Cuerpo de estudio e investigación sobre el género extravagante


Hausarbeit, 2020

20 Seiten


Leseprobe


Tabla de contenido

Resúmen

El género desde la perspectiva monádica

Desde una perspectiva psicosocial

Reflexiones sobre la imagen no binaria

De la alosexación y otras disidencias

Validamos a modo conclusivo

Bibliografía

Resúmen

Desde la sociología se argumenta una relativa ignorancia social en lo relativo a la identidad de género y en la formación mental de la persona como ente cambiante. A la hora de estudiar las conductas humanas, cuya naturaleza pone en tela de juicio la socialización tal cual se conoce, el carácter de la misma presupone el aprendizaje ante las demandas de sus integrantes. El individuo en negociación con el entorno persigue un fin procreativo cuando su nivel cultural es notable, de manera que la emergencia social incluye desarrollar las condiciones de posibilidad para todo tipo de personas. Es menester considerar el conocimiento específico de una socialización terciaria para entender la dimensión del mundo de base y su relación con otras formas de entender la corporeidad.

A) El punto de partida: La posibilidad de lo que aún no es, como ser vivo es un sistema abierto.

Pitágoras rechazaba la sustantividad del cuerpo como formulación de vida por su espesura y transición hacia una muerte segura. Según esta afirmación, para comprender a un mundo sensible, corrompido y cambiante (Platón, (427-347) es preciso quitarse las ataduras corpóreas1 y hacer una pedagogía liberadora si se quiere conseguir el conocimiento. Entre lo que se revela y lo que se manifiesta, la verdad era objeto del devenir de la naturaleza; ahora la especie humana manifiesta su personalidad a través de la creatividad. Impera por tanto una necesidad creada sometida a dicha transformación, es decir, de la potencia al acto el cambio de realidad afecta el nivel de actualidad y de sus más altas pretensiones intelectuales. La necesidad de educarse por medio del pensamiento obliga establecer la opinión admitida como verdadera en la formación del corpus ideológico y la aceptación del género sentido, por muy extravagante que pareciere. En la misma línea del texto, esencialmente materialista, la presencia del razonamiento lleva a la transfiguración científica del lenguaje, que, a la postre, tendrá como principal objetivo la destrucción del modelo de preservar el orden común de la no neutralidad de los participantes.

En parte, nuestra cultura va ampliándose cada vez más con diferentes identidades de género y sensibilidades antagónicas, que como no puede ser de otra manera, no limiten su experiencia como personas. Si hace un siglo Wittgenstein (1921) afirmaba que los límites del lenguaje son los límites del pensamiento, la conducta no se entiende fuera una perspectiva transfeminista. a. Esta limitación epistemológica hubiere de expresar el desentrañamiento de las relaciones ocultas, o en su caso de evidenciar una realidad compleja al no no ser simples receptáculos pasivos de lo que la lengua nos ofrece (Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf) No obstante, el acontecer de nuevas realidades precisan de ser nombradas para comprender la amplitud lógica de su lenguaje. Al ser pensado, aquello que puede decirse con claridad debiera ejecutarse en su integridad, lo cual no obliga a nadie inconforme. La finalidad de limitar nuestro pensamiento viene a carecer de rigor científico, por ejemplo reduciendo el número de palabras al mínimo indispensable (Orwell, 1949) Sin embargo, nuestra fuerza elocucionaria quedaría al descubierto, a merced de la trascendencia de sus palabras. De una forma más general, la representación simbólica condiciona nuestras percepciones e ideas, desde el que hacer tuyo el lenguaje a la posibilidad de examinar el trasfondo cultural.

A modo de dar cabida a las palabras y expresiones nada genéricas, parece coincidir en la separación lingüística del género gramatical o lingüístico y el sexo biológico de lo nombrado. Esa capacidad de neutralización puede funcionar a nivel de hiperónimo semántico más abarcador, toda vez superado el anclaje indoeuropeo2 y la incoherencia del género natural respecto del gramatical. En realidad, no hay que refugiarse en elarte para saltarse la norma que desde lo académico no puede darse. Con la ruptura de los viejos paradigmas, mientras que Beatriz preciado dinamita el binomio hombre-mujer, la multiplicidad infinita de la sexualidad o de género adopta un lugar no reproducti vo en el mundo. Pasamos entonces del hecho biológico a la biopolítica3 mediante una lingúística abyecta y una biotecnopolítica naturalista, que introduce la arroba, la “i” o la “x” de forma inclusiva. La resignificación del lenguaje (Butler, 2009: 73) en este momento concreto y su estado de la cuestión no sexista, pretende ser parte del conocimiento y de la sociología en términos de igualdad identitaria. En su forma ideal, podemos transmutar la norma, para ampliar y de paso, completar lo que son significados no habituales, para generar diálogo (Martínez Martínez, 2013: 447) en los ateneos de la información feminolecta.

B) Este es el problema de partida: la dimensión cambiante de la naturaleza.

Para Heráclito, el movimiento era razón del ser y del no ser, una contra-apropiación de una representación nueva y/o divergente, lo que sugiere que el efecto cambiante de tales términos y a su vez, constituye una serie de variables y resignificaciones negociables. La fuerza que reside en la acción excede los propósitos previos, de aquello sobre lo que proyectamos con cierta nitidez o certeza. Dentro de las distintas opciones, la valoración social de la realidad no puede patentarse en la reiteración que perpetúa detestables estereotipos4 a los que habría que neutralizarlos. De estas transformaciones se obtuvieron nuevas descripciones en un sentido crítico, que liga a las opciones no lineales con las más alejadas y las más diferentes y configura el paradigma de la complejidad (Lewin, 1992)

Al no permanecer casi nada en estado definitivo, la realidad puede contemplarse mudable, dilatable, engendradora de posibilidades múltiples, teniendo en cuenta la adaptabilidad (Marías) y la libertad como ejercida,5 y hasta producir una inversión de sus efectos, en la que ésta advierte del valor que tiene el lenguaje en esas nuevas realidades, excepto en aquellas que el género sea invariable. La separación entre naturaleza y sociedad permite reflexionar sobre la dicotomía entre las explicaciones racionales y un abordaje de las problemáticas ambientales y adaptativas. En este sentido, el desarrollo personal, social y sostenible, lejos de resignificar lo local, han impactado sobre la dicotomía entre lo humano y la naturaleza. De otro forma, la calidad de vida de la sociedad no puede ser ajena a relacionar lo individual con lo universal, así como lo habitual con lo singularmente excéntrico y estrambótico.

