Estilos educativos parentales y nivel de adaptación en menores


Fachbuch, 2019

39 Seiten, Note: ninguna


Leseprobe


Tabla de materias

Capitulo 1: Estilos Educativos Parentales
1.1 Introducción
1.2 Dimensiones determinantes del estilo educativo
1.2.1 Apoyo
1.2.2 Control
1.2.3 Grado de madurez
1.2.4 Ambiente comunicativo
1.2.5 Poder
1.3 Diferentes estilos educativos parentales
1.3.1 Estilo Educativo Democrático
1.3.2 Estilo Educativo Autoritario
1.3.3 Estilo Educativo Permisivo
1.3.4 Estilo Educativo Sobreprotector
1.4 Familias con menores en situación de riesgo social

Capitulo 2: Proceso De Adaptación En Menores En Situacíon De Riesgo Social
2.1 Introducción
2.2 La familia como pilar básico
2.2.1 Funciones de la familia
2.2.2 Tipos de familias
2.3 Agentes y procesos de socialización
2.4 Socialización e inadaptación
2.4.1 Tipos de inadaptación (Hernández, 1990)
2.4.2 Fases en el proceso de inadaptación social (Valverde, 1988)
2.4.3 Teorías de la inadaptación social (Guasch y Ponce, 2002)
2.5 Influencia del estilo educativo en el nivel de adaptación en menores

Bibliografía Consultada

Introducción

La Constitución Española (1978), a través del art. 39.1, (recoge la fórmula de la Carta Social Europea de 1961), establece la obligación de los poderes públicos de garantizar la protección social, económica y jurídica de la familia. La Política Familiar o Protección a la Familia protege y promueve por distintas vías a la familia: políticas educativas, política sanitaria, ley de familias numerosas, ley de conciliación de la vida familiar y laboral, la mejora de la protección familiar de la Seguridad Social, etc.

El Plan Integral de Apoyo a la Familia (2001-2004) ha dado lugar a la adopción de numerosas e importantes medidas en su desarrollo para el cumplimiento de sus objetivos básicos, entre los cuales contempla: incrementar la calidad de vida de las familias, así como prestarles apoyo en situación de riesgo social y otras situaciones especiales.

El Plan Integral de Atención a la Infancia de Andalucía (2003-2007) concreta un conjunto de actuaciones que tiene como fin común el efectivo ejercicio de los derechos de los menores, especialmente de aquellos que por sus circunstancias personales y sociales presentan mayores dificultades.

La Ley 2/88 de 4 de Abril de Servicios Sociales de Andalucía en su art. 6, sobre Áreas de actuación de los Servicios Sociales, concreta la atención y promoción del bienestar de la familia y de las unidades de convivencia alternativa.

Las Corporaciones Locales de Andalucía son competentes para el desarrollo de actuaciones: de prevención, información y reinserción social en materia de menores, de detección de menores en situación de desprotección y la intervención en los casos que requieran actuaciones en el propio medio (Ley 1/1998, art. 18, nº 1).

La Ley 1/1998, de 20 de abril, de los Derechos y la Atención al menor tiene por objeto establecer el marco jurídico de actuación en materia de promoción y protección de los derechos de los menores en Andalucía. En este marco legislativo se insertan los Programas de Intervención dirigidos a familias valoradas como desfavorecidas y en las cuales los menores se encuentran en situaciones de riesgo social.

Se establecen mecanismos de cooperación entre la Junta de Andalucía y las Corporaciones Locales para el adecuado ejercicio de sus competencias en esta materia mediante la aprobación de órdenes, como: Orden 13/7/2000 Programa de Intervención con Familias Desfavorecidas y en Situación de Riesgo Social, Orden 10/5/2002 Programa de Tratamiento a Familias con Menores en situación de riesgo que también aborda casos de Reunificación Familiar de menores con medidas de protección.

El Programa de Intervención con Familias en Situación de Riesgo Social tiene por objeto abogar por los derechos y el bienestar del menor tanto en su núcleo familiar como en su entorno social (comunidad e instituciones próximas a éste), intentando evitar todas aquellas situaciones de riesgo de maltrato de menores, y posibilitando con ello, que los menores permanezcan en su núcleo de convivencia que es el medio idóneo para su desarrollo.

