Crónica de una muerte anunciada. Transculturación narrativa e identidades


Term Paper, 2014

9 Pages, Grade: A


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Crónica de una muerte anunciada: transculturación narrativa e identidades

Si bien, el concepto de transculturación fue propuesto por Fernando Ortiz (en Rama a 220), Ángel Rama lo reinventa, pues en este proceso, según este autor, además de haber vulnerabilidad y rigidez cultural de lo moderno, existe una plasticidad considerada como el índice de la fuerza del pueblo (b 46). Es decir, la capacidad de rearticulación de una cultura al seleccionar e integrar algunas novedades de la cultura invasora a lo tradicional. Esta plasticidad es la que va a caracterizar la narrativa de García Márquez en Crónica de una muerte anunciada (1981), en la que se construye una realidad a través de la cotidianidad y la fantasía en torno al inevitable asesinato de Santiago Nasar por presuntamente haber desvirgado y deshonrado a Ángela Vicario antes de su boda con Bayardo San Román.

Esta novela de género detectivesco es un ejemplo del proceso de transculturación que opera, según Rama (b 39), en el nivel de la narración, a través de la lengua y la estructura literaria, y en el nivel de la historia, por medio de las creencias que destacan en esta obra: el tabú de la sexualidad y el honor. Para analizar estas estructuras se ofrecerán pasajes de la novela en cuatro apartados: a) la lengua, b) la estructura literaria y c) las creencias. Asimismo, se abordará el tema de d) las identidades, el cual evocará las ideas de Parekh (2008) y Bauman (2005), ya que es necesario hacer un análisis de cómo éstas se desenvuelven en las vidas de los personajes de esta novela.

LA LENGUA

De acuerdo a Rama, los autores transculturadores como García Márquez registran la invención de una lengua literaria representativa y creativa (b 42) en este proceso, al perder el uso de lenguajes dialectales (a 212), en la que el léxico, la morfosintaxis y la semántica dan unidad lingüística al texto. Por lo tanto, esta lengua culta del español no se separa del todo de las expresiones idiomáticas y coloquiales de una región (diatópicas), pues en esta novela, García Márquez las alterna con su lenguaje periodístico (género informativo) para crear un ambiente imaginario (interno), como Anderson afirmaría (1993 53), pero tan real como el contexto existente en una región del Caribe (exterior):

Vinieron a afilar otra vez los cuchillos -me dijo- y volvieron a gritar para que los oyeran que iban a sacarle las tripas a Santiago Nasar, así que yo creí que estaban mamando gallo, sobre todo porque no me fijé en los cuchillos, y pensé que eran los mismos (García Márquez 26).

Como se puede apreciar en la cita anterior, el manejo del léxico informal prevalece en esta narrativa fantástica. García Márquez hace el empleo de este vocabulario con un doble propósito: como ya se mencionó, reflejar la estructura social de la historia de un pueblo y acercarse más a los personajes (Rama b 41), ya que él también fue testigo de los hechos que ocurrieron en la novela, sobre todo al estar relacionado directamente con Santiago Nasar (uno de sus mejores amigos) y Ángela Vicario (su prima): “Ya está de colgar en un alambre- me decía Santiago Nasar-: tu prima la boba” (García Márquez 38). Al mismo tiempo, el escritor muestra sus habilidades de redacción (uso de metáforas) y su lenguaje culto, distanciándolas un poco del carácter coloquial del pasaje anterior, para identificarse en la historia como el periodista que ahonda en el asesinato de su amigo:

La planta baja se inundaba con el mar de leva, y los volúmenes descosidos flotaban en las oficinas desiertas. Yo mismo exploré muchas veces con las aguas hasta los tobillos aquel estanque de causas perdidas, y solo una casualidad me permitió rescatar al cabo de cinco años de búsqueda unos 322 pliegos salteados de los más de 500 que debió de tener el sumario (41).

La posición familiar de García Márquez con respecto a los personajes de esta novela hace que su participación como narrador sea compartida con el resto de los testimonios de la comunidad pueblerina que presenció los hechos. De esta forma, el autor recrea y ficcionaliza las voces populares desde dentro (de esa comunidad), construyendo una lengua literaria que no lo separa del todo de su mundo, a lo que Ortiz llama neoculturación (en Rama a 211), pues las raíces culturales se funden con las aportaciones de la modernidad. El resultado de esta aseveración se puede identificar en la novela cuando se hacen construcciones lingüísticas con el “yo” por parte del autor:

Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del Obispo (García Márquez 6).