Pensemos por ejemplaridad, en las particularidades de la disyunción sexuada o intersexualidad como instalación en la realidad (Marías, 166) donde lo meramente biológico son simplemente los recursos o condicionantes de la vida sexuada y de cómo son vividas. En esta teoría general de la estructura empírica, la condición sexuada busca la vida a lo largo de las edades biográficas, sus diversas figuras. Para el autor la vida humana es radical, constitutiva de inseguridad, pues consiste en tener que hacer algo, en una circunstancia frecuentemente hostil, siempre problemática, en gran parte latente sin saber a qué atenerse.6 Tenemos que vivir en la inseguridad, aunque sea una deslealtad intelectual, pero mientras damos forma a la estructura corpórea de la vida humana nos condenamos: a ser de verdad y para siempre lo que hemos querido (309) La individualidad intelectual, esencialmente soberana, se hace eco de las reglas de correspondencia que internalizamos, como presumiblemente seguirá transgrediendo sus propias doctrinas con las que cada vez menos se identifica. El cambio es orgánicamente cualquier conexión entre libertad y compromiso biopolítico, de cómo hay que identificar y entender a los individuos perpetuamente en discusión.

El género desde la perspectiva monádica

Claramente, hay muy diferentes versiones de cómo entender las relaciones, internas y deseadas de cambio, a modo de ruptura dentro de un transidealismo radical que posibilite producir perspectivas creativas. El género es algo personal y subjetivo, algo que intentamos compartir con palabras, con gestos o expresiones, como si fuera a veces inasequible e inefable. Cuando se rechaza el naturalismo biológico se está aceptando la interpretación del mundo realizando una fusión de los acontecimientos físico-químicos y mentales, dando como resultado el funcionamiento de las células nerviosas en función de su propio sentido de la identidad personal y su libre voluntad. La búsqueda científica del género no binario elude otros aspectos subjetivos en áreas cerebrales que permiten y gestionan la visión de desarrollo. Si bien aún no he aportado una definición de conciencia, aún estamos menos en disposición de responder a la extravagancia o simplemente a la subversión de la identidad. No podemos aceptar la versión oficialista de Damasio: La hipótesis inicial que él lanza es que la conciencia surge cuando a un proceso básico como es la mente psicológica, que encarna los procesos y funciones del cerebro, se le añade un proceso como el sí mismo, lo cual desencadenaría la identidad del yo como protagonista de las acciones realizadas y percepciones experimentadas.

Si hay charlatanes que se permiten la osadía de pronunciar diagósticos de disforia son los elementales psicólogos, que no ven más allá de un test o una costumbre concluyente. En principio, se creen lo que se les dice y no tienen argumentos inteligentes como rebatirlo, de manera que la ciencia actual sigue entretenida y preocupada por su reconocimiento público y un ranking artificioso. Por otra parte, la necesidad del cambio viene prescrita por las limitaciones metodológicas, por la complejidad de una naturaleza profunda y desconocida, así como del Empirismo radical. Solamente el intento de explicación de algo sentido y revelado en una vivencia personal, puede llevar a la dispersión de un empirismo racional, cuya forma privilegiada desembocaría en la sensación entusiasta de nuestro espíritu menos puritano. Para James (1980) cuando la praxis es llevada hasta sus últimas consecuencias está supeditada a cómo se experimenta por el propio ser y, por lo tanto, cualquier otro tipo de análisis hará mella en nuestra conciencia.

En cierta manera, la representación de la realidad esboza la larga discusión filosófica de una verdad abstracta, que tiene su máxima expresión en un hecho concreto, y por ende, en la conducta consiguiente tras el mismo. En esta experiencia única, se llega a la fusión del sujeto con el objeto y a sus diversas formas de conocerlo y conocerse en esa relación recíproca. Por esa razón, ni existe una experiencia directa más flagrante, como tampoco agentes trans-experimentales manifiestan ser casos particulares con existencia independiente. La opresión de la naturaleza interna y de sus impulsos hacia la felicidad puede ser percibida como la salvia en su textura para domesticar sus deseos insatisfechos, luego es utilizada para los altos fines que nos proponemos. Cuando es necesaria la intrépida libertad aparece como la verdadera autonomía del individuo maduro y resignado, en tanto que lo insoluble del conflicto entre el principio de placer y el principio de realidad desmaterializa la dimámica de los instintos por el despliegue de los valores culturales.

Finalmente, lo que se juzga es la existencia de algún tipo de criterio universal frente a la centralidad de la historia personal, planteando también propuestas de reinterpretación sobre la cual se rige la identidad colectiva. Las teorías Queer si han implementado un destacado impacto de género que revierten en la práctica educativa, por poner en valor una labor ejercida contra imperativos no ya biológicos, pero sí científicos. De lo que preocupa el posible conseguir la igualdad si somos diferentes (Cobo, 2001) es la búsqueda del conocimiento y la relación ilícita con la extravagancia. El objetivo está abierto y disponible para la comunidad queerness, sobre la cual se rige la organización social de manera autónoma, siendo quien se quiera ser. A la hora de definir o representar la feminidad generizada, sin constituir individuos concretos, se preocupa sólo por el ser, la sustancia, la idea, es decir, por una realidad performativa. Este modelo cartesiano de subjetividad, difícilmente se acopla a ese otro modelo individualista, negador del cuerpo, de los afectos y de los vínculos personales. En lo queerness, desde la lejanía de los dictámenes científicos, se atiende a los dictados de la razón subversiva, aquella que se va regularizando a sí misma y sin el consentimiento de la dominante heterodesignación.

