historiador recurra a una infinidad de fuentes como fotografías, cartas, memorias, papeles personales, vestidos, muebles, etc., con el propósito reconstruir las actitudes y la conciencia

[...]


1 De la utilización de la expresión << (…) “narcotráfico” se prosiguiy a la aplicaciyn de diversos términos, a saber: “narcoterrorismo”, “narcoguerrilla” y “cartel”, todos ideados con el único propysito de proyectar figuras “desestabilizadoras de la sociedad occidental” de “alertar” a las sociedades de la existencia de asociaciones de países o de narcotraficantes; es decir, de carteles que representan un riesgo para Estados Unidos y otras naciones por conspirar contra ellas, razón por la cual personifican el “enemigo exterior”>> (Betancurt y García, 1994:40).

2 Así presenta un narcotraficante esta época: “El negocio me pareciy aparentemente fácil, poco riesgoso, rentable y, lo principal, no había que robar ni matar a nadie… como para aquel entonces no provocaba mayor escándalo, ni era noticia de grandes titulares en la prensa, no había detenidos, ni allanamientos, ni requisas permanentes en la ciudad, era algo que parecía normal y no era mal visto. Tal vez por esto ni me sentí delincuente, ni tuve arrepentimiento alguno, pues para mí no era delito ni pecado, pues no figuraba en los diez mandamientos de la ley de Dios que hay que guardar” (Colombia Nuestra, 1989:13).

3 Para conocer a profundidad sobre la etimología y la historia de esta planta es importante leer el libro Remedios nocivos: los orígenes de la política colombiana contra las drogas de Andrés López Restrepo quien afirma “La marihuana o cáñamo recibiy su nombre científico, Cannabis sativa, de Carlos Linneo, quien designó el género con la palabra griega para el cáñamo, Kánnabis, que a su vez deriva del sanscrito cana, y la especie con la palabra latina sativa que significa cultivada…La planta crece espontáneamente hasta una altura de 2500 metros, requiere poca agua y los únicos países del mundo donde no se encuentra de manera silvestre son aquellos con climas extremadamente fríos. Durante siglos ha sido explotada por la fibra resistente y duradera que se obtiene de su tallo y por sus semillas, que proporcionan un aceite rico en grasas y proteínas y sirven también para alimentar aves” (2016:31-32).

4 Rovner Sáenz nos afirma que en un Informe del gobierno de Colombia sobre el tráfico de estupefacientes durante el año de 1939 se encuentra el caso de una pareja a la que se le encontró un kilo y medio de marihuana (la mujer evadió la justicia y su esposo purgó una pena de casi seis meses de cárcel).

5 Información que ayuda a rastrear la historia de sustancias psicoactivas en Colombia puede hallarse en Eduardo Sáenz Rovner, Ensayo sobre la historia del tráfico de drogas psicoactivas en Colombia entre los años 30 y 50 (2009); Darío Betancourt Echeverri, Mediadores, rebuscadores, traquetos y narcos (Bogotá: Antropos, (1998); Francisco E. Thoumi, “Trayectoria del narcotráfico en Colombia”, en Álvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 8.

6 Para conocer y dimensionar acerca de lo que sucedió este día recomiendo visitar las siguientes páginas web: https://ajidemani.wordpress.com/tag/ancon/ https://noisey.vice.com/es_co/article/r7vjkz/festival-de-ancon-los-tres-dias-en-los-que-colombia- fue-el-pais-mas-hippie-del-mundo http://www.universocentro.com/NUMERO51/Anconlaleyendacontinua.aspx http://revistadiners.com.co/archivo/38482_sabia-colombia-hubo-woodstock-1970/ Además, visualizar los siguientes videos: https://www.youtube.com/watch?v=Mw7uYdoZ-LE https://www.youtube.com/watch?v=MiJP5LY7Gz4 https://www.youtube.com/watch?v=6I2yUP8aOxo