LA ESTRUCTURA LITERARIA

Siguiendo con la línea teórica de Ángel Rama, se afirma que el proceso de transculturación creó un sistema lleno de recursos estilísticos vanguardistas que proveyeron considerablemente una capacidad imaginativa y emocional para recrear la realidad (b 44). La estructura narrativa en Crónica de una muerte anunciada posee esas características. Una de ellas es la fragmentación del tiempo , la cual se realiza a través de una de las formas regionalistas de contar historias, como la de América Latina en la época colonial (Carpentier 2006 7): la crónica.

En esta obra, el tiempo es generalmente tratado por su autor como estático, debido a que los testimonios que ha reunido de los habitantes del pueblo giran alrededor del asesinato de Santiago Nasar. Así pues, se construyen hasta el mínimo detalle y desde diferentes perspectivas, técnica que ayuda a pensar en la comunidad imaginada (Anderson 56), los hechos que ocurrieron una noche antes y el día en que fue apuñalado por los hermanos Vicario. Sin embargo, también se ofrecen referencias del pasado para ayudar al lector a identificar a Santiago con algunos datos biográficos por medio de la distintiva técnica descriptiva de García Márquez, la cual se mezcla con la narración:

Había cumplido 21 años la última semana de enero, y era esbelto y pálido, y tenía los párpados árabes y los cabellos rizados de su padre. Era el hijo único de un matrimonio de conveniencia que no tuvo un solo instante de felicidad, pero él parecía feliz con su padre hasta que éste murió de repente, tres años antes, y siguió pareciéndolo con la madre solitaria hasta el lunes de su muerte (7).

De la misma manera, García Márquez no deja en ascuas a su lector sobre lo que pasó después del asesinato, por lo que menciona el destino que les esperó a los personajes involucrados, aunque nunca se resuelve la incógnita de quién fue el verdadero culpable de la deshonra de Ángela. Entre ellas se encuentran: la absolución de los gemelos Vicario y la reunión de Ángela con Bayardo, diecisiete años después de que la regresó a su casa por no ser virgen, sin olvidar la breve mención que hace García Márquez de su unión sentimental con Mercedes Barcha.

En cuanto a la técnica narrativa-descriptiva que García Márquez emplea en esta obra (la crónica), ésta se define por su formación periodística en la manera de reunir toda la información necesaria para recrear el crimen de principio a fin con trozos orales de una realidad:

Lo vio desde la misma hamaca y en la misma posición en que la encontré postrada por las últimas luces de la vejez, cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria (Ibíd.).

Estas fuentes orales son las que van a caracterizar la fuerza de la transculturación en la obra de García Márquez, pues en ella se recupera la narrativa popular (tradición oral) (Rama b 53) y se hibrida con la discontinuidad del orden lineal de los acontecimientos. Por consiguiente, en la novela se detecta esta técnica cuando el escritor inicia su obra revelando lo que sería el final en una novela de corte lineal. Con ello, cada capítulo ofrece información diferente que servirá al lector para reunir todas las piezas del rompecabezas por medio de la investigación que realizó el escritor colombiano con la aplicación de instrumentos como las entrevistas directas con los personajes, con su propio monólogo y con las notas marginales del sumario del juez.

LAS CREENCIAS

De acuerdo a Rama (b 48), las percepciones, los valores y las ideologías de una comunidad son los más difíciles de rendir cambios al proceso de transculturación, pues son las características que distinguen a una cultura. En la obra de García Márquez se ve a ésta como un rescate de lo regional, pero también como un medio para pensar en la nación (Anderson 112) y la latinidad (Mignolo 58), pues en su narración-descripción estos elementos se acentúan, dejando al lector que perciba los rasgos culturales del pueblo en esta novela.