Esta labor de interpretación única nos molesta por el discurso reducido y homogeneizador, cuando en la asimetría se contemplan algunos saberes alternativos o marginales sumamente perfectibles. En contraposición a nuevas configuraciones de la identidad, las resistencias significativas se adaptan a las expectativas que sobre ellas tiene el resto de la sociedad. Entonces, los estereotipos de género se confunden mediáticamente sobre su audiencia y, en particular, a otras variables que interactúan con el entorno mediático. Partiremos desde una socialización crítica, en la que se puede entender una comprensión más coherente, de su pertenencia al grupo o categoría social, que no es otra que la igualdad social. Además del valor adaptativo, la persona se diferencia con la totalidad de las realidades que nos rodean, sabiendo que en el momento que hay otra similar ya son grupo estereotipador. Por tanto, el género no es cuestión de mayorías, sino de identidades y configuraciones positivas se aprenden a través de permanentes procesos de socialización y aculturación.

Desde una perspectiva psicosocial

A pesar de los cambios sociales las diferencias de inteligencia en cuestión de género, han seguido siendo desiguales en el tratamiento de las diferencias psicológicas. Al abordar las expectativas de realización en la conducta individual la variable género se suele establecer entre lo que se considera biológico y el derecho bioético. Ciertamente, para explicar al cuerpo generizado como una construcción de la modernidad, habría que tirar de Foucault, a partir de su ejercicio de protección del cuerpo. Por el contrario, a lo largo de la historia y su normatividad los ideales de libertad e igualdad adquirieron un valor categórico que ha ido de la utopía a la urbanidad revolucionaria. Se considera lícito el afianzamiento de las clases populares y su consiguiente espacio de decisión, la presencia de símbolos distintivos o criptados y las aspiraciones de distinción social, de género o de ideología. Desde luego, la naturaleza humana se carga de poder, desde un feminismo total7 como es el lesbianismo (Rich, 1996) y lo queerness en una práctica discursiva de una categoría ultrahumana,8 que es como decir desde la totalidad revolucionaria.

La persona constituye su perfección de forma mediata en su poder, que además de ser un deber moral prescinde de su biología por una causa mayor, aunque no finalista, en tanto que el objetivo racial mejorado sería producir en el menor tiempo posible una nueva especie, basada en nosotros mismos, a la que llama Hannah Arent (2009) posthumanidad. Partimos del reconocimiento del otro y por ende, de nuestra identidad y su mayor autoconciencia, al fin y al cabo un acto natural para individualizar a la persona, polomórficamente distanciada de sí misma inclusive. No puede hablarse de un determinismo biológico de la conducta, y ahora sabemos lo que debe ser y lo que no debe ser. Con el lenguaje aprendemos la primera forma de dividir nuestro universo en categorías, desde el convencimiento y la coherencia personal, superado el desvalimiento inicial por un activismo y la pertinencia de sus reflexiones. Ahora bien, el individuo humano es capaz de una variada gama de conductas que no están aún determinadas en el momento de nacer (Moreno, 1993:20) de ahí que no se vacile en cada demostración de la queeridad como consecuencia de la única naturaleza que entendemos que existe.

La psicología manifiesta un considerable solapamiento entre las características sexuales, entendiendo que apenas hay diferencias sustanciales entre géneros, más allá de las actitudes adquiridas y las expectativas. El contexto social y la capacidad humana para el aprendizaje influyen decisivamente en las conductas, de cuya consideración la ciencia ha de tomar nota y actuar en consecuencia. La investigación es un buen camino para representar un paso decisivo hacia la apertura de un diálogo sobre el significado de los roles sexuales y de género. A continuación, debemos comprender las diferencias de poder entre los grupos y como están relacionadas con las condiciones biopolíticas, cada vez más urgentes de soluciones sobreentendidas por el conjunto de la sociedad. En cualquier caso, una construcción social del género procede, en gran medida, de la adopción de normas, valores y medidas que la UNESCO promulga sin complejos. La perspectiva psicosocial plantea la construcción del género a partir de la interacción personal en una comunidad o cultura, cuya práctica educativa diferenciada irá generalizando las conductas a distintas situaciones y a prendiendo sobre lo que le es propio. Adquirida la identidad de género , y una vez asentada como una parte importante de la identidad personal, se inicia su adolescencia científica y preformativa.

La opción más inmediata consistiría en adoptar un modelo andrógino en el que la discriminación sea un mero referente de la caverna mediática para que, siendo reconocido por todxs ellxs, se convierta en pauta de conducta ética, transitable desde su diversidad no sexista. Hablamos de unos cambios que, a nivel de barrio serán visibles minoritariamente, pero muy emergentes y de transformación sobre las nuevas realidades sociales en el mundo global. A través de la complejidad se han ido descubriendo aquellas particularidades o grandezas que han elevado al ser humano en su necesidad de generar conocimiento. Mediante continuos mensajes los nuevos avances sociales se inculcan en una sociedad cibernética, abocada a la virtualidad y la fractura con lo decadente, que por supuesto incluye comportamientos violentos y sexistas. Del mismo modo, es evidente que el guión se sustenta en una realidad plena de expectativas y de opciones profesionales personales y libres. Pero todavía hay que la dimensión y trascendencia social de la inclusividad y de participación real y de su regulación como normativa internacional y comunitaria.