Es función de todos los profesionales, servicios, instituciones, redes sociales informales y todas aquellas personas que de una forma más o menos directa tienen la necesidad de salvaguardar y proteger al menor. Ha de resaltarse la importancia de que la detección se realice de la forma más precoz posible, a fin de minimizar las secuelas que a nivel físico y psicológico pueda ocasionar el maltrato en el menor. Para detectar este tipo de situaciones se precisan conocimientos suficientes de los factores de riesgo que pueden predisponer y precipitar la aparición de malos tratos (vulnerabilidad) y de protección (competencia familiar), y de los indicadores de las consecuencias de los malos tratos.

Teniendo como base la legislación vigente y atendiendo a la necesidad manifiesta de las familias en situación de desventaja social, se plantea el presente estudio. El principal objetivo es profundizar en el estudio de la relación entre el estilo educativo parental y el nivel de adaptación de los menores, con la finalidad de plantear iniciativas de mejora a los programas de intervención psicosocial existentes.

En el estudio se analizan los diferentes estilos educativos presentes en las familias incluidas en el programa de intervención y se comparan con los estilos educativos percibidos por los menores, con la finalidad de ver concordancias. Además, se describe el nivel de adaptación (personal, escolar, familiar y social) que presentan los menores y se analiza la posible relación existente tanto con el estilo educativo parental percibido por éstos, como con el ejercido por los padres, y descripción de la existencia de discrepancias educativas de los progenitores.

Capitulo 1: Estilos Educativos Parentales

1.1 Introducción

Los estilos educativos representan la forma de actuar de los adultos respecto a los niños/as ante situaciones cotidianas, la toma de decisiones o la resolución de conflictos; por lo que se ponen en juego unas expectativas y modelos (Baumind, 1991). Se pretende regular las conductas y marcar unos parámetros que serán el referente tanto para comportamientos como para actitudes. De la interrelación de las variables que se producen en las prácticas educativas parentales surgen los diferentes estilos educativos, dichas variables se combinan para dar lugar a diferentes estrategias educativas.

En el estudio de los estilos educativos (Torio, 2008), se identifican en las relaciones parento-filiales dos variables, consideradas como fundamentales en la socialización de los hijos/as. Dichas variables han sido denominadas como dominio-sumisión y control-rechazo, o como intentos de control y apoyo parental respectivamente.

Resulta evidente pensar que todos los padres desean lo mejor para sus hijos, pero lo importante realmente es conocer el modo en que aparecen las distintas estrategias educativas, y qué factores influyen para la aparición de una u otra; factores como la edad o la madurez psicológica del niño en cada momento educativo.

1.2 Dimensiones determinantes del estilo educativo

Son diversas las conductas que se pueden observar al analizar el estilo educativo en progenitores, pero cabe destacar aquellas que tienen un mayor peso a la hora de conformar un determinado patrón educativo (Rodríguez, 2007), son: el apoyo, el control, el grado de madurez, el ambiente comunicativo y el poder. Estas dimensiones y su combinación dan lugar a unos estilos educativos que influirán en el desarrollo de los niños/as.

1.2.1 Apoyo

El apoyo se define como la conducta expresada por un progenitor hacia un hijo/a, que hace que éste se sienta confortable en presencia del mismo y se sienta aceptado como persona. Esta variable se ha denominado de diversas formas: aceptación, educación o amor y conductas parentales como alabanzas, elogios, aprobación, ayuda, cooperación, ternura y afecto físico.

1.2.2 Control

El intento de control se define como la conducta de un padre/madre hacia un hijo/a con el objeto de dirigir la acción de éste de una manera deseable para los padres. Este concepto coincide con la disciplina familiar y se une a términos como dominancia, restricción o coerción. Es una dimensión muy importante en el desarrollo de la persona, puesto que a través del control y la guía que ejercen los otros, podemos aprender a regular y controlar nuestra conducta de manera autónoma.

1.2.3 Grado de madurez

El grado de madurez se relaciona con los retos y exigencias que los progenitores imponen a sus hijos/as. Es una dimensión relativa y determinada por los progenitores en comparación con el mundo que les rodea.

1.2.4 Ambiente comunicativo

La capacidad para establecer un ambiente comunicativo es otra de las dimensiones en que las prácticas educativas se distinguen. Hace referencia a la posibilidad de crear una dinámica en la que es posible explicar de manera razonada las normas y las decisiones que se toman teniendo en cuenta la visión de los demás. Permite compartir responsabilidades, problemas, conflictos, dudas, satisfacciones, etc.

1.2.5 Poder

El poder, que se define como el potencial que un individuo tiene para obligar a otra persona a actuar del modo que dicho individuo desea. Puede ser utilizado para explicar las conductas socialmente competentes e incompetentes de los niños.