7 Las fuentes de las fotografías utilizadas en esta investigación aparecerán al final del trabajo en la Bibliografía.

8 La socióloga Martha Luz García Bustos y el historiador Darío Betancourt Echeverry en el libro Contrabandistas, marimberos y mafiosos afirman que el auge de la marihuana en los años setenta se debió en gran medida a la crisis de los productos básicos de la agroindustria, la minería o el comercio de las burguesías locales. Lo ejemplifican a continuaciyn: “-Crisis en los cultivos de algodón en la Costa Atlántica (La Guajira, Cesar y Magdalena). -Crisis en la industria textil antioqueña generada por la preponderancia de las fibras sintéticas, en detrimento de las fibras naturales (algodón).- Problemas en las cuotas internacionales del azúcar, circunstancia que perjudicó significativamente la industria azucarera del Valle del Cauca.- Crisis en la región esmeraldífera (Boyacá) generada por problemas de explotación, comercialización y manifestaciones de violencia, que desencadenaron la ocupación militar de la zona. -Crisis económica y social en la región nororiental (Bucaramanga-Cúcuta) a causa de la caída del bolívar y sus consecuentes problemas de contrabando de extracción y el comercio fronterizo (1994:45).

9 El periodista, escritor y político Alonso Salazar en su libro Drogas y narcotráfico en Colombia indica que los grupos indígenas, al igual que sus ancestros, usan la hoja de coca para fortificar su espíritu y su cuerpo. La coca les permite realizar grandes caminatas a su lugar de trabajo sin fatigarse y soportar largas horas de trabajo sin comida. La hoja ayuda además a neutralizar los efectos que produce la altura y el frío” (2001: 22).

10 Así la denominó el famoso actor estadounidense Dennis Hopper en los años setenta.

11 Es conocida la famosa carta del escritor estadounidense William S. Burroughs titulada “Letter from a master addict to dangerous drugs” donde habla acerca de los efectos producidos por la cocaína: “La cocaína es la droga más estimulante que he usado. La euforia se concentra en la cabeza. Tal vez la droga activa los centros de placer directamente en el cerebro….El deseo por la 15

12 En el informe de la sección de policía sanitaria del Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsión Social (Documento 31) se habla a profundidad de los hermanos Tomás y Hernán Olózaga, diciendo lo siguiente: “El 20 de febrero de 1957, agentes del Servicio de Inteligencia de Colombia, ayudados por un oficial antinarcóticos de los Estados Unidos, descubrieron una fábrica clandestina de heroína y cocaína en la propiedad de Tomás y Rafael Herrán en Medellín, Colombia. Estos hermanos habían estado dedicados al narcotráfico desde 1948. La heroína de este laboratorio era vendida en Cuba, donde los acusados fueron arrestados por la policía cuando a Tomás Herrán se le encontró en posesión de 800 gramos (1,8 libras) de heroína el 24 de diciembre de 1956. Antonio Botano Sojo, un ciudadano cubano, fue arrestado por poseer una pequeña cantidad de heroína que él había comprado a los Herrán” (Sáenz, 1996:90).

13 Un incidente ocurrido el 22 de noviembre de 1975 ofrece una acción metafórica de lo que aguardaba a Colombia: “Aquel día una avioneta aterrizy en el aeropuerto de Cali. Debido a que no había recibido la autorización correspondiente, la policía la registró y descubrió que su carga consistía en 600 kilos de cocaína destinados a la venta en Estados Unidos. Dado que un kilo de cocaína se vendía en Estados Unidos a 45 000 dólares, la carga de la avioneta valía cerca de USD 27 milllones. El incidente de Cali desencadenó una ola de violencia en Medellín, ciudad donde se había originado el vuelo. Durante la semana siguiente, 40 personas perdieron la vida causa del frustrado envío. Conocido como la “masacre de Medellín”, este baño de sangre anunciy el comienzo de un nuevo capítulo de la violencia en Colombia (Henderson, 2012:42).

14 En el libro El parlache de Luz Stella Castañeda y José Ignacio Henao definen la palabra mula como “persona que transporta droga al exterior” (2002: 132).