Reflexiones sobre la imagen no binaria

Me es posible comprender tendencias políticas o ideológicas de todo signo, especialmente aquellas que aportan algo de sabiduría y frescura dialéctica, por cuanto el impedimento al pleno ejercicio del derecho a elegir no quedará exento de crítica en este trabajo de investigación. Nótese que la diversidad cultural da cuenta de que cuando se reconoce el derecho a la identidad de género y al libre desarrollo personal a “toda persona” estamos apelando al sentido común que la inteligencia nos permite. Tal cosa ocurre, no solo para indicar una expresión del género que escape a dicha concepción binaria, sino que la esencia del libre desarrollo de la personalidad debe ser reconocida con el carácter plural de su propia identidad, dentro de una sociedad igualmente plural. Resulta interesante la presencia de grupos con diferentes códigos culturales, absolutamente equiparados en derecho y totalmente abiertos a la creatividad social, como ejemplo de la mejor biopolítica predecible en estos momentos. En ese sentido y con la finalidad de lograr ese reconocimiento de los derechos, la imagen corporativa de grupos desposeidos de poder, no es una instancia concreta, sino algo difuso, ubicuo y fragmentariamente incompleto.

Siguiendo los discursos científicos, vemos que los enunciados queer cuestionan los absolutos o esencialismos y las respuestas completas, estarían condicionados por consiguiente y producidos en gran medida por prejuicios históricos y culturales y operarían como “ficciones políticas” (Climent y Carmona, 2018:21) Entendemos esta filosofía de vida y de transformación permanente, en torno a una doble resistencia, entre un feminismo de la diferencia que ignora lo queerness y por otra parte tenemos al excéntrico (Teresa de Lauretis) espectro de un feminismo preformativo, nada binario. De este modo, su normalización pone en marcha múltiples relaciones de poder y activa la agenda política de los llamados sujetos vulnerables (p. 19) mediante intervenciones críticas con lo real y con la verdad. No olvidemos que la circunstancia de ser, en clave orteguiana se vislumbra deteriorando un continuo devenir abierto a la confrontación como forma de existencia. Nuestras vidas queer se automatizan sobre la crianza de parentesco, no de pertenencia y es importante señalar las diferencias de género en toda su potencialidad.

En primer lugar, los imaginarios simbólicos desplazan lo normativo sin que ello se convierta en un corsé del que no se pueda salir (p. 24) Bajo este marco la diversidad sexual y de género nos aventura a un cuestionamiento social encarnado e hipócrita, no a un fracaso necesario sino más bien a la probable respuesta a nuestra particular exploración. Se espera en momentos de intenso pesar que la inteligencia y sus apetitos, al establecer nuevas categorías débiles infieran la plausibildad de su propia alteración. Según la descripción dada, estaríamos ante un experimento sociológico con cierta dosis de arbitrariedad sana, en particular a la hora de explicar la conducta observable de los individuos desaforados y no heteroaplicados. Esta suerte de personalidad, sin correlato neuroanatómico y de dudosa utilidad para un sistema estructural-factorialista, contribuye sin duda a minimizar la teoría psicoanalítica en favor de personólogos actualizados y un intento de moldear nuestra forma de procesar imágenes. Con estos patrones pulsionales el problema fundamental de la mayoría es no haber descubierto quiénes son estas figuras heredadas, en el sentido de ser ellos mismos de una manera más auténtica.

Desde nuestra óptica bioética, la autoimagen se siente relegada o rebatida a cada explicación de la conducta observable, frente a otra conducta respondiente. Estableceremos así una suerte de conductismo mejorado por lo queerness, en su interacción con el medio radical y que consiste en la posibilidad de la modificación de conducta. Existiría pues, un comportamiento tan complejo e inclasificable que cualquier estilo o forma de ver atribucional, quedaría descrita bajo el abrigo de las teorías de Rotter y Bandura,9 sin categoría clínica y diferente para uno mismo en función del orden social. En todo caso, lo extravagante no va de la mano con lo aberrante dentro de un marco regulatorio concreto, cuyo deseo se encuentra plenamente emancipado. La conflictividad cultural se deba a unos arquetipos que han ayudado a deslegitimar sus vivencias de ser percibidas como negativos de una cinta estigmatizada, como la singularidad única de las eróticas sobre el cuerpo.10 La identidad íntima de los sujetos, dado el carácter evolutivo del proceso de sexuación, se declara de uno u otro bando porque es la convicción una razón de peso que resulta inútil reservar.

De la alosexación y otras disidencias

Devenimos como presentarnos ante la transfobia o los problemas de las comunidades eróticamente disidentes, teniendo en cuenta que de ser cuantificables, apenas nos considerarían relevantes. Las minorías sufren demasiados sesgos y no vamos a preguntar a los demás de qué manera sienten Desde la privacidad se puede establecer una distancia de seguridad, lo suficientemente eficaz como para estar informados e informando con todas las garantías. Mientras que la psicología y la psiquiatría se asocian en el imaginario colectivo al género asignado al nacer, el mundo gira a su alrededor y de su inmensa pequeñez profesional. Aunque en algunos contextos se visibiliza mejor la diversidad, no deja de haber una espectacularidad artificial envuelta en colores y luces psicodélicas, junto a proclamas rimbombantes, ajenas a la procedencia de una construcción conjunta realmente identitaria. Conforme en ella, no tendría validez ninguna teoría de género, pero más allá del concepto masculino/femenino la identidad sentida se abre paso entre líneas, permeabilizando la mejor y más respetuosa atención posible.