1.3 Diferentes estilos educativos parentales

Las actitudes y valores personales se desarrollan a partir de los modelos que se observan en la interacción familiar (Maccoby y Martin, 1983). Se aprende a juzgar a los demás y a analizar las situaciones, asimilando los comportamientos y normas que hay en el grupo familiar. Así pues, las relaciones familiares juegan un papel muy importante en el desarrollo de las pautas de crianza y educación; pero no sólo dependen de la familia, sino también del marco sociocultural en el que se desenvuelve.

La mayoría de las tareas o funciones familiares podrían ser llevadas a cabo por cualquiera de los miembros del grupo; pero, debido a influencias culturales, se espera que alguna de ellas la cumpla un miembro de la familia en particular. Así han surgido los roles tradicionales de esposo, esposa, padre, madre, hijo, hermano…, además, algunas tareas se han asignado históricamente al sexo conformándose los roles masculino y femenino. El perfil de estos roles se ha transformado a lo largo del tiempo al igual que otros roles se modifican en función de la cultura, el status socioeconómico y la trayectoria de la familia de origen.

Hoy en día los roles tienden a ser flexibles, de este modo el niño/a recibe una estimulación más rica y variada y se favorece el desarrollo de la independencia y la exploración. La flexibilidad de roles supone consecuencias positivas y tiende a favorecer una interacción adecuada en las relaciones paterno-filiales y de pareja. No obstante, aunque conviene que los roles sean flexibles, no son siempre intercambiables entre cualquiera de los miembros. En este sentido, por ejemplo, el subsistema parental formado por adultos, es responsable de los hijos/as hasta que sean adultos independientes y no conviene delegar todas sus funciones en otros miembros como en hijos/as mayores o instituciones sociales.

Los límites (Maccoby, 1992) que caracterizan las relaciones, pueden ser:

- Claros: Si cada subsistema (parental, filial) tiene sus derechos y deberes y la diferenciación de roles entre padres-madres e hijos/as es clara.
- Rígidos: Cuando el padre y la madre sólo tienen derechos y los hijos/as sólo deberes o viceversa. Los hijos/as no pueden opinar sobre las decisiones de los padres y, generalmente, tampoco pueden tomar decisiones propias. La diferenciación de roles es inflexible.
- Difusos: No están claros los derechos y deberes de cada uno y la distribución de roles es muy confusa. No reciben orientaciones por parte de los padres.

Es preferible que los límites en las relaciones sean claros, aunque también deben ser flexibles para poder cambiarlos a medida que los niños/as vayan creciendo y madurando. Deberían ser los padres quienes establezcan las normas y pautas de conducta y toma de decisiones tras acuerdo o consenso entre los mismos, pero puede que influyan otros miembros de la familia como maestros/as, sacerdotes, amigos/as, la opinión pública, etc.

Las normas pueden aplicarse de diferentes formas. Podemos hacer referencia a tres modelos de autoridad (Maccoby y Martin 1983):

a) Modelo autoritario:

- Se valora excesivamente la obediencia.
- Se castiga severamente la transgresión.
- Las normas son estrictas.
- Las normas no tienen en cuenta las necesidades de los miembros de la familia.

b) Modelo autoritativo:

- Se exige el cumplimiento de unas normas.
- Se razonan las normas.
- Se adaptan las normas a los miembros de la familia (normas flexibles).

c) Modelo permisivo:

- Ausencia de control.
- Actitud excesivamente tolerante, se cede ante las exigencias de los hijos.

Entendemos por estilos educativos (Magaz y García, 1998) al conjunto de ideas, creencias, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen respecto a la educación de sus hijos/as. Cada persona guía su actuación, por lo que constituye su filosofía de vida o filosofía sobre la educación. Las personas inmersas en un medio social reciben influencias de ese medio desde la infancia, tanto a través de modelos directos (padres, profesores, etc.) como indirectos (televisión, prensa, literatura, etc.). Este proceso de modelado facilita la adquisición de diversas ideas, creencias y valores que conforman el modo de ver el mundo; las propias experiencias modulan los hábitos de comportamiento.

Los estilos cognitivos y los estilos de comportamiento determinan el estilo de vida de cada individuo que aplicado a la educación, es lo que llamamos estilos educativos. Los estilos educativos pueden recibir diversas denominaciones y clasificarse en diferentes categorías, de acuerdo con diferentes criterios. Las escuelas psicológicas han proporcionado clasificaciones diferentes y denominaciones concretas para estas clases de estilos educativos. Más adelante se sistematizan cuatro estilos claramente diferenciados por sus características, fundamentos y consecuencias; tenemos que tener en cuenta que no siempre aparecerán en la realidad tal y como los describimos.