15 Sobre Griselda, la Reina de la Coca, se han tejido muchas leyendas: << (…) que mató al padre de uno de sus hijos; que mandaba a ejecutar a sus propios socios y, para completar la trama, asistía al sepelio como la más dolida de las mortales y pagaba los gastos del entierro, que tenía un anillo de la reina Isabel, que mataba a sus amantes tras las bacanales…El propio jefe del B-2, la inteligencia del Ejército de Medellín, advertía a los periodistas: “Con mañita, esa vieja es muy verraca, muy brava, no jodan con esa vieja Griselda, déjenla tranquila”>> (Salazar, 2012: 42).

16 El historiador Óscar Escamilla en su libro Narcoextravagancia: Historias insólitas del narcotráfico nos afirma que Tranquilandia “recibe este nombre por la tranquilidad del lugar y la ausencia de autoridades en la zona. Con una extensión de 10 kilómetros cuadrados, cuenta con diez laboratorios, siete pistas de aterrizaje y es administrada por El Mexicano. La policía allana este lugar el 10 de marzo de 1984, gracias a la información de la DEA, y como parte de la ofensiva del gobierno contra los narcos (2002: 211-212).

17 Para conocer a grandes rasgos la personalidad y la vida ampulosa que llevó Pablo Emilio Escobar Gaviria, recomiendo leer tres crynicas. La primera se titula “Un fin de semana con Pablo Escobar” de Juan José Hoyos que se encuentra en el libro Antología de crónica latinoamericana actual de Darío Jaramillo Agudelo. La segunda y tercera se titulan respectivamente “La finca del patryn” y “Mi papá tiene una caleta de dylares la hijueputa”, que se divulgaron en el libro Crónicas que da miedo contar de Toño Sánchez Jr. También la revista Semana le dedicó varios números, algunos de estos: 106, 241, 332, 388, 389, 395, 403.

18 Así lo anuncia una placa de mármol puesta sobre su sepultura en el cementerio Montesacro del municipio de Itagüí.

19 Es importante resaltar que este colegio le despertó a Pablo Emilio Escobar Gaviria el espíritu revolucionario que lo iba a identificar a lo largo de su vida. Alonso Salazar Jaramillo lo afirma: “Allí oyy hablar de la revolucha, del compromiso revolucionario, de la teología de la liberación, de Camilo el cura guerrillero y de la Cuba de Fidel; aprendió una serie de frases antiimperialistas y anti oligárquicas que repetiría el resto de su vida, y adquirió una efervescencia que le disparó el espíritu. Elegido presidente del Consejo de Bienestar Estudiantil, según recordó con orgullo años después, batally por ayuda para el transporte y la alimentaciyn de los estudiantes pobres” (2001:34-35).

20 El 19 de abril de 1983 aparece en la revista Semana (edición No. 50) un artículo sobre Pablo Escobar titulado “Un Robin Hood Paisa”, allí el antioqueño revela su vocaciyn de negociante: "A los 16 años era dueño de un negocio de alquiler de bicicletas, me dediqué unos años al chance, cuando éste llegó a Medellín, después me ocupé en la compra y venta de automóviles y, finalmente terminé negociando tierra" (Web, Semana: 2012).

21 Este pseudónimo está inspirado en la película estadounidense The Godfather (1972) dirigida por Francis Ford Coppola, y que a su vez está basada en la novela El padrino, obra escrita por Mario Puzo en 1969. El personaje principal, Don Vito Corleone, “(…) es un gran líder, bárbaro, un hombre que sitúa la amistad, la lealtad, y la familia en lo más alto de la lista de virtudes, que tiene un código de honor y decoro, que lo hace despreciar el tráfico de drogas, y que valora su palabra manteniéndose en una antigua moralidad sexual” (Chiampi, 1978:21).

22 Escobar dijo en una entrevista con Germán Castro Caycedo: “Yo soy todo lo que quise ser: £un bandido!” (1996: 238).

Ende der Leseprobe aus 132 Seiten

Details

Titel
Balance historiográfico de la novela del narcotráfico 1976-1993
Autor
Jahr
2018
Seiten
132
Katalognummer
V450934
ISBN (eBook)
9783668848757
ISBN (Buch)
9783668848764
Sprache
Deutsch
Schlagworte
balance
Arbeit zitieren
Carlos Alberto León Agudelo (Autor:in), 2018, Balance historiográfico de la novela del narcotráfico 1976-1993, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/450934

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