Dado que la sexología sustantiva se enmarca en la generología, hacemos acopio de expertos que les orienten en coherencia con los estudios de género que parecen no coincidir en la iconoclastia del sesgo de género:

1* Lucas Platero, anteponiendo la ética asociada a la investigación social plantea un abordaje y de cuidado del colectivo trans* porque tienen una alta vulnerabilidad social. En esta deriva extensiva a las personas cuya identidad de género es distinta al sexo asignado en el nacimiento, ejercer dentro de un grupo minorizado supone por una parte, la inevitable esterilización que implica la hormonación cruzada. Luego el rechazo público y la estigmatización de las vivencias trans* (2014ª) es un conflicto pendiente de resolver y equilibrar el peso de la historia. Además, ante la carencia de estudios y por tanto, de una mayor visibilidad y que se mantengan las ideas erróneas o que florezcan los estereotipos, hay que reseñar que tener progenitores trans* no se desarrolla una identidad de género o una orientación sexual distinta (Green, 1978: 696-697)

Entre los testimonios de todas las entrevistas, encontramos una gran heterogeneidad de vivencias alrededor de la identidad ¿cuándo empieza lo mío? No lo sé, ha sido una cosa que ha estado ahí pulsando toda mi vida…en homenaje a Marina.

Otro aspecto bastante común es haber tenido una orientación del deseo heterosexual o haber vivido en un contexto familiar heteronormativo y tener hijos, por eso se les hacía más difícil asimilar que eran personas transexuales… en recuerdo de Nuria.

Leo entiende que es el sistema sanitario el que se equivoca al señalar que está confuso o que no es un hombre, y señala que el deseo de gestar está presente en muchos hombres…no es como un vientre de alquiler.

María Rosa hace una transición tardía, en la que el apoyo de sus hijos e hijas veinteañeros será fundamental, pero si hubiera encontrado un problema fuerte con alguno, pues ahí me habría planteado las cosas de forma distinta, pero como no encontré graves dificultades... o que hay que hacer es ir probando.

2* Heather Love, enseña inglés y estudios de género en la Universidad de Pennsylvania. Actualmente está completando: Underdogs, sobre las raíces de los estudios de la desviación de la teoría queer. Entre sus intereses de investigación incluyen estudios de género y sexualidad, literatura y cultura del siglo XX, estudios de afecto, sociología y literatura, estudios de discapacidad, cultura cinematográfica y visual, y teoría crítica. Ha escrito sobre temas que incluyen el estigma social comparativo, la felicidad obligatoria, la ficción transgénero, la estética de solterona, los métodos de lectura en los estudios literarios y la historia de los estudios de desviación. Esta profundamente conmovedora el estudio toma como punto de partida la paradoja central de cualquier transformación crítica.

Analiza las novelas queer de principios del siglo XX a menudo descartadas como "demasiado deprimentes" y pregunta cómo podríamos valorar y reclamar los sentimientos oscuros que representan. Heather Love argumenta que en lugar de seguir adelante, debemos mirar hacia atrás y considerar cómo esta historia nos sigue afectando en el presente. También afirma que los estudios queer11 estaban destinados a ser una disciplina insurgente o antidisciplinar, para ir en contra de las normas de los negocios académicos como de costumbre. Love entiende y defiende que lo Queer es un objetivo en movimiento, por lo que es una práctica importante, tal que cuando la palabra representa lo extraño y esta a su vez lo enigmático, la sexualidad apenas podría profundizar en su marco para darle sentido a la experiencia. Para ser un <tipo correcto de persona> nos invita de corazón a un campo emergente en el que observemos de manera crítica,12 en relación con las cuestiones de la desigualdad en general.

3* José Muñoz,13 desde un mundo que se resista a los mandatos de aceptar aquello que no basta, la excepción habita en una realidad utópica y permite transformarla en favor de un entonces inminente. Quizá pueda existir un ser singular plural de lo queer y una sociedad hermenéutica utópica queerness. La idea central es un cierto sentido de lo utópico como otro tiempo y lugar inminentes al aparente. Muñoz desde una biopolítica comprometida se pregunta si ciertos tipos de gestos y actividades queer no serán un tipo de trabajo que produce un excedente, aunque no uno que pueda convertirse tan fácilmente en valor de cambio y plusvalía. Cuestiona la evasión como una forma más estimulante que la negación, en un espacio donde lo queer es más que un “estilo de vida” y no necesita apuntar a ser incluido en el tiempo hétero.14 Su utopía concreta era imaginar que el mundo era una enorme pila de basura de la cual cualquiera podía extraer lo que quisiera para vivir la vida que quisiera. Pero el acercamiento a personajes excéntricos de una burbuja artística neoyokina no le privó de su criticidad, ajeno al poder como mercancía y en el horizonte de un arte queer del Antropoceno.

Particularmente, apunta en el sentido de rescatar de un mundo perdido aquellas fragmentos fugaces y las posibilidades preformativas con las que cambiar el mundo, reinventando un todo de naturaleza diversa y estimulante en su naturaleza ecléctica. Abre, por tanto, la veda de la utopía queer y lo hace camuflando la negritud del horizonte con signos de abyección, donde el contrafetiche es absorbido por las masas deseantes y la apuesta por el rechazo a ningún principio de actuación. El objetivo sería argumentar que es posible entender a la teoría queer como una crítica poshistórica, en su hondo desencanto hacia la cultura de las sociedades avanzadas (Solana, 2018:44) y en consecuencia, y una crítica más específica del modo en que los colectivos de diversidad sexual han narrado su trayectoria política en términos de progreso. Desde la idea del sexo como dispositivo de poder (Foucault, 2006:188) a la de hermafroditismo del alma la inversión de género es una manifestación más en la genealogía.