A nivel de la historia, los elementos culturales son diversos, pero los que más predominan son los morales: el tabú de la sexualidad y el sistema de honor preestablecido, los cuales están adheridos el uno al otro. En la historia de la novela se tiene la creencia de que una mujer tiene que llegar virgen al matrimonio, cuando se casa debe seguir unos rituales que fortifican el discurso de la pureza, y en la consumación del primer acto sexual, demostrar que lo fue. Así pues, en el caso de Ángela Vicario, ella tuvo relaciones prenupciales con un hombre, que presuntamente identifica como Santiago Nasar, por lo que antes de su noche de bodas aprendió las artimañas de unas comadronas para engañar a su prometido Bayardo San Román y que no dañara el honor de su familia, sobre todo que no defraudara a la estólida de su madre:

«Lo único que creen es lo que vean en la sábana», le dijeron. De modo que le enseñaron artimañas de comadronas para fingir sus prendas perdidas, y para que pudiera exhibir en su primera mañana de recién casada, abierta al sol en el patio de su casa, la sábana de hilo con la mancha del honor (García Márquez 18).

Sin embargo, Ángela opta por rescatar su honra de último momento, y dejar que Bayardo viera la verdad por sí mismo:

«No hice nada de lo que me dijeron -me dijo-, porque mientras más lo pensaba más me daba cuenta de que todo aquello era una porquería que no se le podía hacer a nadie, y menos al pobre hombre que había tenido la mala suerte de casarse conmigo» (38).

A partir de esa decisión, de ser honesta consigo misma y de defender su decencia a toda costa (rompiendo con el sistema preestablecido), se origina una serie de desdichas ocasionadas en nombre del honor, de hacer justicia por mano propia por parte de los hermanos Vicario, que terminan con la vida de Santiago Nasar. Hecho que unos cuantos olvidaron, y otros no tanto, puesto que se llevarían hasta su tumba el remordimiento moral de lo que sucedió: Poncio Vicario, el padre, murió poco después. «Se lo llevó la pena moral», me dijo Ángela Vicario (35).

LAS IDENTIDADES

En Crónica de una muerte anunciada se distinguen las tres identidades que Parekh (2008 9) define: la individual, la social y la humana, aunque la segunda gobierna más sobre las otras, en esta novela, por las normas y expectativas, más morales que religiosas, enraizadas al pueblo donde suceden los hechos. Esto se da principalmente porque esta comunidad aún tradicionalista espera que sus individuos se comporten de un modo coherente a sus creencias, tanto que aventaja a los hombres de manera machista: “Clotilde Armenta pensaba que eso fue el colmo del machismo” (García Márquez 28) y a las mujeres las pone en segundo plano: “¡Ese día me di cuenta -me dijo- de lo solas que estamos las mujeres en el mundo!”(Ibíd.), destinadas a sufrir (16) y escudriñando con lupa cada acto de sus vidas.

En primera instancia se ve a la identidad del hombre, tanto en la dimensión de género como la social, como alguien que está en control de todo; es amo, alcalde, policía, juez, tendero, carnicero, dueños de casas, amante semental, conquistador. En cambio, la mujer se ve como sumisa y, si se siente sexualmente libre, rebelde; es ama de casa, una persona que aspira únicamente al matrimonio por conveniencia, costurera, cantinera, la mulata es sirvienta y prostituta. No obstante, todo lo que se sale de esos cánones es juzgado o rechazado, principalmente por las acciones de personajes como Ángela Vicario, que al ser regresada por su esposo, recibió una tunda de su madre autoritaria por haber deshonrado a la familia entera y posteriormente obvió su desdicha el día que salieron del pueblo para siempre:

Pura Vicario le envolvió la cara con un trapo a la hija devuelta para que nadie le viera los golpes, y la vistió de rojo encendido para que no se imaginaran que le iba guardando luto al amante secreto (35).

Por otra parte, es necesario mencionar el hecho en que los roles sociales y ocupacionales se niegan cuando la comunidad de la novela no hace nada por impedir el crimen, aún cuando algunos de los habitantes habían acudido a las autoridades gobernantes (el párroco y el alcalde) a pedir que se ejerciera justicia. Aquí es cuando la identidad humana (Parekh 27) se activa y desactiva a la vez, al no haber una respuesta positiva y solidaridad para ayudar a Santiago. Sin embargo, se tenía la esperanza en un solo hombre para impedir que los gemelos Vicario limpiaran el nombre de su hermana y cumplieran “…con el perfil masculino del proletariado”(Bauman 76):

Clotilde Armenta apareció detrás de Pablo Vicario, y le gritó a Cristo Bedoya que se diera prisa, porque en este pueblo de maricas sólo un hombre como él podía impedir la tragedia (García Márquez 45).