La utilización que hagamos de las circunstancias del entorno familiar (tiempo, autoridad, etc.) dará lugar a diferentes estilos educativos. Para definir los diferentes estilos educativos nos fijaremos en factores como: afecto, autoridad, distribución de roles, actitud ansiosa, dedicación, etc., y según sobresalgan unos u otros se formará un estilo u otro.

Un amplio conjunto de investigaciones al respecto ha ido mostrando la existencia de una serie de características en las que los padres y las madres difieren unos de otros en sus prácticas educativas conjuntas. En estas mismas investigaciones se han intentado explicar, en función de tales patrones de actuación, las diferencias interindividuales de los niños y las niñas en sus características de personalidad y socialización. A continuación, se concretan las principales tipologías educativas familiares y los rasgos conductuales comunes en padres/madres y las consecuencias educativas que tienen para los hijos/as los diferentes estilos educativos:

1.3.1 Estilo Educativo Democrático

Los padres y madres piensan que el niño/a necesita aprender a comportarse adecuadamente (adquiriendo hábitos y destrezas), tiene unos gustos y necesidades que no siempre coinciden con los del grupo social de pertenencia y aprenderán progresivamente pasando por fases de imperfección. Suelen manifestarse tranquilos al comprobar los progresos de sus hijos/as y satisfechos con el cumplimiento de instrucciones (Baumrind, 1966).

Esta percepción parental se fundamenta en:

a. Comprensión. Todo niño/a nace con necesidades educativas y le cuesta esfuerzo hacer lo que se le pide, porque es nuevo e inhabitual.
b. Tolerancia. Cada nuevo aprendizaje lleva un tiempo y hay que saber entender los pasos intermedios hasta lograrlo.
c. Responsabilidad equilibrada. Los individuos no aprenden solo comportamientos, sino cuándo y cómo realizarlos, todo ello regido por principios como: funcionalidad, libertad-responsabilidad, economía y optimismo.

Como consecuencia se obtienen unos rasgos de conductas paternas y maternas características y diferenciables, como:

- Afecto manifiesto.
- Sensibilidad ante las necesidades del niño/a, responsabilidad.
- Explicaciones.
- Promoción de la conducta deseable.
- Disciplina inductiva o técnicas punitivas razonadas (privaciones, reprimendas).
- Promueven el intercambio y la comunicación abierta.
- Hogar con calor afectivo y clima democrático.

Las consecuencias educativas sobre los hijos derivadas de esta conducta son:

- Competencia social.
- Autocontrol.
- Motivación.
- Iniciativa.
- Moral autónoma.
- Alta autoestima.
- Alegres y espontáneos.
- Autoconcepto realista.
- Responsabilidad y fidelidad a compromisos personales.
- Prosociabilidad dentro y fuera de la casa (altruismo, solidaridad).
- Alta motivación de logro.
- Disminución en frecuencia e intensidad de conflictos padres-hijos.

1.3.2 Estilo Educativo Autoritario

En este estilo educativo los pensamientos parentales van encaminados a imponer la voluntad propia, entendiendo que los menores deben aprender a comportase de manera adecuada y tienen la obligación de obedecer y hacer lo que se les dice cuándo y cómo se les dice. Experimentan sentimientos de furia e insatisfacción cuando el menor no actúa de acuerdo con sus instrucciones o no las cumplen correctamente. La forma de ejecutar este estilo lleva a los padres y madres a fijar la atención en el comportamiento inadecuado (errores y equivocaciones) y utilización previa de amenazas y castigos que son interpuestos de manera aleatoria. Es clave la ignorancia que se realiza del comportamiento normal, elogiando solo lo excepcional y erróneo (Baumrind, 1968).

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Details

Titel
Estilos educativos parentales y nivel de adaptación en menores
Note
ninguna
Autoren
Jahr
2019
Seiten
39
Katalognummer
V506889
ISBN (eBook)
9783346071545
ISBN (Buch)
9783346071552
Sprache
Spanisch
Schlagworte
estilos
Arbeit zitieren
Dr. Juan Carlos Rodriguez Rodriguez (Autor:in)Dra. Josefina Rodríguez Góngora (Autor:in), 2019, Estilos educativos parentales y nivel de adaptación en menores, München, GRIN Verlag, https://www.grin.com/document/506889

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