4* Carmen Romero, marcada por una atención continuada a los cuerpos y sus prácticas, en particular en situaciones de vulnerabilidad, desde una perspectiva donde el género y el análisis de las diferentes posiciones sociales15 se convierten en herramientas fundamentales. «Intersecciones» busca contribuir teóricamente a la discusión sobre cómo estudiar las experiencias complejas de las personas. En este sentido afirma: Huyendo de la «anatomía del detalle» sobre cada fuente de desigualdad, buscamos mostrar que las identidades y las experiencias de las personas son complejas y enmarañadas. Y para ello ofrecemos herramientas teóricas como el análisis interseccional y el análisis crítico queer con el objeto de conocer mejor no solo las sexualidades consideradas como «abyectas» o «pertenecientes a los márgenes», sino también para señalar que todas las personas estamos atravesadas por complejas relaciones de poder y privilegio.

Asimismo, entendiendo que las personas debieran ser más libres y tener más opciones para decidir cómo podamos elegir de una manera más libre como queremos vivir en lo referente a nuestros actos, comportamientos, aficiones, apariencia, cuerpo, manera de movernos, la cuestión se dirime creando un sistema menos restrictivo, menos limitado y más justo.

Nuestro modelo de género,16 delimita márgenes polisémicas y una construcción social que organiza de forma transversal las diferencias entre personas. De acuerdo con este planteamiento, ser o sentirse mujer, hombre, o como sea que se viva el género, al igual que mantener o desear relaciones heterosexuales u homosexuales, suponen procesos dinámicos, variables, prácticas que van constituyéndose y modificándose, de modo consciente o inconsciente, dentro de contextos diversos y plurales.

5* Javier Sáez del Álamo, protesta contra los usos indebidos de las personas trans, lesbianas... y otros colectivos marginales en una auténtica situación vulnerable. La cuestión es que solo se dirigen a temas legales los avances políticos, mientras que habría que cambiar el Orgullo con un modelo participativo, que es un poco lo que se está planteando en Barcelona con el Municipalismo Queer, donde ya participan los grupos que se suelen incluir. Lo queer, además de lo sexual, incorpora temas de clase social. Es un enfoque muy político y muy crítico, como las reales condiciones de vida e injusticia social, no solo a título individual. El problema es que se fragmenta demasiado todo, por lo que sería más operativa una ley fuerte contra toda discriminación que hacer siete leyes, una para el racismo, otra para la discapacidad En una sociedad de perdedores o de habitantes de otras latitudes no reconocibles, suele quedar fuera un lenguaje elaborado y teórico de la teoría queer y de su práctica política. El psicoanálisis, a pesar de atacarnos, tiene capacidad subversiva desde Lacán y el silencio de masas, en beneficio de los posibles desarrollos críticos. Para Freud toda la sexualidad es perversa en esencia, de donde la impropiedad se adueña de la razón en la forma obsesiva de poseer a la pareja. Ya no vale la coartada del inconsciente negándose a cualquier cambio, en cambio Lacan si asegura que lo real está en un lugar de delirio y alucinación en el que no hay sentido ni acceso racional. Entre tanto, de fracaso en fracaso17 va generando un nuevo modelo de producción del sexo y del género basado en la penetrabilidad o impenetrabilidad de los cuerpos.

6* Ricardo Llamas, realiza en la península ibérica una de las primeras y más completas aportaciones de la teoría queer, con una (dis)torsión del concepto al llamarlo <teoría torcida> y temerlo en su globalidad simbólica. El prejuicio y su permeabilidad desenmascaran la feminización ignorada otrivializada bajo formas asimilables por la sociedad,18 sin excesiva preocupaci0n por la coherencia interna. Por ello, es la propia identidad, la visión del mundo y de la inserción de sí en un contexto determinado, las que permiten la ilusión de una heterosexualidad. Llamas expone que la represión y la liberación son poderes que influyen en la construcción de la sexualidad de una persona, para poder romper con los esquemas y normas que actualmente nos rigen. En la Teoría Queer es imperativo deconstruir, luego el “deber ser” no busca fortalecer ningún tipo de identidad, en todo caso transformarla.

7* Paul Preciado, de repente aprecia un feminismo blanco heterosexual que quiere otra vez indoctrinar a todos en una idea de mujer naturalizada. Sin embargo, estamos luchando precisamente frente a ese estereotipo o en concreto a que no se convierta en una norma. La cuestión es volver a introducir prácticas de invención de la libertad dentro de los colectivos, porque ni hay sujeto del feminismo ni feminismo sin subjetividades. La cuestión es cuál es el sujeto mujer que esta lucha está haciendo visible. Si es el sujeto más oprimido o la alianza de los sujetos oprimidos más allá de la identidad, es otra cosa. Entonces, la pregunta es cuáles son las prácticas de libertad y cómo podemos oponernos críticamente a las tecnologías de la violencia que nos oprimen. La estrategia absoluta y real es simplemente la abolición de la epistemología de la diferencia sexual, ahí es donde está la estrategia radical.

Hay un proceso movilizador en torno al feminismo de lucha y de transformación cultural y política, probablemente el más amplio y profundo que se puede imaginar junto con el desmantelamiento de las taxonomías raciales que siguen estructurando todas las políticas de migración. En su intento de aproximación analítica al concepto de género, Preciado recurre a la tipología de Foucault que establece una diferencia histórica sobre sociedades soberanas, disciplinarias y de control. En estas sociedades que tienen su origen en la revolución francesa, hay una dinámica institucional de corrección y regulación sistemática de los espacios, cuyo objetivo es la regulación del cuerpo y la transformación de los hábitos de conducta. En este sentido Preciado considera que se podría hablar de una sexualidad premoderna, moderna y posmoderna. Las fronteras entre los distintos periodos de esta historia de la sexualidad son difusas, aunque para la autora de Manifiesto contrasexual sí existen algunos puntos de inflexión (marcados por una serie de "fechas-fetiches") en los que se producen cambios muy significativos que determinan la transformación de las identidades de género. Para Preciado es necesario y urgente desde un punto de vista político re-pensar el auténtico sentido de la dicotomía sexo-género, articulando un discurso y una acción política que rompa con la labor normalizadora y mutiladora de la diferencia sexual.