En una última instancia, la novela da cuenta en algunos momentos que la identidad es algo revocable (Bauman 32), no permanente, e inclusive se pierde cuando uno muere:

La mitad del cráneo había sido destrozado con la trepanación, y el rostro de galán (de Santiago) que la muerte había preservado acabó de perder su identidad (García Márquez 33).

Otro ejemplo peculiar se da cuando Santiago Nasar trastoca las identidades de sus amantes mulatas cuando las viste de manera diferente a lo que son. De esta manera, el lector se puede dar cuenta de la anulación de identidad que estas mujeres sufrían (Bauman 90):

Saqueaba los roperos de unas para disfrazar a las otras, de modo que todas terminaban por sentirse distintas de sí mismas e iguales a las que no eran (García Márquez 29).

CONCLUSIÓN

En este trabajo se habló sobre las estructuras en las que opera el proceso de transculturación en la narrativa de Gabriel García Márquez en Crónica de una muerte anunciada. Por lo tanto, en este proceso, se vio que el impacto transculturador genera una protección y reexaminación de las fuentes de una cultura para unirlas con las nuevas aportaciones (Rama a 208). A partir de ello, se crea una intertextualidad literaria (227) híbrida, que en esta novela se caracteriza por: 1) mezclar lo regional y coloquial con el lenguaje literario; 2) ficcionalizar la tradición oral; 3) utilizar la crónica periodística como recurso narrativo para contar los hechos de un asesinato a través de la ruptura cronológica (de lo lineal) y mediante las voces populares; 4) “transmitir elementos del pasado que habían contribuido al proceso de singularización cultural, como manera de preservar la conformación adquirida” (205) tales como las creencias en torno a la sexualidad y al honor, elementos que definen el perfil diferencial de una comunidad imaginada y a la vez real en una región del Caribe colombiano.

En cuanto a la identidad, se ha visto que ésta se menciona en la novela como expresión de instituciones como la familia (Bauman 56), interviniendo en el tabú del sexo prematrimonial. Por lo tanto, en la trama los hermanos Vicario se vengan de Santiago Nasar al quitarle la vida a cuchillazos y así vengando la deshonra de su hermana Ángela. No obstante, nadie en el pueblo pareció apiadarse de Santiago, de ser humano con él, pues todos sabían de su destino fatal y no hicieron nada para detenerlo porque creían que “los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales sólo tienen acceso los dueños del drama” (García Márquez 41). Además, el autor deja entre ver que se debió también a los resentimientos que tenían hacia Santiago por ser de origen árabe y pertenecer a una familia bien acomodada:

1) Nadie conocía muy bien a Bayardo San Román, pero Santiago Nasar lo conocía bastante para saber que debajo de sus ínfulas mundanas estaba tan subordinado como cualquier otro a sus prejuicios de origen (42) .
2) Polo Carrillo, el dueño de la planta eléctrica, pensaba que su serenidad (de Santiago) no era inocencia sino cinismo. «Creía que su plata lo hacía intocable», me dijo (Ibíd.).

Referencias

Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. 1993.

Bauman, Zygmunt. Identidad. Buenos Aires: Losada. 2005.

Canclini, Néstor. Hybrid Cultures. Strategies for Entering and Leaving Modernity. Minneapolis: University of Minnesota Press. 1995.

Carpentier, Alejo. El reino de este mundo, ed. Rafael Celda. Madrid: Alianza Editorial. 2006.

“Crónica de una muerte anunciada.” Biblioteca Landiviriana. Gabriel García Márquez. 1981. Web. 03 octubre 2014.

Mignolo, Walter D. La idea de América Latina . La herida colonial y la opción decolonial. Barcelona: Gedisa. 2007.

Parekh, Bhikhu. A New Politics of Identity: Political Principles for an Independent World. Hampshire: Palgrave MacMillan. 2008.

Rama, Ángel. La novela en América Latina. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura. 1982.

---. Transculturación narrativa en América Latina. México, D.F.: siglo xxi editores. 2004.

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Details

Title
Crónica de una muerte anunciada. Transculturación narrativa e identidades
Course
Hispanic Literature
Grade
A
Author
Year
2014
Pages
9
Catalog Number
V287624
ISBN (eBook)
9783656879411
ISBN (Book)
9783656879428
File size
459 KB
Language
Spanish; Castilian
Keywords
crónica
Quote paper
José Eduardo Villalobos Graillet (Author), 2014, Crónica de una muerte anunciada. Transculturación narrativa e identidades, Munich, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/287624

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