8* Paco Vidarte fue el primero en llevar a la universidad los estudios queer. Después de las reformas legislativas del Gobierno socialista en España, centró sus esfuerzos en transmitir la idea de que la lucha del movimiento LGTBQ no acababa con el matrimonio. Ética marica, su último libro y escrito en menos de 3 semanas, es un intento de mantener vivo el movimiento LGTBQ.19 Él aclara que no pretende hacerse portavoz de nadie, sino aboga por las solidaridades entre las maricas y las bollos, y las trans, y los negros, los proletas, las paradas, seropositivas, los sin techo, las pobres, las oprimidas. Reconoce y asume que tiene ciertos privilegios, desde los que habla en nombre de una ética universal, una ética para la humanidad. Las herramientas dinamitadoras para que esto ocurra han hecho de la filosofía el arte de demoler la necesidad o perversión mediante “los desmontadores” de la verdad. En su ironía habitual, encoleriza en la comodidad de la buena conciencia, en el sopor de la despolitización, mientras los dispositivos de poder y dominación no cesan con su trabajo silencioso, fagocitando y apaciguando todo conato de lucha social. Por el contrario, es el pensamiento siempre dispuesto a perforar y abrir los muros que se levantan ante nosotros, con el que introdujo en la academia un saber tan poco aceptado. La alianza Peretti-Vidarte nos dejaría como legado las más cuidadas traducciones de un autor como Derrida, cuyo pensamiento y trabajo en el lenguaje no supone un territorio sencillo para el traductor, situándolo siempre en los confines mismos de lo intraducible.

Validamos a modo conclusivo

Podemos decir muchas cosas y compartirlas en busca de sus referencias para poder desestabilizar las polaridades tradicionales, defendiendo el disfrute de la diferencia. Hasta entonces, siguiendo las ideas de Galeno y considerando que la coexistencia de órganos genitales «masculinos» y «femeninos» en un mismo individuo formaba parte del derecho civil y canónico en la Edad Media y el Renacimiento, la existencia de seres intersexuales y de cambios de sexo, son perfectamente asimilables en democracia. Lo cínico era cuando se recomendaba escoger el sexo que parecía más predominante (Vázquez, Moreno 1995:96) al igual de que todo «hermafrodita» era un «pseudohermafrodita» o un producto de la superstición del vulgo, y de que era tarea de la medicina el descubrimiento y la determinación del único y verdadero sexo. Debemos tener en cuenta que, en torno a la sexualidad se crearon demasiadas prohibiciones, aplicadas a los cuerpos y a sus placeres, algunos muy sutiles. El caso es que se ha ido matizando e invisibilizando la reflexión y contextualización de las transgresiones de género, a través de un relato20 que extorsiona al más elemental criterio de juicio. En nombre de la moral se ha mantenido la creencia y catalogación de una serie de «desórdenes mentales» y «patologías sexuales», que han sido manejadas y retocadas siniestramente para «demostrar las evidencias» del deterioro de la salud. Ni que decir tiene, nuevas concepciones sobre la sexualidad y moralidad se abren camino a regañadientes, pulsando como acto contra la naturaleza, aquella que oculta la verdadera grandeza del universo y a tan pequeña escala.

Las relaciones de género son centrales en relación a sensaciones físicas y emocionales que están en permanente discusión y en continua interacción, como un hecho natural y cotidiano, pero es de subrayar que hasta el propio término «intersexual» revela la concepción cultural dualista, en la medida en que la anatomía genital de esas personas es vista como ambigua según la norma sexual dualista (Stolcke 2003:80) El movimiento queer también plantea una crítica a las visiones rígidas, en tanto que se inspiran con otras lecturas sobre los cuerpos y las sexualidades. Ya que no se descarta el reconocimiento o la aceptación del orden hegemónico sobre la base de múltiples formas de generizarse, en un momento concreto y para el resto del trayecto de una vida, el género constantemente es y será un proceso interminable de hacer y rehacer interpretaciones culturales. La iterabilidad de las normas hegemónicas en identidades, culturalmente diseñadas, puede convivir con llegar a ser asumidas otras formas más líquidas y variables como verdaderas.

A través de reglas y expectativas, derechos y obligaciones, las personas cumplen o transgreden las normas sociales o su costumbre, de algún modo rompen y superan los modelos de género impuestos. El ciudadano se adapta más adelante porque les cansa la polémica, mientras no se les invada en su intimidad ni se les asocie con eso que algunos llaman castas sexuales. Hace falta pedagogía y humildad en el marco de un análisis de dimensiones simbólicas y esperemos que en breve, mediante prácticas concretas y la toma de la palabra, la aceptación o la asimilación de la norma sea un reflejo de que esta esté consensuada y reconocida, bioética e intelectualmente. En dicho contexto las personas que se situaban en las fronteras o en la periferia del sistema de género dominante, no sólo han de ser normalizadas socialmente, es que partiendo de esa idea, hay que recalcar que dicha palabra sea expresada libremente reivindicando que muchas más opciones son posibles. Se anima a que aquellas personas disidentes contribuyan al cambio anidando una multiplicidad de razones por las que vale la pena divergir como posibilidad o referencia real.

Pero por el momento, siempre existe la posibilidad de brinda la oportunidad de resignificar, modificar y alterar conceptos y categorías de género, ejemplificando una enorme multiplicidad de características, ya sean inestables e incoherentes; pues en cada persona se mezclan feminidad, masculinidad sin suponer un problema real, entendiendo que en ocasiones hay que abrir el sistema a corrientes de autotransformación. Por una parte, mientras que el yo emerge en el contexto, se biologizan conductas cuando se piensa que la naturaleza determina como somos, y por otra, la propia realidad que vivimos hace ver que un sistema de género binario y dicotómico no es suficiente. Dicho de otra manera, aunque no se quiera reconocer la intersexualidad puntual en personas declarantes de la condición hetero, más de lo que se dice y reconoce, lo importante es que siempre seremos dueñxs de nuestra propia autosexación.21

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1 En la Sociedad Cientista Queerness se busca solventar nuevas cuestiones a debate, para después analizar estudios de caso que ilustran los procesos de construcción identitaria. La representación científica abordará la idea de alteridad en la medida que la investigación doctoral rompe con la racionalidad cartesiana, a partir de categorías de diferencia.

2 El indoeuropeo “contaba con un género que poseía tres formas: una para designar lo inanimado, otra para enunciar a los seres animados hembras, y la tercera para referirse a los seres masculinos.

3 Beatriz Preciado en el programa de Redes de La 2 de RTVE dijo que la ciencia funciona produciendo metáforas performativas, es decir que produce aquello que intenta descubrir.

4 Eulàlia Lledó Cunill “La representación de las mujeres en los ejemplos del Diccionario de la Lengua Española. Mitos y tópicos”.

5 Julián Marías muestra que la persona tiene conciencia de su libertad refiriéndose al pasado: después de que yo he hecho una cosa, tengo la impresión de que yo hubiera podido hacer otra distinta... «el hombre es el animal que tiene una vida humana porque de hacerla funcionar para comprender una dimensión decisiva de su estructura »

6 Marías (1970: 183)

7 7 El supuesto de que la mayoria de las mujeres son heterosexuales por naturaleza es un muro teórico y politico que bloquea el feminismo.

8 Nietzsche decía que solo el individuo alienado de las masas puede comprender su situación con respecto al resto.

9 De acuerdo con Albert Bandura, la conducta humana se debe a un determinismo reciproco que incluye factores canductuales, cognoscitivos y ambientales. Su influencia reIativa varIa en individuos diferentes y en situacianes distintas.

10 Según el modelo que Amezúa (1999) propone del hecho sexual humano no hay posibilidad de generar un “Otro aberrante” ya que todos los sujetos sexuales se convierten en peculiares, todos ellos son “Otros” pero en lugar de aberrantes son únicos, compatibles y compartibles.

11 The Current se sentó con Love en Fisher-Bennett Hall para discutir los estudios queer, la definición de queer, los estudios de discapacidad, el crecimiento en el sur, el matrimonio homosexual y el "Año del sexo" de Penn .

12 En “Feeling Backward: Loss and the Politics of Queer History”, sopesó los costos del movimiento contemporáneo hacia la corriente principal en la cultura gay y lésbica y las innumerables pérdidas que supone dolor y verguenza.

13 “Yo era un espía en la casa de la normatividad de género.”

14 Muñoz: “Según mi reloj, éramos queer antes de ser gay y lesbianas”.

15 Lo cierto es que las personas, al igual que la naturaleza, somos diversas, heterogéneas y no lineales. Somos seres complejos, dentro de un sistema social complejo, siendo la propia complejidad lo que nutre parte de la riqueza social en la que vivimos. La complejidad, y la diversidad que arrastra, son elementos que hemos de mantener, cuidar y fomentar en la sociedad, dado que constituyen las bases de la propia humanidad.

16 Asimismo, dejando atrás planteamientos más estático es importante subrayar que el género es algo «que hacemos», y no algo «que somos».

17 Dice Javier: Los maricas fracasamos en ser hombres de verdad, las bolleras fracasan a la hora de cumplir con la feminidad tradicional… en realidad eso es positivo. ¿quién quiere ser algo tan horroroso como “un hombre de verdad”?

18 En el homosexual reconocible que recoge toda la hostilidad de la sociedad, el oculto, «el armario» y la lesbiana invisibilizada concentran en sí toda su ansiedad, actuando como válvulas de escape de un estricto régimen.

19 Yo soy optimista y confío enormemente en el poder de lo pequeño, de las micropolíticas, de los efectos imprevisibles de cada cosa que hago, de cada línea que escribo. Sé que un noventa por ciento de todos mis esfuerzos acaban en la basura, se vuelven contra mí, no ofenden a nadie, no le sientan mal a nadie (…) Pero, a veces, cuando hay suerte, un parrafito hecho al azar, descuidadamente, un parrafito de transición, nada importante, de relleno, dibuja una sonrisa en quien lo lee, despierta una idea estupenda en alguien, cobra vida propia y, supongo yo, termina por tener algún efecto que no cambiará el mundo, pero al menos, unos segundos, habrá conseguido una sonrisa, habrá suscitado indignación, habrá generado complicidad y captado solidaridades. Mi revolución es muy pequeña…

20 Para Sedgwick, el relato unidireccional de suplantación es una sucesión de modelos eróticos de forma tal que la emergencia de un modelo particular, en un momento dado, suplanta al modelo previo.

21 Por lo tanto, cada sociedad fabrica sus sujetos, construye sus cuerpos, pero hay que subrayar que varios estudios antropológicos muestran la existencia de «terceros sexos» y «terceros géneros».

Ende der Leseprobe aus 20 Seiten

Details

Titel
Cuerpo de estudio e investigación sobre el género extravagante
Autor
Jahr
2020
Seiten
20
Katalognummer
V539742
ISBN (eBook)
9783346167644
ISBN (Buch)
9783346167651
Sprache
Deutsch
Schlagworte
cuerpo
Arbeit zitieren
Michaelle de fran Martínez (Autor:in), 2020, Cuerpo de estudio e investigación sobre el género extravagante, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/539742

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